Vaticano
El próximo año dará un curso sobre teología y espiritualidad en Ratzinger

El decano de Teología de San Dámaso considera que los ‘dubia’ no entran en el modo de pensar de Benedicto XVI

Gerardo del Pozo no puede “imaginarse al Papa emérito participando en una estrategia contra Francisco”

 

El sacerdote Gerardo del Pozo, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid, estudioso de la vida y teología de Benedicto XVI, responde a Religión Confidencial sobre algunas cuestiones de actualidad que han salpicado al Papa emérito, entre otras, la carta que escribió con motivo de su fallecimiento a su amigo, el cardenal alemán Joachim Meisner, uno de los cuatro purpurados de los dubia.


 

 

Gerardo del Pozo es estudioso de la vida y teología de Benedicto XVI.  El próximo año impartirá un curso en la Facultad de Teología San Dámaso (UESD) sobre: “Teología y espiritualidad del sacerdocio en J. Ratzinger”.  Ha dado también cursos sobre su cristología y ha publicado artículos sobre su teología, además de realizar traducciones.

De hecho, desde hace muchos años veranea en una pequeña ciudad alemana llamada Siegen. “Es un como mi Betania en la que me retiro un par de semanas a descansar, meditar y orar. También, a estudiar y a reencontrarme con ya viejos amigos”, revela a RC.

 

¿Habló Meisner con Benedicto XVI?

Su conocimiento le acredita para responder a algunas cuestiones sobre el Papa emérito. Entre otras, si considera que el cardenal Meisner, arzobispo emérito de Colonia, uno de los cuatro que firmó los dubia (duda) sobre Amoris Laetitia, habló con Benedicto XVI antes de firmar y entregar estas dudas al Papa Francisco.

“Que Benedicto XVI era muy amigo del cardenal Meisner es un hecho confesado por ambos. No debe extrañarnos que hablaran del tema. Pero nadie puede sacar conclusión alguna de la supuesta conversación. Los dubia están planteados de un modo dialéctico (o sí o no, o todo o nada), extraño al modo orgánico de pensarque tiene Benedicto XVI: contemplar el todo desde su núcleo vital (grano de mostaza) del que brotan un tronco y luego una multitud de ramas. Las ramas pueden llegar a morir cuando pierden el contacto con el centro vital. Pero pueden surgir también nuevos brotes", responde a RC. 

En esta misma línea, el decano de Teología insiste: “No puedo adivinar qué podría haber dicho al cardenal Meisner. Y menos si éste se guió por la opinión de aquél. En todo caso, no puedo imaginarme a Benedicto XVI participando en una estrategia contra el Papa Francisco”.

Benedicto XVI envió una carta con motivo del fallecimiento del cardenal Meisner que se leyó en su funeral. Algunos analistas interpretaron ciertos párrafos de este texto como un juicio sobre el pontificado de Francisco. Gerardo del Pozo subraya que “tampoco puedo imaginar en Benedicto XVI un juicio global y negativo sobre el Pontificado de Francisco. Estaría en contradicción con la actitud filial y cordial que Ratzinger mostró siempre con los Papas”.

 

Valoración positiva de Francisco

En este sentido, explica que el Papa emérito, “estaría en contradicción con la valoración tan esperanzadora que hace del Pontificado de Francisco en su último libro de entrevistas: Últimas preguntas. Pero, sobre todo, estaría en contradicción con los sentimientos más profundos de su corazón que mostró en la presentación de sus homilías sobre el sacerdocio al dirigirse con estas palabras a Francisco allí presente: “Gracias, Santo Padre. Su bondad, desde el primer momento de la elección, en cada momento de mi vida aquí, me admira, me hace partícipe realmente, interiormente. Más que los jardines vaticanos, con su belleza, es su bondad el lugar donde vivo: me siento protegido [...] Y esperamos que usted pueda seguir adelante con todos nosotros por esta senda de la misericordia divina, mostrando el camino de Jesús, hacia Jesús, hacia Dios”.

El profesor de teología piensa que esta confesión es algo nuevo en la historia de la Iglesia: mostrar adhesión y afecto filial al actual Papa después de haberlo sido él mismo. “Debemos dar gracias a Dios por este don y este signo tan grande para la Iglesia y para el mundo”, indica.

 

El párrafo polémico de la carta

El párrafo más polémico de la carta de Benedicto fue la siguiente:  El cardenal Meisner ha sabido vivir la vida con la certeza profunda de que el Señor no abandona a su Iglesia, ni siquiera cuando la barca está a punto de volcarse.

“Tampoco se puede saber a ciencia cierta qué quería decir Benedicto XVI con estas palabras. A mi modo de ver, quiso hacer una valoración global sobre el camino de la vida de Meisner. Una valoración desde la mirada de un amigo sobre otro amigo con el que ha hablado muchas veces de corazón a corazón, por ser ambos sacerdotes y considerar a la Iglesia como la patria del corazón.  Una mirada llena de admiración ante un amigo que se ha mantenido fiel a la Iglesia en las situaciones más difíciles”, explica Del Pozo.

A propósito de esta polémica, el secretario personal del papa emérito, Georg Gänswing manifestó que se estaban instrumentalizando sus palabras. “Imagino que lo habrá dicho con el consentimiento de Benedicto XVI. Y que éste ha querido salir al paso de posibles instrumentalizaciones por parte de algunos más renuentes a la llamada del Papa Francisco a poner la Iglesia en salida misionera”, responde el profesor de Teología.

 

Caso Ratisbona

Respecto al caso de los 500 niños maltratados y algunos violados en el coro Ratisbona, tema que la diócesis está tomando ahora cartas en el asunto, algunos se preguntan cómo es posible que ni el cardenal Ratzinger, ni su hermano, el sacerdote Georg Ratzinger, exdirector del coro católico alemán, no se dieran cuenta de estos hechos.

“No conozco el caso como para poder pronunciarme. En todo caso, la cuestión de la pederastia de los sacerdotes es un tema muy doloroso para los católicos y principalmente para nosotros los sacerdotes. Es una prueba más del carácter paradójico de la existencia sacerdotal: llevar tesoros divinos en vasos tan frágiles como nuestra humana naturaleza caída”, manifiesta Gerardo del Pozo.

Añade asimismo que “los enemigos de la Iglesia aprovechan esta debilidad para denigrarla. La jerarquía en general y los sacerdotes en particular no debemos actuar reactivamente defendiendo lo indefendible. Debemos ponernos de parte de las víctimas y exigir la justicia con ellas. Debemos mostrar que no estamos contra nadie, ni siquiera contra los enemigos de la Iglesia, ni contra los que han hecho el mal, sino a favor de todos. Nuestra experiencia nos dice que en la Iglesia dominan abrumadoramente la verdad y el bien. Y sabemos por la fe que, a pesar de estos hechos que claman al cielo, en el rostro deformado de la Iglesia se encuentra contenida la esperanza de todos los hombres: la misericordia de Dios en Cristo”.

En cualquier caso, el Decano de Teología no niega que ambos tuvieran algún conocimiento, “pero me resulta difícil pensar que Ratzinger haya tenido un conocimiento de los hechos como el que ahora parece que tenemos. Y más difícil aún pensar que Ratzinger haya encubierto el mal o haya sido insensible al sufrimiento de las víctimas. Como todos nosotros, también él habrá ido conociendo los hechos y tomando conciencia paulatinamente del sufrimiento de sus víctimas. También los creyentes en nuestra defensa de la Iglesia, podemos conformarnos a los criterios políticos y partidistas del mundo y preterir el sufrimiento de las víctimas”.

 

Legado de Benedicto XVI

El caso es que estás dos últimas noticias han empañado la imagen de Benedicto XVI en los últimos días. Sin embargo, el pontificado del Papa emérito ha sido muy rico en muchas cuestiones. Y lo explica el Decano de Teología.  

“Como escribió F. Hölderling en su himno Patmos, Dios está cercano y es difícil percibirle. Pero donde está el peligro crece lo que salva. Pienso que ha sido providencial que, cuando explotó la cuestión de la pederastia de los sacerdotes, estuviera en la Sede de Pedro un Papa con la sabiduría teológica y la hondura espiritual de Benedicto XVI. Ha ayudado a los cristianos y a los hombres en general a contemplar la Iglesia desde el centro cristológico y teológico de su misterio”.

En este sentido, Gerardo del Pozo asegura que el Papa emérito “ha ayudado a purificar y desmundanizar nuestra mirada sobre la Iglesia y el cristianismo. Su renuncia final y los motivos que le llevaron a ello son como el sello con el que rubricó esa desmudanización. Y deja a la Iglesia una herencia teológica, que veo recapitulada en la trilogía Jesús de Nazareth, y que puede orientarnos intelectual y espiritualmente también en los nuevos tiempos del Papa Francisco”.

En esta línea, afirma que el Papa Francisco quiere situar a la Iglesia en salida misionera.  “Que vivamos la fe en medio de los dramas humanos, llegando hasta las periferias reales y existenciales de los hombres, porque es allí donde mejor brilla el poder y la sabiduría del Evangelio de Jesucristo, y porque, a la postre, todos los hombres se acaban encontrando en ellas”, concluye.