Servicio diario - 28 de julio de 2017


Falleció Charlie Gard, el bebé que consternó al mundo
Redacción

Mons. Gallagher preside una misa en Roma, en las fiestas patrias de Perú
Sergio Mora

El cardenal Parolín pide que Europa y Rusia no sean considerados antagonistas
Redacción

Obispos de Venezuela rechazan la Constituyente, pero si se realiza piden se evite la violencia
Redacción

Santos Luís Martín y Celia Guérin – 29 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

28/07/2017-19:02
Redacción

Falleció Charlie Gard, el bebé que consternó al mundo

(ZENIT – Roma, 28 Jul. 2017).- Charlie Gard, el bebé de 11 meses que padecía de una rara enfermedad, para quien la Corte Europea había dictaminado apagar los aparatos que lo mantenían en vida, y que obtuvo junto a su familia las oraciones del papa Francisco, falleció este viernes en un hospicio para niños en Inglaterra.
El director de la Oficina de prensa del Vaticano, Greg Burke, indicó el pasado 24 de julio que el Papa rezaba por Charlie y sus padres, y se sentía especialmente cercano a ellos en este tiempo de inmenso sufrimiento. Y añadió que el Santo Padre pidió que nos unamos en oración “para que ellos puedan encontrar el consuelo y el amor de Dios”.
La madre, Connie Yates, dijo este viernes en un comunicado: “Nuestro bello y pequeño niño se ha marchado. Estamos muy orgullosos de ti”.
El presidente de la Pontificia Academia de la Vida, Mons. Vincenzo Paglia, señaló hoy en Roma al conocer la noticia, que ‘El amor de Dios nunca quita el enchufe”. Y este caso nos lleva a promover una cultura del acompañamiento, y a decir tres grandes no: “no a la eutanasia, no al abandono, no al ensañamiento terapéutico”, acompañados por un sí a la vida.
El pequeño de 11 meses que la semana próxima iba a cumplir un año, sufría una enfermedad diagnosticada por el hospital Great Ormond Street de Londres, por ahora sin un tratamiento que permitiera curarse, pero se podía probar en Estados Unidos un tratamiento experimental.
Un juez británico ordenó en abril desenchufar los aparatos que lo mantenían en vida, al hospital Great Ormond Street que hizo la solicitud. Los padres apelaron inútilmente hasta llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En Roma, el Hospital pediátrico Bambino Gesú, se dijo “disponible para proteger al pequeño por el tiempo que le queda de vida”. Los papás anunciaron el lunes 24 su decisión de finalizar la larga batalla legal, pues “mucho tiempo ha sido desperdiciado”.

 

 

28/07/2017-17:56
Sergio Mora

Mons. Gallagher preside una misa en Roma, en las fiestas patrias de Perú

(ZENIT – Roma, 28 Jul. 2017).- Mons. Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, presidió este 28 de julio en Roma, una misa solemne en español con motivo de las fiestas patrias de Perú y pidió oraciones por el viaje que el Papa ha programado en enero 2018 a Chile y Perú.
La misa en la basílica de Santa María Sopra Minerva, a dos pasos del Panteón romano, fue organizada por la embajada de Perú ante la Santa Sede y vio congregados a diplomáticos, religiosos y varios cientos de personas del colectivo peruano y latinoamericano residente en Roma.
Un coro polifónico amenizó con cantos en español y con melodías andinas.
Mons. Gallagher recordó en su homilía hecha en español, que “la historia del Perú tiene la fe en sus raíces” y devociones como el Señor de los Milagros, la Virgen de Chapi, además de sus santos. Es un país, aseguró, que debe enfrentar desafíos, “como generar trabajo para el desarrollo, combatiendo la corrupción y la desigualdad social”.
Invitó también a rezar por el viaje apostólico que el Santo Padre realizará Perú, “para que el aire fresco del Evangelio fortalezca a los peruanos, para que sirvan como hijos de Dios a su Iglesia y a su patria”.
Por su parte la embajadora de Perú ante la Santa Sede, Elvira Velásquez Rivas-Plata, en unas breves pero emotivas palabras, no escondió la emoción ante la idea de que el Santo Padre viajará en breve a su país donde dijo, todos lo esperan con entusiasmo.
La ceremonia religiosa concluyó con el canto del himno nacional de Perú y un cortejo que llegó hasta la capilla lateral del templo, dedicada a Santa Rosa de Lima. Le siguió un vino de honor en el claustro del convento dominicano.

 

 

28/07/2017-18:21
Redacción

El cardenal Parolín pide que Europa y Rusia no sean considerados antagonistas

(ZENIT – Roma, 28 Jul. 2017).- El Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, en una entrevista al diario italiano Il Sole 24 Ore, habló del viaje que realizará en agosto a Moscú y que Europa Occidental y Rusia no deben ser considerados como “polos opuestos”, sino que Occidente debe reconocer el papel fundamental de Europa del Este “en el campo de la civilización, la cultura y la fe cristiana”.
El secretario de Estado de la Santa sede realizó en 2015 una visita a Bielorrusia, el año pasado otra a Ucrania y el 17 de julio señalo: “Voy a Rusia como colaborador del Papa. Como colaborador de aquel que quiere construir puentes para que crezca, en el mundo, la capacidad de comprenderse, de dialogar. Para construir un clima y un ambiente de justicia y de paz”. En el viaje está programado un encuentro con el presidente Vladimir Putin.
Al diario italiano el Cardenal le aseguró que “la Iglesia Católica tiene una diplomacia de la paz. Ella no tiene ningún interés de poder: ni político ni económico o ideológico”, porque “la Santa Sede no busca nada para sí. El suyo es un esfuerzo evangélico humanamente difícil pero indispensable, de modo que los mundos vecinos regresen al diálogo y dejen de ser desgarrados por el odio”.
Interrogado sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump pidió tiempo antes de juzgar a su gobierno porque dijo, “una nueva administración necesita tiempo para encontrar su propio equilibrio”.
Por lo que se refiere a los países asiáticos y la República Popular de China, purpurado dijo que “en concreto la Iglesia Católica reclama que se garantice el derecho a profesar libremente su fe para el beneficio de todos y para la armonía de la sociedad. Católicos que desean vivir en paz su fe en su país como buenos ciudadanos, comprometidos con el desarrollo positivo de la comunidad nacional”. Y concluyó asegurando que “el diálogo en sí mismo ya es un paso positivo, abre la reunión y hace aumentar la confianza”.

 

 

28/07/2017-13:03
Redacción

Obispos de Venezuela rechazan la Constituyente, pero si se realiza piden se evite la violencia

(ZENIT – Roma, 28 Jul.. 2017).- Los obispos de Venezuela publicaron este jueves un comunicado en el que rechazan la convocatoria a una Asamblea Constituyente, porque no resolverá los graves problemas del país, será un instrumento parcializado, y agravará la actual crisis. Entretanto precisan que “si se da ese proceso, que no apoyamos”, piden que desarrolle sin violencia.
Rechazan además la violencia contra los civiles que manifiestan, y le recuerdan las Fuerzas Armadas de Venezuela (FANB) su responsabilidad de defender la vida de las personas, y del “no matarás”.

A continuación el comunicado:

Comunicado de la Presidencia de la CEV ante las elecciones para la Constituyente Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes (Sabiduría 1,13)

1. Faltando pocas horas para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana reitera su rechazo a esa iniciativa, por considerarla inconstitucional, pero además, innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano. En efecto: no ha sido convocada por el pueblo, tiene bases comiciales inaceptables, y en ella estarán representados sólo los partidarios del oficialismo. Será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente.

2. Vivimos horas difíciles cargadas de incertidumbres y contradicciones, lo que en otras latitudes es expresión normal de la ciudadanía, entre nosotros se convierte en enfrentamientos de creciente intensidad y con un ventajismo desgarrador: efectivos militares y policiales, y grupos civiles armados afectos al gobierno, obran coordinadamente atropellando al pueblo que manifiesta su descontento y su rechazo a la asamblea constituyente.

3. Una vez más alzamos nuestras voces contra la violencia, venga de donde venga. Es preciso que si se da ese proceso, que no apoyamos, se desarrolle sin violencia. La violencia no puede ser nunca la forma de solucionar los conflictos sociales que se agravan día a día en nuestra sociedad venezolana. La represión desmedida con saldo de heridos, muertos y detenidos genera mayor violencia.

4. Queremos recordarle a la FANB, responsable en estos días con el Plan República, que su primera obligación es con el pueblo y está llamada constitucionalmente a defender la vida de todos los ciudadanos, sin distingos de ninguna clase ni parcializaciones políticas. Los hechos del día de ayer no parece que vayan en esa línea; por tanto, que en estos momentos de tensión no sea la irracionalidad y la fuerza bruta la que pretenda solucionar el reclamo de buena parte de la sociedad.

5. El papel primario de la FANB es mantener la paz y el orden para que la racionalidad y el actuar de las partes en conflicto tienda puentes que superen el caos en el que estamos sumidos. No aumentemos más el sufrimiento y la angustia de tanta gente que quiere vivir en paz, que se escuche y respete su voz de protesta y se encuentren caminos de entendimiento y bien para todos. Como nos dice el Papa Francisco “el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada” (EG 226).

7.-Desde el fondo de nuestro corazón y como expresión de fraternidad surgen dos expresiones muy humanas y cristianas: un “no matarás” física o moralmente en forma de violencia y represión que generan muertos, heridos y encarcelados; y un “cultiva la vida” en medio del pueblo por la solidaridad que comparte el pan, el medicamento, la vida en común, la verdad que enaltece, el bien que nos hace mejores, la fe que siembra esperanza.

8.- Que el Señor y la Virgen de Coromoto bendigan a Venezuela y que los venezolanos podamos resolver nuestros conflictos de manera pacífica. Amén.

Caracas, 27 de julio de 2017

+Diego Rafael Padrón S
Arzobispo de Cumaná
Presidente de la CEV.
+José Luis Azuaje Ayala
Obispo de Barinas
1° Vicepresidente de la CEV
+Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
2° Vicepresidente de la CEV
+Víctor Hugo Basabe
Obispo de San Felipe
Secretario General de la CEV
+Jorge Cardenal Urosa Savino
Arzobispo de Caracas
Presidente Honorario de la CEV
+Baltazar Cardenal Porras C.
Arzobispo de Mérida
Presidente Honorario de la CEV

 

 

28/07/2017-04:22
Isabel Orellana Vilches

Santos Luís Martín y Celia Guérin – 29 de julio

(ZENIT – Madrid).- En condiciones normales lo usual es que los hijos se sientan agradecidos por los padres que les dieron la vida, que reconozcan en sí mismos rasgos dignos de toda consideración que de ellos heredaron. Nada más hondo desde el punto de vista humano que estos lazos de sangre que vinculan a unos y a otros. Si las enseñanzas que impregnan las primeras etapas de la vida, para bien y para mal, dejan una huella imborrable, es fácil comprender que cuando los progenitores son santos el alcance de aquéllas para la prole sea inconmensurable. Teresa de Lisieux tuvo esa gracia. De ahí que dijese: «Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra».
El 19 de octubre de 2008 Benedicto XVI beatificó a los componentes de este virtuoso matrimonio. Y el 18 de octubre de 2015, en pleno Sínodo de la Familia, el papa Francisco los canonizó. Ninguno de los dos pudo ingresar en la vida religiosa, como desearon, aunque acudieron a sendas órdenes. Luís tocó la puerta del monasterio del Gran San Bernardo, en los Alpes, y Celia la de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La misión de ambos era otra: convertirse en ejemplos de amor y fidelidad conyugal vinculados por la misma fe, y formar una familia en la que sobresalió la benjamina. Porque Teresa bebió de ellos el néctar de su caridad y con tan formidable pilar, junto a la gracia de Cristo y su entrega personal, alcanzó la santidad.
Luís, segundo de cinco hermanos, nació en Burdeos, Francia, el 22 de agosto de 1823. Su padre era capitán del ejército. Eso hizo que durante un tiempo tuviese que vivir en distintos lugares hasta que se afincaron en Alençon. No eligió la carrera militar como él, y quizá debido a su temperamento reflexivo y discreto, amante del silencio, sopesó la opción de aprender un oficio, eligiendo el de relojero. Su formación se había iniciado con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Luego obtuvo las herramientas precisas para su profesión en Bretaña, Rennes, Estrasburgo, el Gran San Bernardo y París. Con 22 años se propuso consagrarse. Pero tenía una seria dificultad con el latín y de su aprendizaje dependía su admisión en el monasterio. Lo intentó con verdadero esfuerzo, pero no consiguió dominar la disciplina, y este sueño quedó atrás. Se instaló en Alençon y regentó su relojería. Era sociable y tenía muchos amigos con los que compartía diversas aficiones. La vertiente espiritual siempre viva en él hallaba eco en el círculo Vital Romet integrado por jóvenes creyentes que eran dirigidos por el abate Hurel. También era miembro de las conferencias de San Vicente de Paúl. Pudo haberse casado con una joven de elevada posición social, pero eludió este compromiso. Vendió una propiedad y adquirió una casa. En ella colocó una imagen de María que le habían obsequiado. Es la conocida «Virgen de la Sonrisa», que la familia trasladó a Buissonnets, en Lisieux.
Celia nació en Gandelain, Orne, Normandía, el 23 de diciembre de 1831. Era la mediana de tres hermanos. La primogénita fue monja de la Visitación. En cuanto a Isidore, el benjamín, hizo las delicias de la casa, un extremo que apenó a la beata al ver cómo recaían en este único varón todas las atenciones maternas. De modo que tuvo una infancia y juventud dolorosas debido, en parte, al carácter de los padres, pero acentuada también por su sensibilidad. Confió este sentimiento a su hermano sin rubor, reconociendo que para ella esos años fueron: «tristes como una mortaja, pues si mi madre te mimaba, para mí, tú lo sabes, era demasiado severa; era muy buena pero no sabía darme cariño, así que sufrí mucho».
Residía en Alençon desde la jubilación de su padre. Tras su muerte, la madre fue incapaz de regentar el negocio, un bar, y la falta de recursos económicos afectó a todos. Celia recibió instrucción de las religiosas de la Adoración perpetua que le enseñaron a realizar un primoroso encaje muy valorado en la ciudad. Se dedicó a esta labor porque el día de la Inmaculada de 1851 escuchó esta locución divina: «Debes fabricar punto de Alençon». Fracasado su anhelo de consagrarse, entendió que estaba destinada por Dios al matrimonio. A su vez, la madre de Luís se había fijado en ella; la consideraba ideal para ese hijo que veía iba cumpliendo años sin pensar en su futuro. Los dos se conocieron un día al cruzar el puente de San Lorenzo. Y tres meses más tarde, el 13 de junio de 1858, se casaron.
De común acuerdo, durante diez meses vivieron como hermanos, en una perfecta castidad conyugal, hasta que el confesor les recordó el gesto generoso de dar hijos a Dios. Tuvieron nueve; cuatro fallecieron de forma prematura. A los 45 años a Celia se le detectó un tumor maligno. No sobrevivió mucho tiempo a este diagnóstico; murió el 28 de agosto de 1877. Luís, que entonces tenía 54 años, continuó sacando adelante a los hijos, aunque ya hacía tiempo que había dejado su trabajo para apoyar el negocio de bordado, y estaba implicado en su educación. Siguió infundiéndoles la vida de piedad que había llevado junto a Celia: oraciones, rezos, asistencia a misa, confesión, actividad incesante en la parroquia... Acompañó a sus hijas al umbral del convento, y afrontó el dolor de separarse de Teresa, que tenía 15 años cuando se hizo religiosa. En las cartas de la santa se constata la progresiva disminución de facultades mentales que su querido padre fue sufriendo hasta fallecer en el sanatorio de Caen, donde estaba internado, el 29 de julio de 1894.
La madre había manifestado en una ocasión: «No vivíamos sino para nuestros hijos; eran toda nuestra felicidad y solamente la encontrábamos en ellos». Y siendo así, Luís entregó generosamente a Dios a sus cinco hijas, diciendo: «Ven, vayamos juntos ante el Santísimo a darle gracias al Señor por concederme el honor de llevarse a todas mis hijas». Ciertamente, ambos son un ejemplo para todos los padres.