Editorial

 

El aborto y el Tribunal Constitucional. Un escándalo olvidado

 

 

02/07/2018 | por ForumLibertas


 

 

Hay hechos que muestran la debilidad católica española, pero ninguno como el del aborto, que además pone en evidencia el mal funcionamiento del Tribunal Constitucional, precisamente el garante último del Estado de derecho en España.

Los hechos son estos: desde el 2010 está pendiente la sentencia sobre el recurso contra la ley del aborto de la época Zapatero, interpuesta por el Partido Popular. Han trascurrido ¡ocho años! y nadie ha levantado la voz por el retraso impresentable en dictar la sentencia. Ni el propio PP, ni la Iglesia, ni las organizaciones católicas, ni las provida han dicho nada. Por falta de atención, por mirar hacia otra parte, por su propia fragilidad que les hace vivir al día, nadie ha planteado nada, nadie se ha interesado por llamar la atención sobre este injustificable retraso. Todo esto solo revela un comportamiento autista y exige un profundo espíritu de enmienda. A veces da la impresión de que el pueblo católico español y sus instituciones hubieran tirado la toalla de su incidencia en la vida pública, olvidando que, si bien el juicio de Dios es personal, la salvación es un hecho colectivo, relacional, incluso para aquellos que desde su retiro del mundo rezan, no para ellos, sino para nosotros, ese término colectivo que es el característico de la oración que nos enseñó Jesús.

Además, el tema del recurso es central para el significado de la vida humana, y esto va más allá del ámbito cristiano. En efecto, la primera ley sobre el aborto reconocía al embrión y al feto una condición concreta, una dimensión humana que debía ser protegida. El aborto no era un derecho indiscriminado, sino el resultado de un equilibrio de derechos entre el nasciturus y la protección de la mujer en determinados supuestos. Después, esta ley se aplicó de forma fraudulenta, años y años, sin que prosperasen las denuncias que ocasionalmente se producían, hasta que la querella de e-Cristians hizo estallar el caso Morin, cuyas consecuencias llenaron de temor al negocio del aborto, y precipitó al gobierno Zapatero a presentar una nueva ley donde el no nacido no existía. Lo que la madre aborta no tiene nombre, no es un ser humano, es un “algo” que no merece ninguna atención. No hace falta ser provida para darse cuenta de que esto es una brutalidad irracional

Cuando la Corte Suprema de Estados Unidos acordó que el aborto no era delito lo hizo sin entrar, y así lo dijo, en el fondo de la cuestión. Lo razonó como una cuestión que pertenece a la intimidad de la mujer, y por esa vía evitó el debate sobre el no nacido. Pero España no puede utilizar esta vía porque existe un precedente constitucional que sí que toma en consideración al nasciturus, y el TC ha de partir de esta condición previa.

La sentencia se ha de producir y además ha de ser pronto. Lo que no sea así es un engaño y un descrédito para el TC y nuestro Estado de derecho.