SANTA SEDE

El Papa Francisco con los Benedictinos, custodios de los oasis del espíritu


 

“Testigos privilegiados del modo de obrar misericordioso de Dios”: así se dirigió el Papa Francisco en la mañana de este jueves 8 de septiembre, a los participantes del Congreso Internacional que cada cuatro años reúne en Roma a todos los Abades de la Confederación de los Benedictinos y a las Superioras Benedictinas.

“Vuestro congreso internacional, les dijo el Pontífice, reviste en esta circunstancia un significado particular en el contexto del Jubileo de la Misericordia”. “Si sólo en la contemplación de Jesucristo  se capta  el rostro de la misericordia del Padre, la vida monástica contribuye una vía maestra para hacer tal experiencia contemplativa y traducirla en testimonio personal y comunitaria” – aseguró el Papa.

En las palabras del Pontífice la constatación de un mundo actual “que demuestra cada vez más claramente tener necesidad de misericordia, pero ésta – aclaró el Papa – no es un eslogan o un receta”. “Es el corazón de la vida cristiana y al mismo tiempo su estilo concreto, el respiro que anima las relaciones interpersonales y vuelve atentos a los más necesitados y solidarios con ellos”.

“En  este tiempo y en esta Iglesia llamada a mirar siempre más a lo esencial – prosiguió Francisco – los monjes y las monjas custodian por vocación un peculiar don y una especial responsabilidad: la de tener vivos los oasis del espíritu, donde pastores y fieles pueden recurrir a las fuentes de la divina misericordia”.

“Vuestra clausura no es estéril – aseguró después Francisco – es más, es una riqueza y no un impedimento a la comunión” y destacó cómo el trabajo que realizan “en armonía con la oración los hace partícipes de la obra creativa de Dios y los hace solidarios con los pobres que no pueden vivir sin trabajar”.

Finalmente el aliento del Pontífice a no dejarse desalentar si los miembros de las comunidades monásticas disminuyen o envejecen: al contrario, les dijo, “conserven el celo de su testimonio aun en los países hoy más difíciles, con la fidelidad al carisma y el coraje de fundar nuevas comunidades. Vuestro servicio a la Iglesia es muy valioso – agregó.

“También en nuestro tiempo hay necesidad de hombres y mujeres que no anteponen nada al amor de Cristo”.

(MCM-RV)