Servicio diario - 10 de junio de 2018


 

Ángelus: El antídoto contra la destrucción de la buena reputación
Raquel Anillo

Corea: El Papa Francisco y miles de personas oran por la paz
Anita Bourdin

Adèle de Batz: «¡Aplaudamos a la nueva bienaventurada!»
Anita Bourdin

Santa María Rosa Molas y Vallvé, 11 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/06/2018-14:35
Raquel Anillo

Ángelus: El antídoto contra la destrucción de la buena reputación

(ZENIT — 10 junio 2018).- "Aquí hay un verdadero veneno mortal": el Papa Francisco analiza, en el Ángelus de este domingo 10 de junio de 2018, los estragos de los vendedores ambulantes de calumnias y chismes. Y ha indicado el antídoto, tomar tan pronto como se manifiesten los síntomas.

"La malicia con la que, premeditadamente, uno quiere destruir la buena reputación del otro. ¡Que Dios nos libre de esta terrible tentación! Y si, al examinar nuestra conciencia, nos damos cuenta de que esta mala hierba está germinando en nosotros, vayamos inmediatamente a confesarla en el sacramento de la penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos nocivos, que son incurables", dice el Papa. "Estén atentos porque esta actitud destruye familias, amistades, comunidades e incluso a la sociedad", ha advertido el Santo Padre.

El Papa también ha señalado el hecho de que la familia de Jesús vio con malos ojos su "disponibilidad" para las multitudes. Y ha señalado que Cristo ha fundado una "nueva familia".

Resumiendo estas dos lecciones del Evangelio, el Papa ha concluido: "Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos, nos hace la familia de Jesús. Hablar mal de los demás, destruir la reputación de los demás, nos convierte en la familia del diablo".

El Papa enseguida twitteó esto en su cuenta @Pontifex_es: "En cualquier circunstancia, tratemos de secundar la voz del Espíritu Santo mediante buenas acciones concretas"

Después del Ángelus, el Papa ha llamado a rezar por la paz en Corea, y ha saludado la beatificación de Adele de Batz en Agen (Francia).

Aquí está el comentario del Evangelio de este domingo propuesto por el Papa, en italiano, antes de la oración mariana del Ángelus en la Plaza de San Pedro, de nuestra traducción rápida de trabajo.

AB

 

Palabras del Papa antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (Marcos 3: 20-35) nos muestra dos tipos de incomprensiones a los que Jesús tuvo que hacer frente: la de los escribas y la de los miembros de su propia familia. La primera incomprensión la de los escribas que eran hombres educados en las Sagradas Escrituras y encargados ??de explicarlas a la gente.

Algunos de ellos son enviados desde Jerusalén a Galilea, donde la fama de Jesús había comenzado a extenderse, para desacreditarlo ante los ojos de la gente. Para hacer el papel de chismosos desacreditando al otro, quitándole la autoridad, es una cosa muy fea y estos eran enviados para hacer precisamente eso. Y estos escribas llegaron con una acusación precisa y terrible, no ahorraban medios, iban a lo concreto y decían: "Éste está poseído por Belzebú y expulsa a los demonios por medio del jefe de los demonios" (v.22). Y el jefe de los demonios es Él quién lo empuja, es casi decir que este hombre era un endemoniado.

De hecho Jesús curaba a muchos enfermos y los escribas querían hacer creer a la gente que no lo hacía con el Espíritu de Dios, como lo hacía Jesús sino con el espíritu del Maligno, con la fuerza del Diablo. Jesús reacciona con palabras fuertes y claras, no tolera esto, porque esos escribas, quizás sin darse cuenta, están cayendo en el pecado más grave: negar y blasfemar el Amor de Dios que está presente y obra en Jesús. La blasfemia es el pecado contra el Espíritu Santo, el único pecado imperdonable, así lo dice Jesús que parte de un cierre del corazón a la misericordia de Dios que actúa en Jesús. Pero este episodio contiene una advertencia que nos sirve a todos. De hecho, puede suceder que una fuerte envidia por la bondad y por las buenas obras de una persona puedan llevar a acusarla falsamente. Aquí hay un veneno mortal: la malicia con la que, de forma premeditada, uno quiere destruir la buena reputación del otro. ¡Dios nos libre de esta terrible tentación! Y si, mediante el examen de nuestra conciencia nos damos cuenta de que esta mala hierba está brotando dentro de nosotros, vayamos a confesarnos inmediatamente en el sacramento de la Penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos malignos que son incurables.

Estén atentos porque estos comportamientos destruyen a las familias, a las comunidades y por tanto a la sociedad.

El Evangelio de hoy también nos habla de otra incomprensión muy distinta hacia Jesús: la de su familia. Estaban preocupados porque su nueva vida itinerante les parecía una locura (v. 21). De hecho, Jesús se mostró tan disponible para las personas, especialmente para los enfermos y pecadores, hasta el punto de que ya ni siquiera tenía tiempo ni para comer. Jesús era así, primero a la gente, ayudar a la gente, enseñar a la gente, Jesús era para la gente, no tenía tiempo ni para comer. Su familia, por lo tanto, decide traerlo de regreso a Nazaret. Llegan al lugar donde Jesús está predicando y lo envían a llamar. Le dicen a Jesús: "Mira, tu madre, tus hermanos y hermanas están afuera y te buscan" (v. 32). Él responde: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?", Y mirando a las personas que lo rodean para escucharlo, agrega: "¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque el que hace la voluntad de Dios, él es hermano, hermana y madre para mí "(v. 33-34).

Jesús ha formado una nueva familia, que ya no se basa en vínculos naturales, sino en la fe en él, en su amor que nos acoge y nos une entre nosotros, en el Espíritu Santo. Todos los que aceptan la palabra de Jesús son hijos de Dios y hermanos entre sí, recibir la palabra de Jesús nos convierte en hermanos y en familia entre nosotros. Hablar de los otros, destruir la reputación de los otros nos hace ser familia del Diablo. La respuesta de Jesús no es una falta de respeto por su madre y su familia. De hecho, para María es el mayor reconocimiento, por qué ella es la perfecta discípula que obedecía la voluntad de Dios en todo.

Que la Virgen Madre nos ayude a vivir en comunión con Jesús, reconociendo el trabajo del Espíritu Santo que actúa en Él y en la Iglesia, regenerando el mundo a una nueva vida.

 

 

10/06/2018-12:56
Anita Bourdin

Corea: El Papa Francisco y miles de personas oran por la paz

(ZENIT — 10 junio 2018).- El Papa Francisco ora por las — históricas — conversaciones programadas en Singapur entre el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente estadounidense Donald Trump el martes 12 de junio de 2018.

El Papa invitó a la multitud — unos 20,000 visitantes — presentes en el Ángelus de este domingo, 10 de junio de 2018, en la Plaza de San Pedro, y a todos los que siguieron el Ángelus en vivo, a orar con él un "Ave María" para esta intención.

"Querría una vez más, aportar al querido pueblo coreano un pensamiento particular de amistad y de oración. Las conversaciones que tendrán lugar en los próximos días en Singapur pueden contribuir a la elaboración de un camino positivo, que garantizará un futuro pacífico para la península de Corea y para todo el mundo. Por eso oramos al Señor. Juntos, pidamos a Nuestra Señora, Reina de Corea, que acompañe estas conversaciones. "Ave María ... ", dijo el Papa Francisco en italiano después del Ángelus.

Desde San Juan Pablo II especialmente, los papas y la diplomacia vaticana se pronuncian regularmente por el diálogo de paz y la unidad de Corea.

El Papa Francisco saludó de diversas maneras la participación de ambos lados de la península en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, y una delegación de quince jóvenes atletas del norte y del sur han ofrecido una pequeña demostración simbólica de Taekwondo durante la audiencia general del pasado miércoles 30 de mayo en la Plaza de San Pedro, para abogar por la causa de la paz, desplegando una pancarta, en italiano: "la paz es más preciosa que el triunfo".

Una joven vestida de blanco lanzó una paloma y un joven atleta vestido de negro hizo un salto acrobático para desplegar la pancarta "Un mundo, un taekwondo".

Saludando a los atletas uno por uno, el Papa les dio las gracias: "¡Esta ha sido una manifestación de compromiso por la paz, representando a ambas Corea juntas! dijo, improvisando unas pocas palabras. Un mensaje de paz para toda la humanidad ¡Gracias!"

© Traducción ZENIT, Raquel Anillo

 

 

10/06/2018-15:22
Anita Bourdin

Adéle de Batz: «¡Aplaudamos a la nueva bienaventurada!»

(ZENIT — 10 junio 2018).- El Papa Francisco invitó a la multitud en el Ángelus este domingo, 10 de junio de, 2018, en la Plaza de San Pedro a aplaudir a la nueva beata francesa, Adela de Batz, anticipándose a la celebración que tendrá lugar esta tarde.

"Sor María de la Concepción, en el siglo Adelaide Batz Trenquelléon ha sido proclamada bienaventurada hoy en Francia, en Agen", dijo el Papa, añadiendo: "Ella vivió entre los siglos XVIII y XIX, fundó las Hijas de María Inmaculada, llamadas marianistas. Alabemos al Señor por esta [bienaventurada] que le dedicó su vida a él y al servicio de sus hermanos".

En seguida la multitud aplaudió a su petición a la bienaventurada Adéle festejada en su región durante cuatro días (desde el viernes 8 hasta el lunes 11 de junio), con un espectáculo de Daniel Facerías y la Diaconía de la belleza, sobre su vida, y una marcha de los jóvenesa partir del castillo de Trenquelléon.

La misa solemne de beatificación de Adéle de Batz de Trenquelléon (Madre de la Concepción, 1789-1828), fundadora de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada (religiosas Marianistas), tendrá lugar este domingo, 10 de junio de, 2018, a las 15h, en el Parque Exposiciones de Agen.

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Jean-Pierre Ricard, arzobispo de Burdeos, Mons. Hubert Herbreteau, obispo de Agen y muchos otros obispos estarán presentes. Se esperaba a casi 5.000 personas de Francia y de todo el mundo para asistir a la celebración.

El 8 de junio, a las 18 h, se realizó una solemne Eucaristía por la Fiesta del Sagrado Corazón en la Iglesia del Sagrado Corazón. Fue seguida a las 21h por una representación del espectáculo Adele de Batz de Trenquelléon dirigida por Daniel Facerías en el castillo de Trenquelléon en Feugarolles, clausurada con fuegos artificiales.

El sábado, 9 de junio, después del evento Festiv'Adéle (en el Collége Sainte-Foy de Agen) donde se presentaron las comunidades religiosas marianistas de diferentes países y una segunda representación del espectáculo sobre la vida de Adéle, los jóvenes eran invitado a dormir en tiendas de campaña en el parque del castillo.

Este domingo, 10 de junio una caminata de 10 km les ha sido propuesta para revivir el camino que Adéle de Batz hizo partiendo del del castillo familiar de Trenquelléon hasta San Lorenzo (frente a Port-Sainte-Marie) El 25 de mayo de 1816, mientras viajaba con sus acompañantes, para ír a fundar a Agen la primera comunidad de las Hijas de María.

© Traducción ZENIT, Raquel Anillo

 

 

10/06/2018-06:45
Isabel Orellana Vilches

Santa María Rosa Molas y Vallvé, 11 de junio

«Maestra de humanidad la denominó Pablo VI. Juan Pablo II glosó su figura recordando que fue consoladora de los pobres, dadora de paz. Valiente y generosa fue también esta fundadora de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación»

Pablo VI sintetizó lo que dio de sí la vida de esta santa mujer para tantos desvalidos, reconociendo en ella la sabiduría divina que latía en su excelsa acción caritativa. Fue, según sus palabras, «maestra de humanidad, que vivió el desafío humanizante de la civilización del amor». A su vez, Juan Pablo II concretó su labor diciendo que: «c onsolaba sosteniendo la esperanza de los pobres, defendiendo su vida y sus derechos, curando heridas del cuerpo y del alma; consolaba luchando por la justicia, construyendo la paz, promoviendo a la mujer; consolaba con humildad, con mansedumbre, con bondad y misericordia; consolaba con la libertad de los hijos de Dios que nada temen».

Nació en Reus, Tarragona, España, el 24 de marzo de 1815 en la transición del Jueves al Viernes Santo, un hecho destacado por su biógrafo que vio en ello un signo anticipatorio de lo que sería su devenir. Sus padres eran catalanes, aunque el cabeza de familia tenía ascendencia andaluza; se ganaban la vida como artesanos. A su lado forjó su carácter enérgico, tenaz, sensible, intuitivo y generoso; no le pasaba desapercibido el sufrimiento de quienes le rodeaban. La primera comunión marcó el inicio de una vida espiritual que iría madurando progresivamente al punto de exclamar: « Quien llega a probar cuán dulce es Dios no puede dejar de caminar en su presencia».

A los 16 años decidió ser religiosa. Su padre, creyente comprometido, no supo ver el alcance de su petición y le negó el permiso. La santa esperó una década. Transcurrido ese tiempo dio el paso definitivo, aunque tuvo que dejar su hogar a escondidas. Llegó al hospital de Reus dirigido por la «Corporación de Caridad» y se integró en ella. Y caridad ofreció a raudales, dando inequívoco testimonio de fe, poniéndose de parte de los débiles. Esta mujer valerosa, casi emulando a la heroína Agustina de Aragón, cuando en junio de 1844 cayeron las bombas sobre Reus no dudó en atravesar la línea de fuego junto a otras hermanas y presentarse ante el general Zurbano pidiéndole clemencia para la población, demanda que le fue concedida. Cinco años más tarde el ayuntamiento de Tortosa pensó en la idoneidad de las religiosas para gestionar la Casa de Misericordia que atravesaba un momento delicado. La atendieron cuatro, encabezadas por María Teresa. Ésta nuevamente brilló por su admirable labor y celo hacia los desvalidos, almas fragmentadas sin cobijo y con numerosas carencias.

Antes de hallarse en posesión de la titulación de magisterio, que obtuvo en 1852, dirigió una escuela pública de niñas. Siguiendo la indicación de sus superiores, cursó estudios en secreto. Cuando el hecho se hizo público, recayeron sobre ella las sanciones pertinentes que culminaron con su separación del centro escolar. Paciente y generosa, no se quejó, no albergó resentimiento alguno, ni quedó afectada por las numerosas críticas y ataques que recibió. Puso su experiencia al servicio de los demás dando lugar a la apertura de un lazareto. En 1852, siendo ya profesional acreditada, dirigió el hospital de la Santa Cruz. Caridad y justicia fueron parejas en su vida. Se negó a jurar ante la máxima autoridad local presupuestos atentatorios contra la Iglesia. Con bravura defendió a las madres lactantes y a los discriminados en sus trabajos. No se arredró cuando tuvo que enfrentarse a un médico que pretendía utilizar monstruosamente la ciencia para experimentos quirúrgicos con niños abandonados por sus padres; se expresó con tanta contundencia que logró impedir este grave e inmoral desatino.

Desde ese año de 1852 fue madurando una idea que ponía a los pies de Cristo. La corporación a la que pertenecía no estaba bajo autoridad eclesial; era un asunto que había tratado con la superiora sin hallar eco. El hecho le inquietaba porque quería vivir al abrigo de la Iglesia, y no veía que estuviera haciéndolo. Entonces comenzó una etapa de discernimiento que llevó a su oración. Después de realizar diversas consultas, y aunque le costó mucho la decisión, se separó de las hermanas de Reus. El 14 de marzo de 1857 surgía la fundación de la nueva congregación. En esa fecha pidió la admisión de las trece hermanas integrantes «bajo la obediencia y dirección de la autoridad eclesiástica diocesana». En noviembre del año siguiente, una vez que fueron autorizadas, tomaron el nombre de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. Y así culminaba otro paso más de la vida de esta santa mujer enamorada de Dios.

Ese «Esposo dulce»,a quien tiernamente denominaba también «dulzura mía»,en numerosas ocasiones se «ocultó», y caminaba envuelta en la bruma de la aridez, como le ha sucedido a tantos seguidores de Cristo. La oscuridad y «silencio de Dios» fue un acicate para vivir la humildad, el olvido de sí y la abnegación heroica por amor a Él y al prójimo, sentimientos que sintetizó diciendo a sus hermanas: «Todo sea para gloria de Dios. Todo para bien de los hermanos. Nada para nosotras». Tenía claro que aquello que se ofrece generosamente revierte en bendiciones sobre uno mismo. Es decir, que el sujeto de cualquier acción caritativa es el primero que percibe su riqueza. Esta convicción la transmitía a sus hijas: «El misericordioso se hace bien a sí mismo». Experimentaba la fortaleza y el poder que Dios otorga a quienes le siguen con sincero corazón.

La conciencia de pequeñez estaba viva dentro de sí, pero sabía que por encima de ella predomina la voluntad de Dios que ha elegido actuar a través de sus débiles hijos. Por eso decía a sus hijas, con la certeza que proviene de la fe, que pese a ser insignificantes todas podían ser «instrumentos de su misericordia».Murió el 11 de junio de 1876 después de solicitar permiso de su confesor, diciéndole: «¡Déjeme marchar!». Pablo VI la beatificó el 8 de mayo de 1977. Juan Pablo II la canonizó el 11 de diciembre de 1988.