Tribunas

El quinto evangelio

José Francisco Serrano Oceja

 

Fue Giovanni Migliavacca, comendador y noble de múltiple noblezas, todas ellas de la cofradía de la buena vida, quien le entregó un día un manuscrito de relevancia histórica a su amigo, Giacomo Biffi.

Y éste descubrió que se trataba de un quinto evangelio, “El quinto Evangelio”, un texto algo más y algo menos que gnóstico, un libro de buenas nuevas reconciliadoras de Dios y el mundo, de la religión postmoderna.

Y hete aquí que el cardenal Biffi, fallecido en 2015, se le ocurrió publicar, para todos los públicos, una edición de las que se llaman críticas de un Evangelio de la Iglesia en tiempos revueltos.

Un texto que ahora nos llega gracias a ese grupo de inquietos y ejemplares sacerdotes que son los Discípulos de los Sagrados Corazones de Jesús y María. En edición de Luis Sánchez Navarro, dentro de la colección “Didáskalos”, tenemos la suerte, desde hace bien poco, de poder contar con una versión de esta singular reflexión de un cardenal sobre los tiempos de confusión en la Iglesia.

Pero la gracia primera y principal de este nuevo evangelio es la ironía y el humor. Benedicto XVI escribió del cardenal Biffi que “fue un pastor ejemplar en tiempos de tormenta. Biffi era una personalidad de una sola pieza, hombre de un coraje extraordinario, sin temor a la popularidad o a la impopularidad, orientado solo por la luz de la verdad, que en Jesucristo se nos parece en persona”.

En los años de la contestación, que ahora ha vuelto trasmutada, el cardenal Biffi dibujó esta glosa de Evangelio, y de Iglesia, como antiinflamatorio a “esa especie de hipertrofia ideológica cuya incongruencia religiosa y maleficio pastoral yo experimentaba cada día”.

Algunos le acusaron de conservador; otros dijeron que se había reído del Evangelio, de la Iglesia y del Papa. Sin embargo, el cardenal Biffi –que escribió este libro cuando aún era párroco- alentó la fidelidad al Evangelio de Jesús y a su Iglesia con una nueva pedagogía, el humor que se escribe con amor.

En una introducción de los primeros noventa, escribe el cardenal Biffi: “De muchos errores de mi vida ya me he arrepentido como es debido y saludable, pero entre ellos no está “El quinto evangelio”. Finalmente, porque cierta presentación ideológica del cristianismo no ha desaparecido: no está tan claramente diagnosticada, es exteriormente menos agresiva, pero no está menos extendida ni es menos insidiosa para la integridad de la fe y la autenticidad de la pertenencia a la Iglesia”.

 

José Francisco Serrano Oceja