Editorial

 

Feminismo de género y sociedad desvinculada

 

 

09/03/2018 | por ForumLibertas


 

 

El feminismo de género, el que, en España, pero no así en la mayor parte de Europa, ha protagonizado la huelga del día 8, es una manifestación más y muy radical de una crisis extrema de nuestra sociedad: la destrucción del concepto unitario de persona, al establecer un campo antagónico donde, de una parte, están todas las mujeres (aunque la mayoría no lo quiera o sepa) y en la otra, todos los hombres (aunque la mayoría no sienten tal división). El hecho de que la huelga fuera específicamente de mujeres, a pesar de que el tema central era laboral, y se negase a una acción conjunta con los hombres es una manifestación más que tiene muchos otros componentes previos. El más destacado, la legislación contra la llamada violencia de género, que determina siempre un mayor grado de culpabilidad y una menor presunción de inocencia en el hombre por el simple hecho de serlo. La ley ya disponía de recursos suficientes para abordar abusos -por una mayor fuerza, por abuso de confianza y los múltiples agravantes- para juzgar a hombres y mujeres caso por caso y no en bloque, que es como se imparte la justicia. En realidad, con este tipo de legislación se abrió una causa general contra el hombre. En eso estamos y es muy grave para el buen funcionamiento de esta sociedad.

Pero no solo se trata de ir contra el hombre rompiendo la unidad de la persona. Va más allá, porque afecta también a las mujeres.

Hasta ahora era el ser humano, la persona, en otros términos, el portador de derechos y deberes, con la única excepción de diferencias concretas fruto de la naturaleza, los derechos de la maternidad, del menor, etc. Esto está siendo demolido. Ya no existe el ser humano, sino identidades de género con derechos diferentes, como lo constata la legislación española y autonómica, siempre justificada por un mismo trasfondo. Existe una opresión de todos los hombres que debe ser combatida con leyes especiales. Existe la homofobia, pero solo se aplica a hombres. El principio de presunción de inocencia está destruido en este territorio. De hecho, no se ha hecho un balance concreto de todas las injusticias que se han abierto, y que es una necesidad urgente identificar.

Pero también daña a las mujeres porque el feminismo de género solo reconoce un estereotipo de mujer en el que no tienen lugar, o es escaso, las madres (excepto si es lesbiana) y las viudas que han dedicado su vida al cuidado de su familia, ni la prostitución, ni la pornografía, que en otros países son vistos como la base de la violencia contra la mujer. Les resulta imposible entender el matrimonio como institución estable formada por un hombre y una mujer, que la realización humana en su dimensión básica pasa por la maternidad y la paternidad, y que dedicar parte de una vida a cuidar a los hijos es la mejor y más gratificante de las tareas. Quien no quiera hacerlo así que no lo haga, pero que no lo denosté, boicotee, e impulse políticas contrarias a todo ello porque es la base de la felicidad y fundamento de la sociedad.

Seguro que hay aspectos de nuestra sociedad que funcionan mal en relación con las mujeres, como los hay sobre los pobres, los inmigrantes, las personas de más de 50 años, las personas afectadas por determinadas disfunciones a las que se les impiden nacer. Pero son estas causas concretas que hay que enfocar y el fondo moral común que las hace posible y no una absurda guerra de sexos.