Servicio diario - 15 de junio de 2018


 

Santa Marta: Jesús dignifica a la mujer y la pone al mismo nivel que el hombre
Rosa Die Alcolea

Obispos argentinos: Desean transformar el dolor en "fuerza y esperanza"
Rosa Die Alcolea

Argentina: La diócesis de San Martín tiene nuevo obispo
Redacción

Uruguay: Francisco nombra obispo de Maldonado-Punta del Este
Redacción

Beata María Teresa Scherer, 16 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

15/06/2018-16:44
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: Jesús dignifica a la mujer y la pone al mismo nivel que el hombre

(ZENIT — 15 junio 2018).- El Santo Padre ha afirmado que «Jesús dignifica a la mujer y la pone al mismo nivel que el hombre, ya que toma aquella primera palabra del Creador, "ambos son imagen y semejanza de Dios", ambos.

Francisco ha reflexionado sobre el Evangelio del día según San Mateo, en la misa celebrada esta mañana, 15 de junio de 2018, en la Casa Santa Marta, en el que resuenan las palabras de Cristo: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio" y "el que repudia a su propia mujer la expone a caer en adulterio".

 

Imagen y semejanza de Dios

El Papa ha puesto en guardia sobre el grave pecado de explotar a las mujeres, señala 'Vatican News' en español, y explica que sin ellas, "el hombre no puede ser imagen y semejanza de Dios".

La doctrina de Jesús sobre la mujer cambia la historia: "Una cosa es la mujer antes de Jesús y otra cosa es la mujer después de Jesús", ha anunciado Francisco.

"Jesús dice palabras fuertes, radicales, que cambian la historia, ya que hasta entonces la mujer 'era considerada de segunda clase', para decirlo con un eufemismo: era una esclava, ni siquiera gozaba de plena libertad", observa el Papa.

El Santo Padre subraya cómo las mujeres son precisamente "aquello que falta a todos los hombres para ser imagen y semejanza de Dios".

En este sentido, el Papa ha invitado a orar por "las mujeres descartadas, las mujeres usadas, las niñas que tienen que vender su dignidad por un trabajo". Igualmente, el Sucesor de Pedro recuerda que descartar a la mujer es un pecado contra Dios Creador, porque sin ellas, "los hombres no podemos ser imagen y semejanza de Dios".

 

Convertida en "producto"

"En los programas de televisión, revistas, periódicos, vemos a las mujeres como un objeto de deseo, de uso; como en un supermercado", explica el Papa señalando que en muchas ocasiones, con el fin de vender productos de una "cierta calidad", la mujer es convertida en "producto", expuesta de manera humillante, a veces sin ropa, tirando así por tierra esa enseñanza de Jesús que la "dignificó".

"Hay una rabia contra la mujer, una rabia fea. Incluso sin decirlo... ¿Cuántas veces las chicas necesitan venderse como un objeto desechable para tener un puesto de trabajo? ¿Cuántas veces?", se pregunta Francisco señalando que esta situación también se vive en Roma y que no hace falta irse muy lejos para ser testigos de esta lacra social.

 

 

15/06/2018-17:32
Rosa Die Alcolea

Obispos argentinos: Desean transformar el dolor en "fuerza y esperanza"

(ZENIT — 15 junio 2018).- Con motivo de la aprobación del proyecto de despenalización del aborto por parte de la Cámara de Diputados de Argentina, los obispos de la
Conferencia Episcopal han expresado que "les dueles esta decisión" como argentinos.

"Seguimos sosteniendo la necesidad que en el debate legislativo que continúa, pueda haber diálogo. La situación de las mujeres frente a un embarazo no esperado, la exposición a la pobreza, a la marginalidad social y la violencia de género, siguen sin tener respuesta. Simplemente se ha sumado otro trauma, el aborto. Seguimos llegando tarde", indican los prelados argentinos.

 

Fuerza y esperanza

A través de la Comisión Ejecutiva y de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia (CELAF) de la Conferencia Episcopal Argentina, los obispos han publicado un
comunicado, el 14 de junio de 2018, manifestando "su dolor por el olvido y la exclusión de los inocentes", con el deseo de transformarlo en "fuerza y esperanza, para seguir luchando por la dignidad de toda vida humana".

El debate legislativo que ha llevado a la aprobación de la ley en la Cámara de los Diputados ha durado más de 20 horas, con 131 votos a favor y 123 en contra, para despenalizar el aborto hasta el cumplimiento de la semana 14 de gestación, pasada ahora al Senado para eventual sanción definitiva, informa Vatican News'.

 

Soluciones nuevas

Los obispos reivindican que la Cámara de Senadores puede ser el lugar donde se elaboren "proyectos alternativos que puedan responder a las situaciones conflictivas, reconociendo el valor de toda vida y el valor de la conciencia" y han declarado que existe la "oportunidad de buscar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer tenga que acudir a un aborto".

Es necesario un diálogo sereno y reflexivo para responder a estas situaciones. Vivir el debate como una batalla ideológica nos aleja de la vida de las personas concretas. Si sólo buscamos imponer la propia idea o interés y acallar otras voces, seguimos reproduciendo violencia en el tejido de nuestra sociedad.

Asimismo, los obispos agradecen a todas las personas que, con "auténtico respeto hacia el otro", han expresado sus ideas y convicciones aunque hayan sido distintas a las de ellos y valoran la honestidad y valentía de todos aquellos que en distintos ambientes de la sociedad han sostenido que vale toda vida y, de un modo particular, a los legisladores que han expresado esta mirada.

 

 

15/06/2018-10:44
Redacción

Argentina: La diócesis de San Martín tiene nuevo obispo

(ZENIT — 15 junio 2018).- El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de San Martín (Argentina), presentada por Mons. Guillermo Rodríguez-Melgarejo.

En este contexto, el Papa ha nombrado obispo de San Martín (Argentina), a Mons. Miguel Ángel D'Annibale, hasta ahora obispo de Río Gallegos.

 

Mons. Miguel Ángel D'Annibale

Mons. Miguel Ángel D'Annibale nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1959. Entró en el Seminario de San Isidro y fue ordenado sacerdote el 6 de diciembre de 1985. En 1995 obtuvo la Licencia en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires. Designado en 1986 vicario de Nuestra Señora del Carmen, en Benavides, en 1989 asumió el cargo de canciller y secretario general de la diócesis de San Isidro. En 1990 fue nombrado prefecto del Seminario diocesano, en 1994, párroco de la catedral de San Isidro, en 1996, notario del Tribunal Diocesano, en 1999, encargado del equipo diocesano de Liturgia, en 2001,vicario general de San Isidro.

También ha sido miembro de la Comisión para la formación permanente del clero, ha colaborado en varias capillas en la zona del Delta, y fue administrador de la parroquia de Santa Rita, en Nuestra Señora de Carupá, en el Niño Jesús de Praga y en San Juan Bautista.

De 1994 a 2001 fue asistente del equipo diocesano de Comunicación Social. Ha sido presidente de la Sociedad Argentina de Liturgia (S.A.L.), profesor de Liturgia y Catequesis en las escuelas y centros de formación litúrgicos y en el ITEPAL (Instituto Teológico Pastoral para América Latina), y ha colaborado con el CELAM en la redacción de manuales litúrgicos.

El 19 de febrero de 2011 fue nombrado obispo titular de Nasai y auxiliar de Río Gallegos, recibiendo la ordenación episcopal el 29 de abril sucesivo.

El 21 de febrero 2013 pasó a ser obispo de Río Gallegos.

En la Conferencia Episcopal Argentina es el presidente de la Comisión de Liturgia.

 

 

15/06/2018-15:10
Redacción

Uruguay: Francisco nombra obispo de Maldonado-Punta del Este

(ZENIT — 15 junio 2018).- El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Maldonado-Punta del Este (Uruguay), presentada por Mons. Pedro Rodolfo Wirz Kraemer.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede lo ha hecho público este viernes, 15 de junio de 2018.

Por este motivo, el Papa ha nombrado obispo de Maldonado-Punta del Este (Uruguay) a Mons. Milton Tróccoli, transfiriéndolo de la sede titular de Munaziana y del oficio de auxiliar de Montevideo.

 

Mons. Milton Tróccoli Cebedio

Mons. Milton Luis Tróccoli Cebedio nació en Montevideo el 3 de marzo de 1964. Estudió Filosofía y Teología en el Seminario mayor en Montevideo, donde obtuvo el Bachillerato. En la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma consiguió la licenciatura en Teología Espiritual en 1995.

Fue ordenado sacerdote el 8 de mayo de 1988 en Florida, por el Santo Padre Juan Pablo II.

Ha sido párroco de Nuestra. Sra. de Pompeya, Ntra. Sra. de la Merced, profesor de Teología en la Facultad de Teología Espiritual Mons. Mariano Soler, rector del Seminario interdiocesano de Uruguay, vicario episcopal para la Pastoral y vicario para las Vocaciones.

El 27 de noviembre de 2009 fue nombrado obispo auxiliar de Montevideo y fue consagrado el 20 de diciembre. Es el secretario general de la Conferencia Episcopal de Uruguay.

 

Escudo episcopal

En campo azul un pez en plata, símbolo de Cristo Vivo, tres panes recuerdan el obrar de Cristo en la multiplicación de los panes y la Presencia Eucarística.

La estrella en la plata es símbolo de María "estrella de la Evangelización".

Una franja superior en oro contiene siete llamas como símbolo del Espíritu Santo y sus dones.

La mitra y el pastoral, insignias episcopales, significan al Buen Pastor y el cuidado encomendado al obispo de velar su grey.

Dicha misión se expresa en el lema: "Nos apremia el Amor de Cristo".

 

 

15/06/2018-17:38
Isabel Orellana Vilches

Beata María Teresa Scherer, 16 de junio

«Convicción hecha vida: la mano en el trabajo y el corazón en Dios. Esta integrante de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, fidelísima a su fundador, tras su muerte se ocupó de la Orden debiendo asumir muchos sufrimientos»

Sus largas horas de oración ante el Santísimo fueron el motor de la vida de esta beata que tuvo que afrontar numerosas tribulaciones. Nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen, Suiza. Era la cuarta de siete hermanos y en la primera etapa de su vida nada hacía presagiar el rumbo que tomaría su existencia, aunque la mayoría de los rasgos que ella confesó tener entonces se asemejan a los de muchas personas: «Era parlanchina, irreflexiva, distraída. Era irritable y propensa a las rabietas. Me gustaba la ropa bonita y disfrutaba si me halagaban. A menudo, replicaba y desobedecía a la sirvienta».Pero tenía cualidades que le ayudarían a superar muchos problemas: inteligencia, sentido de la responsabilidad, dotes para el estudio, y estaba agraciada por una memoria formidable. A ello añadía un hilito de luz interior, refugio del amor divino, crucial para que fraguase la vocación: «Me gustaban los sermones, y solía frecuentar los sacramentos cuando se presentaba la ocasión».

Su camino hacia la madurez seguramente se inició a los 7 años con la inesperada muerte de su padre. Poco sabía hacer a esa edad cuando se trasladó a casa de dos tíos solteros, uno de ellos su padrino, que también residían en Meggen, pero pudo ayudarles porque estaba habituada a realizar tareas domésticas. Ambos le enseñaron a amar a Cristo. Al cumplir los 16 años su madre consideró que le vendría bien para formarse en todos los sentidos pasar una etapa en el hospital de Lucerna junto a las hermanas hospitalarias de Besangon. El influjo de las religiosas la alejaría de tendencias, como la vanidad, que habían aflorado en su vida y quizá de un desorbitado amor por la música —aunque este adjetivo no está consignado por la beata—, junto a rasgos de espontaneidad que igual no le convenían. Se sobreentiende que su madre buscaba para ella una mayor disciplina. La cuestión es que asintió porque no le quedó más remedio. Y allí se dio de bruces con el sufrimiento. Lo que peor llevaba era el régimen interno porque era estricto, y le desagradaba profundamente el trato dispensado a enfermos impedidos. Recurriendo a la oración, venció las dificultades y recelos, y superó la crisis que todo ello le provocaba. Tres años después abandonó el hospital fortalecida y llena de gratitud por haber podido asistir a los enfermos.

Tras una peregrinación a la abadía benedictina de Einsiedein, percibió la llamada de la vocación; antes había militado como Hija de María. En 1845 ingresó con las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, obra debida a la fe del padre Teodosio Florentini, capuchino del convento de Altdorf. Hizo el noviciado en Mezingen, profesó en otoño junto a otras cuatro religiosas y la destinaron a Galgenen. Acompañada de una hermana iba con la misión de poner en marcha una escuela. Se estrenó como educadora cristiana esperando contrarrestar el ambiente anticlerical. Pero seguramente una exigencia excesiva, mal encaminada, mermó su salud. El esfuerzo que supuso para ella el trabajo y sus obligaciones cotidianas, a lo que se unían sus numerosos escrúpulos que le restaban paz, la dejaron malparada y tuvo que regresar a Mezingen.

Obtuvo el título de maestra y siguió ocupada en la enseñanza. En 1850, el padre Teodosio la envió a Náfels para dirigir el hospicio y dos años más tarde le encomendó el hospital de Coire, otra fundación suya. La fidelidad de María Teresa dio grandes frutos. En 1856 se produjo una escisión entre las religiosas. Las que no habían compartido plenamente el carisma fundador siguieron su camino, pero la beata no lo abandonó. Reiteró su lealtad como había hecho en otra ocasión anterior cuando el capuchino precisó inequívoco respaldo para construir un hospital de mayores dimensiones. En aquel momento, le dio su palabra con un simple apretón de manos; no hizo falta más. En 1857, tras la ruptura interna, fue elegida superiora general de la congregación, con sede en Ingenbohl, Suiza; se había ganado sobradamente la confianza de todos.

Al morir el padre Teodosio en 1865, quedó al frente de la Orden. Él le había dejado en herencia, entre tantas riquezas, la mayor: la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Fue sostén para ella en los momentos difíciles que sobrevinieron, y que se prolongaron durante años. Hizo lo imposible por mantener el rigor de las constituciones. Se opuso a los sucesores del fundador cuando quisieron imponer sus criterios, se hizo cargo de las deudas, y litigó defendiendo los derechos de la obra. Fue criticada por su modo de encarnar el gobierno y se puso en entredicho su severidad con la pobreza. Acusada y calumniada por un capellán, fue depuesta de su oficio por el obispo.

Entonces confió a una de las suyas: «Tengamos presente a nuestro Salvador y a las innumerables ofensas que recibe cada día. A mí no se me trata mejor, como usted ya debe saber. No importa, pues no se puede contentar a todo el mundo. ¡Con tal de que Dios esté contento de nosotros!».

Le preocupaba el vínculo de la comunidad por encima de cualquier otra cosa, y así lo hizo notar: «Me siento atormentada, y me resulta penoso dirigirme a la casa madre; quiera Dios que todo sea para bien. Lo esencial es que nos mantengamos unidas y que nos amemos, que llevemos juntas la cruz y el sufrimiento».Soportó heroicamente las adversidades, orando sin desfallecer. Al resplandecer la verdad, volvió a ser repuesta en su cargo. Fue creadora de escuelas y hospitales para discapacitados. La salud no le acompañó, y en 1887 se le diagnosticó un cáncer de estómago. Murió el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl, mientras exclamaba: «¡Cielo, cielo!». Había testificado con su vida lo que ella misma dijo: «la mano en el trabajo y el corazón en Dios».Juan Pablo II la beatificó el 29 de octubre de 1995.