Servicio diario - 10 de enero de 2017


 

El Papa en Sta. Marta: La autoridad de Jesús viene por su servicio, cercanía y coherencia
Posted by Redaccion on 10 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Jesús tenía autoridad porque servía a la gente, estaba cerca de las personas y era coherente, al contrario que los doctores de la Ley que se sentían príncipes. Así lo ha indicado el papa Francisco en su homilía de este martes en la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Frente a estas características de Jesús, ha precisado, los doctores de la ley enseñaban con autoridad clericalista, separados de la gente, no vivían lo que predicaban.
La autoridad de Jesús y la de los fariseos son los dos puntos sobre los que se ha centrado la homilía del Papa. Una es una autoridad real, la otra formal. En el Evangelio del día –ha explicado Francisco– se habla del estupor de la gente porque Jesús enseñaba “como uno que tiene autoridad” y no como los escribas. Así, ha recordado que “eran las autoridades del pueblo” pero lo que enseñaban no entraba en el corazón, mientras que Jesús tenía una autoridad real. No era “un seductor”, enseñaba la Ley “hasta el último punto” enseñaba la Verdad pero con autoridad.
De este modo, durante su homilía, el Papa ha reflexionado sobre tres características que diferencian la autoridad de Jesús de la de los doctores de la Ley. Tal y como ha observado el Papa, mientras que Jesús “enseñaba con humildad” y dice a sus discípulos que “el más grande sea como el que sirve: se haga el más pequeño”, los fariseos se sentían príncipes.
Jesús –ha explicado el Pontífice– servía a la gente, explicaba las cosas para que la gente entendiera bien, estaba al servicio de la gente. Tenía una actitud de servidor, y esto daba autoridad. Pero la mentalidad de los doctores de la Ley, ha advertido Francisco, era “nosotros somos los maestros, los príncipes, y nosotros os enseñamos a vosotros”. No era servicio sino “nosotros mandamos, vosotros obedecéis”. Y Jesús –ha subrayado el Papa– nunca se ha hecho pasar por príncipe, siempre era servidor de todos y esto es lo que le daba autoridad.
La segunda característica es la cercanía. Así, Francisco ha precisado que ese estar cerca de la gente lo que da autoridad. “Jesús no tenía alergia a la gente: tocar a los leprosos, a los enfermos, no le hacía estremecerse”. Mientras que los fariseos despreciaban a la pobre gente y ellos paseaban por las plazas, bien vestidos. Estos doctores, ha asegurado el Papa, enseñaban con autoridad clericalista.
Y un tercer punto que diferencia la autoridad de los escribas de la de Jesús es la coherencia. Jesús –ha subrayado el Papa– vivía lo que predicaba: había como una unidad, una armonía entre lo que pensaba, sentía, hacía. Mientras que quien se siente príncipe tiene “una actitud clericalista”, es decir, hipócrita, dice una cosa y hace otra.
En esta línea, el Santo Padre ha recordado que Jesús, que es humilde, que está al servicio, que es cercano, que no desprecia a la gente y que es coherente, tiene autoridad. “Y esta es la autoridad que siente el pueblo de Dios”, ha añadido.
Para concluir el Santo Padre ha recordado la parábola del Buen Samaritano. Delante de un hombre dejado medio muerto en el camino por los asaltantes, pasa el sacerdote y se va quizá porque hay sangre y cree que si lo toca, se convierte en impuro. Pasa el levita y –ha observado el Papa– creo que pensó que si se mezclaba tendría que ir después al tribunal a declarar y tenía muchas cosas que hacer. Y también él se va. Y finalmente el samaritano, un pecador, es el que tiene compasión. Pero, ha añadido Francisco, hay otro personaje, el posadero. Este hombre no se sorprende ni del asalto ni del comportamiento del sacerdote o el levita, sino por el del samaritano. Podía pensar, “este está loco”, “no es judío, es un pecador”. Así, el Papa vuelve al estupor de la gente del Evangelio de hoy frente a la autoridad de Jesús: “una autoridad humilde, de servicio”, “una autoridad cercana a la gente” y “coherente”.



El periódico del Vaticano presenta una nueva edición semanal
Posted by Rocío Lancho García on 10 January, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- “Una novedad en la continuidad, que es una constante en la Iglesia”. Monseñor Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, ha definido así la nueva edición semanal en italiano del periódico del Vaticano, el Osservatore Romano. El primer número será publicado el próximo 19 de enero.
En la presentación a la prensa, que ha tenido lugar esta mañana, el sustituto ha explicado que la responsabilidad editorial de esta publicación depende directamente de la Secretaría de Estado.
La Iglesia –ha explicado monseñor Becciu a los periodistas– sabe acoger los momentos justos para proponerse con las novedades. Por otro lado, ha reconocido que también es un desafío, ya que insistir en el papel impreso “es un poco ir contracorriente”. También ha señalado que el propósito que se busca es “abrirse al mundo y abrirse a los no creyentes”. El sustituto ha insistido en que la Iglesia está en primera línea en el “crear puentes” y “llevar paz donde hay guerra o se corre el riesgo de perder la paz”.
Estaba presente en la presentación el director del Osservatore, Giovanni Maria Vian. Por su parte ha precisado que el periódico mantiene su característica fundamental, es decir, “hacerse eco de la enseñanza papal”. Asimismo ha querido recordar que el papa Montini decía que el Osservatore Romano se caracteriza por la “fraternidad de lengua”, es decir “no herir a nadie y buenas relaciones con todos”. En los últimos años –ha observado– se ha convertido en un lugar de debate abierto.



Francisco recibe a Mahmoud Abbas este sábado en el Vaticano
Posted by Redaccion on 10 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibirá en audiencia en el Vaticano al presidente palestino Mahmoud Abbas, este sábado, 14 de enero. No será la primera vez que se reúnen. El mandatario palestino se reunirá con otras autoridades italianas durante el fin de semana.
El primer encuentro fue en el Vaticano en octubre de 2013. Después del viaje a Tierra Santa en mayo de 2014, el Pontífice invitó a Mahmoud Abbas junto con el entonces presidente israelí, Shimon Peres, y al patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, a una histórica oración común por la paz en los Jardines Vaticanos. También recibió al presidente palestino el 16 de mayo de 2015.
La embajada palestina en con sede en Roma abrió el pasado año, después de la entrada en vigor del Acuerdo global entre la Santa Sede y el Estado de Palestino del 26 de junio de 2015.




La Iglesia quiere estar al lado de los menores migrantes
Posted by Redaccion on 10 January, 2017



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha propuesto para la Jornada mundial de las migraciones, que se celebra el próximo día 15 de enero de 2017 el lema: “Menores migrantes, vulnerables y sin voz”. En un mensaje publicado por los obispos de la Comisión episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, aseguran que es “una llamada a la conciencia de cada persona adulta y especialmente a la de los gobernantes” para que “tengan en cuenta en sus decisiones políticas los sufrimientos de los niños en situación de riesgo y pongan remedio cuanto antes a sus males”. Asimismo advierten que los niños migrantes son quienes “más sufren las graves consecuencias de la emigración”, casi siempre “causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus aspectos negativos.”
Por otro lado recuerdan que La Convención sobre los Derechos del Niño fue aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989. En dicha Convención “se reconocen al niño los derechos fundamentales de toda persona humana”. Uno de los derechos más importantes de la infancia “es el derecho a ser protegidos por la sociedad y el Estado cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad”. Al mismo tiempo, los prelados aseguran que las leyes Internacionales y nacionales están muy claras respecto a la protección de los menores frente a toda agresión. Por eso se preguntan ¿por qué existen en estos momentos, según las cifras que facilita UNICEF, 1,8 millones de niños víctimas de la explotación sexual, 300.000 niños víctimas de la violencia y de la guerra, 168 millones sometidos al trabajo infantil?
Esta pregunta sólo tiene una respuesta según los obispos: la irrelevancia política de los niños en situación de exclusión y, por tanto, que no sean tenidos en cuenta por los gobiernos a la hora de las decisiones políticas.
Debemos tomar conciencia –prosiguen los obispos en su mensaje– de que los niños migrantes son una parte de esos menores de edad que sufren las consecuencias de la injusticia, de la falta de respeto a sus derechos fundamentales y de la indiferencia de la sociedad. De este modo, invitan a pensar en “las penurias que tiene que sufrir cuando sale de su país con lágrimas en los ojos mirando hacia atrás donde deja a sus padres porque no le pueden dar un futuro digno”.
También condenan que “los gritos de dolor de estos pequeños, habitualmente se oyen muy poco en los medios de comunicación o en los Parlamentos”. Alguien –añaden– ha de gritar con ellos y en su nombre. Alguien “ha de prestar su voz para que su situación llegue a oídos de quienes tienen la posibilidad de solucionar sus problemas”.
Por esta razón, recuerdan que “la Iglesia quiere estar al lado de estos menores migrantes y hacer todo lo posible para sensibilizar a la sociedad sobre esta dramática situación que están viviendo millones de niños que no tienen futuro porque la injusta sociedad humana se lo niega.”
Ni la sociedad ni el gobierno –denuncian los obispos– pueden mirar para otro lado y cerrar los ojos ante esta realidad. “Es necesario seguir trabajando para que se promulguen leyes justas que apoyen la unidad familiar y respeten escrupulosamente los derechos del menor”, piden en su mensaje.



Venezuela: Obispos y laicos buscan dar respuestas a los desafíos actuales
Posted by Redaccion on 10 January, 2017



(ZENIT – Roma).- En el marco de la 107º Asamblea Ordinaria de los obispos de Venezuela, que comenzó el 7 de enero, se realiza la I Asamblea Conjunta Obispos y Laicos, que lleva por nombre “Iglesia en comunión hacia una Venezuela más justa y creyente”. Se ha celebrado durante los días 8 y 9 de enero en la ciudad de Caracas.
Su objetivo es “contribuir con el discernimiento y el diálogo”, líneas de acción “a fin de dar respuesta concretas a las exigencias y desafíos actuales, que permitan a obispos y laicos – Iglesia en comunión, proponer y trabajar ideas claves para la transformación socio-política venezolana”. Tal y como se indica en la página web de la Conferencia Episcopal, este encuentro ha contado con 200 participantes conformados entre obispos, laicos y movimientos de apostolados y laicos no asociados.
“Una de las tareas ineludibles de la Iglesia en Venezuela en este siglo XXI es consolidarse como Pueblo de Dios, para ser fiel a la llamada que hace el Espíritu Santo a los seguidores de Jesús, a las decisiones del Concilio Vaticano II, y a las orientaciones de los Papas y de las Conferencias Generales de Obispos de América Latina”, fue parte del discurso de apertura de Mons. Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y arzobispo de Cumaná. Asimismo, resaltó el propósito que este desafío plantea a la Iglesia “en nuestro país y en todo el continente”.
Por su parte, monseñor Luis Armando Tineo Rivera, presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y ministerios de la Conferencia Episcopal Venezolana, destacó durante su discurso “la urgente necesidad de construir, a través del discernimiento y el diálogo conjunto entre obispos y laicos, unas líneas de acción a fin de dar respuestas concretas a los desafíos actuales”, destacando que “la importancia de ser laico en la Iglesia no se deriva del hecho de formar parte de una mayoría estadística dentro de ella, sino de la dignidad y de la vocación que acompañan al hecho de ser cristiano”.
En nombre de todos los laico, María Elena Febres de Cordero, presidente del Consejo Nacional de Laicos recordó una cita del Papa Francisco: “los laicos son un regalo para la Iglesia, somos la mayoría, sin olvidar que todos nacimos laicos por la gracia del bautismo, nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar”. De este modo, aseguró que después de esta Asamblea Conjunta, “la organización laical se debe sentir fortalecida, su presencia protagónica y su acción evangelizadora y su fuerza en la Iglesia”.
Por su parte, monseñor Raúl Biord Castillo, obispo de la diócesis de la Guaira presentó el tema “Iglesia: Comunión Misionera para una Venezuela más justa y Creyente”. Asimismo, destacó que “la iglesia avanza en su peregrinación hacia el cumplimiento trinitario de la historia: viene de la Trinidad, camina hacia ella y está estructurada a su imagen.” Finalmente monseñor Biord, concluyó con un llamado a los venezolanos: “Tenemos fe en Dios, en los hombres, en los valores y en el futuro de Venezuela”.
En el comunicado de la Conferencia Episcopal, subrayan que este encuentro, alumbrará con testimonios y experiencias, “para luego enriquecer las propuestas que harán realidad el objetivo de la misma, y sea aporte para la Asamblea CVII Ordinaria de los Obispos que se estará realizando hasta el día 12 de enero de 2017”.



Comentario a la liturgia dominical
Posted by Antonio Rivero on 10 January, 2017



(ZENIT – México).- Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: Ese Dios que vino al mundo es Siervo.
Resumen del mensaje: Ese Hijo de Dios, Jesús, después de su vida oculta en Belén y Nazaret, sale feliz a su vida pública a los treinta años con su carnet de identidad: es Siervo. Su huella dactilar está bien clara y legible: “Vine para servir, no para ser servido”.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, Jesús es siervo para servir primero a su Padre celestial, glorificándole y cumpliendo incansablemente la misión de ser luz y poder reunir a su pueblo y traer de vuelta a Dios a los supervivientes (primera lectura). Este siervo experimentará cansancio, es verdad, pero nunca será en vano. Y aunque los resultados de su servicio no corresponden a las expectativas y esfuerzos, él se encuentra en paz, porque trabajó para dar gloria a su Padre y la recompensa le vendrá de Él.
En segundo lugar, Jesús es siervo para servir también a la humanidad, a cada hombre y mujer. Para cumplir su misión de siervo se reviste de entrañas de Cordero que se dejará inmolar y sacrificar para quitarnos el pecado (evangelio) y darnos el Espíritu de santidad. Este título de Cordero incluye los siguientes rasgos: Cordero vencedor, Cordero expiatorio, Cordero pascual liberador. A Jesús en la cruz, igual que al cordero pascual, no le quebrarán ningún hueso. ¿Cómo quita Jesús el pecado de la humanidad? Asumiendo la condición humana de siervo y ofreciéndose desde la cruz, en ofrenda voluntad y servicio de amor. Desde la cruz nos da el Espíritu Santo que purifica y perdona todos nuestros pecados.
Finalmente, todo seguidor de Cristo tiene que vivir esta dimensión de siervo en todas partes y con todos: con Dios, en la familia, en el trabajo, en las comunidades. Servir a Dios con una vida santa (segunda lectura). Servir a la familia con una vida de entrega, sacrificio y ejemplo para los hijos. Servir en el trabajo con una vida honesta. Servir en las comunidades mediante la disponibilidad desinteresada en los diversos apostolados que surjan.
Para reflexionar: ¿Tengo manos, corazón y pies de servidor o de mandador? ¿Domino o sirvo? ¿Sirvo con amor o a regañadientes?
Para rezar:
Nos has mostrado con tu ejemplo, Señor,
que es posible vivir para los demás.
Tu vida es un espejo fiel donde mirarnos
para descubrir cuánto nos falta cambiar
y cuánto todavía podemos dar a los demás.
Tú saliste a recorrer los caminos
para ir al encuentro del necesitado
y el excluido.
Tú acogiste a los despreciados
y a los que todos marginaban
y dejaban a un costado.
Tú atendiste las necesidades del pueblo,
sanaste sus enfermedades,
les enseñaste a compartir el pan,
y vivir unidos.
Tú ofreciste tu vida
hasta el final, hasta entregarla por amor
y pura donación, para que todos vivamos más y mejor,
y podamos alcanzar la vida verdadera.
Señor del servicio, muéstranos el camino
que lleva a darlo todo por los demás.
Ayúdanos a tener tus mismos sentimientos, preocupaciones y opciones.
Haz que atendamos las necesidades, sufrimientos y esperanzas de nuestro pueblo. Haznos cercanos y hermanos de todos.
Enséñanos a vivir pensando primero en el otro, enséñanos a vivir
como verdaderos servidores, dispuestos, generosos, alegres y fraternos
con todos, Señor, con todos.


Santo Tomás de Cori – 11 de enero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 10 January, 2017



(ZENIT – Madrid).- Fue un ejemplo de humildad y de caridad. Creció y vivió con la convicción de que tenía que ser santo. Nacido el 4 de junio de 1655 en Cori, Italia, su infancia estuvo marcada por la pérdida de sus padres y la responsabilidad de cuidar de sus hermanas. Aprendió el oficio de pastor y gustó de la presencia de Dios, de la que también le hablaba el espléndido entorno de la campiña en la que pasaba largas horas al día saboreando una fecunda soledad, cual manto en el que envolvía el divino coloquio que sostenía con el Altísimo. En el entorno le habían dado el nombre de el santico por su manifiesta piedad.
Cuando sus hermanas se desposaron, pudo abrazar la regla franciscana ya que estaba familiarizado con la comunidad de frailes que se hallaba en su ciudad natal. Después de realizar el noviciado en Orvieto, y de cursar los estudios reglamentarios, en 1683 fue ordenado sacerdote. Su primera misión fue la de maestro de novicios en el convento de la Trinidad de esa localidad. Pero Tomás amaba la vida eremítica. Por eso cuando supo que esa vía comenzaba a despuntar en la Orden, y que las previsiones de gobierno de sus superiores incluían la posibilidad de poner en marcha un Retiro en el convento que existía en Civitella (actual Bellegra), se ofreció para esta misión. Aquéllos, que conocían sus dotes singulares, lo destinaron allí. Llamó a la puerta del convento en 1684 con una carta personal de presentación, clara y escueta; rezumaba humildad: «Soy fray Tomás de Cori y vengo para hacerme santo».
Con excepción de un pequeño paréntesis de seis años en los que fue guardián del convento de Palombara, donde llegó con el objetivo de instaurar otro retiro, el resto de su vida lo pasó en Bellegra. Entre sus muchas virtudes se destaca su vivencia de la oración continua, y su amor sin reservas a la Eucaristía; la clave de su vida radicaba en las interminables horas de postración ante el Santísimo. «Si el corazón no está en oración, la lengua trabaja en vano», solía decir, aconsejando a los frailes que leyesen con devoción el oficio divino. Por su fecundidad fue denominado el «apóstol del sublacense». Durante más de cuarenta años experimentó la aridez y ausencia de consuelos.
Exquisito en su caridad, se ofrecía a todos de manera servicial y respondía con paciencia a los hermanos que no veían con buenos ojos la radicalidad de la vivencia de la regla franciscana. Incluso llegaron a dejarle solo para atender el convento. Con tan celeste bagaje recorría los caminos, administraba los sacramentos y veía florecer los milagros a su paso. Fue un apóstol incansable que transmitía el evangelio con la transparencia de quien lo ha hecho vida en sí mismo. Con claridad y sencillez, conmoviendo con sus palabras a quienes iban a escucharle, su voz resonaba fundamentalmente entre las gentes que poblaban el Lacio.
Como buen franciscano, no ocultaba su predilección por los pobres. Para éstos reservaba también esos actos de caridad con los que ha jalonado su biografía, dejando plasmados rasgos de fe que atraían del cielo bendiciones divinas extraordinarias. Así se cuenta, que habiendo dejado vacías las despensas del convento de pan por haber repartido todo entre los necesitados, al llegar sus hermanos hallaron cubiertas todas las necesidades que tenían. En el «Epistolario» de su autoría se detecta su exquisitez y atención a cada una de las personas que se acercaron a él, junto a las que dispensaba a los hermanos de su comunidad.
Fue agraciado con muchos favores celestiales, entre otros, los éxtasis que en ocasiones se producían públicamente. Uno de ellos sucedió mientras se hallaba repartiendo la Sagrada Comunión y fue elevado hasta el techo portando el copón en sus manos para volver a descender poco más tarde ante los atónitos ojos de los fieles, a los que pudo continuar dando la comunión con toda naturalidad. Falleció el 11 de enero de 1729, mientras dormía, con el sublime gozo de haberse entregado enteramente a Cristo y a los demás; ese mismo día, como era su costumbre, atendió a los penitentes en el confesionario durante horas. Fue beatificado por Pío VI el 3 de septiembre de 1786, y canonizado por Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999. Ese día este pontífice recordó que el santo «fue imagen viva del buen Pastor. Como guía amoroso, supo conducir a los hermanos encomendados a su cuidado hacia las verdes praderas de la fe, animado siempre por el ideal franciscano», haciendo notar que vivió «la realeza del amor y del servicio, según la lógica de Cristo».