VATICANO | migrantes y refugiados

 

Migración Internacional: hacia una migración segura, ordenada y regular

 

II Coloquio entre la Santa Sede y México sobre la Migración Internacional, en el marco del 25° Aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y la Santa Sede, llevado a cabo este jueves 14 de junio, en la sede la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano.

 

15 junio 2018, 16:39 | Renato Martinez – Ciudad del Vaticano


 

 

“La Santa Sede y México tienen buenas razones para esperar que dicho Pacto pueda contribuir a que la migración internacional sea más segura, más ordenada, más regular y más responsable, sin descuidar a ningún migrante”, lo dijo el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano en su intervención en el II Coloquio entre la Santa Sede y México sobre la Migración Internacional, en el marco del 25° Aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y la Santa Sede, llevado a cabo este jueves 14 de junio, en la sede la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano.

 

Hacia la globalización de la solidaridad

“Hoy, lamentablemente – señaló el Secretario de Estado – constatamos que desafíos cada vez más apremiantes y complejos caracterizan el fenómeno migratorio, mientras muchos de los problemas que a su tiempo discutimos, permanecen aún sin una respuesta adecuada”. Se trata de procesos en curso que, esperamos con el Papa Francisco, puedan llevar a revertir la lógica de la globalización de la indiferencia, sustituyéndola con la globalización de la solidaridad, que, atenta a las necesidades y a las justas expectativas de los pueblos autóctonos, sepa también auxiliar a quien, en la familia humana, se encuentra en un estado de necesidad y en situaciones de vulnerabilidad.

 

Un Pacto Mundial para una migración segura, ordenada y regular

Mientras las consultas para la adopción, por parte de las Naciones Unidas, de un Pacto Mundial sobre los Refugiados, están en marcha en Ginebra, en esta ocasión se ha querido poner el foco en el proceso de negociación paralelo, agregó el Card. Parolin, actualmente en curso en Nueva York, para la adopción, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, de un Pacto Mundial para una migración segura, ordenada y regular, que tiene a los Jefes de las Misiones Permanentes de México y de Suiza como co-facilitadores.

 

Participación de la Santa Sede

La Santa Sede participa activamente en estos procesos de búsqueda de un acuerdo sobre la gestión compartida de las situaciones de migrantes y refugiados, no para interferir en las decisiones que pertenecen a los Estados, puntualizó el Secretario de Estado, los cuales, como también ha afirmado el Papa Francisco, tienen capacidades y posibilidades de recepción diferentes, en base a la propia situación política, social y económica –, sino para recordar los principios de humanidad y de fraternidad; los únicos que garantizan una armoniosa vida de relación. Ignorarlos, todos somos conscientes de ello, conduciría a una regresión con respecto a los principios que fundan la comunidad internacional, la relación recíproca entre los Estados y la misma cohesión social de cada País.

 

Seguridad y dignidad de los migrantes

Si por un lado se reconoce a toda persona el derecho de emigrar, por otro lado también existe un derecho primario a permanecer en el propio País en condiciones de seguridad y dignidad. Por lo tanto, es necesario defender, antes que nada, el derecho de toda persona a no verse forzada a emigrar y a que se respeten sus derechos en su tierra de origen, cooperando activamente en su desarrollo. Los factores que obligan a las personas a abandonar sus hogares y Países contribuyen a flujos migratorios desordenados, impredecibles y peligrosos.

En este sentido, el futuro Pacto Mundial sobre las migraciones, señaló el Card. Parolin, actuará como un marco común, global, favorable e indicativo para la migración internacional. Aunque no será vinculante, su autoridad dependerá del buen uso que se haga del mismo. La Santa Sede y México tienen buenas razones para esperar que dicho Pacto pueda contribuir a que la migración internacional sea más segura, más ordenada, más regular y más responsable, sin descuidar a ningún migrante.