Servicio diario - 30 de septiembre de 2016


 

El Papa inicia su viaje apostólico a Georgia
Posted by Redaccion on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- Este viernes 30 de septiembre, el papa Francisco partió a las 9,15 de la mañana desde el aeropuerto Leonardo Da Vinci, en Fiumicino, hacia Georgia, primera etapa apostólica de 40 horas antes de proseguir hacia Azerbaiyán. Se completa así la visita al Cáucaso, cuya primera parte realizó a Armenia a finales de junio pasado.
Poco antes pasó por la basílica de Santa María la Mayor, para encomendar a la Virgen María este viaje, como lo hace siempre antes de partir para una visita apostólica.
Para llegar a Georgia el vuelo papal deberá recorrer 2.668 kilómetros y allí estará hasta el sábado 1 de octubre. El domingo 2 volará a Azerbaiyán, con un vuelo que recorrerá 445 kilómetros. En este país permanecerá unas 10 horas.
Los objetivos del viaje en esta región donde el cristianismo echó raíces desde los primeros siglos de nuestra era, los indicó el mismo Francisco en una audiencia general: “por una parte, valorizar las antiguas raíces cristianas presentes en esas tierras, siempre con espíritu de diálogo con las otras religiones y culturas y, por otra, alentar las esperanzas y los senderos de la paz”.
El logo del viaje a Georgia representa una cruz estilizada, cuya forma recuerda la tradicional cruz de Santa Ninó (también conocida como Cristiana, Ninón o Ninny), quien fue la más grande evangelizadora de este país. Los colores amarillo y rojo evocan aquellos presentes en las banderas del Estado de la Ciudad del Vaticano y de Georgia.
Mientras que el lema de la visita ‘Pax Vobis’ está tomado del capítulo 20 del Evangelio de san Juan y ha sido reproducido en latín y georgiano. La elección del tema de la paz quiere subrayar la coincidencia del viaje del Papa con el Año Santo de la Misericordia y representa una llamada a la pacificación del mundo y de aquella región asiática en particular. Ver el programa completo del viaje
Después de su llegada a Georgia, se supo que en el avión el director de la Oficina de prensa, Greg Burke, recordó que el Papa había saludado recientemente a 400 periodistas uno a uno, por lo que les pedía comprensión porque no habría saludos y que la conferencia de prensa sería al retorno.
El Papa al tomar el micrófono saludó con un “Buenos días” y agradeció la compañía. Además dio la bienvenida al primer viaje del nuevo portavoz, Greg Burke. Y concluyó: “Gracias por la ayuda, gracias por vuestro trabajo. Este viaje será breve, gracias a Dios. En tres días volveremos a casa. Muchas gracias y les saludaré”.


Francisco reza por la paz con la comunidad asiro-caldea en Georgia
Posted by Rocío Lancho García on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- El primer día del viaje del papa Francisco a Georgia ha concluido con un encuentro con la comunidad católica del rito asirio-caldeo, en la iglesia de san Simón Bar Sabbae en Tbilisi. Se trata de la primera vez que un Papa visita un lugar de culto asiro-caldeo. A su llegada, el Santo Padre ha sido acogido por el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphaël Sako, y por el párroco de la iglesia.
A continuación, el papa Francisco ha ido en procesión hacia la capilla del santísimo, entre los fieles de la diáspora asiro-caldea. Y después un canto y una oración en arameo, el Santo Padre ha realizado una oración por la paz.
De este modo, el Pontífice ha recordado que la cruz “nos libra del pecado, origen de toda división y de todo mal” y la Resurrección “rescata al hombre de la esclavitud del fracaso y de la muerte”. Así, ha pedido: “Señor Jesús, por tu gloriosa pasión, vence la dureza de los corazones, prisioneros del odio y del egoísmo” que arranque “de su condición a las víctimas de la injusticia y de la opresión” ya haga “brillar el triunfo de la vida”.
El Santo Padre también ha pedido a Dios que una a su cruz “los sufrimientos de tantas víctimas inocentes”, “los niños, los ancianos, los cristianos perseguidos”. Y ha pedido por los que “se encuentran profundamente heridos: las personas abusadas, despojadas de su libertad y dignidad”, por los “exiliados, los refugiados y quienes han perdido el gusto por la vida”.
También ha tenido presente en la oración a los “pueblos en guerra”, para que “aprendan el camino de la reconciliación, del diálogo y del perdón”. Del mismo modo ha mencionado a los “pueblos desfallecidos por las bombas”, en concreto por Irak y Siria. “Sostén a los cristianos de la diáspora y concédeles la unidad de la fe y del amor”, ha pedido el Pontífice.
Para concluir el encuentro, el Santo Padre ha impartido su bendición a los presentes.
En declaraciones a la agencia Fides, el patriarca Sako había indicado que durante el encuentro, le diría al Santo Padre que “esperamos que nos visite próximamente en Irak. Allí necesitamos de su presencia y de su apoyo”.
En el encuentro con el Papa han estado presentes 12 obispos caldeos, veteranos del Sínodo anual que se acaba de celebrar en Erbil, capital del Kurdistán iraquí. Además de los fieles de la comunidad asirio-caldea presente en Georgia, también han recibido al papa Francisco varios grupos de fieles caldeos procedentes de los EE.UU., Francia y Canadá, junto con un grupo de caldeos que actualmente están viviendo con el estado de refugiados, después de abandonar sus hogares ante el avance de los yihadistas del Estado islámico, ha explicado el patriarca.
En Georgia, viven alrededor de 10 mil cristianos pertenecientes a las comunidades caldea y asiria. Sus raíces iniciales en el Cáucaso se remontan a los flujos migratorios que se registraron en la primera mitad del siglo XIX y que se incrementaron a principios del siglo XX, debido a las persecuciones sufridas también por los asirios y caldeos durante la Primera Guerra Mundial. “El encuentro con el Sucesor de Pedro” declara a la agencia Fides el patriarca caldeo, “será un momento fuerte, y lo viviremos para ser confirmados en la fe, en la esperanza y también en la elección de perseverar y permanecer en nuestra tierra martirizada”.


El Papa con los ortodoxos en Georgia invita a superar incomprensiones del pasado y temores del futuro
Posted by Redaccion on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco en la sede del Patriarcado Ortodoxo de Georgia, tuvo por la tarde de este primer día del viaje apostólico, un encuentro con su beatitud Elias II, Catholicos, patriarca de toda la Georgia.
La Iglesia ortodoxa georgiana es la Iglesia nacional de Georgia y una de las quince Iglesias autocéfalas de la comunión ortodoxa, con unos 4,75 millones de fieles, mayoritariamente en Georgia y la antigua URSS.
El papa Francisco fue recibido por el patriarca Elias II con quien mantuvo una conversación privada en el estudio patriarcal. Poco después, mientras el coro patriarcal amenizaba con un canto típico del rito oriental y con otro polifónico, ambos se dirigieron a la sala de audiencias, cuya pared principal era un ícono de María con el Niño Jesús en los brazos rodeada por ángeles y santos
El patriarca Elias II, con la voz propia de una persona anciana, dirigió un discurso en georgiano, que el Papa siguió leyéndolo en un texto escrito. En el mismo expuso los desafíos actuales de Georgia, como los problemas territoriales y de las migraciones, así como su cercanía hacia la Iglesia de Roma y su emoción por recibirlo en su país.
El papa Francisco al tomar la palabra expresó su alegría de encontrar a los representantes de la Iglesia Georgiana y recordó que la visita de su beatitud Elías II al Vaticano, abrió una nueva página en las relaciones entre las dos Iglesias.
“La Iglesia Ortodoxa de Georgia, enraizada en la predicación apostólica, especialmente en la figura del apóstol Andrés, y la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio del apóstol Pedro, tienen así la gracia de renovar hoy, en el nombre de Cristo y para su gloria, la belleza de la fraternidad apostólica” expresó Francisco.
“El amor del Señor –aseguró el Papa– nos eleva, porque nos permite alzarnos por encima de las incomprensiones del pasado, de los cálculos del presente y de los temores del futuro”.
“Quiero ser un amigo sincero de esta tierra y de este querido pueblo” dijo, y precisó que “con la paz y el perdón estamos llamados a vencer a nuestros verdaderos enemigos, que no son de carne y hueso, sino los espíritus del mal que están dentro y fuera de nosotros”. Y al concluir les invitó a estar fraternalmente unidos para anunciar el Evangelio de la paz.
El encuentro concluyó como indica la tradición, con una ofertade té y café como don de bienvenida.
Al escuchar el canto polifónico del Ave María, compuesto por Elías II, el Papa dijo: “Le agradezco a su santidad y estoy profundamente conmovido de escuchar el Ave María que ha compuesto. Solamente de un corazón que ama mucho a la Madre de Jesús, de un corazón hijo y también de niño puede salir algo así bello”.
Texto completo de las palabras del Papa
Es para mí una gran alegría y una gracia especial encontrarme con Su Santidad y Beatitud y los venerables metropolitas, arzobispos y obispos, miembros del Santo Sínodo. Saludo al señor primer ministro y a los ilustres representantes del mundo académico y de la cultura.
Santidad, con vuestra visita histórica al Vaticano, la primera de un Patriarca georgiano, usted abrió una nueva página en las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa de Georgia y la Iglesia Católica. En aquella ocasión, intercambió con el Obispo de Roma el beso de la paz y la promesa de rezar el uno por el otro.
Así se han reforzado los importantes lazos que existen entre nosotros desde los primeros siglos del cristianismo. Estos se han desarrollado y siguen siendo respetuosos y cordiales, como se pone de manifiesto también por la afectuosa acogida reservada a mis enviados y representantes; por la actividad de estudio e investigación de fieles ortodoxos georgianos en los Archivos Vaticanos y en las Pontificias Universidades; por la presencia en Roma de una comunidad vuestra, alojada en una iglesia de mi diócesis; y por la colaboración, sobre todo cultural, con la comunidad católica local.
Como peregrino y amigo, he llegado a esta tierra bendita, cuando está a punto de concluir para los católicos el Año Jubilar de la Misericordia.
También estuvo aquí el santo Papa Juan Pablo II, la primera vez de un Sucesor de Pedro, en un momento muy importante, en el umbral del Jubileo del 2000: vino a reforzar los «vínculos profundos y fuertes» con la Sede de Roma (Discurso en la ceremonia de bienvenida, Tiflis, 8 noviembre 1999) y a recordar lo importante que era, en el umbral del tercer Milenio, «la contribución de Georgia, esta antigua encrucijada de culturas y tradiciones, a la construcción […] de una civilización del amor» (Discurso en el Palacio patriarcal, Tiflis, 8 noviembre 1999).
Ahora, la Providencia divina ha querido que nos encontremos de nuevo y, frente a un mundo sediento de misericordia, de unidad y de paz, nos pide que se dé un nuevo impulso, un renovado fervor a los lazos que nos unen, signo elocuente de los cuales es el beso de la paz y nuestro abrazo fraternal.
La Iglesia Ortodoxa de Georgia, enraizada en la predicación apostólica, especialmente en la figura del apóstol Andrés, y la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio del apóstol Pedro, tienen así la gracia de renovar hoy, en el nombre de Cristo y para su gloria, la belleza de la fraternidad apostólica. En efecto, Pedro y Andrés eran hermanos: Jesús los llamó a dejar sus redes para ser, juntos, pescadores de hombres (cf. Mc 1,16-17). Querido hermano, dejémonos mirar de nuevo por el Señor Jesús, dejémonos atraer aún por su invitación a dejar todo lo que nos impide dar, juntos, el anuncio de su presencia.
Nos sostiene en esto el amor que transformó la vida de los Apóstoles. Es el amor sin igual, que el Señor ha encarnado: « Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13); y que nos lo ha dado para que nos amemos unos a otros como él nos ha amado (cf. Jn 15,12). En este sentido, el gran poeta de esta tierra parece que nos dirige también a nosotros algunas de sus célebres palabras: «¿Has leído cómo los apóstoles escribieron del amor, cómo hablan, cómo lo alaban? Conócelo, dirige tu mente a estas palabras: el amor nos eleva» “(S. Rustaveli, El Caballero de la piel de tigre, Tiflis 1988, estancia 785). Realmente el amor del Señor nos eleva, porque nos permite alzarnos por encima de las incomprensiones del pasado, de los cálculos del presente y de los temores del futuro.
El pueblo georgiano ha dado testimonio durante siglos de la grandeza de este amor. Ha encontrado en él la fuerza para levantarse de nuevo después de muchas pruebas; gracias a él se ha elevado hasta las alturas de una extraordinaria belleza artística.
Sin el amor, como ha escrito otro gran poeta, «el sol no reina en la bóveda del cielo», y para los hombres «no hay belleza ni inmortalidad» (G. Tabidze, «Senza l’amore», en Galaktion Tabidze, Tiflis 1982, 25). El amor es la razón de ser de la belleza inmortal de vuestro patrimonio cultural, que se expresa de muchas formas, como la música, la pintura, la arquitectura y la danza.
Usted, querido Hermano, ha ofrecido una digna manifestación de ello, especialmente mediante la composición de apreciados himnos sagrados, algunos incluso en lengua latina y muy queridos en la tradición católica. Ellos enriquecen el tesoro de vuestra fe y cultura, un regalo único para la cristiandad y la humanidad, que merece ser conocido y apreciado por todos.
La gloriosa historia del Evangelio en esta tierra se debe de una manera especial a santa Nino, que suele ser equiparada a los Apóstoles: difundió la fe bajo el signo particular de la cruz hecha de sarmiento de vid.
No se trata de una cruz desnuda, porque la imagen de la vid, además del fruto que en esta tierra es excelente, representa al Señor Jesús. Él, en efecto, es «la vid verdadera», y pidió a sus Apóstoles que, como sarmientos, permanecieran firmemente injertados en él para dar fruto (cf. Jn 15,1- 8).
Querido Hermano, para que también hoy el Evangelio dé fruto, se nos pide que permanezcamos todavía más enraizados en el Señor y unidos entre nosotros.
Que la multitud de santos de este país nos anime a poner el Evangelio por encima de todo y a evangelizar como en el pasado y, más que en el pasado, libres de las ataduras de ideas preconcebidas y abiertos a la perenne novedad de Dios. Que las dificultades no sean un obstáculo, sino un estímulo que nos ayude a conocernos mejor, a compartir la sabia viva de la fe, a intensificar la oración de unos por otros y a cooperar con caridad apostólica en el testimonio común, para la gloria de Dios en el cielo y el servicio de la paz en la tierra.
Al pueblo georgiano le gusta ensalzar, brindando con el fruto de la vid, sus valores más apreciados. Junto al amor que eleva, se da un papel especial a la amistad. «Quien no busca un amigo, es enemigo de sí mismo», nos recuerda una vez más el poeta (S. Rustaveli, El Caballero de la piel de tigre, estancia 847).
Quiero ser un amigo sincero de esta tierra y de este querido pueblo, que no olvida el bien recibido y cuyo carácter hospitalario se combina con un estilo de vida verdaderamente lleno de esperanza, aún en medio de las dificultades, que nunca faltan. También esta actitud positiva tiene sus raíces en la fe, que lleva a los georgianos a invocar, en torno a la mesa, la paz para todos, recordando incluso a los enemigos.
Con la paz y el perdón estamos llamados a vencer a nuestros verdaderos enemigos, que no son de carne y hueso, sino los espíritus del mal que están dentro y fuera de nosotros (cf. Ef 6,12). Esta tierra bendita está llena de héroes valientes según el Evangelio que, como san Jorge, fueron capaces de vencer al mal.
Pienso en tantos monjes, y especialmente en los numerosos mártires, cuya vida ha triunfado «con la fe y la paciencia»: ha pasado por la prueba del dolor permaneciendo unida al Señor y ha dado así un fruto pascual, regando el suelo georgiano con la sangre derramada por amor.
Que su intercesión alivie a tantos cristianos que todavía hoy en el mundo sufren persecuciones y atropellos, y fortalezca en nosotros el buen deseo de estar fraternalmente unidos para anunciar el Evangelio de la paz.


El Papa pide en Georgia una convivencia pacífica entre las naciones
Posted by Rocío Lancho García on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha asegurado que es preciso que “todos se preocupen en primer lugar por la suerte de los seres humanos” en su concreción y realicen con paciencia todo intento para “evitar que las divergencias desemboquen en violencia, que puede causar enormes daños para el hombre y la sociedad”.
Lo ha dicho durante su primer discurso de su viaje apostólico a Georgia, donde ha viajado esta mañana. Allí permanecerá hasta el domingo por la mañana, cuando pondrá rumbo a Azerbaiyán y se quedará hasta esa misma tarde. Se realiza así este fin de semana, la segunda etapa del viaje al Cáucaso, que inició en junio con su visita a Armenia. Este viernes Francisco inicia un viaje con un fuerte signo ecuménico e interreligioso, ya que se encontrará con dos países de un pequeña minoría católica.
A su llegada el aeropuerto de Tiflis, el Pontífice ha sido recibido por el presidente de la nación, Giorgi Margvelashvili, y del patriarca de toda Georgia, Elías II. Tras escuchar los himnos y los saludos de las delegaciones, el Santo Padre se ha dirigido al Palacio Presidencial, donde ha tenido un breve encuentro privado con el presidente. Y a continuación ha tenido lugar el primer discurso del viaje, a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
De este modo, en su discurso, el Santo Padre ha subrayado que “cualquier distinción de carácter étnico, lingüístico, político o religioso”, en vez de ser usados como pretexto para transformar las divergencias en conflictos y los conflictos en interminables tragedias, “puede y debe ser para todos fuente de enriquecimiento recíproco en favor del bien común”. Esto requiere –ha aseverado– que cada uno ponga plenamente a disposición las propias capacidades, teniendo ante todo la posibilidad de vivir en paz en su tierra o de regresar libremente si, por cualquier motivo, fue obligado a abandonarla.
En un discurso muy significativo, teniendo en cuenta los conflictos de la zona, pero sin hacer referencia explícita a ello, el Santo Padre ha pedido a los responsables públicos que “continúen preocupándose por la situación de estas personas, afanándose en la búsqueda de soluciones concretas más allá de las cuestiones políticas no resueltas”. Del mismo modo ha subrayado que se requieren altas miras y valor para “reconocer el bien auténtico de los pueblos y perseguirlo con determinación y prudencia”. Es indispensable “tener siempre presente los sufrimientos de las personas para continuar con convicción el camino, paciente y laborioso pero apasionante y liberador, de la construcción de la paz”.
Por otro lado, Francisco ha definido Georgia como “lugar de encuentro e intercambio vital entre culturas y civilizaciones”, que ha encontrado en el cristianismo, desde la predicación de Santa Nino al inicio del siglo IV, “su más profunda identidad y el fundamento seguro de sus valores”.
Asimismo, ha precisado que la historia multisecular de Georgia “manifiesta la raigambre en los valores expresados por su cultura, por su lengua y por sus tradiciones”, incluyendo al país plenamente y de modo profundo y peculiar en el ámbito de la civilización europea. Al mismo tiempo, por su posición geográfica, “es casi un puente natural entre Europa y Asia”, “una bisagra que facilita las comunicaciones y las relaciones entre los pueblos”.
Al recordar que han pasado 25 años desde la proclamación de la independencia de Georgia, ha observado que durante este periodo, renovando su libertad plena, “ha construido y consolidado sus instituciones democráticas y ha buscado los caminos para garantizar un desarrollo lo más incluyente y auténtico posible”. Por eso el Santo Padre ha deseado que “el camino de paz y desarrollo” prosiga con el “compromiso solidario de todos los miembros de la sociedad”, para así crear las “condiciones de estabilidad, equidad y respeto a las leyes” que favorezcan el crecimiento e aumenten las oportunidades para todos.
Este progreso autentico y duradero –ha subrayado– tiene como condición preliminar indispensable el pacífico entendimiento entre todos los pueblos y los Estados de la región. Y ha precisado que esto exige que “crezcan sentimientos de mutua estima y consideración”, los cuales “no pueden descuidar el respeto de las prerrogativas soberanas de cada uno de los países en el marco del derecho internacional”.
Asimismo, ha explicado que para abrir rutas que conduzcan a una paz duradera y a una verdadera colaboración, hay que tener en cuenta que “los principios relevantes para una ecuánime y estable relación entre los Estados están al servicio de la concreta, ordenada y pacífica convivencia entre las naciones”.
Al respecto, ha advertido que en muchos lugares de la tierra, parece prevalecer una lógica que hace difícil mantener las legítimas diferencias y controversias “en un ámbito de confrontación y diálogo civil, donde prevalezca la razón, la moderación y la responsabilidad.” Esto es tanto más necesario “en el momento histórico actual”, en el que no faltan también extremismos violentos que “manipulan y distorsionan principios de naturaleza civil y religiosa” para subordinarlos a oscuros diseños de dominio y de muerte.
Finalmente, ha asegurado que la Iglesia católica “comparte las alegrías y las preocupaciones del pueblo de Georgia” y “tiene la intención de ofrecer su contribución al bienestar y a la paz de las naciones, colaborando activamente con las autoridades y la sociedad civil”. Asimismo ha deseado que continúe favoreciendo al crecimiento de la sociedad georgiana, “gracias al testimonio común de las tradiciones cristianas que nos unen”, “en su esfuerzo en favor de los más necesitados” y “mediante un renovado y creciente dialogo con la antigua Iglesia Ortodoxa Georgiana y las otras comunidades religiosas del país”.



Programa del viaje del papa Francisco a Georgia y Azerbaiyán
Posted by Redaccion on 30 September, 2016



Viaje apostólico del papa Francisco a Georgia y Azerbaiyán, del viernes 30 de septiembre al domingo 2 de octubre. (Hora central europea)
Viernes 30 de septiembre de 2016
09:00 Parte el avión del aeropuerto Roma/Fiumicino hacia Tbilisi
13:00 Llegada al aeropuerto internacional de Tbilisi – Ceremonia de bienvenida.
13:30 Visita de cortesía al presidente en el Palacio presidencial.
14:00 Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y diplomáticos, en el patio del Palacio presidencial.
14:40 Encuentro con su santidad Elías II, Catholicos y patriarca de toda Georgia, en el palacio del patriarcado.
16:00 Encuentro con la comunidad Asiro Caldea en la iglesia católica caldea de S. Simón Bar Sabbae
Sábado 1 de octubre
8:00 Santa misa en el estadio M. Meskhi
13:45 Encuentro con sacerdotes, religiosas, religiosos, seminaristas y agentes pastorales en la Iglesia de la Asunta.
15:00 Encuentro con los asistidos y los operadores de la las obras de caridad de la Iglesia, delante al centro de asistencia de los Camilianos.
16:15 visita a la catedral patriarcal de svetitskhoveli en Ktskheta.
Domingo 2 de octubre
05:55 Ceremonia de despedida en el Aeropuerto internacional de Tbilisi
06:10 El avión parte hacia Baku
07:30 Llegada al aeropuerto internacional “Heydar Aliyev” de Baku, recepción oficial
8:30 Santa misa en la Iglesia de la Inmaculada, en el centro salesiano de Baku, homilía y ángelus
10:45 Almuerzo con la comunidad salesiana con el Papa y con el séquito papal.
12:30 Ceremonia protocolar de bienvenido en la Plaza del Palacio presidencial de Ganjlik
Visita de cortesía al presidente en el Palacio presidencial de Ganjlik
14:30 Visita al monumento a los caídos por la independencia
15:00 Encuentro con las autoridades en el centro “Heydar Aliyev”. Discurso del Santo Padre
15:45 Encuentro privado con el jeque de los musulmanes del Cáucaso en la mezquita “Heydar Aliyev”
16:00 Encuentro interreligioso con el jeque y representantes de las otras comunidades religiosas del país.
Discurso del Santo Padre
17:00 Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Baku
17:15 El avión parte hacia Roma/Ciampino
22:00 Llegada al aeropuerto de Roma/Ciampino
Huso horario –
Roma:+2h UTC
Tbilisi:+4h UTC
Baku:+4h UTC


Francisco anuncia que no podrá ir a Argentina en 2017
Posted by Redaccion on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha dirigido este viernes un vídeomensaje a los argentinos, anunciando que en el 2017 no logrará hacer un viaje apostólico a su patria. Asimismo, recuerda que este año se celebra el bicentenario de la independencia del país, fue la beatificación el pasado 27 de agosto de Mama Antula y en breve será la canonización del cura Brochero, el 16 de octubre en el Vaticano.
“Yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible. Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Y tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina, y bueno, pero hay que dividirse, dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha”.
Les asegura que “para mí el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino, yo todavía viajo con pasaporte argentino”. Y si bien el país tiene muchas riquezas naturales “como pueblo son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria”. Porque saben ser solidarios caminar uno juntos, ayudarse, que sabe encontrar sabiduría, y que cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo.
También señaló que querría responder a todas las cartas que recibe desde Argentina, pero se consuela rezando siempre por ellos.
El Papa les pide “una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar”. Para “lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes”.
Y concluye recordando que estamos en el Año de la Misericordia, y por lo tanto les propone hacer “alguna obra de misericordia todos los días o cada dos días si no pueden todos los días” y señala las obras de misericordia corporales y espirituales, en su mayoría se toman de una lista que el Señor hace en las Bienaventuranzas del Evangelio.
– Visitar a un enfermo, visitar a los enfermos, es una obra de misericordia.
– Dar de comer al hambriento. Hay gente que tiene hambre.
– Dar de beber al sediento, tiene sed material y espiritual, a veces.
– Dar posada al peregrino, es decir, darle lugar al que no tiene casa, al que no tiene techo.
– Vestir al desnudo, es decir, que la gente tenga vestido, que no pase frio en invierno.
– Visitar a los presos. Tantas veces la Iglesia insiste sobre esto.
– Y enterrar a los difuntos.
Precisa además que hay otras siete espirituales:
– Enseñar al que no sabe.
– Dar un buen consejo al que lo necesita.
– Corregir al que se equivoca.
– Perdonar al que nos ofende. ¡Qué difícil es perdonar! Todos hoy en el mundo necesitamos perdonar mucho y ser perdonados.
– Consolar al que está triste.
– Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Hay gente que a veces nos hace perder la paciencia, y sufrir con paciencia sus defectos, es una obra de misericordia.
– Y rezar a Dios por los vivos y por los muertos.
El Papa concluye indicándoles que “me siento hablándoles como en casa” y les dice, “hasta pronto, y no se olviden de rezar por mí. Gracias”.


Mons. Zenari: “El éxodo de los jóvenes en Siria es como un bombardeo”
Posted by Luca Marcolivio on 30 September, 2016



(ZENIT – Roma).- Un objetivo a corto plazo y dos a medio y largo plazo: favorecer las ayudas humanitarias; llevar la paz; y permitir a los refugiados de Oriente Medio volver a sus tierras martirizadas.
Estos son algunos de los puntos tratados durante la reunión anual sobre la emergencia humanitaria en Siria e Irak, que se realizó ayer en la Pontificia Universidad Urbaniana, promovida por el Pontificio Consejo Cor Unum. Los representantes de la Santa Sede intercambiaron puntos de vistas con la ONU, Cáritas y con los nuncios apostólicos y obispos de Oriente Medios, en este encuentro a puerta cerrada.
Fuera de las sesiones de trabajo ZENIT conversó con algunos participantes, entre ellos monseñor Zenari, nuncio apostólico en Damasco, quien apreció el llamamiento del papa Francisco realizado en la audiencia de este miércoles sobre la situación de Siria, el cual llegó en el “momento oportuno” cuando la tregua entró crisis.
Mons. Zenari señaló que la “preocupación principal es cómo organizar del mejor modo posible la ayuda humanitaria” y que se le permita un total acceso. Además es necesario entrar en el aspecto organizativo y técnico. Añadió que la breve duración de esta enésima tregua “está poniendo a prueba la esperanza de los sirios”.
Advirtió que no se detiene “el éxodo y la hemorragia de los cristianos” de la región. “Podemos tener alguna iglesia dañada –comentó el nuncio– pero la herida más fuerte es el éxodo de los cristianos. Porque un templo se puede reconstruir pero la Iglesia como una comunidad es destruida por el éxodo: una vez emigrados estos cristianos serán recibidos por otras Iglesias de Europa, pero las Iglesias de origen pierden a estos cristianos”. Porque “cuando emigran los jóvenes es como un bombardeo. Una sociedad y una Iglesia sin jóvenes quedan golpeadas en el corazón”.
El secretario del Pontificio Consejo Cor Unum, monseñor Giampietro Dal Toso, señaló por su parte el ánimo que les ha dado el Papa, porque “ha señalado nuestro compromiso, el sentido de responsabilidad por las comunidades cristianas, y la importancia de seguir un camino de reconciliación”.
Así como que el Pontífice ha indicado nuevamente “la disponibilidad de la Iglesia para colaborar también en estos días delicados”, en los cuales la tregua ha sido violada.
Del debate, afirmó, emerge “que la única y verdadera solución a este conflicto es aquella pacífica”, y señaló “la necesidad de invertir aún más en la educación”, entendida como un “elemento global hacia la persona”, más aún que escolar. “Si no educamos a las nuevas generaciones en una manera diversa de relacionarse con el hombre, las guerras seguirán multiplicándose”.
Una preocupación de la Santa Sede, precisó el secretario de Cor Unum, es la de “garantizar un futuro a las comunidades cristianas” que les dé “el derecho de retornar y seguridad”. En ese sentido señaló que los obispos de Oriente Medio precisaron que para la paz “es de vital importancia la presencia de las comunidades cristianas”.
Para monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Alepo y presidente de Cáritas Siria, no basta hablar simplemente de paz, porque es necesario recuperar “la dignidad los sirios. La dignidad es algo demasiado importante para nosotros, y la hemos perdido”.
Sobre el drama de los refugiados añadió: recibirlos en Europa es sin lugar a dudas “un signo de humanidad cristiana”, entretanto a “largo plazo no es la solución”. Y concluyó: “como sirio pido que nos ayuden a quedarnos en nuestro país. Somos un pueblo digno de respeto, no se puede jugar así con nuestra dignidad”.


Sembrar esperanza – XXVII Domingo Ordinario
Posted by Enrique Díaz Díaz on 30 September, 2016



Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4: “El justo vivirá por su fe”
Salmo 94: “Señor, que no seamos sordos a tu voz”
II Timoteo 1, 6-8, 13-14: “No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor”
San Lucas 17, 5-10: “¡Si ustedes tuvieran fe…!”
Hay quienes ante las grandes tragedias no se conforman con lamentarse o renegar de las situaciones. Así ha sucedido en el Albergue de Jesús el Buen Pastor, en Tapachula. Ante la ola de migrantes y refugiados que invaden la frontera Sur de nuestro México, hay quienes cierran los ojos, quienes acusan a los gobiernos o quienes se sienten amenazados. Una mujer, débil y sola, abre las puertas de su casa primero a un migrante, después se van se agregan más… los cuartos de la pequeña casa son insuficientes para tantos que buscan cobijo y protección. Ahora, en un terreno mucho más grande, con más construcción, con nuevas instalaciones, se recibe a un gran número de migrantes y para muchos es la Betania de espera mientras se confirma su situación de refugiados. Algunos, desahuciados, encuentran el consuelo de unas manos y una sonrisa que los conforta. “Todo lo hemos ido construyendo con el esfuerzo de los mismos migrantes. Todos colaboramos y todos trabajamos. No crea Usted, que lo hemos recibido fácil. Nos ha costado sudor y lágrimas, pero cuando se quiere se puede”.
Los reproches del profeta Habacuc frente al silencio del Señor cuando su país se llena de injusticias y de opresión, los podríamos retomar mirando la realidad actual. Pero también conviene que hagamos nuestras las palabras que anuncian un brote de esperanza en medio de la oscuridad: “Es todavía una visión de algo lejano pero que viene corriendo y no fallará; si se tarda espéralo, pues llegará sin falta… El justo vivirá por su fe”. Jesús eso espera de sus discípulos: una fe firme y el servicio generoso y constante, sin esperar recompensa. Y vaya que si se necesita tener fe en estos momentos. Por todas las noticias, porque aún los que creíamos más rectos nos han fallado, porque la corrupción está por todas partes, vivimos un momento de desencanto, de indiferencia y de escepticismo. Nuestra misma Iglesia se siente sacudida porque hemos tenido fuertes y duros fracasos que hacen dudar a muchos creyentes, que solamente ponen su fe en las personas y no en Jesús. El Papa Francisco es el primero en reconocer y pedir que reconozcamos esta situación, pero también es el primero que nos lanza con optimismo y renovado esfuerzo a seguir construyendo la esperanza.
Es alentador y edificante descubrir a hermanos y hermanas con una gran fe, que con pequeñas obras en estos momentos difíciles, siguen sembrando a pesar de los malos tiempos. Cómo es cierto que cuando una puerta se cierra hay otras que se abren. Pero a veces estamos tan aturdidos y obstinados mirando la única puerta cerrada que no percibimos las posibilidades de otras puertas que se pueden abrir ¡Qué diferente es el actuar de Jesús! No me lo imagino pensando como un fracasado a pesar de las dificultades. Por eso nos enseña hoy que “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería”.
Y no se trata de andar cambiando de sitio los árboles, sino de algo mucho más profundo: llenar el vacío que hay en el corazón, dar esperanza al que se siente desalentado. La fe en Jesús es saberse en manos del Señor que nos ama. Es apreciar el regalo de amor de Dios a pesar de las dificultades. Por eso aconseja el Apóstol Pablo a Timoteo: “Te recomiendo que reavives el Don de Dios… porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza y de amor”. Es actuar conforme a ese espíritu que nos ha regalado el Señor. La fe no es una espera inoperante dejando todo en manos de Dios. Todo lo contrario, es el compromiso, serio y callado, de quien ha experimentado la resurrección de Jesús en sí mismo y por eso puede lanzarse a superar todos los obstáculos.
Nos ofrece el Señor Jesús, en este día, otra rica enseñanza, quizás olvidada por nosotros: servir generosa y desinteresadamente. Alguien proponía que actualmente lo importante no es poner un huevo, sino saber cacaraquearlo. Y así, hay quienes hacen mucho ruido y pocas obras. Si creyéramos toda la propaganda que se nos presenta, las grandes obras realizadas, los proyectos concluidos… seguramente pensaríamos vivir en el país de Jauja. Pero se gasta más en la publicidad que en las mismas obras. Nos vemos saturados de propaganda, de papeles, de promesas, pero ¡qué pocas obras! Por eso Jesús nos invita a actuar desde lo pequeño, desde el granito de mostaza, a hacerlo con mucha fe y con mucha esperanza y a hacerlo con todo silencio y con toda humildad. ¿Es difícil? Claro que lo es, por eso los apóstoles suplican a Jesús: “Auméntanos la fe”, porque frente al fracaso tienen la tentación de la huida y a la hora del triunfo se enorgullecen como si todo lo hubieran hecho ellos. ¡Cuántos ejemplos de servicio callado y humilde tenemos en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestros pueblos! Y no son los que aparecen en los titulares de los periódicos, pero con cuánta verdad viven el Evangelio. Hay problemas y dificultades en nuestro mundo pero también hay quien vive plenamente la Palabra de Dios y después sencillamente dice: “No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer”, como lo pide Jesús. Por eso, a pesar de los graves nubarrones que nos señala el Papa Francisco termina diciéndonos: “Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. El verdadero cristiano no puede ser pesimista, tiene que vivir la esperanza, engendrar la esperanza y difundir la sana esperanza”
La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad. Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! ¡Seamos sembradores de esperanza!
Señor Jesús, la luz de nuestro camino, concédenos un corazón valiente y animoso para construir tu Reino y un espíritu de servicio y humildad para reconocer que eres Tú quien lo está construyendo. Amén.


Santa Teresa del Niño Jesús – 1 de octubre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 30 September, 2016




(ZENIT – Madrid).- Su frágil apariencia y forma de expresión de algunos escritos, que pueden recordar un estilo un tanto infantil, a estas alturas, y con lo que se sabe de ella, no puede confundir a nadie. La gran Teresa de Lisieux era una mujer de una reciedumbre espiritual poco común. Fue doctora del amor en grado sublime, ciertamente heroico. Sobrenaturalizó las pequeñas cosas cotidianas, afrontando con decisión irrevocable por amor a Cristo las que más cuestan, las que interrumpen el flujo del amor a Dios y a los demás en cuestiones aparentemente nimias, sutiles, pero que esconden cierto grado de sufrimiento nada desdeñable. El camino espiritual que ha trazado con su virtud es un excelso tratado de cómo superarlas.
Tuvo una vida corta, intensa y entregada, rebosante de tanta ternura y de tal riqueza, que habría sido irreparable de todo punto no haber podido contar con su impresionante testimonio de amor. Por fortuna, dejó plasmada en su formidable Historia de un alma, además de hacerlo en sus cartas y escritos, la pasión que inundaba todo su ser en un gesto supremo de generosidad, culminando esta obra a punto de morir. Sembró el amor hasta que exhaló el último suspiro. Esta insigne carmelita, patrona de las misiones, continúa perfumando con su exquisita caridad el orbe entero.
Vino al mundo en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Tuvo el privilegio de nacer en un hogar de dos auténticos hijos de Dios, encumbrados por la Iglesia a los altares: Luís y Celia. Vio desfilar ante ella a sus hermanas María, Paulina y Celina, precediéndole en el Carmelo. Soñó con seguir sus pasos ardientemente, suplicó tanto, que al final obtuvo lo que deseaba. Tenía de su parte, además de la gracia divina, el apoyo de su padre; su madre ya había fallecido. Leonia, otra de sus hermanas, eligió a las religiosas de la Visitación. Como su fe no tenía fronteras, en julio de 1887 Teresa arrancó con su oración la conversión del condenado a muerte Pranzini. Esa Navidad la marcó a fuego. Comprendió que el Niño Dios se había hecho pequeño por amor a ella, para infundirle valor en su seguimiento. Y aunque tenía 15 años, su padre no dudó en conducirla ante el papa León XIII, a quien expuso con firmeza su deseo de ingresar en el Carmelo, lo cual se produjo en 1888.
Profesó en 1890, cuando su padre ya había enfermado, teniendo claro su objetivo de escalar las más altas cumbres del amor. Apuraba el tiempo, como si supiese que no se le concedería demasiado, orando, haciendo penitencia y aprovechando todos los momentos para mortificarse con cualquier circunstancia propiciada por la convivencia. Delicada, sensible y exquisita en su trato, sufría gestos que contravenían su visión de cómo debía ser la vida religiosa y los ofrendaba a Cristo. Según el precepto evangélico buscaba expresamente a las hermanas de trato más complejo y les dedicaba a conciencia lo mejor de sí. «Ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón». Llevó con espíritu ejemplar las bajas temperaturas del convento: –«he sufrido de frío en el Carmelo hasta morir»–, silenció su horror a determinados insectos, soportó con dulzura acusaciones infundadas sin justificarse, etc. Y cuando veía que su debilidad podía ponerla en grave aprieto faltando a la caridad, huía, haciendo de este gesto una victoria sobre su tendencia dominante. Era la expresión de su oración continua. «Para mí, orar consiste en elevar el corazón, en levantar los ojos al cielo, en manifestar mi gratitud y mi amor lo mismo en el gozo que en la prueba».
Anhelaba el martirio: «Quería Jesús concederme el martirio del corazón o el martirio de la carne; preferiría que me concediera ambos». El primero le fue otorgado. Sin embargo, en un momento dado de su vida expresó: «He llegado a un punto en el que me es imposible sufrir, porque todo sufrimiento es dulce». En 1893 fue designada ayudante de la maestra de novicias. Desconocían que vivía una intensa aridez. Y es que estaba tan centrada en la Eucaristía que era hartamente difícil imaginarlo. Sabía que la vivencia de la virtud sin la gracia de Dios es imposible. Humildemente escribió: «Yo soy un alma minúscula, que solo puede ofrecer pequeñeces a nuestro Señor». Con esas «pequeñeces» iluminó el camino de la perfección y se convirtió en maestra de la infancia espiritual. «La santidad no consiste en esta o la otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre».
En 1894 murió su padre, y a finales de ese año comenzó a escribir la Historia de un alma por indicación de la madre Inés de Jesús, su hermana Paulina. En 1895 se sintió llamada a ofrendarse al amor misericordioso. Poco después experimentó la más alta intensidad del mismo, la «herida de amor». Acogió con entusiasmo la misión de acompañar espiritualmente a Bellière, que se preparaba para ser misionero, y en 1896 la del padre Roulland que se hallaba en misiones en el extranjero. En Semana Santa de ese año sufrió los primeros ataques de hemoptisis, y entró en la «noche de la fe», que perduró hasta el fin de sus días.
En 1897, ya gravemente enferma, la madre María de Gonzaga le indicó que continuase el manuscrito de su vida. El 8 de julio de ese año fue conducida a la enfermería. En el Cuaderno amarillo se constata la inmensa riqueza que continúo legando en el lecho del dolor. Allí entregó su vida el 30 de septiembre, exclamando: «Oh, le amo…». Como vaticinó, tras su partida hizo «caer una lluvia de rosas». Pío XI la beatificó el 29 de abril de 1923, y la canonizó el 17 de mayo de 1925. Juan Pablo II la proclamó doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997.