Servicio diario - 01 de noviembre de 2017


 

Pedir a Dios la conversión del corazón de los terroristas: llamada del Papa Francisco
Anita Bourdin

Los "ingredientes" del Papa Francisco para vivir felices
Anita Bourdin

Mons. Felipe Arizmendi: La buena política
Felipe Arizmendi Esquivel

Todos los Santos: "La verdadera felicidad es estar con el Señor" (Traducción completa)
Anita Bourdin


 

 

01/11/2017-17:14
Anita Bourdin

Pedir a Dios la conversión del corazón de los terroristas: llamada del Papa Francisco

(ZENIT — Roma 1 de noviembre de 2017) El Papa expresa su dolor por los atentados sucedidos en Somalia, Afganistán y Nueva York y deplora "el abuso del Nombre de Dios" para justificar: invita a orar no solo por las víctimas, los heridos y sus familias sino también por la "conversión de los terroristas".

El Papa habló de estos atentados después del ángelus de este 1° de noviembre de 2017, fiesta de Todos los Santos, en la plaza San Pedro.

En Italia el Papa ha expresado su "dolor" por los "ataques terroristas de estos últimos días en Somalia, en Afganistán y ayer en Nueva York".

"Deploro estos actos de violencia, ha añadido el Papa, y oro por los difuntos, por los heridos y por sus familias"

Después ha invitado a orar por la conversión de los violentos: "Pidamos al Señor que convierta el corazón de los terroristas y que libere al mundo del odio y de la locura homicida que abusa del Nombre de Dios para sembrar la muerte".

No sin recordar la oración de Santa Teresa de Lisieux, que amaba tanto, al condenado a muerte Pranzini, el Papa Francisco invita regularmente a la oración por la conversión de los violentos.

Él hizo por ejemplo después de los atentados que golpearon a Turquía en junio de 2016: "Que el Señor convierta los corazones de los violentos y sostenga nuestros pasos por el camino de la paz. Oremos en silencio".

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

01/11/2017-18:13
Anita Bourdin

Los "ingredientes" del Papa Francisco para vivir felices

(ZENIT — Roma 1 de noviembre de 2017) "La verdadera felicidad no consiste en tener cualquier cosa o de converstire en alguien: la verdadera felicidad es estar con el Señor y de vivir por su amor. ¿Lo creéis?".

El papa Francisco ha hecho esta pregunta por dos veces antes del Angelus de este 1° de noviembre de 2017, fiesta de Todos los Santos, desde la ventana del despacho del palacio apostólico del Vaticano que da a la Plaza San Pedro.

El Papa ha puesto en evidencia la unión entre la fe, santidad y felicidad. En un tweet ha invitado a no tener miedo de la santidad "para todos". "Debemos progresar para creer esto", ha insistido el papa.

Ha tomado la comparación de la vidriera para decir: "Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en su corazón y que lo han transmitido al mundo cada uno según su propia "tonalidad". Pero todos han sido transparentes, han luchado para quitar las manchas y las oscuridades del pecado, de manera que han dejado pasar la delicada luz de Dios. Esta es la finalidad de la vida: hacer pasar la luz de Dios y también es la finalidad de nuestra vida".

Así, el Papa ha comentado el Evangelio de las bienaventuranzas leído en la misa del día: "Los ingredientes para la vida gozosa se llaman las bienaventuranzas: son bienaventurados los sencillos, los humildes que le hacen un lugar a Dios, que saben llorar por los otros y por sus propios errores, se mantienen mansos , luchan por la justicia, son misericordiosos hacía todos, guardan la pureza del corazón, no odian, y cuando sufren, responden al mal con el bien".

El Papa ha abogado por una santidad en la vida de cada día: "Estas son las

bienaventuranzas. No piden gestos deslumbrantes, no son para los superhombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día".

Ha evocado también a los "muchos" santos de todos los días, presentes en el mundo hoy: "los santos son así: respiran como todo el mundo el aire contaminado del mal que hay en el mundo, pero en el camino, no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús el que indica las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Hoy, es la fiesta de aquellos que han logrado el objetivo indicado en este mapa: no solamente los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas "de la puerta de al lado"; que hemos podido haber encontrado y conocido".

El Papa ha invitado espontáneamente a aplaudirles: "Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas sencillas, ocultas que, en realidad, ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo. Y hay tantos hoy! ¡Hay tantos! Gracias a estos hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo, que viven en medio de nosotros: saludemosles todos con un fuerte aplauso!

Después del Angelus, el Papa ha publicado este tweet en su cuenta Pontifex_es: "Queridos amigos, el mundo tiene necesidad de santos y todos nosotros sin excepción, estamos llamados a la santidad. ¡No tengáis miedo!".

©Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

01/11/2017-14:58
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: La buena política

LA BUENA POLÍTICA

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

Ya estamos en plenas precampañas electorales, tanto para renovar la presidencia de la república, como varias gubernaturas, diputaciones y presidencias municipales. Una gran parte de la opinión pública del país ha expresado su rechazo y desconfianza hacia los actuales partidos políticos y hacia la forma como se maneja nuestra democracia.

Escuchamos todo tipo de propuestas, de alternativas, de ofrecimientos, pero mucha gente ya no sabe a quién creerle. Las propagandas se esfuerzan por ser muy creativas, para atraer simpatizantes, pero, lamentablemente, hay quienes sólo piensan en su futuro inmediato, en un puesto seguro con cualquier partido que parezca el que tiene más probabilidades de ganar, no tanto por su ideología o por su amor a la patria.

Pareciera que la política es más una lucha por el poder y el dinero, que un servicio leal y generoso a la comunidad.

Cuando hay mítines de los candidatos, hay personas que sólo acuden para ver qué les dan, o qué beneficios pueden obtener. Otros apoyan acríticamente a quienes son contrarios al sistema, no importa que prometan cosas que no se pueden cumplir; lo que les interesa es demostrarse a sí mismos, y a otros, que son antisistémicos. No faltan quienes apoyan, como dicen, al menos malo, al menos corrupto, sin analizar a cuantos le rodean en su equipo.

 

PENSAR

El papa Francisco, en su visita pastoral a Bolonia, en el centro de Italia, describió la que llamó buena política: "No la que es sierva de las ambiciones individuales o de la prepotencia de grupos o centros de poder. Una política que no sea ni sierva ni patrona, sino amiga y colaboradora; no temerosa o imprudente, sino responsable y por lo mismo valiente y prudente al mismo tiempo; que aumente la participación de las personas, su inclusión y participación progresiva; que no deje al margen a determinadas categorías; que no saquee ni contamine los recursos naturales, que no son un pozo sin fondo, sino un tesoro que Dios nos da, para que lo usemos con respeto e inteligencia. Una política que pueda armonizar las aspiraciones legítimas de individuos y grupos, manteniendo el timón firme en el interés de toda la ciudadanía.

Os invito a exigir de los protagonistas de la vida pública coherencia de compromiso, preparación, rectitud moral, iniciativa, longanimidad, paciencia y fortaleza para afrontar los desafíos de hoy, sin pretender, sin embargo, una perfección imposible. Y cuando el político se equivoca, que tenga la grandeza de ánimo para decir: 'Me he equivocado, perdonen; sigamos adelante'. ¡Esto es noble!

Los acontecimientos humanos e históricos y la complejidad de los problemas no permiten que se resuelva todo y de inmediato. La varita mágica no funciona en la política. Un realismo saludable sabe que incluso la mejor clase dirigente no puede resolver todos los problemas en un instante. Para darse cuenta, es suficiente tratar de actuar personalmente en lugar de mirar y criticar el trabajo de los demás desde el balcón. Es un defecto, cuando las críticas no son constructivas. Si el político se equivoca, díselo, a través de la prensa, de la radio. Pero decirlo constructivamente. Y no mirar desde el balcón esperando a que fracase. No, así no se construye la civilización. Incluso con la ayuda de Dios y la colaboración de los hombres, en cualquier caso, cometeremos errores. Todos nos equivocamos.

Es crucial poner en marcha iniciativas generando amplias colaboraciones, en lugar de concentrarse en la ocupación de puestos.

En los últimos años, la política parece retroceder frente a la agresión y la omnipresencia de otras formas de poder, como la financiera y la mediática. Es necesario relanzar los derechos de la buena política, su independencia, su capacidad específica de servir al bien público, de actuar de tal manera que disminuya las desigualdades, promueva el bienestar de las familias con medidas concretas, de proporcionar un marco sólido de derechos y deberes -equilibrar unos y otros- y de hacerlos eficaces para todos. Oremos al Señor para que suscite buenos políticos que realmente se preocupen por la sociedad, el pueblo y el bien de los pobres" (1 de octubre de 2017).

 

ACTUAR

Seamos críticos ante la multiplicidad de candidatos a diversos puestos. Analicemos su persona, su historia, su familia, sus convicciones, su experiencia en cargos anteriores, su honestidad, su coherencia de vida, su fe; en una palabra, su vida entera. No nos dejemos embaucar por la propaganda.

 

 

01/11/2017-16:24
Anita Bourdin

Todos los Santos: "La verdadera felicidad es estar con el Señor" (Traducción completa)

(ZENIT — Roma, 1 de noviembre de 2017) "La verdadera felicidad es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Lo creéis?": el Papa Francisco ha hecho esta pregunta dos veces antes del ángelus de este 1° de noviembre, fiesta de Todos los Santos, desde la ventana de su despacho del palacio apostólico del Vaticano que da a la plaza San Pedro.

Ha hecho la comparación de la vidriera para decir: "Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en su corazón y que lo han transmitido al mundo, (...). Han luchado para eliminar las manchas y las oscuridades del pecado, para que pudiera pasar la delicada luz de Dios. Esta es la finalidad de la vida: hacer pasar la luz de Dios y también es la finalidad de nuestra vida".

El Papa ha comentado el Evangelio de las bienaventuranzas leído en la misa de hoy: "Los ingredientes para la vida feliz se llaman bienaventuranzas. (...) Las bienaventuranzas (...) no piden gestos brillantes, no son para los superhombres, sino para que viva las pruebas y las fatigas de cada día".

También ha hablado de los "muchos" santos de todos los días, presentes en el mundo de hoy, El Papa espontáneamente ha invitado a aplaudir.

Esta es nuestra traducción rápida, de trabajo, de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en italiano antes del Angelus.

 

Discurso del papa Francisco antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y buena fiesta!

La solemnidad de Todos los Santos y "nuestra" fiesta: no porque seamos "buenos" sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida.

Los santos no son perfectos modelos, sino personas traspasadas por Dios. Podemos compararlas con las vidrieras de las iglesias, que hacen pasar la luz de diferentes tonalidades de colores. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han acogido la luz de Dios en sus corazones y que la han transmitido al mundo, cada uno según su "tonalidad". Pero todos han sido transparentes, han luchado para quitar las manchas y las oscuridades del pecado, para así poder hacer pasar la delicada luz de Dios. Esta es la finalidad de la vida: dejar pasar la luz de Dios y es también la finalidad de nuestra vida.

En efecto, hoy, en el Evangelio, Jesús se dirige a los suyos, a todos nosotros, diciéndonos "felices" (Mt 5, 3). Es la palabra con la cual comienza su predicación, que es "evangelio", buena nueva, porque es el camino de la felicidad. Quien está con Jesús es bienaventurado, es feliz. La felicidad no consiste en tener algo o ser alguien, no, la verdadera felicidad es la de estar con el Señor y de vivir por amor. ¿Creéis esto?.

La verdadera felicidad no consiste en tener algo o de convertirse en alguien, la verdadera felicidad es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Creéis esto?. Debemos progresar para creer esto.

Entonces, los ingredientes para una vida feliz se llaman bienaventuranzas: son bienaventurados los sencillos, los humildes que dejan lugar a Dios, que saben llorar por los otros y por sus propios errores, permaneciendo ambles, luchan por la justicia, son misericordiosos con todos, mantienen la pureza de corazón, trabajan siempre por la paz y permanecen alegres, no odian, y, cuando sufren, responden al mal con el bien.

Estas son las bienaventuranzas. No piden gestos llamativos, no son para los superhombres, sino para que vivan las pruebas y las fatigas de cada día. Los santos son así: respiran como todo el mundo el aire contaminado del mal que hay en el mundo, pero en el camino, no pierden, no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús indicado por las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Hoy, es la fiesta de aquellos que han logrado el objetivo indicado en este mapa: no solamente los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas "de la puerta de al lado", que hemos podido encontrar y conocer. Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas sencillas, ocultas que, en realidad, ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo. Y hay tantos hoy! Hay tantos! Gracias a tantos hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a hacer avanzar el mundo, que viven en medio de nosotros: saludemos a todos con grandes aplausos!.

Ante todo, me gustaría decir la primera bienaventuranza, es la de los "pobres de corazón" (Mt 5,3). Qué significa esto? Que no viven para el éxito, el poder ni el dinero. Saben que los que acumulan tesoros para sí no se enriquecen delante de Dios (Cf. Le 12,21): al contrario, creen que el Señor es el tesoro de la vida, el amor al prójimo la única fuente verdadera de ganancia. A veces estamos descontentos por el hecho de que nos falta algo o estamos preocupados sino estamos considerados como nos gustaría. Recordemos que nuestra dicha no está en esto, sino en el Señor y en su amor: solo con él, amando podemos vivir felices.

Por último, querría citar otra bienaventuranza, que no se encuentra en el Evangelio, sino al final de la Biblia, y que habla del término de la vida: "Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor" (Ap. 14,13). Mañana, estaremos llamados a acompañar a nuestros difuntos con nuestra oración para que puedan disfrutar del Señor para siempre. Recordemos con gratitud a los que nos son queridos y oremos por ellos.

Que la Madre de Dios, Reina de los Santos y Puerta del Cielo, interceda por nuestro camino de santidad y por aquellos que nos son queridos que nos han precedido y han partido hacia la Patria Celeste.

©Traducción de ZENIT, Raquel Anillo