Tribunas

La revolución segoviana de don César

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

Siempre pensé que monseñor César Franco es un artista, un genio de sensibilidades múltiples –como las inteligencias múltiples ahora de moda-. Doy fe de su habilidad pictórica, porque he tenido la oportunidad, recientemente, de contemplar su último cuadro en el salón de una vivienda familiar. Una delicia.

Y en no pocas ocasiones he rezado con sus poemas, en particular, los dedicados a los misterios de la vida del Señor Jesús.

            No sabía mucho de don César, como le llamábamos en su época de auxiliar madrileño, cuando, sin quererlo, ha pasado a ser protagonista de la actualidad eclesial. Incluso de la política.

            Pues ahora monseñor César Franco, obispo de Segovia y Presidente de la Comisión Episcopal de enseñanza y catequesis, se ha puesto de moda.

Por dos motivos, el primero, la revolución eclesial segoviana, que tiene tintes de reforma franciscana y que responde a esa práctica de hacer de la necesidad virtud con inteligencia. No tiene desperdicio el decreto de reforma de la diócesis por su sentido eclesial y por su carga teológica.

            Y en esas estábamos cuando el gobierno de las buenas palabras, el de Sánchez, se lanza a la piscina con una modificación legislativa que afecta a la enseñanza de la religión y a la educación concertada.

Y ha sido monseñor César Franco, en primera instancia, quien ha salido a lidiar con esta obsesión socialista con la religión en la escuela y con los colegios concertados, el buque insignia educativo de la Iglesia.

Después ha venido el Ejecutivo de la Conferencia con una nota que recordaba las verdades del barquero y añadía argumentos de razón histórica.

            Ya se ve que mientras el presidente Sánchez pone buena cara a la Iglesia, las decisiones políticas van por otro derrotero. Y ahí está monseñor César Franco para salir a la palestra y aclarar cuál es la naturaleza de la enseñanza de la religión católica en la escuela, qué relación tiene con el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y cómo articular el derecho a la elección de centro. Y lo hace con claridad de ideas y expresión matizada y pulida.

            Un buen servicio a la comunidad el del obispo de Segovia.

 

José Francisco Serrano Oceja