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El Papa entregó el Premio Ratzinger

RV | 18/11/2017


 

 

En el marco de la VII edición del “Premio Ratzinger”, que tiene entre sus actividades la promoción de la investigación teológica y el compromiso cultural animado por la fe y por el impulso del espíritu hacia Dios, como recordó el Papa Francisco, fueron premiados los tres galardonados de este año: los alemanes Theodor Dieter, teólogo luterano comprometido en el dialogo ecuménico, y Karl-Heinz Menke, teólogo y sacerdote católico, gran conocedor del pensamiento de Joseph Ratzinger, así como Arvo Pärt, cristiano ortodoxo, compositor musical estonio dedicado principalmente a la música sacra.  A ellos junto a todos los miembros de la Fundación, Francisco quiso saludar, dirigiendo antes un “afectuoso e intenso pensamiento” al Papa emérito Benedicto XVI.

Su oración y su presencia discreta y alentadora nos acompañan en el camino común; su obra y su magisterio continúan siendo una herencia viva y preciosa para la Iglesia y para nuestro servicio.

El Pontífice invitó a la Fundación Ratzinger a “continuar con el compromiso, estudiando y profundizando esta herencia y al mismo tiempo mirando hacia adelante, para valorizar la fecundidad ya sea con la exégesis de los escritos de Joseph Ratzinger, así como para continuar – según su espíritu – el estudio y la búsqueda teológica y cultural, también entrando en los campos nuevos en los que la cultura actual solicita la fe al dialogo”. De este dialogo el espíritu humano tiene siempre necesidad urgente y vital: tiene necesidad la fe, que se abstrae si no se encarna en el tiempo; tiene necesidad la razón, que se deshumaniza si no se eleva al Trascendente, observó el Papa Bergoglio.

“Joseph Ratzinger continúa siendo un maestro y un interlocutor amigo para todos aquellos que ejercitan el don de la razón para responder a la vocación humana de la búsqueda de la verdad. Cuando el Beato Pablo VI lo llamó a asumir la responsabilidad de arzobispo de Munich y Frisingen, él elige como lema ‘Cooperatores veritatis’, ‘Colaboradores de la verdad’, extrayéndolo de la Tercera carta de Juan (v. 8). Estas palabras expresan bien el sentido completo de su obra y de su ministerio. Este lema campea sobre los diplomas de los Premios que he entregado, para dar a entender que también los Premiados han dedicado su vida a la altísima misión de servir a la verdad, a la diaconía de la verdad”.

El Obispo de Roma manifestó su alegría que los premiados provengan de tres confesiones cristianas, entre las cuales también aquella luterana, “con la que este año hemos vivido, constató, momentos particularmente importantes de encuentro y de camino común”.  “La verdad de Cristo no es para solistas, sino sinfónica, reflexionó el Papa: requiere colaboración dócil, compartir armonioso. Buscarla, estudiarla, contemplarla y traducirla en práctica juntos, en la caridad, nos atrae con fuerza hacia la plena unión entre nosotros: la verdad se convierte así en fuente viva de lazos de amor cada vez más estrechos”, constató, manifestando su alegría por la extensión del horizonte  del Premio que ahora incluye también a las artes, además de la teología y las ciencias a ellas naturalmente interconectadas. “Es una ampliación que corresponde bien a la visión de Benedicto XVI, que tantas veces nos ha hablado de manera tocante de la belleza como camino privilegiado para abrirnos a la trascendencia y encontrar a Dios”, finalizó Francisco.  

 

RC-SPC