Servicio diario - 24 de julio de 2017


Francisco reza por el bebé Charlie Gard y su familia
Sergio Mora

El Papa escribe a una carmelita ‘de frontera’ que trabaja para recuperar a personas de la prostitución y adicciones
Redacción

Viaje del Papa a Perú: en Lima dos lugares para recibir de 2 a 5 millones de personas
Redacción

Beato Cristóbal de Santa Catalina – 24 de julio
Isabel Orellana Vilches

Santiago el Mayor, Santo – 25 de julio
Isabel Orellana Vilches

Imágenes de la Virgen de Lourdes para la Llanura del Nínive
Redacción


 

24/07/2017-17:50
Sergio Mora

Francisco reza por el bebé Charlie Gard y su familia

(ZENIT -Roma, 24 Jul. 2017) .- “El papa Francisco está rezando por Charlie y por sus padres y se siente particularmente cercano a ellos en este momento de inmenso sufrimiento”. Lo indicó este lunes el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, precisando que el “el Santo Padre pide unirse en oración para que puedan encontrar la consolación y el amor de Dios”.
Los papás del bebé británico de 11 meses en estado terminal, Charlie Gard anunciaron hoy por medio de su legan, que no seguirán adelante con la batalla legal que mantenían para poder llevar a Estados Unidos a su hijo para someterlo a un tratamiento con una terapia de nucleósidos experimental.
Su padre declaró que Charlie “estará con los ángeles” y lamentó que “se ha desperdiciado tiempo”. En cuanto a la posible fecha para que desconecten las máquinas que lo tienen en vida, la familia indicó que Charlie no llegaría a su primer cumpleaños, que es el próximo 4 de agosto.
El abogado de la familia, Grant Armstrong, dijo: “Tristemente, el tiempo se ha agotado” para poder tratar al pequeño que padece el síndrome de depleción de ADN mitocondrial.
Los últimos análisis médicos registran que no tiene ninguna función activa, y los daños son “irreversibles”.

 

 

24/07/2017-11:12
Redacción

El Papa escribe a una carmelita ‘de frontera’ que trabaja para recuperar a personas de la prostitución y adicciones

(ZENIT – Roma, 24 Jul. 2017).- El papa Francisco envió por correo electrónico un mensaje animando en su labor a la monja carmelita de clausura Mónica Astorga, que realiza en Argentina desde hace 11 años una labor junto a personas transexuales para que abandonen la prostitución y las adicciones.
“A vos y al convento los tengo cercanos a mi corazón, como también a las personas con las que trabajan”, escribió el Pontífice, indicándole que se lo podía decir a ellas.
Este es parte el mensaje que el Santo Padre le envió y que ha sido publicado ayer por el diario LmNeuquén.com, de la ciudad de Neuquén en el sur de Argentina.
El Papa le escribió, indica el periódico, “al conocer el proyecto de construcción de 15 viviendas para mujeres transexuales, en el barrio Confluencia de esta ciudad”, indica el periódico, y “de la apertura de un hogar de ancianos que será llevado adelante por personas de este colectivo”.
El periódico señaló que anteriormente Francisco le escribió a la religiosa: “En la época
de Jesús los leprosos eran rechazados. Ellas son los leprosos de la actualidad. No dejes el trabajo de frontera que te tocó”.
La hermana Mónica Astorga, nacida en Buenos Aires, 50 años, vive en un convento en Neuquén. A los 7 sintió su vocación religiosa a pesar de la oposición de su familia.
“No salgo del monasterio, este es mi lugar, desde aquí puedo sostener y empujar a quienes lo necesitan. Desde aquí surge mi trabajo social”, aclara la religiosa de clausura, en una declaración anterior hecha al mismo medio de información.
A ellos la hermana Mónica señala que al convento había llegado una chica que quería dar el diezmo. Interrogada sobre su trabajo, ella indicó que se prostituía porque debido a su condición de travesti no conseguía otro empleo. “Le preguntaron si necesitaba ayuda y fue ahí que el padre Ítalo (Varvello) y la hermana Mariucha (Dambroggio) se contactaron conmigo y me preguntaron si podía ayudarla”, explica al medio.
Esta chica le pidió ayuda para dejar la prostitución y la hermana Mónica le preguntó si conocía a otras personas que querían dejar la calle. “Me respondió ‘todas’”. Entonces le dije que las vaya a buscar. Ella se puso a reír y me contestó: ‘Son como 70’”.
Cuando llegó esta chica con un primer grupo de transexuales, lo primero que hizo la religiosa fue invitarlas a la capilla para rezar, “para poner toda su vida en manos de Jesús y poder fortalecer sus vidas”. Una de ellas le preguntó cómo podían rezar a Dios si habían sido rechazadas por sus padres y familiares. “Les pedí que tengan fe porque, si no, estaban muertas. Después les consulté sobre qué querían hacer de sus vidas, qué sueños querían cumplir”, dijo la religiosa.
Con ayuda de la Cáritas diocesana y de otras personas les ayudaron a abrir una peluquería, un centro de costura etc. La religiosa indicó que no logra entender que haya hombres que paguen por estar con ellas. “Es indignante porque esos hombres las levantan en la calle, las maltratan y las usan como si fueran la basura de la humanidad”, declaró al mismo diario.

 

 

24/07/2017-15:59
Redacción

Viaje del Papa a Perú: en Lima dos lugares para recibir de 2 a 5 millones de personas

(ZENIT -Roma, 24 Jul. 2017) .- Para el viaje del Papa Francisco al Perú del 18 al 21 de enero de 2018, ya se han identificado en Lima dos lugares aptos para recibir entre 2 y 5 millones de personas. Lo indicó a Radio Programas del Perú, el Director de la Comisión organizadora del Arzobispado de Lima, Padre Luis Gaspar Uribe, quien agregó: “Roma ya saben cuáles son y estamos a la espera de la aprobación”.
En Lima el Papa tendrá dos encuentros que deberán reunir a miles de fieles: uno de ellos con los jóvenes y el otro con las familias y la población en general.
Una de las Comisiones del Vaticano encargada de los viajes pontificios ya estuvo en Perú hace dos meses para evaluar los lugares aptos para los encuentros con el sucesor de Pedro. Días más tarde fue el turno de los encargados de las medidas de seguridad. “Estas comisiones llevan su información y el Vaticano las analiza; luego, viene la aprobación del programa “, comentó el padre Gaspar.
El sacerdote también anunció que más de 20 mil jóvenes voluntarios formarán parte de la llamada “Guardia del Papa”, que dará apoyo logístico durante la visita del Pontífice al país.
La “guardia” estará formada por jóvenes de buena voluntad de todas las clases sociales y estarán encargados de ayudar a las personas que participarán en los encuentros con el Pontífice en Lima, Trujillo y Puerto Maldonado.
“El Santo Padre no viene como un artista, no viene a dar un show, hacer teatro o participar en un circo”, sino que “viene como un padre que visita a sus hijos”, subrayó el Padre Gaspar y anticipó que en la primera semana de agosto se lanzará el sitio web sobre la visita, donde estará disponible, entre otros, un espacio para la inscripción de los jóvenes que quieran ser parte de la “Guardia del Papa”. Porque “una de las características en todas las visitas de los papas son los jóvenes”, observó.
El Papa deberá llegar a Perú procedente de Chile, al final de la tarde del día 18 de
enero de 2018. Al día siguiente irá a Puerto Maldonado. El 20 de enero pasará el día en Trujillo, mientras que el domingo 21 se dedicará a la capital, Lima.
El Cardenal Juan Luis Cipriani dirigió una carta pastoral al pueblo de Lima por la llegada del Papa Francisco, en la que pide rezar por las intenciones del Santo Padre y por los frutos de la visita al país, la cual fue leída en todas las parroquias.

 

 

24/07/2017-04:00
Isabel Orellana Vilches

Beato Cristóbal de Santa Catalina – 24 de julio

(ZENIT – Madrid).- En este beato extremeño confluyeron dos carismas: el franciscano y el hospitalario; ambos configuraron su vida y acción apostólica. Intervinieron también en ellas la fe y perspicacia de un religioso atento a su entorno que vio reflejadas en el joven Cristóbal las cualidades de una gran vocación sacerdotal.
Desde que nació en Mérida, Badajoz, España, el 25 de julio de 1638, la pobreza de su familia y el espíritu de generosidad, que junto a ella aprendió y ejercitó cotidianamente, le dispusieron para ser paño de lágrimas de numerosos infortunados. La cercanía de los padres franciscanos, a los que quiso unirse antes de cumplir los 8 años, incrementó su piedad y extrajo de él sus muchas virtudes. Con ellos se impregnó de ese carisma, que fue para el beato como una segunda piel, unido al de los religiosos de San Juan de Dios, en cuyo hospital desempeñó la tarea de enfermero. El director del mismo fue quien atisbó que podía hallarse ante un futuro presbítero y llamó su atención hacia la vida sacerdotal. Cristóbal estaba acostumbrado al esfuerzo y al sacrificio. Era pronto, dispuesto, muy responsable. Al ser el sacristán del convento de las franciscanas concepcionistas, solía madrugar para ayudar en misa.
Cursó estudios eclesiásticos en Badajoz y fue ordenado en esta capital en 1663. Cuando trabajaba en el hospital de su ciudad natal había dicho: «cuán suave es el Señor servido en sus pobres». De modo que al regresar a Mérida, junto al ejercicio de su ministerio, retomó la labor ya que su atracción por el mundo de los enfermos sin recursos seguía intacta. Auxilió y consoló a quienes habían perdido la salud y con ella otros bienes materiales y espirituales. En esta misión se hallaba inmerso cuando fue reclamado para sumirse en un escenario virulento: el de la guerra que se libraba entre España y Portugal; fue capitán de uno de los tercios españoles. Noche y día intentaba sanar las heridas del cuerpo y las del alma, atendiendo a los infelices soldados heridos y enfermos que yacían en el suelo. En distintos momentos estuvo a punto de fenecer. Así, se libró milagrosamente de la muerte en el fragor de la lucha, hallándose debajo de un árbol, en medio de una emboscada, y en otras circunstancias. Finalmente, la grave enfermedad que contrajo lo devolvió a su hogar. Entonces comenzó otro hito de su vida: el desierto.
La invitación a sumirse en la experiencia eremítica se tornó especialmente apremiante en su interior. Por eso, y aún en medio de dudas y de cierta reserva, como sopesaba esta vía, rechazó la oferta de un acaudalado ciudadano que quiso poner en sus manos la administración de sus bienes. Sin embargo no tomó partido por ella hasta que murió un íntimo amigo. Entonces no demoró más su respuesta. Conocía la existencia de monjes en la serranía cordobesa y eligió ese destino. Llegó en 1667, tras recorrer a pie más de doscientos kilómetros. Le animaba este afán: «Mi ánimo, oh Dios, es servirte en la soledad. Mi viaje no ha de ser por camino conocido. Guíame para que, sin ser visto, pueda llegar al desierto donde Tu amor me llama». El hermano encargado de franquearle la entrada del eremitorio debió conmoverse cuando le oyó decir: «Soy un pecador que viene buscando quien le enseñe a hallar a Dios por el camino de la penitencia, porque no tiene otro el que ha pecado. Te pido que me recibas como hijo y me enseñes como Padre que yo prometo ser obediente a tus mandatos».
Inicialmente nadie supo que era sacerdote. Hizo de la oración, el ayuno y el trabajo su pauta de conducta, sin escatimar sacrificios ni mortificaciones, con toda fidelidad y obediencia a las indicaciones que le fueron proporcionando. Profesó como terciario franciscano en 1670 con el nombre religioso por el que es conocido. Pasado el tiempo, los ermitaños que admiraban su virtud, le tomaron como guía y dieron lugar al nacimiento de la congregación de Ermitaños de San Francisco y San Diego, de espíritu franciscano. Allí comenzaron a conocerse algunos de sus prodigios.
Pero su meta apostólica era Córdoba. Cuando viajaba a la ciudad observaba la radical diferencia existente entre ricos y pobres, la desidia de aquéllos y de las autoridades ante tantas carencias esparcidas por sus calles: un mundo de miseria, abandono e injusticia tal que removió su sensibilidad llegándole a las entrañas. «Serviré a Dios sustentando pobres», se dijo. Y este castigadísimo colectivo fue para siempre el objeto de su caridad. En 1673 abrió un humilde hospitalito presidido por un Jesús Nazareno con esta leyenda: «Mi Providencia y tu fe han de tener esto en pie»; le ayudó a superar las dificultades y contrariedades que fueron llegando. Comenzó con seis camas, pero sus desvelos y afanes por estos desheredados, que le traían y llevaban por todos los rincones de la capital, fue despertando conciencias y se abrieron otras opciones. Hombres y mujeres iban uniéndose a él, y muchos quisieron entregarse por completo a esta labor, siendo origen de los Hermanos y Hermanas Hospitalarios de Jesús Nazareno, para «servir a los pobres». Si sus seguidores se sentían tambalear, decía: «Tened confianza porque la mano de Dios sabe abrirse para el socorro cuando las necesidades aprietan».
Su ardiente caridad se hizo patente en detalles delicados como las flores que perfumaban los lechos de sus enfermos. Niños, ancianos, jóvenes, prostitutas, incluso facinerosos bandoleros sabían de su bondad. Paciencia, humildad, generosidad diseminadas en todos los rincones. Los milagros se multiplicaban en medio de gestos que recuerdan a los del Poverello. Cuando salía a pedir limosna la gente contemplaba en él al auténtico discípulo de Cristo. El cólera azotó severamente la ciudad en 1690. Le faltaban manos para atender a los enfermos en las calles y dentro del hospital, y se contagió. Falleció el 24 de julio de ese año. Fue beatificado en Córdoba el 7 de abril de 2013 por el cardenal Angelo Amato, en representación del papa Francisco.

 

 

24/07/2017-04:55
Isabel Orellana Vilches

Santiago el Mayor, Santo – 25 de julio

(ZENIT – Madrid).- Este galileo, hijo del Zebedeo, compartía el mismo nombre con otro de los apóstoles: el descendiente de Alfeo. Santiago era natural de Betsaida donde pudo nacer hacia el año 5 d. C. en una acomodada familia de pescadores. Fue uno de los elegidos personalmente por Jesús, quien le invitó a seguirle cuando se hallaba ganándose el sustento en el lago de Genesaret. Su hermano Juan, el «discípulo amado», que compartía con él la faena, también fue objeto de llamamiento en ese instante, y se apresuraron a ir en pos del Maestro por el que entregarían su vida. La inmediatez de su respuesta, dejando trabajo y familia al momento sin sopesar los riesgos ni detenerse a pensar racionalmente, signos que se manifestaron antes en Pedro y en Andrés, es una de las características del seguimiento, testimonio vivo para quienes son sorprendidos por Jesús en cualquier recodo del camino. Comprendieron en ese minuto que supuso el cambio radical de sus vidas lo que encerraba el espíritu inserto en sus palabras: «os haré pescadores de hombres». De algún modo entendieron que implicaban mucho más que sobrenaturalizar su oficio; les colocaba en el disparadero hacia el paraíso prometido.
Da idea de cómo sería el temperamento de estos jóvenes pescadores el sobrenombre que Cristo les dio: «boanerges», esto es, «hijos del trueno». Algunos pasajes evangélicos reflejan su primitivo carácter impulsivo e inmaduro. También una cierta osadía, no exenta de ingenuidad, pero en todo caso envuelta en la ambición y su inseparable egoísmo cuando secundaron a su madre en la petición de prebendas que hizo para ellos. El Redentor respondió con infinita paciencia, haciéndoles una observación que fue profecía. ¿Serían capaces de beber el cáliz? Su respuesta afirmativa fue corroborada por Él, y se cumplió en Santiago con su cruento martirio, pero el objeto de la conversación: saber si podrían ser encumbrados en el cielo uno a la derecha y otro a la izquierda, estaba en manos del Padre. Indudablemente, la impetuosidad y la pasión bien encauzadas son fuente de gracias. Así que la volcánica vehemencia que albergaba el corazón de estos hermanos tuvo en Jesús la vía genuina para seguir creciendo en la línea adecuada. Los dos despertaron el anhelo de incontables personas que, seducidas por esa cascada inagotable de pasión por lo divino que apreciaban en ambos, se dispusieron a entregar a Dios sus vidas.
Santiago, junto a su hermano Juan, y a Pedro, conforman una privilegiada tríada dentro de la comunidad de los Doce. Fueron testigos de momentos singulares que a otros discípulos les fueron vedados. Acompañaron al Redentor en instantes gloriosos y también dolorosos. Contemplaron la Transfiguración en el Monte Tabor, que ardientemente desearon haber podido prolongar, y de no haber sucumbido al sueño los tres habrían apreciado su terrible agonía en Getsemaní porque eran los que se hallaban más cerca de Él en esos momentos. Santiago estaba presente cuando Jesús devolvió milagrosamente la salud a la suegra de Pedro y resucitó a la hija de Jairo. Tuvo la gracia de ver al Maestro, ya Resucitado, al producirse su aparición en las orillas del lago de Tiberíades y se encontraba en Jerusalén en el momento de la venida del Espíritu Santo.
Tras la Resurrección, los discípulos dieron inicio a una labor evangelizadora que a algunos les condujo muy lejos de las fronteras en las que se habían movido. Según la tradición, Santiago llegó a España, dejando la huella de la fe directamente recibida de Cristo en dos lugares emblemáticos: Galicia y Zaragoza (la antigua Cesaraugusta). Primeramente habría pasado por la tierra gallega y una vez sembrado allí el evangelio se trasladaría a Zaragoza. En las orillas del río Ebro descansaría de las intensas jornadas apostólicas junto a un grupo de siete seguidores, los «Varones apostólicos», los únicos que se habían convertido. Afligido ante la dureza de corazón de las gentes en las que había hecho mella el paganismo, obtuvo el consuelo de la Virgen que se le apareció en esas riveras el 2 de enero del año 40 d. C. Se hallaba de pie, sobre una columna de luz rodeada de ángeles. Después de asegurarle que obtendría grandes frutos apostólicos, le encomendó que erigiese una iglesia levantando un altar justamente en el lugar donde estaba el pilar en el que reposaba. Acompañó su petición con la promesa de que Ella permanecería hasta el fin de los tiempos en ese sitio, «para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio». Además, le indicó que regresara a Jerusalén después de materializar su ruego. Dicho esto, María desapareció y quedó la columna de jaspe en torno a la cual se edificó la iglesia solicitada, actual basílica de la Virgen del Pilar en la ciudad de Zaragoza.
Santiago volvió a Jerusalén, como Ella le había pedido, y el año 41 fue martirizado durante la persecución del rey Herodes Agripas. Fue el primer discípulo mártir. Luego, siempre según la tradición, su cuerpo, inicialmente sepultado en Jerusalén, fue trasladado por sus discípulos a Galicia. Sus restos se veneran en la catedral de Santiago de Compostela. Los estudiosos no se ponen de acuerdo a la hora de ratificar la fiabilidad de estos hechos. Además, hay discordancias como la datación de fechas que no encajan en la historia. Pero lo cierto es que la que se ha considerado su tumba dio lugar a la Ruta Jacobea, una de las corrientes más fecundas de la historia a todos los niveles espirituales y culturales, incesantemente recorrida por millares de peregrinos que acuden a visitarla desde hace siglos. Esta es la realidad incuestionable; no precisa ser contrastada. Otras vías, que tampoco están corroboradas, subrayan nuevas trayectorias del apóstol Santiago que pudo llevarle a Cartagena y a Lérida. Es el patrón de España y de otros muchos países del mundo, objeto siempre de gran veneración, especialmente en Latinoamérica.

 

 

24/07/2017-12:57
Redacción

Imágenes de la Virgen de Lourdes para la Llanura del Nínive

(ZENIT – Roma, 24 Jul. 2017).- Unas 15 imágenes de la Virgen de Lourdes fueron puestas del 20 al 25 de julio en pueblos y ciudades de la Llanura de Nínive, una vez habitadas mayoritariamente por cristianos.
Así ‘volvieron’ a los lugares en las que fueron retiradas y destruidas por la furia de los yihadistas durante los tres años de dominio del Estado islámico (ISIS). Lo indicó hoy la Agencias FIDES, precisando que en Qaraqosh, Telkaif, Alqosh, Karamles y en otras localidades de la Llanura de Nínive, la colocación de las estatuas se ha vivido como un signo confortante del posible y gradual regreso a la normalidad, marcado también por las oraciones recitadas en voz baja ante las imágenes de la Virgen María.
La iniciativa ha sido posible gracias a la asociación católica francesa L’Oeuvre d’Orien, después de que el padre Pascal Gollnisch, director general de la asociación, durante un viaje a la región pudiese ver el gran número de cruces y estatuas de María y Jesús profanadas y destruidas en esos pueblos durante los tres años de dominio yihadista.
Ya en Marzo –informan de los medios de comunicación oficiales de L’Oeuvre d’Orien– quince reproducciones de la estatua de la Virgen de Lourdes, bendecidas por el obispo Nicolas Brouwet, se cargaron en un camión y transportadas desde Lourdes hasta la Llanura de Nínive. La ceremonia de colocación de las estatuas en las parroquias, santuarios y zonas comunes de las ciudades, cuentan con la participación de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, muchos de los cuales acaban de regresar a sus ciudades natales después de pasar tres años como desplazados y refugiados.
Ahora –se lee en los comunicados de prensa publicados por L’Oeuvre d’Orien– los cristianos en esas ciudades y pueblos “volverán a rezar ante la Virgen de Lourdes, que los ha sostenido durante su exilio”.