Opinión

 

Ejemplaridad y estilo de vida

 

 

20/04/2018 | por Rafael Gutiérrez Amaro


 

 

Los valores o virtudes que a continuación indico son aquellos que considero básicos para que los viva cualquier persona: autenticidad, humanidad, delicadeza, amabilidad, cordialidad, sociabilidad, honestidad, respeto, sencillez, humildad, veracidad, lealtad, transparencia…. Para mí ellos son lo esencial. Sin ellos no fluiría en nosotros el manantial de aguas puras y cristalinas que se espera de cualquier buen ser humano. Sin ellos nuestra vida puede llegar a ser una vida incoherente, rota, vacía o hueca.

Pero si además: enarbolamos la bandera de la justicia; vivimos la libertad en el culmen de su plenitud; y defendemos la paz, dejándonos la vida en ello; podemos considerar así que nuestras vidas, la tuya y la mía, tienen sentido, mucho, mucho sentido.

Y si además de esto, como colofón, seguimos las huellas, las pisadas, el firme caminar del Sr. Jesús, conseguiremos ser pioneros  de una forma y estilo de vida esencial, ejemplar, que será de utilidad absoluta para que los demás, principalmente los jóvenes, aprendan.

Los responsables, de una manera o de otra de la sociedad actual, tenemos que dejar a los demás el legado de nuestros valores auténticos, de nuestra vida coherente, de nuestro testimonio basado en principios firmes. Es por ello por lo que si vivimos de cualquier manera, alejados de un sentido profundo y auténticos de la vida, podemos hacer un daño irreparable a las personas de las generaciones venideras. Hoy por desgracia hay pocos modelos para seguir, o si los hay están escondidos, y es por ello por los que los jóvenes no saben dónde acudir para encontrar un modelo que le sirva de referencia, de lo cual se deduce la importancia de nuestra responsabilidad. No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras vemos cómo el mundo se pierde en los lodazales que la sociedad actual, podrida en tantas cuestiones, les ofrece. Por lo tanto trabajemos con decisión para construir un mundo mejor, en donde se alcance plenamente la dignidad del ser humano. Un ser humano, por desgracia, tan falto de tanto; tan vacío, tan hundido.