Servicio diario - 19 de junio de 2018


 

Sínodo 2018: "Acompañar a cada joven hacia la alegría del amor"
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "Amen a sus enemigos y recen por sus persecutores"
Rosa Die Alcolea

Francisco: "Los hijos que se reciben tal y como vienen son el mejor regalo"
Rosa Die Alcolea

Guatemala: Primera ayuda de urgencia del Papa para las víctimas del volcán
Anita Bourdin

Antonio Rivero: "¡Cuántas tempestades tenemos que atravesar en la vida!"
Antonio Rivero

Beata Margarita Ebner, 20 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

19/06/2018-15:14
Rosa Die Alcolea

Sínodo 2018: "Acompañar a cada joven hacia la alegría del amor"

(ZENIT – 19 junio 2018).- El objetivo principal del Sínodo es “hacer que toda la Iglesia tome conciencia de su importante y nada facultativa tarea de acompañar a cada joven, ninguno excluido, hacia la alegría del amor” ha expuesto el Cardenal Baldisseri.

En segundo lugar, tomando esta misión en serio, “la Iglesia misma podrá readquirir un renovado dinamismo juvenil”, ha continuado, y en tercer lugar, también es importante para la Iglesia “aprovechar esta oportunidad de discernimiento vocacional, con el fin de descubrir cómo puede responder mejor hoy a su llamada a ser alma, luz, sal y levadura de nuestro mundo”.

Esta mañana, a las 11 horas, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de presentación del Instrumentum laboris de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos cuyo tema es: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” (3-28 octubre 2018).

Han intervenido el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos; Mons. Fabio Fabene, Subsecretario; P. Giacomo Costa, S.I., Secretario Especial de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos y Don Rossano Sala, S.D.B., Secretario Especial de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

El documento, fechado el 8 de mayo de 2018, se compone de tres partes que en conjunto contienen 13 capítulos, introducción y conclusión. El texto del documento en español se publicará en Zenit en los próximos días.

 

Camino sinodal

El “camino sinodal” comenzó inmediatamente para la redacción del “documento preparatorio”, publicado el 13 de enero de 2017, junto con la “Carta a los jóvenes” del Papa Francisco.

Este documento contenía un “Cuestionario” destinado principalmente a conferencias episcopales, sínodos de Iglesias Católicas orientales y otras organizaciones de la Iglesia: 15 preguntas dirigidas a todos, tres preguntas específicas para cada continente y un llamado a compartir “buenas prácticas” experimentadas.

El Cardenal Baldisseri ha mencionado también el “Seminario internacional sobre la situación de los jóvenes”, que tuvo lugar del 11 al 15 de septiembre de 2017, con la participación de expertos y jóvenes, para tener en cuenta la situación de los jóvenes de hoy”.

También se celebraron diferentes iniciativas para “involucrar a los jóvenes”, comenzando con un “Cuestionario en línea” en diferentes idiomas y también traducido por las Conferencias Episcopales: alrededor de 100.000 jóvenes enviaron sus respuestas.

También se realizó la “Reunión pre-sinodal” de jóvenes, en Roma, del 19 al 24 de marzo de 2018, donde 300 jóvenes de los cinco continentes estuvieron físicamente presentes, mientras que otros 15.000 jóvenes participaron en la reunión gracias a las redes sociales. Al término de la reunión, el Domingo de Ramos, día en que se celebró la Jornada Mundial de la Juventud a nivel diocesano, los jóvenes entregaron al Papa el documento final que prepararon.

Esta iniciativa –ha señalado el Cardenal Baldisseri– demuestra “la expresión del deseo de la Iglesia de escuchar a todos los jóvenes sin exclusión”.

 

Ejercicio de discernimiento

Como consecuencia de los propósitos para el Sínodo, el Instrumentum laboris–ha descrito Baldisseri– está redactado según el “método del discernimiento”. Es decir, el mismo Sínodo “es un ejercicio de discernimiento”, cuyo proceso se realiza dando los mismos pasos que ayudan a todos los jóvenes a arrojar luz sobre su vocación.

El Papa Francisco, en Evangelii Gaudium 51, presenta el proceso de discernimiento con tres verbos: reconocer, interpretar, elegir. Por esta razón, el texto se divide en tres partes, cada una refiriéndose a uno de los tres verbos.

 

Reconocer

El primer paso del discernimiento está marcado por el verbo reconocer. Inmediatamente viene a la mente el relato de Emaús, donde se dice que “se les abrieron los ojos y lo reconocieron” (Lc 24,31). Por lo tanto, es evidente que “reconocer” no es un ver genérico o un simple escuchar, sino que dice mucho más: se trata de dejarse habitar por la gracia para tener la mirada del discípulo, una comprensión de la realidad que es capaz de ver con el corazón, la inteligencia que surge de las entrañas de misericordia que moran en cada uno de nosotros. “Reconocer” significa participar de la mirada de Dios sobre la realidad, observando la forma en que Dios nos habla a través de ella.

 

Interpretar

El segundo pasaje se centra en el verbo interpretar. La realidad es más importante que la idea, pero las ideas se vuelven necesarias cuando se reconocen las llamadas que provienen de la realidad. Se necesita un marco de referencia para interpretar la realidad; de lo contrario, se es presa de la superficialidad. Es necesario profundizar, hacia un nivel bíblico y antropológico, teológico y eclesiológico, pedagógico y espiritual. Las buenas ideas iluminan, aclaran, desatan nudos, ayudan a desenredar la madeja, a vencer la confusión y resolver la fragmentación, acompañando hacia una visión integral y sinfónica.

 

Elegir (discernir)

El tercer momento se concentra en la necesidad de elegir. Después de reconocer e interpretar, la fase más delicada e importante es tomar decisiones valientes y previsoras a la luz del camino recorrido. El discernimiento corre demasiadas veces el peligro de encallarse en el análisis interminable de muchas interpretaciones diferentes, que no llegan a buen término, es decir, a las decisiones concretas, proféticas y prácticas. Por eso es importante completar el camino a través de opciones compartidas que nos ayudan en nuestro recorrido de conversión pastoral y misionera.

Con Deborah Castellano Lubov

***

 

Leer el ‘Instrumentum laboris’ en original, italiano (El documento se publicará próximamente en español)

Esta es nuestra traducción de los principales títulos del documento.

Introducción

1. Reconocer: la Iglesia escucha la realidad

Cap.1 Ser joven hoy

Cap.2 Experiencias y lenguajes

Cap.3 En la cultura del descarte

Cap.4 Desafíos antropológicos y culturales

Cap.5 Escuchando a los jóvenes

II.Interpretar: Fe y discernimiento vocacional

Cap.1 La bendición de la juventud

Cap.2 La llamada a la luz de la fe

Cap.3 La dinámica del discernimiento vocacional

Cap. 4 El arte de acompañar

III. Elegir (discernir): Caminos de conversión pastoral y misionera

Cap.1 Una perspectiva integral

Cap.2 Inmerso en el tejido de la vida cotidiana

Cap.3 Una comunidad evangelizada y evangelizadora

Cap. 4 Animación y organización de la pastoral

Conclusión

 

 

 

19/06/2018-16:17
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "Amen a sus enemigos y recen por sus persecutores"

(ZENIT — 19 junio 2018).- En su homilía, Francisco afirmó que comprendemos que "debemos perdonar a los enemigos", "lo decimos todos los días en el Padrenuestro; pedimos perdón como nosotros perdonamos: es una condición..., si bien no fácil".

El perdón, la oración, el amor por quien nos "quiere destruir", por nuestro enemigo: Sólo la Palabra de Jesús puede tanto, destacó el Pontífice en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el tercer martes de junio.

De este modo también "rezar por los demás", por "aquellos que nos causan dificultades", "que nos ponen a prueba: también esto es difícil, pero lo hacemos. O, al menos, tantas veces hemos logrado hacerlo", ha señalado el Papa.

Al reflexionar sobre el capítulo V, versículo 43, del Evangelio de Mateo propuesto por la liturgia del día, el Santo Padre admitió la dificultad humana de seguir el modelo de nuestro Padre celestial que tiene un amor "universal". De ahí que haya destacado el desafío del cristiano de pedir al Señor la "gracia" de saber "bendecir a nuestros enemigos" y comprometernos a amarlos.

 

Rezar por los enemigos

"Pero rezar por aquellos que quieren destruirme, por los enemigos, para que Dios los bendiga: es algo verdaderamente difícil de entender —ha reconocido Francisco—. Pensemos en el siglo pasado, en los pobres cristianos rusos que por el sólo hecho de ser cristianos eran enviados a Siberia a morir de frío: ¿Y ellos debían rezar por el gobernante verdugo que los mandaba allá? Pero, ¿cómo? Y tantos lo han hecho: han rezado. Pensemos en Auschwitz y en otros campos de concentración: ellos debían rezar por este dictador que quería la raza pura y mataba sin escrúpulos, ¡y rezar para que Dios lo bendijera! Y tantos lo han hecho".

El Papa ha planteado la "lógica difícil" de Jesús que, en el Evangelio, está contenida en la oración y en la justificación de aquellos que "lo mataban" en la Cruz: "Perdónalos, Padre, no saben lo que hacen". Jesús pide perdón por ellos, como también lo hace en el momento del martirio, Santo Esteban:

"Pero cuánta distancia, una infinita distancia entre nosotros que tantas veces no perdonamos pequeñas cositas, y esto que nos pide el Señor y de lo que nos ha dado ejemplo: perdonar a los que tratan de destruirnos. En las familias es tan difícil, a veces, para los esposos, perdonarse después de alguna disputa, o perdonar a la suegra: no es fácil. Para el hijo, pedir perdón al papá, es difícil. Pero perdonar a aquellos que te están matando, que quieren destruirte...

No sólo perdonar: rezar por ellos, ¡para que Dios los custodie! Es más, amarlos. Sólo la palabra de Jesús puede explicar esto. Yo no logro ir más allá".

Por último, el Papa ha propuesto que "nos hará bien, hoy, pensar en un enemigo — creo que todos nosotros tengamos alguno — en uno que nos ha hecho el mal o que nos quiere hacer el mal o que trata de hacer el mal: en éste. La oración mafiosa es: "Me la pagarás". La oración cristiana es: "Señor, dale tu bendición y enséñame a amarlo". Pensemos en uno: todos nosotros tenemos uno. Pensemos en él. Recemos por él. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de amarlo".

 

 

19/06/2018-12:45
Rosa Die Alcolea

Francisco: "Los hijos que se reciben tal y como vienen son el mejor regalo"

(ZENIT – 19 junio 2018).- “Los hijos son el mejor regalo. Los hijos que se reciben tal y como vienen, tal como Dios los manda, como Dios lo permite, incluso si a veces están enfermos” anunció el Pontífice Francisco el pasado sábado, 16 de junio de 2018, a los miembros de Asociaciones familiares.

El Papa agradeció el discurso a Gianluigi, el representante del Foro de Asociaciones familiares que dirigió unas palabras al Santo Padre en la audiencia, e improvisó un discurso, ya que el discurso que llevaba preparado, “después del calor con que habló él, lo encuentro frío”, confesó Francisco.

Así, el Papa Francisco habló de manera improvisada, de corazón, a una delegación del Foro de Asociaciones familiares con motivo de los 25 años del nacimiento de esa actividad asociativa, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

El Santo Padre aconsejó a los recién casados, a pesar de que haya riñas entre ellos, “no terminar el día sin hacer las paces”.

Asimismo, reveló que, al compartir momentos con matrimonios llevan 25, 50 y 60 años, les decía: “El calor de la familia que crece, el amor que no es un amor de novela. Es un amor verdadero. Estar enamorados toda la vida, con tantos problemas que están ahí… Pero estar enamorados”.

 

El “mejor regalo”

El Pontífice ha advertido que “en el siglo pasado, todo el mundo se escandalizó por lo que hicieron los nazis para mantener la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos”.

En este sentido, ha asegurado que “Los hijos son el mejor regalo. Los hijos que se reciben tal y como vienen, tal como Dios los manda, como Dios lo permite, incluso si a veces están enfermos”. Y narró: “He oído decir que está de moda, o al menos es habitual, en los primeros meses de embarazo hacer determinadas ciertas pruebas, para ver si el niño no está bien o tiene algún problema … La primera propuesta en ese caso es: `¿Lo quitamos?´. El homicidio de los niños. Y para llevar una vida tranquila, se elimina a un inocente”.

 

Tres palabras

Hay tres palabras que son “palabras mágicas” –apuntó el Papa en la audiencia– palabras importantes en el matrimonio. Antes que nada, “Permiso”: No ser prepotente con el otro. “¿Puedo?”. Ese respeto del uno por el otro. Segunda palabra: “Perdona”. Disculparse es algo que es tan importante, ¡es tan importante! Todos nos equivocamos en la vida, todos. Y la tercera palabra: “Gracias”. Tener la grandeza de corazón para agradecer siempre.

 

“Saber esperar”

El Papa Francisco también les habló de la importancia de la paciencia en el matrimonio: “Saber esperar. Esperar. En la vida hay situaciones de crisis (crisis fuertes, crisis negativas) en las que incluso se llega a la infidelidad” –dijo el Santo Padre–.

Después de haber entregado a los presentes el texto preparado para esa ocasión, el Papa ha improvisado un discurso dirigido a los participantes en el encuentro.

RD

Publicamos a continuación el discurso improvisado por el Santo Padre así como el discurso entregado.

***

 

Discurso improvisado del Papa Francisco

Buenos días a todos,

Pensaba que sería un discurso de bienvenida… Pero al escuchar a Gianluigi vi que allí había fuego, había mística. Es algo grandioso: desde hace tiempo no oía hablar de la familia con tanta pasión. ¡Y se necesita valentía para hacerlo hoy! Se necesita valentía. Y por eso, ¡gracias! Había preparado un discurso, pero después del calor con que habló él, lo encuentro frío. Lo doy para que él lo distribuya después y luego lo publicaré.

Mientras él hablaba, me vinieron a la mente y al corazón muchas cosas, muchas cosas sobre la familia, cosas que no se dicen, que no se dicen normalmente o, si se dicen, se dicen de forma bien educada, como si la familia fuera una escuela… Él ha hablado de corazón, y todos vosotros queréis hablar así. Tomaré algo de lo que él ha dicho, y a mí también me gustaría hablar de corazón, y decir lo que me salía del corazón mientras hablaba.

Él ha usado la frase: “mirarse a los ojos”. El hombre y la mujer, el esposo y la esposa se miran a los ojos. Cuento una anécdota. Me gusta saludar a las parejas que  celebran sus cincuenta años, sus veinticinco años de matrimonio; también cuando vienen a misa a Santa Marta. Una vez, hubo una pareja que celebraba los sesenta años. Pero eran jóvenes, porque se habían casado ​​a los dieciocho años, como en aquella época. En aquella época  uno se casaba joven. Hoy, para que se case un hijo… ¡pobres madres! Pero la receta es clara: no les planchéis las camisas, así se casará pronto ¿o no? Me encuentro con esta pareja, y me miran… Dije: “¡Sesenta años! ¿Pero todavía tenéis el mismo amor? “. Y ellos,  que me miraban, se miraron, luego volvieron a mirarme, y vi que tenían los ojos húmedos. Y ambos me dijeron: “Estamos enamorados”. Nunca lo olvido: “Después de sesenta años, estamos enamorados”. El calor de la familia que crece, el amor que no es un amor de novela. Es un amor verdadero. Estar enamorados toda la vida, con tantos problemas que están ahí… Pero estar enamorados.

Luego, otra cosa que pregunto a los cónyuges, que celebran los cincuenta o los sesenta años: “¿Quién de vosotros ha tenido más paciencia?”. Es matemático; la respuesta es: “Los dos”. ¡Es hermoso! Esto indica una vida en común, una vida de dos. Esa paciencia de soportarse mutuamente.

Y luego, a los recién casados ​​que me dicen: “Estamos casados ​​desde hace un mes, dos meses…”, la pregunta que hago es: “¿Habéis reñido?”. Generalmente dicen: “Sí”. “Ah, está bien, esto es importante. Pero también es importante no terminar el día sin hacer las paces”. Por favor, enseñad esto: Es normal que discuta, porque somos personas libres, y si hay algún problema, hay que aclararlo. Pero no terminéis el día sin hacer las paces. ¿Por qué? Porque la “guerra fría” del día siguiente es muy peligrosa.

Con estas tres anécdotas, quería introducir lo que me gustaría deciros. La vida familiar: es un sacrificio, pero es un buen sacrificio. El amor es como hacer pasta: todos los días. El amor en el matrimonio es un desafío, para el hombre y para la mujer. ¿Cuál es el mayor desafío del hombre? Hacer más mujer a su esposa. Más mujer, que crezca como mujer. ¿Y cuál es el desafío de la mujer? Hacer que su marido sea más hombre. Y entonces ambos avanzan. Siguen adelante.

Otra cosa que ayuda mucho a la vida matrimonial es la paciencia: saber esperar. Esperar. En la vida hay situaciones de crisis (crisis fuertes, crisis negativas) en las que incluso se llega a la infidelidad. Cuando el problema no se puede resolver en ese momento, se necesita esa paciencia del amor que espera, que espera. Tantas mujeres -porque es más propio de la mujer que del hombre, pero también el hombre lo hace a veces- muchas mujeres en silencio han esperado, mirando hacia otro lado, esperando que el marido regresase a la fidelidad. Y esto es santidad. La santidad que perdona todo, porque ama. La paciencia. Mucha paciencia, el uno con el otro. Si uno está nervioso y grita, no respondas con otro grito… Cállate, deja pasar la tormenta y luego, en el momento adecuado, habla.

Hay tres palabras que son palabras mágicas, pero palabras importantes en el matrimonio. Antes que nada, “Permiso”: No ser prepotente con el otro. “¿Puedo?”. Ese respeto del uno por el otro. Segunda palabra: “Perdona”. Disculparse es algo que es tan importante, ¡es tan importante! Todos nos equivocamos en la vida, todos. “Perdona, hice esto…”, “Perdona, me he olvidado…” Y esto ayuda a seguir. Ayuda a continuar con la familia, la capacidad de disculparse. Es verdad, disculparse siempre implica un poco de vergüenza, ¡pero es una vergüenza  santa! “Perdona, me he olvidado…” Es algo que ayuda mucho a ir adelante. Y la tercera palabra: “Gracias”. Tener la grandeza de corazón para agradecer siempre.

Luego hablaste de Amoris laetitia y dijiste: “Aquí Amoris laetitia se hace carne”. Me gusta escucharlo: Leed, leed el cuarto capítulo. El cuarto capítulo es el núcleo de Amoris laetitia. Es precisamente la espiritualidad diaria de la familia. Algunos han reducido Amoris laetitia a una casuística estéril del “se puede, no se puede”. ¡No han entendido nada! Además, en Amoris laetitia, no se ocultan los problemas, los problemas de la preparación para el matrimonio. Vosotros ayudáis a los novios a prepararse: Hay  que decir las cosas claras, ¿no? Claras. Una vez, en Buenos Aires, una mujer me dijo, “Pero vosotros  los sacerdotes sois muy listos…” – “¿Por qué?” – “Para ser sacerdote, estudiáis ocho años, os preparáis durante ocho años. Y luego, si después de unos años no funciona, escribís una carta bonita a Roma y en Roma te dan permiso, y puedes casarte. En cambio, nosotros, a los que nos dan un Sacramento de por vida, tenemos que contentarnos con tres o cuatro conferencias preparatorias. No es justo”. Y esa mujer tenía razón. Prepararse para el matrimonio: sí, se necesitan conferencias, cosas que expliquen, pero se necesitan hombres y mujeres, amigos, que hablen con ellos y les ayuden a madurar, a madurar en el camino. Y podemos decir que hoy en día existe la necesidad de un catecumenado para el matrimonio, como un catecumenado para el Bautismo. Preparar, ayudar a prepararse para el matrimonio.

Después, otro problema que vemos en Amoris Laetitia es la educación de los hijos. No es fácil educar a los hijos. ¡Hoy los niños son más listos que nosotros! En el mundo virtual, saben más que nosotros. Pero debemos educarlos a la comunidad, educarlos a la vida familiar. Educarlos a sacrificarse el uno por el otro. No es fácil educar a los hijos. Son grandes problemas. Y vosotros, que amáis la familia, podéis ayudar tanto a las otras familias. ¡La familia es una aventura, una bella aventura! Y hoy, con dolor, lo digo, vemos que muchas veces se piensa en formar una familia y en el matrimonio como si fuera una lotería: “Vamos. Si funciona, funciona. Si no funciona, lo dejamos y comenzamos de nuevo”. Esta superficialidad en el mayor don  que Dios ha dado a la humanidad: la familia. Porque, después de la historia de la creación del hombre, Dios muestra que creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Y el mismo Jesús, cuando habla de matrimonio, dice: “El hombre dejará a su padre y a su madre y con su esposa se convertirán en una sola carne”. Porque son imagen y semejanza de Dios. Vosotros sois un icono de Dios: la familia es un icono de Dios. El hombre y la mujer: precisamente la imagen de Dios. Lo dijo Él, no lo digo yo. Y esto es grande, es sagrado.

Además hoy – duele decirlo – se habla de familias “diversificadas”: diferentes tipos de familias. Sí, es cierto que la palabra “familia” es una palabra analógica, porque hablamos de la “familia” de las estrellas, de las “familias” de los árboles, de las “familias” de los animales… es una palabra analógica. Pero la familia humana como imagen de Dios, hombre y mujer, es solo una. Es solo una. Puede ser que un hombre y una mujer no sean creyentes; pero si se aman y se unen en matrimonio, son imagen y semejanza de Dios, aunque no crean. Es un misterio: San Pablo lo llama “gran misterio”, “gran sacramento” (véase Efe 5,32). Un verdadero misterio. Me gusta todo lo que has dicho y la pasión con la que lo dijiste. Y así hay que hablar de la familia, con pasión.

Una vez, creo que hace un año, llamé a un pariente mío que se iba a casar. Tenía cuarenta años. Al final le dije: “Dime: ¿En qué iglesia te casas?” – “Todavía no sabemos por qué estamos buscando una iglesia que combine con el vestido que llevará… – y dijo el nombre de la novia – y luego tenemos el problema del restaurante… “. Pero piensa… Lo importante era eso. Cuando lo secundario toma el lugar de lo que es importante. Lo importante es amarse unos a otros, recibir el sacramento, continuar…; y luego haz todas las fiestas que quieras, todas.

Hace tiempo conocí a dos parejas casadas desde hacía diez años, sin hijos. Es muy delicado hablar de esto, porque muchas veces se quiere tener hijos pero no llegan, ¿verdad? No sabía cómo tratar el tema. Luego supe que no querían tener niños. Pero estas personas en casa tenían tres perros, dos gatos… Es agradable tener un perro, un gato, es lindo… O a veces cuando oyes que dicen, “Sí, sí, pero hijos todavía no porque tenemos que comprar un casa en el campo, viajar…”. Los hijos son el mejor regalo. Los hijos que se reciben tal y como vienen, tal como Dios los manda, como Dios lo permite, incluso si a veces están enfermos. He oído decir que está de moda, o al menos es habitual, en los primeros meses de embarazo hacer determinadas ciertas pruebas, para ver si el niño no está bien o tiene algún problema … La primera propuesta en ese caso es: “¿Lo quitamos?”. El homicidio de los niños. Y para llevar una vida tranquila, se elimina a un inocente.

Cuando era niño, la maestra nos enseñaba historia y nos decía lo que hacían los espartanos cuando nacía un niño con malformaciones: lo llevaban a la montaña y lo arrojaban desde allí, para mantener “la pureza de la raza”. Y nos quedamos atónitos: “¿Pero cómo se puede hacer esto, pobres niños?”. Era una atrocidad. Hoy hacemos lo mismo. ¿Os habéis preguntado por qué casi no se ven enanos por la calle? Debido a que el protocolo de muchos médicos, muchos, no todos, es hacer la pregunta: “¿Se presenta mal?” Lo digo con pesar. En el siglo pasado, todo el mundo se escandalizó por lo que hicieron los nazis para mantener la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos.

Familia, amor, paciencia, alegría y perder el tiempo en la familia. Tú has hablado de algo malo: que no hay posibilidad de “perder el tiempo”, porque para ganar dinero hoy hay que tener dos empleos, porque no se tiene en cuenta a la familia. También hablaste de jóvenes que no pueden casarse porque no hay trabajo. La familia está amenazada por la falta de trabajo.

Y me gustaría terminar con un consejo que una vez me dio un profesor, -nos lo dio en la escuela, un profesor de Filosofía, el decano.  Yo estaba en el seminario, en la etapa de filosofía. Era el tema de la madurez humana, en Filosofía estudiamos eso. Y él dijo: “¿Qué es un criterio cotidiano para saber si un hombre, si un sacerdote es maduro?”. Respondíamos cosas… Y él: “No, una más simple: una persona adulta, un sacerdote, son maduros si son capaces de jugar con los  niños”. Esta es la prueba. Y os digo: perded el tiempo con los hijos, perded el tiempo con vuestros hijos, jugad con vuestros hijos. No les digáis: “¡No molestéis!”. Una vez escuché a un joven padre decir: “Padre, cuando voy a trabajar, duermen. Cuando vuelvo, duermen”. Es la cruz de esta esclavitud de una forma de trabajar injusta de la sociedad de  hoy.

Dije que esto era lo último. No, lo penúltimo. Lo último es lo que digo ahora, porque no quiero olvidarlo. Hablé sobre los hijos como un tesoro de promesas. Pero hay otro tesoro en la familia: son los abuelos. Por favor: ¡Cuidad a los abuelos! Dejad hablar a los abuelos, que los niños hablen con sus abuelos. Acariciad a los abuelos, no los alejéis de la familia porque son molestos, porque repiten las mismas cosas. Amad a los abuelos y dejad que hablen con los niños.

Gracias a todos vosotros. Gracias por la pasión, gracias por el amor que tenéis a la familia. ¡Gracias por todo! Y adelante con valor. ¡Gracias!

Ahora, antes de daros la bendición, recemos a Nuestra Señora: “Ave María…”.

***

 

Discurso entregado por el Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

Os doy la bienvenida y un afectuoso saludo a vosotros  y a vuestro presidente, a quien agradezco sus palabras. Este encuentro me permite conocer de cerca el Foro de la Familia, que nació hace 25 años. Reúne a más de quinientas asociaciones, y es realmente una red que destaca la belleza de la comunión y la fuerza del compartir. Es una “familia de familias” particular, de tipo asociativo, a través de la cual experimentáis la alegría de vivir juntos y al mismo tiempo, asumís el compromiso haciendo vuestra la fatiga del bien común, que hay que construir todos los días, tanto en el ámbito del  Foro, como en el más amplio de la sociedad.

La familia, que promovéis de diversas maneras, está en el centro del plan de Dios, como demuestra toda la historia de la salvación. Por un misterioso designio divino, la complementariedad y el amor entre el hombre y la mujer los vuelven cooperadores del Creador, que les da la tarea de generar nuevas criaturas a la vida, preocupándose de su crecimiento y su educación. El  amor de Jesús por los niños, su relación filial con el Padre Celestial, su defensa del vínculo matrimonial, que declara sagrado e indisoluble, revela plenamente el lugar de la familia en el plan de Dios:  al ser la cuna de la vida y el primer lugar de la acogida y del amor, tiene un papel esencial en la vocación del hombre, y es como una ventana que se abre al misterio de Dios mismo, que es Amor en la unidad y trinidad de las Personas.

Nuestro mundo, a menudo tentado  y guiado por  lógicas individualistas y egoístas, no pocas veces pierde el significado y la belleza de los vínculos estables, del compromiso con las personas, del cuidado incondicional, de la asunción de responsabilidad en favor del prójimo, de la gratuidad y del don de uno mismo. Por esta razón, es difícil entender el valor de la familia, y se acaba por concebirla según la misma lógica que privilegia al individuo en lugar de las relaciones y del bien común. Y esto a pesar del hecho de que en los últimos años de crisis económica la familia ha representado el amortiguador social más poderoso, capaz de redistribuir los recursos según las necesidades de cada uno.

Por el contrario, el pleno reconocimiento y el apoyo adecuado a la familia deberían  ser el primer interés por parte de las instituciones civiles, llamadas a favorecer la creación y el crecimiento de familias fuertes y serenas, que se ocupen de la educación de los hijos y atiendan las situaciones de debilidad. De hecho, quien aprende a vivir relaciones auténticas dentro de la familia, será también más capaz de vivirlas en contextos más amplios, desde la escuela hasta el mundo del trabajo; y quien se ejercita en el respeto y el servicio en el hogar podrá también practicarlos mejor en la sociedad y en el mundo.

Ahora bien, el objetivo de un apoyo más fuerte a las familias y de su valorización más apropiada, debe lograrse a través de una obra incansable de sensibilización y de diálogo. Este es el compromiso del Foro desde hace veinticinco años, durante los cuales habéis llevado a cabo un gran número de iniciativas, estableciendo una relación de confianza y colaboración con las Instituciones. Os insto a que continuéis este trabajo haciéndoos promotores de propuestas que muestren la belleza de la familia, y que casi obliguen, porque son convincentes, a reconocer su importancia y preciosidad.

Os animo, por lo tanto, a dar testimonio de la alegría del amor, que ilustre en la Exhortación Apostólico Amoris laetitia, donde recogí los frutos del providencial itinerario sinodal sobre la familia recorrido por toda la Iglesia. De hecho, no hay mejor argumento que la alegría que, transparentándose desde el interior, demuestra el valor de las ideas y de las vivencias e indica el tesoro que hemos descubierto y deseamos compartir.

Movidos, pues, por esta fuerza, seréis cada vez más capaces de tomar la iniciativa. El apóstol Pablo le recuerda a Timoteo que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de fortaleza, caridad y prudencia” (2 Tim 1: 7). Que ese sea  el espíritu que os anime también a vosotros enseñándoos el  respeto pero también la audacia, a involucraros y buscar nuevos caminos, sin miedo. Es el estilo que pedí a toda la Iglesia desde mi primera y programática Exhortación Apostólica, cuando utilicé el término “primerear“, que sugiere la capacidad de salir con valor al encuentro de los demás, de no encerrarse en la propia comodidad, sino de buscar  los puntos convergencia con las personas, de construir puentes yendo a buscar el bien donde sea que esté (cf. Evangelii gaudium, 24). Dios es el primero que primerea con nosotros: si realmente le hemos conocido, no podemos escondernos, sino que debemos salir y actuar, utilizando nuestros talentos.

¡Gracias porque os esforzáis por hacerlo! Gracias por el esfuerzo que  hacéis, como requiere vuestro estatuto  en favor de una  “participación activa y responsable de las familias en la vida cultural, social y política” (2.1.b.), y de la “promoción de políticas familiares adecuadas que protejan y apoyen las funciones de la familia y sus derechos “(2.1.c.). Continuad, además, en  el ámbito de la escuela, fomentando una mayor participación de los padres y alentando a muchas familias a un estilo de participación. No os canséis de apoyar el crecimiento de la natalidad en Italia, sensibilizando a las instituciones y a la opinión pública sobre la importancia de dar vida a políticas y estructuras más abiertas al don de los hijos. Es una verdadera paradoja que el nacimiento de los hijos, que es la mayor inversión para un país y la primera condición de su prosperidad futura, a menudo represente para las familias una causa de pobreza, debido a la falta de apoyo que reciben o a la ineficiencia muchos servicios.

Estas y otras cuestiones deben tratarse con firmeza y caridad, demostrando  que vuestra sensibilidad acerca de la familia no se debe etiquetar de confesional para culparla – erradamente – de ser sesgada. Se basa, en cambio, en la dignidad de la persona humana y por lo tanto puede ser reconocida y compartida por todos, como sucede cuando, también en los entornos institucionales, nos referimos al “Factor familia” como elemento de evaluación política y operativa, multiplicador de la riqueza humana, económica y social.

Gracias de nuevo por este encuentro. Os insto a  continuar vuestro compromiso al servicio de la familia y de la vida, e invoco la bendición de Dios y la protección de la Sagrada Familia de Nazaret para todos los miembros del Foro. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

19/06/2018-14:57
Anita Bourdin

Guatemala: Primera ayuda de urgencia del Papa para las víctimas del volcán

(ZENIT — 19 junio 2018).- El Papa Francisco envía una primera ayuda de emergencia de 100.000 dólares para el pueblo de Guatemala afectado por la erupción del "Volcán de Fuego" en Guatemala.

El desastre afectó, según una evaluación provisional, a más de 1.7 millones de personas. También causó la evacuación de 13.000 hogares. Y dejó más de un centenar de víctimas, unos sesenta heridos, así como importantes daños materiales.

Los fondos, proporcionados por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es "una expresión inmediata de los sentimientos de cercanía espiritual y ánimo paternal del Santo Padre".

Se distribuye en colaboración con la Nunciatura Apostólica, "entre las diócesis más afectadas" por el desastre y los fondos "se utilizará para financiar el trabajo de asistencia a las personas y a las zonas afectadas por la erupción".

"Esta contribución, que acompaña a la oración, para apoyar al querido pueblo guatemalteco, forma parte de la ayuda suscitada en toda la Iglesia católica y, además de las diversas conferencias episcopales, implica a muchas organizaciones benéficas, indica el comunicado.

El Papa Francisco había expresado su dolor y oró por las víctimas y por todos los afectados por la erupción del volcán en un telegrama firmado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, el martes, 5 de junio.

En un mensaje dirigido a monseñor Nicolás Thevenin, Nuncio Apostólico en Guatemala, el Papa expresaba su cercanía a las familias "que han perdido a sus seres queridos" y agradecimiento a todos los que trabajan con su ayuda.

La erupción del Volcán de Fuego, de una altitud de 3.763 metros, ocurrió de pronto el domingo 3 de junio a una treintena de kilómetros al suroeste de la capital, Guatemala.

El Obispo Víctor Hugo Palma Paúl, Obispo de la Diócesis de Escuintla, la más afectada por el desastre, ha llamado a la solidaridad de todos.

La Caritas local estableció tres centros de recepción y organizó una colecta de medicamentos, ropa y alimentos para los necesitados.

Según Mario Arévalo, Secretario Ejecutivo de Cáritas Guatemala, los equipos de rescate aún no han logrado llegar a las zonas más pobladas y temen una verdadera masacre: "Las personas involucradas son un millón 700.000, un número que podría aumentar, explicó. Existe un daño grave en las infraestructuras públicas, especialmente en las carreteras y en los puentes, por lo que las comunicaciones son muy difíciles"

© Traducción ZENIT, Raquel Anillo

 

 

19/06/2018-09:25
Antonio Rivero

Antonio Rivero: "¡Cuántas tempestades tenemos que atravesar en la vida!"

 

DOMINGO 12 DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

Textos: Job 38, 1.8-11; 2 Co 5, 14-17; Mc 4, 35-41

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: En la vida atravesamos por tempestades.

Síntesis del mensaje: En la tradición de los pueblos de Oriente Medio el mar ha sido siempre el lugar de las fuerzas caóticas del mal, opuestas a Dios. Jesús deja la orilla de Cafarnaum para pasar a la otra orilla, a la costa occidental del lago de Galilea, que en la época era territorio no judío, y, por tanto, tierra de paganos. En medio de la travesía del mar se levanta un fuerte temporal, como si las fuerzas del mal quisieran obstaculizar la difusión del evangelio del Reino de Dios. Cristo pide fe en su divinidad y confianza.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Job, en la primera lectura, experimentó la tormenta en su vida. Dios le probó. Pruebas: La inmensa pérdida de Job en cuanto a cosas terrenales, la prueba física en su cuerpo, su matrimonio se iba desmoronando, perdió su buena reputación. ¿Cómo reaccionó Job a estas pruebas? Quedó aferrado a su Señor, a pesar de que el Señor primero no respondió a su oración y aparentemente no le hizo llegar ninguna ayuda. Dijo: "¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (2, 10). La nave de la vida de Job estaba anclada en su Dios. Ninguna tormenta podía alejarlo de Él. El Señor era el primero en su vida. ¡El oscuro propósito que Satanás tenía para Job, al fin y al cabo llevó a la glorificación del Señor, pues Job siguió aferrado a su Dios! Aún más, triunfalmente exclamó en esos momentos: "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando ya no quedó nada en la vida de Job, permanecieron aún el Señor y él mismo. ¡Qué íntima llegó a ser su comunión con su Señor a través de esta prueba y tormenta!

En segundo lugar, los apóstoles también experimentaron la tormenta en la barca, llevando a Jesús en ella. Las últimas parábolas que ha narrado Marcos mostraban la fuerza del crecimiento irresistible del Reino. Ahora la escena cambia radicalmente: describe una situación comprometida de los discípulos. Todo produce cierta grima: se ha hecho oscuro; se levanta de pronto un fuerte temporal y las olas rompen contra la frágil barca que se va llenando de agua. El grupo -la comunidad- corre peligro, vive una situación límite; en cualquier momento se puede hundir. Mientras tanto Jesús "duerme" en el puesto del timonel, desde donde se marca el rumbo de la nave. Jesús no se siente amenazado, no ha perdido la paz. En cambio, los discípulos medio histéricos gritan y van de un lado a otro, intentando salvar la piel... ¡y Jesús "duerme"! ¿Cómo es que se desentiende? ¿Tan poco le importan sus seguidores? Esta actitud de Jesús recuerda aquel sembrador de la parábola que duerme mientras la semilla hace su trabajo. Pero los discípulos no piensan en aquella parábola, de tan asustados, amedrentados y alarmados como están. Y despiertan a Jesús recriminándole que los abandone en aquel momento de riesgo extremo: "¿No te importa que nos hundamos?". Los discípulos -y también nosotros- aún tienen el corazón endurecido; les cuesta abrirse con fe a la persona de Jesús. Les cuesta entender que Jesús no duerme, sino que sabe vivir siempre, en la tempestad y en la bonanza, en la certeza de estar siempre en las buenas manos del Dios que es todo Amor. Aprender a hacer esta experiencia, no sólo quedan reducidas las dificultades, sino que se aprende a ser discípulo.

Finalmente, nosotros, al igual que la Iglesia, no nos escaparemos de las diversas tormentas que Dios o quiere o permite en nuestra vida. Han pasado más de 2000 años desde que Jesucristo fundó la Iglesia. Han pasado más de 2000 años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas religiosas están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así. La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: "¡No temáis, tened fe!". Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios. Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él toma el timón de nuestra vida. Además en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo. ¡Cuántas situaciones de angustia, de peligro vivimos! Incomprensión, crisis familiar o comunitaria, fracaso de la evangelización, enfriamiento del compromiso, escándalos, fuerzas incontrolables del mal, ideologías de todo tipo, etc. A veces las comunidades tenemos la sensación de estar perdidas, de ir a la deriva, de haber perdido el norte... y no entendemos el silencio de Dios

Para reflexionar: Dedica un buen tiempo a hacer silencio en tu interior, a buscar la calma en medio de tantas preocupaciones, temores, incertidumbres. ¿Cuáles son tus tempestades? Como Jesús, ponte en las manos del buen Dios que es todo Amor. Haz un acto de fe en Jesús que ocupa el lugar del Dios que es todo Amor en tu comunidad o familia. Él está presente, no nos ha abandonado, ¿qué podemos temer?Pide saber vivir en la confianza. Pide la fuerza interior para aguantar los golpes de la vida, los vacíos, la falta de sentido, el miedo a seguir a Jesús... todo lo que dificulta verdaderamente la fe. Adhiérete a la persona de Jesús; Él nos libera de las parálisis y nos hace actuar para que pueda seguir liberando a muchos otros de cualquier tipo de parálisis y desconfianza. Déjate llevar por Cristo. Que Él nos lleve por esas tempestades frutos de nuestra imperfección, tengamos fe y nada de miedo porque "el patrón" nunca nos dejará a la deriva.

Para rezar: Señor, aumenta mi fe y mi confianza en Ti, que llevas la barca de mi vida. Permíteme gritarte en la oración cuando Tú te me duermas y venga la tempestad de la prueba, del dolor, del mal, del silencio de Dios, de la crisis de fe, del miedo. Señor, en Ti confío.

 

 

19/06/2018-06:35
Isabel Orellana Vilches

Beata Margarita Ebner, 20 de junio

«Espíritu victimal de una gran mística renana. Esta penitente dominica, de frágil salud, fue agraciada con numerosos favores místicos, entre otros, los estigmas de la Pasión de la que fue devota. Con su ofrenda cosechó grandes frutos»

Cuando la enfermedad alcanza ciertas cotas impidiendo llevar el ritmo de las personas sanas es frecuente dudar de la posibilidad de realizar algo por los demás que merezca la pena, tanto humana como espiritualmente. Si las lesiones se producen en el contexto de una vida austera, tal exigencia añadida requiere un esfuerzo suplementario. Sin embargo, cualquier santo o beato, aún en el caso de verse acechado íntimamente por estos temores, los despeja con su comportamiento cotidiano. Ellos han cosechado infinidad de frutos con la oración, ofrendando lo que poseían, con especial acento en su propia debilidad e indigencia. Nunca dejaron pasar de largo este fértil activo que la vida puso en sus manos, como hizo Margarita, primera beatificada por Juan Pablo II.

Pertenecía a una influyente familia de Donauworth, Alemania, donde nació hacia 1291. Con 15 años ingresó en el monasterio dominico de la Asunción en Medingen, y progresivamente iría trazando el itinerario que hizo de ella una de las grandes místicas renanas del siglo XIV. Con su presencia Medingen atravesó una etapa de florecimiento significativo. En el convento le había precedido un familiar directo y otros la secundaron después. En 1311, cuando llevaba en él un lustro, experimentó irrevocable afán de crecer en el amor. Se sintió llamada a ser: «Salvadora para sí misma, ejemplar para los hombres, agradable a los ángeles y grata a Dios». Se propuso imitar a santo Domingo, y nunca volvió la vista atrás.

Era de constitución débil, presa fácil de las enfermedades que arreciaron en medio de los rigores conventuales. Durante tres años, de 1312 a 1315, la dolencia mantuvo su vida en situación de gravedad permanente. Además, era incapaz de controlar emociones compulsivas que iban de la risa al llanto, un estado que le sirvió como trampolín espiritual. Siete años más tarde estuvo al borde de la muerte. No llegó a recuperarse por completo, y los restantes trece años fueron difíciles al verse obligada a pasar en cama seis meses de cada uno de ellos. Hallarse atrapada en su lecho no constituyó un veto para las penitencias que no dejó de realizar, incluyendo determinadas privaciones moderadas dado su estado de salud. Oración, paciencia, sencillez y humildad; de ese modo se inmolaba. En esos largos periodos apenas pudo hacer nada. Cuando fue dispensada de la observancia comunitaria, padeció gran aflicción. Al final, quedó irremisiblemente afectada por las secuelas. Órganos como la vista, la lengua y el corazón sufrieron pronto desgaste cuando se ofreció a Dios con espíritu victimal, suplicándole que no la sanara. Fue muy discreta en lo concerniente a sus padecimientos corporales.

Agraciada con favores místicos, se le confirmó por revelación que Dios aceptaba sus sacrificios. Después recobró en parte la salud, dio gracias por ello, y reiteró su oblación. Se tiene rigurosa constancia de sus altas experiencias porque las relató por indicación de su confesor, el padre Enrique de Nórdlingen, impulsor, junto al dominico Juan Taulero, del movimiento espiritual «Amigos de Dios» nacido en 1339, que solicitaron en muchos momentos sus consejos. La beata y su confesor se habían conocido cuando el sacerdote pasó por el monasterio en octubre de 1332. Fue un gran director espiritual. Ella tuvo el consuelo de saber que Dios aprobaba al religioso por la siguiente locución divina: «A Mí me place a causa de su profunda humildad».

Margarita se caracterizó por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Eucaristía, y a la Pasión de Cristo. Quería asemejarse a Cristo, y su ruego fue escuchado porque ese año de 1339 recibió los estigmas. Algunos de los favores se produjeron ante el crucifijo. Tenía por costumbre meditar en los misterios de la vida del Redentor que se hacía presente agraciándola con signos sobrenaturales. Éstos también se manifestaron en la oración y en la recitación del Padrenuestro, sobre el cual redactó un valioso comentario. Tuvo momentos de gran intimidad mística con el Niño Jesús, especialmente desde 1344, año en el que fue obsequiada con una imagen suya. En otra de las locuciones con las que fue bendecida, Él le reveló aspectos relativos a su concepción y Nacimiento: «Yo ocupaba todo el corazón de mi divina Madre, yo inundaba todo su ser de una alegría dulce y sobreabundante».

Había instantes extáticos en los que Margarita no lograba emitir sonido alguno. En ese estado signos de su amor y de santo temor se abrían paso entre los muros del monasterio. El horror a perder a Dios le llevaba a suplicar ardorosamente: «Señor, haz de mí lo que quieras pero no me dejes jamás»; Él le consolaba asegurándole que no la abandonaría. En 1347 se produjo su desposorio místico, yen 1348 recibió la impresión personal del Espíritu Santo. Al vaticinarle su muerte, supo que en ese instante la acompañarían María y el apóstol san Juan. Su tránsito, cuando ya tenía fama de santidad, se produjo el 20 de junio de 1351 mientras decía: «Demos gracias a Dios; Virgen María, Madre de Dios, ten misericordia de mí». El 24 de febrero de 1979 Juan Pablo II ratificó el culto que venía recibiendo desde hacía siglos.