Servicio diario - 24 de abril de 2018


 

Alfie Evans se aferra a la vida
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa invita a la apertura al Espíritu Santo
Rosa Die Alcolea

Venezuela: Los obispos piden que se posterguen las elecciones
Redacción

Perú: El P. Edinson Edgardo Córdova, nombrado administrador apostólico de Chuquibambilla
Rosa Die Alcolea

Burkina Faso: El Papa nombra nuevo obispo de Dédougou
Redacción

P. Antonio Rivero: "Cristo es la Vid; nosotros, los sarmientos"
Antonio Rivero

San Pedro de San José Betancur, 25 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

 

24/04/2018-17:23
Rosa Die Alcolea

Alfie Evans se aferra a la vida

(ZENIT — 24 abril 2018).- El pequeño Alfie Evans sigue con vida, tras ser desconectado de las máquinas que le mantenían con vida en el hospital `Alder Hey' de Liverpool el pasado lunes, 23 de abril de 2018.

A pesar de que los profesionales sanitarios habían afirmado que el bebé, que sufre de una enfermedad cerebral degenerativa incurable, no sobreviviría más de unos minutos sin asistencia artificial, el pequeño continúa manteniendo signos vitales sin padecer sufrimiento.

 

Agua y oxígeno

Tom Evans, el padre del niño, ha explicado a varios medios que, después de una larga conversación con los especialistas, consiguió convencerles para que accedieran a "darle agua y oxigenar su cuerpo" al ver que, seis horas después de desenchufarle, Alfie seguía con vida, informa 'Vatican News' en español.

Las buenas noticias llegaron esta mañana, escritas por Kate, la madre de Alfie, e informaron en la publicación italiana 'La Bussola Quotidiana', que el pequeño Alfie no se rendía y seguía adelante sin importarle ninguna otra sugerencia.

En el último minuto, cuando el británico Alfie Evans, de 23 meses de edad, iba a ser "desenchufado" por el Hospital Alder Hey en Liverpool el 23 de abril de 2018, los medios del Vaticano informaron que Italia le había otorgado la ciudadanía italiana.

El niño llevaba ingresado en el hospital Alder Hey Children's de Liverpool (Inglaterra) 23 meses, desde diciembre de 2016, en estado semivegetativo.

 

Traslado a Roma

Los padres del bebé, Tom Evans, de 21 años, y Kate James, de 20, han librado una batalla judicial con el fin de conseguir permiso para trasladar a su hijo al Hospital Bambino Gesú, en Roma, contando con el total apoyo del Papa Francisco para continuar con su tratamiento, después de que los médicos británicos recomendaran desconectar al menor de las máquinas que le mantenían con vida por encontrarse en un estado "irreversible", apunta 'Vatican News'.
Pero su demanda ha sido rechazada por las distintas instancias judiciales del Reino Unido a las que han apelado, así como por la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo.

 

Hospital Bambino Gesú

Mariella Enoc, presidenta del Hospital Bambino Gesú, fue a la casa de los padres de Alfie, pero no pudo ser recibida por las autoridades del hospital. Se negaron a hablar con ella o dejarla entrar.

"El Santo Padre me ha pedido que haga lo que es posible y lo que es imposible por Alfie", dijo ayer Mariella Enoc en una entrevista con Vatican News'.

En una entrevista exclusiva con ZENIT después de ser recibido por el Papa Francisco el 18 de abril, el padre de Alfie, Thomas, le había confiado que esperaba que se le otorgara la ciudadanía italiana a su hijo para poder transferirlo a Bambino Gesú, quien propuso darle la bienvenida y cuídalo.

Con Deborah Castellano

 

 

24/04/2018-16:40
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa invita a la apertura al Espíritu Santo

(ZENIT — 24 abril 2018).- En la historia del hombre "siempre habrá resistencias al Espíritu Santo", oposiciones a las novedades y a los "cambios", ha dicho el Papa Francisco.

En la homilía de la Misa matutina celebrada en Santa Marta, el Papa ha advertido de dos actitudes contrapuestas que ilustran el modo de reaccionar del hombre ante el soplo del Espíritu Santo: cerrazón y apertura, informa 'Vatican News' en español.

El último martes de abril, día 24, el Santo Padre, inspirándose en la liturgia del día, se detuvo a considerar las diversas actitudes que el hombre adopta ante las novedades del Señor que, como dijo, "siempre sale a nuestro encuentro con algo nuevo" y "original".

 

Docilidad a lo nuevo

En cuanto a la apertura al Espíritu Santo, el Papa Francisco —indica el portal de información del Vaticano— concluyó diciendo que es típico precisamente "de los discípulos, de los apóstoles", aun con alguna resistencia inicial, que es también "una garantía del hecho de que no se dejan engañar, y después, "con la oración y el discernimiento encuentran el camino".

Los hijos de Dios —ha dicho el Papa— aun teniendo tal vez una inicial reticencia, "son libres y capaces de poner en el centro al Espíritu Santo". El ejemplo de los primeros discípulos — relatado en la Primera Lectura — evidencia su docilidad a lo nuevo y la actitud a sembrar la Palabra de Dios incluso fuera del acostumbrado esquema del "siempre se ha hecho así".

 

Actitud de rigidez

Por otro lado, en el Evangelio de Juan —ha apuntado el Papa— se observa la cerrazón de los Doctores de la Ley, que consiste en una actitud que se transforma en "rigidez". Se trata de hombres sólo capaces de ponerse en el centro, ellos mismo, inertes a la obra del Espíritu Santo e insensibles a las novedades.

Además, el Pontífice subrayó especialmente la completa incapacidad que tenían para "discernir los signos de los tiempos", es decir, el hecho de ser esclavos de las palabras y de las ideas. Vuelven sobre la misma pregunta, son incapaces de salir de aquel mundo cerrado, son prisioneros de las ideas.

"Han recibido la ley que era vida pero la han 'destilado', la han transformado en ideología y así giran, giran, son incapaces de salir, y cualquier novedad para ellos es una amenaza".

El Pontífice ha exhortado a pedir al Señor "que nos dé la gracia de saber resistir a lo que debemos resistir, a lo que viene del maligno, aquello que nos quita la libertad y sepamos abrirnos a las novedades, pero sólo a las que vienen de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, y que nos dé la gracia de discernir los signos del tiempo para tomar las decisiones que deberemos tomar en aquel momento".

 

 

24/04/2018-17:43
Redacción

Venezuela: Los obispos piden que se posterguen las elecciones

(ZENIT — 24 abril 2018).- La Conferencia Episcopal de Venezuela ha publicado una declaración pidiendo que se posterguen las elecciones previstas para el próximo 20 de mayo. Los Obispos consideran que los comicios "lejos de aportar una solución a la crisis que vive el país, pueden agravarla y conducirlo a una catástrofe humanitaria sin precedentes".

A continuación, ofrecemos la declaración de los obispos de Venezuela:

***

 

Declaración ante la crisis política y humanitaria

1.- Como pastores urgidos por el amor de Cristo y ciudadanos de esta patria Venezuela, nos dirigimos nuevamente al pueblo católico y a los hombres y mujeres de buena voluntad para compartir nuestras preocupaciones. Comprobamos alarmados, cómo los males señalados en nuestra Exhortación Pastoral de enero de este año se han agravado: La hiperinflación ha acrecentado el empobrecimiento general de la población, con la descomposición de la calidad de vida de todos. La carencia generalizada de los servicios públicos de Luz eléctrica, agua, gas, en todo el país que hace más difícil la vida. Todo ello ante la sorprendente indiferencia de los responsables gubernamentales de estas áreas para solventar estos problemas.

2.- El Estado ve cada día más comprometido su rol sustitutivo para asegurar los insumos básicos para la subsistencia del pueblo. Todo esto se traduce en más hambre y desempleo. A ello se suma el aumento de la insalubridad por la aparición incontrolable de epidemias y de enfermedades en las poblaciones más vulnerables, con el agravante de la carencia de medicamentos para los tratamientos. Toda esta problemática está generando un gran número de protestas a lo largo y ancho de todo el país, que aunque silenciadas por los medios de comunicación, se van acrecentando.

3.- La emigración está tomando cada día mayores proporciones. Afecta a todos los niveles sociales. Se realiza en condiciones cada vez más precarias. Rompe los lazos familiares, trae consigo desolación y abandono de los mayores y de los niños. Las muertes, que ya comienzan a producirse de hermanos emigrantes, siembran mayor dolor en sus familias. Agradecemos a los países que han acogido, a través de sus organizaciones de ayuda humanitaria, a los venezolanos que se han visto obligados a salir del país. De igual forma a las instituciones eclesiales que trabajan con migrantes, a las Caritas, por la atención brindada a los hermanos venezolanos.

4.- Ante problemas humanos de tal magnitud, se deslegitima la realización de las elecciones presidenciales, convocadas para el próximo 20 de mayo. Tal como están concebidas, sin las suficientes garantías que identifican todo proceso electoral libre, confiable, transparente, con innumerables inhabilitaciones de posibles candidatos, lejos de aportar una solución a la crisis que vive el país, pueden agravarla y conducirlo a una catástrofe humanitaria sin precedentes. Por tanto, es urgente su postergación para el último trimestre del año.

5.- Hacemos nuevamente un apremiante llamado, en primer lugar a los gobernantes y responsables de la nación, a tomar conciencia de su responsabilidad en todos estos males, a escuchar al pueblo y a abocarse, sin más dilación, con la ayuda y colaboración de la empresa privada, e incluso de países hermanos, si hace falta, a controlar la hiperinflación, a facilitar la búsqueda de soluciones políticas que detengan estos males, antes de que alcancen proporciones incontrolables y cotas dolorosas de destrucción y muerte.

6.-En segundo lugar, todos los venezolanos, hemos de tomar conciencia que está en juego en estos momentos no solamente la realización de un evento comicial más o la merma transitoria de la calidad de vida de un pueblo, sino su misma existencia como nación libre, fraterna y democrática.

7.- Los creyentes en Jesucristo, vivo y resucitado tenemos la fe y la convicción de que la última palabra no la tiene ni la soledad, ni el sufrimiento ni la desesperanza que sufrimos cada uno y nuestras comunidades, sino la fuerza transformadora de la vida de Dios, en Cristo resucitado. Con la fuerza de la fe y el empuje de la esperanza, es posible asumir valientes y decididas actitudes de solidaridad y darle un rumbo distinto a esta historia de muerte. Cristo quiere nuestra conversión personal y comunitaria. Con este sólido fundamento, en Dios, siempre hemos actuado los creyentes. Allí se apoya nuestra fe en el cambio y la transformación de Venezuela y de sus habitantes.

Caracas, 23 de abril de 2018.

Con nuestra bendición.

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela

 

 

24/04/2018-11:56
Rosa Die Alcolea

Perú: El P. Edinson Edgardo Córdova, nombrado administrador apostólico de Chuquibambilla

(ZENIT — 24 abril 2018).-El Papa Francisco ha nombrado administrador apostólico "ad nutum Sanctae Sedis" de la prelatura territorial de Chuquibambilla, al P. Edinson Edgardo Córdova Farfán, de la Orden de san Agustín.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede lo ha hecho público esta mañana, martes, 24 de abril de 2018, a través de un comunicado.

El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la prelatura territorial de Chuquibambilla (Perú), presentada por Mons. Domenico Berni Leonardi, de la Orden de san Agustín.

 

Chuquibambilla

Creada el 26 de abril de 1968 por el Papa Pablo VI, desmembrando las provincias de Antabamba, Cotabambas y Grau, de la Diócesis de Abancay (Apurímac) y entregada a los cuidados pastorales de los padres Agustinos Italianos. La Prelatura es sufragánea de la Metropolitana del Cuzco.

 

Padre Edinson Edgardo Farfán Córdova

El sacerdote Edinson Edgardo Farfán Córdova, de la Orden de san Agustín, nació el 21 de septiembre de 1974 en Tambo Grande, territorio de la archidiócesis de Piura. Entró en la Orden de San Agustín en 1998. Completó su noviciado en Lima en 2002 e hizo su profesión religiosa el 11 de enero de 2003. Estudió Filosofía en el Seminario Mayor de la archidiócesis de Trujillo en 1999-2001. Posteriormente fue enviado a Bolivia donde estudió Teología en la Universidad Católica de Cochabamba en los años 2003-2006, obteniendo una Licencia en Teología Espiritual y Pedagogía. Fue ordenado presbítero el 26 de julio de 2008.

Como presbítero ha ocupado los siguientes cargos: Coordinador de la Comisión Internacional de Comunicaciones y Publicaciones de la Organización de los Agustinos de América Latina (2006-2014); vicario parroquial de "Santa Ana de Cala Cala", archidiócesis de Cochabamba, Bolivia (2007-2008); vicario parroquial de "San José Obrero", diócesis de Chulucanas, Perú, donde también fue profesor de Teología y director espiritual en el Seminario Mayor (2009-2010); Maestro de pre-novicios de la Orden Agustina (2011-2012); párroco de Nuestra Señora de Montserrat, archidiócesis de Trujillo, Perú (2012-2013); profesor de Teología en la Universidad Católica "Benedicto XVI", archidiócesis de Trujillo, Perú (2013-2015); prior y Maestro de profesos de la Orden Agustina (2013-2017).

Actualmente es párroco de "Santa Rita de Casia", vicario episcopal para la vida consagrada y profesor de Teología en el Seminario Mayor de la archidiócesis de Trujillo, Perú; y, dentro de su Orden, Secretario General de la Organización de los Agustinos de América Latina.

 

 

24/04/2018-12:35
Redacción

Burkina Faso: El Papa nombra nuevo obispo de Dédougou

(ZENIT — 24 abril 2018).- El Santo Padre ha nombrado obispo de Dédougou (Burkina Faso), al Rev.do Prosper Bonaventure Ky, del clero de la misma diócesis, hasta ahora Secretario permanente del clero africano en Burkina Faso, y responsable de la Casa para sacerdotes estudiantes en Uagadugú.

 

Rev.do Prosper Bonaventure Ky

El reverendo Prosper Bonaventure Ky nació el 10 de enero de 1965 en Toma, diócesis de Dédougou. Completó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario mayor Saint Jean-Baptiste de Wayalgé (Uagadugú) y en el seminario mayor Saint Pierre Claver de Koumi (Bobo-Dioulasso). Más tarde obtuvo un doctorado en Psicología en Roma, en la Pontificia Universidad Salesiana. Fue ordenado sacerdote el 23 de julio de 1994 e incardinado en la diócesis de Dédougou.

Después de su ordenación, ha ocupado los siguientes cargos: de 1994 a 1998: profesor en el Seminario Menor de Naxos (Bobo Dioulasso); de 1999 a 2000: vicario parroquial de la catedral (Dédougou); de 2000 a 2003: docente y director en el Seminario Menor de Tionkuy (Dédougou); de 2003 a 2010: estudios en Roma para un doctorado en la Pontificia Universidad Salesiana; de 2010 a 2012: vicario parroquial de Toma; desde 2012: Secretario Permanente del Clero Africano en Burkina Faso y responsable de la Casa de los sacerdotes estudiantes en Uagadugú.

 

 

24/04/2018-12:39
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: "Cristo es la Vid; nosotros, los sarmientos"

Ciclo B

Textos: Hech 9, 26-31; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logosen México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Cristo es la Vid o Cepa, nosotros los sarmientos.

Síntesis del mensaje: La imagen de la vid es constante en la Biblia. La relación de Israel con Dios es presentada con esta comparación. La vid alimenta los ramos, les da vida. Por los ramos corre y circula la savia, formada por agua y compuestos nutrientes. La savia transporta el alimento para los sarmientos. Cristo es la Vid y la savia de la Iglesia, de nuestras comunidades y de nuestra alma (Evangelio). Y los frutos de esos sarmientos unidos a la Vid son: la caridad (2a lectura), la valentía en la predicación para que otros se injerten a esa Vid que es Cristo (la lectura).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la viña era el emblema nacional para Israel, que lo mismo iba en el escudo guerrero de los macabeos —héroes de la resistencia palestina contra Siria en el siglo II a.C- que colgaba en el templo de Jerusalén. En el vestíbulo del Sancta Sanctorum colgaba una gigantesca vid de oro y la ilusión del judío emigrante, peregrino o turista, era llegar un día con un puñado de oro para añadir una uva a aquel racimo, una hoja, un zarcillo, un sarmiento...a aquella vid. Fue en este contexto agrícola y ampelográfico, cultual y cultural cuando Jesús dijo: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos", "sin Mí no podéis hacer nada",y todos entendieron. ¿Nosotros también? Lo entendió san Juan, que en sus escritos repite 24 veces y san Pablo hasta 164 veces la frase o su equivalente insertados e injertados "en Cristo Jesús", pues fuera de Él, nada, nada de nada. ¿Lo entendemos nosotros, colonos de la viña mística, que es la Iglesia, sarmientos vivos de la Vid inmortal, que es Cristo? ¿Nosotros, por cuyos vasos cribosos y liberianos corre la savia divina, que arrastra en emulsión la gracia sobrenatural, que es la vida de Dios?

En segundo lugar, ¿sarmientos unidos o desprendidos de la Vid-Cristo? Desenlace distinto y distante. Los sarmientos unidos a esa Vid-Cristo, darán mucho fruto. Fue el día de nuestro bautismo cuando nuestros ramos se unieron a esa Vid-Cristo. Desde ese día comenzó a fluir en todo nuestro organismo la savia divina, la vida de Dios, con los nutrientes de la fe, de la esperanza y de la caridad. Nuestro sarmiento necesita más savia, es decir, vida divina, para que crezca, se desarrolle y obtenga los tallos, las ramas, las hojas y los frutos esperados. Esta savia nos viene inyectada en la participación de los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía.¿Qué frutos? Frutos en la vida personal son las virtudes. Frutos en la vida familiar: unión, diálogo, respeto, fidelidad, educación de los hijos. Frutos en la vida profesional: honestidad, rectitud, responsabilidad. Frutos en la vida pastoral: interés por las personas, apertura a los diversos grupos, movimientos y carismas, colaboración mutua, compromiso con la evangelización. Pero lossarmientos desprendidosde esa Vid-Cristo, morirán. El sarmiento se desprende de la Vid-Cristo cuando peca. ¿Qué pasa? El pecado mortal impide totalmente la irrigación sobrenatural y nos convierte en una rama seca y estéril. ¿Y para qué sirve una rama seca sino para tirarla al fuego de la inutilidad? Las faltas veniales, las imperfecciones y mediocridades constantes son como una arteriosclerosis que endurece poco a poco nuestro corazón por falta de irrigación, pues las arterias del alma se vuelven rígidas y gruesas, dificultando la circulación sanguínea de la vida divina.

Finalmente, tiene que quedar bien claro que los sarmientos más fructíferos serán podados para que den más fruto. Es una paradoja que no podemos entender. Dios a veces la quiere y la permite. Es curioso repasar la vida de los santos: cuanto más santos, más podas y pruebas tenían, físicas, morales y espirituales. Dios los podaba para que dieran más fruto. Probó a santa Teresa de Jesús y a san Juan de la Cruz, y cómo. Probó y podó a santa Teresita de Lisieux. Probó y podó a san Juan Bosco. Probó y podó al santo padre Pio de Pietrelcina. Probó y podó a san Juan Pablo II. Gracias a esa poda, caen de nosotros las ramas inútiles, los retoños que dificultaban al paso triunfal de la savia de Cristo, las hojas secas de nuestra voluntad propia, de nuestros deseos vacuos, infantiles y caprichosos. Ante las podas, paciencia. Y mirar a Cristo que fue podado hasta el final de su vida: abofeteado, pisoteado, hecho gusano por nosotros en la cruz. Y al final dio el fruto de los frutos: la salvación eterna de la humanidad y la reconciliación con su Padre celestial.

Para reflexionar: ¿Estoy unido a Cristo-Vid en la oración, en la Eucaristía? ¿Qué pámpanos está dando mi sarmiento? Cuando he tenido la desgracia de desprenderme de esa Vid, ¿he acudido a la confesión donde recibiré de nuevo la irrigación de la vida divina perdida por el pecado? ¿Me dejo podar por Dios para que mi sarmiento produzca mejor fruto o me rebelo? ¿Ofrezco a mis hermanos los frutos de mis sarmientos?

Para rezar: Señor, aprieta mi sarmiento a tu Vid para que cada día tu vida divina invada todo mi ser. Señor, manda tu lluvia del cielo para que siempre esté verde mi sarmiento y crezca. Señor, no tengas miedo a la poda, porque así me desprenderás de todos los zarcillos inútiles.

 

 

24/04/2018-18:00
Isabel Orellana Vilches

San Pedro de San José Betancur, 25 de abril

«Este insigne apóstol de América central, sabio en misericordia, se ocupó especialmente de los desheredados, aunque derramó su caridad sobre todos. Un hombre de tanta ternura en su trato que fue denominado madre de Guatemala»

El humilde «Hermano Pedro», gran apóstol de América central, nació en Vilaflor, Tenerife, Islas Canarias, España, el 21 de marzo de 1626, en el seno de una familia dedicada al pastoreo y a la agricultura. Tuvo cinco hermanos que, como él, recibieron de sus padres la preciada herencia de la fe. De niño hincaba el cayado en el suelo con la idea de que le sirviera como reloj de sol; de ese modo podía controlar los momentos en los que debía abstenerse de comer y beber a fin de guardar el ayuno eucarístico. Ya entonces hacía penitencia y oraba de rodillas con los brazos en cruz, alabando a Dios, sin medir el tiempo. Al perder a su padre se ocupó de gestionar el modesto patrimonio que poseían. Un pariente suyo, fray Luis, trajo noticias de las misiones y de la labor evangelizadora que se llevaba a cabo allende los mares. Pedro sintió grandes ansias de partir allí. No eran los planes de su madre, que soñaba en su matrimonio, pero su inclinación era servir a la Iglesia. Con todo, sometió a Dios su voluntad.

Tenía una tía a la que calificaba como «mujer de Iglesia», y habiendo tomado un tiempo para orar quiso conocer su parecer. Ella le señaló las Indias:«Debes salir al encuentro de Dios, como Pedro sobre las aguas». Poco tiempo después, otro anciano venerable ratificó este juicio. Pedro partió a La Habana donde llegó con 23 años. Trabajó como tejedor, pero no identificaba el lugar en el que habría de llevar a cabo su misión y se trasladó a Honduras. Al oír hablar de Guatemala tuvo la certeza de que era su destino.

Entró en Santiago de los Caballeros de Guatemala, la antigua capital, el 18 febrero de 1651, rezando la Salve Regina. Ese día tembló la tierra y fueron incontables los damnificados. Él mismo, agotado, cayó enfermo y fue ingresado en hospital real de Santiago. Solo, sin referencias, ni medios, tuvo ocasión de convivir con los pobres y abandonados, muchos de ellos indios y negros. Cuando sanó, entró en contacto con los terciarios franciscanos. Las buenas amistades que iba amasando le prestaban libros piadosos. Aprendió a leer y a escribir. Y a finales de 1653 ingresó en la Congregación mariana de los jesuitas y se hizo hermano de la cuerda de San Francisco. Al año siguiente se unió a la hermandad de la Virgen del Carmen.

Ya tenía 27 años y acariciaba el sueño de ser sacerdote, pero el latín se le resistía. Tras diversas peripecias desistió de este anhelo y se fue a Petapa. En la ermita de los dominicos rezó ante la imagen de la Virgen del Rosario. Salió con dos ideas claras. Una, olvidarse del tema del sacerdocio. Otra, que debía regresar a Guatemala. Su confesor, el padre Espino, le sugirió que viviese en el Calvario. Y el 8 de julio de 1656 fue recibido en la Orden Tercera franciscana. Le vetaron ciertas penitencias que quiso realizar con afán de mortificación, y se sometió humildemente al juicio de sus superiores: «Más vale el gordo alegre, humilde y obediente, que el flaco triste, soberbio y penitente», decía. Alguien le preguntó qué es orar, y respondió: «estar en la presencia de Dios» [...). «Estarse todo el día y la noche alabando a Dios, amando a Dios, obrando por Dios, comunicando con Dios».Una vez, viéndole a pleno sol, quisieron saber por qué no se cubría. En su réplica estaba la clave: su familiaridad con las Personas Divinas: «Bien está sin sombrero quien está en la presencia de Dios».

Le encomendaron la tutela de la ermita del Calvario, cercana al convento, y fue su sacristán. En 1658, de la nada, confiando en la Providencia, abrió la «casita de la Virgen» que puso bajo el amparo de Santa María de Belén. Rememoraba con ella el modesto lugar donde Cristo nació. Allí inició una labor asistencial impregnada de misericordia. Las humildes moradas de los pobres, las cárceles y los hospitales comenzaron a sentir el influjo de la presencia de este gran apóstol. Se ocupó de los emigrantes que se hallaban sin trabajo, así como de los numerosos adolescentes que vagaban sin rumbo fijo y sin instrucción, cebo predilecto para desaprensivos, abocados a toda clase de males. Eran blancos, mestizos y negros. Los peligros no distinguen el color; acechan a cualquiera. De modo que pensando en tantos desheredados, puso en marcha una primera fundación para acogerlos. La formación humana y espiritual que les proporcionó seguía una línea pedagógica novedosa que continúa llamando la atención.

Pedro no se conformó con esta acción apostólica. Construyó una escuela, una enfermería, un hospital para convalecientes, un oratorio y una posada para estudiantes universitarios y clérigos que iban de paso, dos colectivos a los que les venía bien hallar alojamiento económico y seguro. La Eucaristía, la Pasión y el Nacimiento de Belén eran, junto a la oración, pilares de su vida. Perseguía, sobre todo, yacer oculto en Dios y desde esta centralidad suplicaba la conversión de los pecadores. Solía buscarlos por las calles de noche y de día con un mensaje transparente y directo: «Acordaos, hermanos, que un alma tenemos y, si la perdemos, no la recobramos».

En 1665 el obispo le permitió llamarse Pedro de San José. Era tanta su virtud que poco a poco se fueron uniendo al proyecto otros terciarios. Le ayudaban y compartían con él la penitencia y la oración. Viendo que este vínculo establecido en su derredor había dado lugar a una vida comunitaria, escribió unas reglas que no solo les comprometían a ellos sino también a las mujeres encargadas de la educación de los niños. Así florecieron las órdenes de los bethlemitas y de las bethlemitas, reconocidas por la Santa Sede en 1673. Los ciudadanos guatemaltecos denominaron a Pedro: «Madre de Guatemala». Eso da idea de la impresión de tutela en todos los ámbitos que había ejercido con ellos con su admirable caridad. Murió el 25 de abril de 1667 debido a una bronconeumonía que atacó a su organismo debilitado por las mortificaciones y los ayunos. Apenas contaba con 41 años. Uno de sus biógrafos lo ha calificado como «sabio en misericordia». Juan Pablo II lo beatificó el 22 de junio de 1980, y lo canonizó el 30 de julio de 2002.