Servicio diario - 04 de junio de 2016


 

Nuevo documento del Papa permitirá enjuiciar a obispos negligentes en casos de abusos
Posted by Sergio Mora on 4 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Una nueva medida del papa Francisco que permitirá juzgar a los obispos responsables de negligencia en los casos de abusos sexuales contra menores o personas vulnerables y removerlos de su encargo, llega hoy con la Carta Apostólica titulada “Como una madre amorosa”.
Lo indicó el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, al entregar el nuevo documento a los periodistas presentes en la Sala de Prensa.
Precisó también que no se trata de casos de abusos por parte de obispos, lo que ya tiene un claro camino judicial definido en la Congregación de la Doctrina de la Fe, sino de “negligencia en actos del oficio por parte de obispos”.
Un documento de un par de páginas que interpreta leyes del Derecho Canónico ya existente, los cánones 193 y el 975 y algunos artículos de los mismos, indicando que cuando se habla negligencia por parte de obispos, en este punto queda incluido el tema de los abusos a menores.
Por lo tanto no se trata de una nueva ley, lo que impediría su retroactividad, sino de una normativa sobre algunos cánones ya existentes, lo que permitirá se puedan juzgar casos del pasado, sin que nadie se pueda valer de la facultad de no retroactividad de una ley.
Precisó que la fase de instrucción del proceso le compete a las congregaciones competentes, las de: Obispos; Evangelización de los pueblos; Iglesias orientales; Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
El portavoz fue claro al indicar que “la falta de diligencia del obispo puede ser también ‘sin grave culpa moral’. Y que en el caso de abusos sobre menores, es suficiente que la falta de diligencia “sea grave”, mientas que en otros casos para la destitución es necesario que la falta de diligencia sea “muy grave”.
“Tratándose de decisiones importantes sobre los obispos, la aprobación específica dependerá del Santo Padre”, dijo el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, “lo que no es una novedad”. En cambio sí “la constitución de un Colegio de Juristas que asistirá al Santo Padre antes que tome una decisión definitiva” y consideró que “se puede prever que tal Colegio sea conformado por cardenales y obispos”.
En las causas se equiparan el obispo diocesano, el enarca, los superiores mayores de los institutos religiosos y de las sociedades de vida apostólica de derecho pontificio.
(Leer el texto completo de la Carta apostólica)


Carta Apostólica del Santo Padre Francisco “Como una madre amorosa” – Texto completo
Posted by Redaccion on 4 June, 2016



ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco publicó este sábado 4 de junio, la Carta Apostólica titulada “Como una madre amorosa”, en forma de Motu Proprio. Un documento que esclarece como dos leyes del Derecho Canónico en vigencia permiten enjuiciar a los obispos que fueron negligentes en caso de abusos sexuales contra menores o personas vulnerables y destituirlos de su cargo, aunque los hechos hayan sucedido en el pasado.
A continuación el texto completo de la Carta Apostólica
Como una madre amorosa la Iglesia ama a todos sus hijos. Pero cuida y protege con afecto particular a los más pequeños e indefensos, se trata de una tarea que Cristo confía a toda la comunidad cristiana en conjunto. Con la conciencia de esto, la Iglesia dedica una atención vigilante a la protección de los niños y de los adultos vulnerables.
Tal tarea de protección y de atención le corresponde a toda la Iglesia, pero especialmente a los pastores que esto sea realizado. Por lo tanto los obispos diocesanos, los eparcas y quienes son responsables de una Iglesia particular, deben tener una particular diligencia en proteger a quienes son los más débiles entre las personas que les fueron confiadas.
El Derecho Canónico ya prevé la posibilidad de remoción del oficio eclesiástico “por causas graves”: esto se refiere también a los obispos diocesanos, a los eparcas y a quienes están equiparados por el derecho (cfr can. 193 §1 CIC; can. 975 §1 CCEO).
Con la presente carta quiero precisar que entre las llamadas “causas graves” se incluye la negligencia de los obispos en el ejercicio de su oficio, en particular cuando se refieren a los casos de abusos sexuales cumplidos contra menores y adultos vulnerables, previstos por el MP Sacramentorum Sanctitatis Tutela, promulgado por san Juan Pablo II y ampliado por mi querido predecesor, Benedicto XVI. En tales casos se observará el siguiente procedimiento.
Artículo 1
1. El obispo diocesano, el eparca, o quien aun a título temporáneo, tiene la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles a esa equiparada de acuerdo al canon 368 CIC y por el canon 313 CCEO, puede ser legítimamente removido de su cargo, si por negligencia ha puesto u omitido actos que hayan provocado un daño grave a los otros, sea que se trate de personas físicas, sea que se trate de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial.
2. El obispo diocesano o el eparca puede ser removido solamente si ha objetivamente faltado de manera muy grave a la diligencia que debe tener por su oficio pastoral, también sin grave culpa moral de parte suya.
3. En el caso se trate de abusos con menores o adultos vulnerables es suficiente que la falta de diligencia sea grave.
4. Al obispo diocesano y al eparca se equiparan los superiores mayores de los institutos religiosos y de las sociedades de vida apostólica de derecho pontificio.
Artículo 2
1. En todos los casos en los que se presenten indicios de acuerdo a lo previsto en el artículo anterior, la competente Congregación de la Curia Romana puede iniciar una investigación sobre el mérito, dando noticia al interesado y dándole la posibilidad de producir documentos y testimonios.
2. Al obispo le será dada la posibilidad de defenderse, lo que podrá hacer con los medios previstos por el Derecho. Todos los pasos de la investigación le serán comunicados y le será siempre dada la posibilidad de encontrar a los superiores de las Congregaciones. Dicho encuentro, si el obispo no toma la iniciativa, será propuesto por el mismo dicasterio.
3. A continuación de los argumentos presentados por el obispo, la Congregación puede decidir una investigación suplementaria.
Artículo 3
1. Antes de tomar la propia decisión, la Congregación podrá reunirse, según la oportunidad, con otros obispos o eparcas pertenecientes a la Conferencia episcopal, o al sínodo de los obispos de la Iglesia, sui Iuris, de la cual hace parte el obispo o el eparca interesado, para discutir su caso.
2. La Congregación toma sus determinaciones reunida en sesión ordinaria.
Artículo 4
1.- Si se considera oportuno remover al obispo, la congregación establecerá, de acuerdo a las circunstancias del caso: dar en el tiempo más breve posible el decreto de remoción;
2.- exhortar fraternalmente al obispo a presentar su renuncia en un plazo de 15 días. Si el obispo no da su respuesta en el plazo previsto, la Congregación podrá emitir el decreto de remoción.
Artículo 5
La decisión de la Congregación sobre los artículos 3 y 4, tiene que ser sometida a la aprobación específica del Romano Pontífice, quien antes de tomar una decisión definitiva, se hará asistir por un particular Colegio de Juristas, designado cuando será necesario.
Todo esto que he deliberado con esta Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, ordeno que sea observado en todas sus partes, a pesar de cualquier cosa en contrario, aun de particular mención, y establezco que sea publicado en el comentario oficial del Acta Apostolicae Sedis y promulgado en el cotidiano L’Osservatore Romano, entrando en vigor el 5 de septiembre de 2016.
Vaticano, 4 de junio de 2016 – El papa Francisco
(Traducción no oficial del texto en italiano, realzada por ZENIT)


El Santo Padre aprueba los estatutos del nuevo dicasterio para laicos, familia y vida
Posted by Redaccion on 4 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Santo Padre Francisco, bajo propuesta del Consejo de los nueve Cardenales, ha aprobado ad experimentum, el Estatuto del nuevo Dicasterio para los Laicos, la familia y la vida, en el cual se confluirán desde el 1 de septiembre de 2016, los actuales Pontificios Consejos para los laicos y para la Familia.
Lo indicó este sábado en un comunicado la Oficina de prensa de la Santa Sede, precisando que en dicha fecha los dos dicasterios cesarán sus funciones y serán suprimidos, siendo derrocados los artículos 131-134 y 139-141 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus, del 28 de junio de 1988.
El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, señaló que aún no se conoce quienes serán las autoridades del nuevo dicasterio, ni si será constituido como Pontificio Consejo o Congregación y que hasta el 1 de septiembre próximo los Pontificios Consejos que serán unificados continuarán normalmente sus funciones.
El 22 de octubre del 2015, el Papa anunció la creación de este nuevo dicasterio, al inicio de la Congregación general en el Sínodo de los Obispos: “He decidido instituir un nuevo dicasterio con competencia sobre laicos, la familia y la vida, que sustituirá al Pontificio Consejo para los laicos y el Pontificio Consejo para la familia, y al que estará vinculada la Pontificia Academia para la Vida”, indicó en dicha oportunidad el Pontífice.


Francisco a las Obras Misionales Pontificias: evangelizar es un deber de todos los fieles
Posted by Redaccion on 4 June, 2016



(ZENIT – Roma).- El santo padre Francisco agradeció este sábado en el Vaticano a los participantes en la Asamblea de las Obras Misionales Pontificias, el precioso servicio a la misión de la Iglesia que es “llevar el Evangelio a toda criatura”.
Acompañados por el cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en la audiencia realizada en la Sala Clementina, les deseó que “en este Año Santo de la Misericordia, el ardor misionero que consumía al beato Paolo Manna –y del que surgió la Pontificia Unión Misionera– aún hoy siga haciendo arder, apasionar, renovar, repensar y reformar el servicio que esta Obra está llamada a ofrecer a la Iglesia entera”.
Un encuentro, explicó el Papa, que se realiza en el centenario de la fundación de la Pontificia Unión Misionera (PUM), la cual fue aprobada por el Papa Benedicto XV el 31 de octubre de 1916; mientras cuarenta años después, el Venerable Pío XII la volvió “Pontificia”. Explicó también que con la mediación de la Sede Apostólica, el Espíritu Santo condujo a la Iglesia a tener cada vez más conciencia de su propia naturaleza misionera, lo que Concilio Ecuménico Vaticano II llevó a su madurez.
Y deseó “que la pasión por Dios y por la misión de la Iglesia lleve también a la Pontificia Unión Misionera a “repensarse nuevamente, en la docilidad del Espíritu Santo”, para que realice “una adecuada reforma de sus modalidades de actuación” destinada “a la formación permanente para el bien de la misión de todas las Iglesias”. Porque, dijo Francisco, la Unión Misionera tiene la tarea de iluminar, inflamar y trabajar organizando a los sacerdotes, y mediante ellos a todos los files, en favor de las misiones, tal como lo expresó su fundador en 1936.
Reconoció entretanto que formar en la misión a los obispos y sacerdotes no significó reducir esta Unión a una realidad simplemente clerical, sino a sostener a la jerarquía en su servicio misionero de la Iglesia que es propio de todos: fieles y pastores, casados o consagrados, Iglesia universal e Iglesias particulares.
A los queridos directores nacionales de las Obras, el Santo Padre reiteró que la misión mantiene a la Iglesia fiel a la voluntad salvífica de Dios y les invitó a un generoso trabajo de formación permanente en la misión, dirigido a todos los fieles laicos, pastores, Iglesias antiguas y jóvenes, representa el corazón de su empeño, desarrollado con la intención de servir y alimentar la identidad misionera de toda la Iglesia.
“A la Virgen María, Reina de las Misiones –concluyó el Papa– a los santos Pedro y Pablo, a san Guido María Conforti y al beato Paolo Manna encomendamos con gratitud su servicio”.


Los diáconos “son el rostro de la Iglesia en la vida cotidiana”
Posted by Redaccion on 4 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco recibió en audiencia este sábado en la Sala de los Papas, en el Palacio Apostólico Vaticano, a una delegación del Centro Internacional del Diaconado con motivo del 50 aniversario de su institución.
El Papa les recordó, citando el Evangelio de Lucas, que “los diáconos son el rostro de la Iglesia en la vida cotidiana de una comunidad que vive y camina en medio de la gente y donde no es más importante quien manda, sino quien sirve”.
Y para explicar esto partió del hecho que Jesús nos dio el ejemplo al lavar los pies a los apóstoles, y a continuación al confiar el mandamiento nuevo de amarse los unos a los otros, de manera que ayudados por el Espíritu Santo entiendan lo qué significa servir a los hermanos y hermanas.
Así los apóstoles para poder ocuparse mejor de las personas y de sus necesidades, instituyen algunos ‘diáconos’, o sea servidores, quienes “manifiestan de manera particular el mandamiento de Jesús: imitar a Dios en el servicio de los otros, imitar a Dios que es amor y llega incluso a servirnos”.
Porque el modo modo de actuar de Dios, “con paciencia, benevolencia, compasión y disponibilidad para hacernos mejores debe distinguir también a todos los ministros: los obispos como sucesores de los Apóstoles, los sacerdotes, sus colaboradores y (en el concepto de servir la mesa) a los diáconos”.
Y concluyó deseándoles que esta peregrinación a Roma durante el Jubileo, sea para ellos una experiencia intensa de la misericordia de Dios.


El Papa pide a los jueces combatir la delincuencia sin olvidarse de las víctimas
Posted by Sergio Mora on 4 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco en la conclusión de la cumbre de jueces y magistrados que se realizó este viernes en el Vaticano, les agradeció la labor que realizan. Les instó a evitar quedar atrapados en la telaraña de la corrupción y a tomar medidas como expropiar los bienes de los delincuentes para resarcir a las víctimas que cayeron “en la trampa de los nuevos cazadores de esclavos”.
Y ante la indiferencia del mundo globalizado y sus formas extremas, el Pontífice invitó a esforzarse “para mejorar las condiciones de vida de nuestros hermanos y hermanas necesitados”. Y siguiendo a Cristo, la Iglesia está llamada “a entrar en la gran’ política”. Porque como dijo Pablo VI, “la política es una de las formas más altas del amor, de la caridad”.
“Yo sé que ustedes –les dijo el Papa en la Casina Pio IV, sede del evento– sufren presiones amenazas, y sé que hoy día ser juez, ser fiscal, es arriesgar el pellejo. Y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica”.
Y les a “erradicar la trata y el tráfico de personas y las nuevas formas de esclavitud, como el tabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos, el narcotráfico y la criminalidad organizada”. Porque “como afirmó Benedicto XVI y como lo he afirmado yo mismo en diversas ocasiones, estos son verdaderos crímenes contra la humanidad” que tienen que ser reconocidos tales “por todos los líderes religiosos, políticos y sociales, y sancionados por las leyes nacionales e internacionales”.
Así les exhortó a “realizar su labor esencial, la de restablecer la justicia sin la cual no hay orden ni paz social”. Porque cuando la corrupción se generaliza en todos los niveles de la vida se “debilita cualquier Gobierno, la democracia participativa y la justicia”.
“A ustedes, jueces le corresponde –exhortó el Papa– hacer justicia, y les pido una especial atención en hacer justicia en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones”,
Y señaló una receta: “Tal vez se puede ayudar el aplicar, según las modalidades propias de cada país, de cada continente y de cada tradición jurídica, la praxis italiana de recuperar los bienes mal habidos de los traficantes y delincuentes para ofrecerlos a la sociedad y, en concreto, para la reinserción de las víctimas”.
Porque “la rehabilitación de las víctimas y su reinserción en la sociedad, siempre realmente posible, es el mayor bien que podemos hacer a ellas mismas, a la comunidad y a la paz social”, y precisó que “no hay pena válida sin esperanza. Si no, es una tortura, no una pena. En esto me baso para afirmar la postura de la Iglesia contra la pena de muerte”.
Quiso precisar también que “cuando decimos hacer justicia como ustedes bien saben, no entendemos que se deba buscar el castigo por sí mismo, sino que, cuando caben penalidades, que éstas sean dadas para la reeducación de los responsables de tal modo que se les pueda abrir una esperanza de reinserción en la sociedad”, señaló el Pontífice.
“Y si esta delicada conjunción –prosiguió el Santo Padre– entre la justicia y la misericordia vale para los responsables de los crímenes de lesa humanidad como también para todo ser humano, a fortiori vale sobre todo para las víctimas quienes, como su nombre lo indica, son más pasivas que activas en el ejercicio de su libertad, habiendo caído en la trampa de los nuevos cazadores de esclavos”.
A los presentes el papa Francisco le confió que le gusta visitar las cárceles cuando va a una ciudad, y “como impresión general he visto que las cárceles cuyo director es una mujer van mejor que aquellas cuyo director es hombre. La mujer tiene en esto de la reinserción un olfato y tacto especial, que sin perder energía recoloca a las personas, las reubica”.
“Los jueces están llamados hoy más que nunca –aseguro Francisco– a poner gran atención en las necesidades de las víctimas”, dijo, y explicó: “Son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad y por ellas se debe perseguir sin cuartel a los traficantes y carníferos”.
Para tollo ello es necesario, aseguró, “sentirse y proclamarse libres de las presiones de los gobiernos, de las instituciones privadas y, naturalmente, de las estructuras de pecado de las que habla mi predecesor Juan Pablo II, en particular el crimen organizado”.
“Yo sé que ustedes –dijo el Papa al concluir sus palabras– sufren presiones y amenazas y sé que hoy día ser juez es arriesgar el pellejo y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica. Sin esta libertad, el poder judicial de una Nación se corrompe y siempre corrupción”.


Vaticano y Qatar facilitarán acceso a antiguos manuscritos
Posted by Redaccion on 4 June, 2016



ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La Biblioteca Apostólica Vaticana y la Qatar Foundation for Education, Science and Comunity Development en nombre de la Biblioteca Nacional de Qatar firmaron este sábado un acuerdo que pondrá al alcance de todos, antiguos manuscritos en formato digital.
Entre los 80 mil manuscritos de la Biblioteca Vaticana, que son objeto del proyecto general de digitalización en curso desde 2010, se encuentra una serie concerniente a la historia, la cultura, el patrimonio y la ciencia de Qatar, del Golfo y otras regiones islámicas.
Por lo tanto, se ha establecido un Comité que trabajará para desarrollar todos los aspectos del acuerdo relativos a la conservación, restauración, digitalización, descripción y accesibilidad de un grupo de manuscritos relativos, precisamente, a la historia, la cultura, el patrimonio y la ciencia de Qatar, del Golfo y otras regiones islámicas.
La firma de este acuerdo se produjo en el marco de la audiencia que el papa Francisco concedió siempre hoy en el Palacio Apostólico, a su alteza la Jequesa Moza bint Nasser, presidente de la Qatar Foundation for Education, Science and Comunity Development, y en la que ella explicó la grave situación de las escuelas en diferentes zonas de conflicto.
Su Alteza regaló al Santo Padre un precioso manuscrito de los Evangelios en árabe, ricamente decorado que consta de 123 páginas en caligrafía nasji, elaborado en la Turquía otomana en el siglo XVIII. A su vez, el Papa entregó a la Jequesa el medallón del olivo de la paz y la edición en árabe de su encíclica Laudato Si’.
Posteriormente, en la Secretaría de Estado, se conversó sobre la situación de la comunidad católica en Qatar.


Una Iglesia en camino
Posted by Felipe Arizmendi Esquivel on 4 June, 2016




VER
En nuestra diócesis, hemos realizado la asamblea anual, con participación de 263 personas, laicos, religiosas y sacerdotes. El objetivo fue concluir la actualización del Plan Diocesano de Pastoral. El anterior, era del año 2004. Tuvimos que ponerlo al día, pues en Chiapas ha habido muchos cambios sociales, políticos, económicos, educativos, ecológicos y religiosos, que son un reto a la pastoral evangelizadora, litúrgica y social.
Desde que llegué a esta Iglesia, en mayo del 2000, decreté la validez del III Sínodo Diocesano, elaborado en tiempos de mi predecesor, Don Samuel Ruiz García, porque lo consideré un camino conforme al Evangelio y a la doctrina y praxis de la Iglesia. Nos marca las líneas fundamentales por las que hemos optado. Son como los pilares, u horcones, que nos sostienen y nos dan identidad. Queremos ser una Iglesia autóctona, liberadora, evangelizadora, servidora, en comunión y bajo la guía del Espíritu Santo.
La vida no se detiene y no podemos anclarnos en el pasado, sino responder a lo que el tiempo actual reclama. El nuevo Plan Pastoral nos orienta en el camino a seguir en los años venideros. Cuando suceda el cambio de obispo diocesano, se harán las adecuaciones necesarias, pero hay ruta, hay historia, hay vida. El Espíritu no deja a su Iglesia.
PENSAR
El Papa Francisco, en su Exhortación La alegría del Evangelio, dice: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Quiero invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” (1).
“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado” (2).
“La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. Los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. Cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal: La vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros… Recobremos y acrecentemos el fervor, la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas. Ojalá el mundo actual pueda recibir la Buena Nueva no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo” (10).
“Cristo es el Evangelio eterno. Su riqueza y su hermosura son inagotables. Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad. Aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual” (11).
ACTUAR
Que el Espíritu Santo nos ayude a estar con el corazón muy cercano a nuestro pueblo, para vibrar con sus dolores y esperanzas, y muy a los pies del Sagrario, para ser servidores de vida en Cristo.


San Bonifacio – 5 de junio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 4 June, 2016



(ZENIT – Madrid).- Por su misión unificadora este primer arzobispo de Maguncia y patrón de Alemania ha sido considerado una de las destacadas personalidades de la Europa de su tiempo. Contribuyó a establecer el cristianismo, fue gran reformador de la Iglesia de los francos, y tuvo un papel relevante en la alianza establecida entre los carolingios y el papado.
Nació hacia el 680 posiblemente en Kirton, Wessex. Pertenecía a una familia acomodada. Le impusieron el nombre de Winfrid. Desde los 5 años se propuso convencer a su padre para que le permitiese ingresar en el cenobio, y cuando tenía 7 su progenitor accedió a que entrase en la abadía de Exeter. Su formación tuvo lugar en ella y en la de Nursling, diócesis de Winchester, un lugar prestigioso debido a la acertada dirección del abad Winbert. Impartió clases en este centro y redactó Ars grammatica, primera gramática latina que veía la luz en Inglaterra, así como otros textos, incluida una obra en verso.
No le interesó el conocimiento como tal. Cifró su afán en el estudio de la Biblia que le fascinaba; gran parte de su enseñanza estaba fundamentada en ella. Fue ordenado a los 30 años, y tras un sínodo le encomendaron la misión de visitar al arzobispo de Canterbury al objeto de que sancionara lo tratado en él. Le habían considerado idóneo para ello por su virtud y dotes diplomáticas. Winbert falleció hacia el 716, y le eligieron para sucederle, pero declinó asumir la misión y emprendió viaje a Alemania junto a tres monjes. Llegaron a Utrecht, sede del rey Radbod, acérrimo enemigo de la fe católica, donde su predecesor san Willibrord, «apóstol de los Frisianos», se hallaba evangelizando el lugar desde el año 690. Bonifacio y él convivieron estrechamente durante un año, y juntos difundieron el amor a Dios. Pero el litigio que en ese momento enfrentaba a Carlos Martel y al monarca Radbod cercenó sus planes. Como les sucedió a otros apóstoles, fueron despiadadamente perseguidos. Willibrord emprendió la huida refugiándose en la abadía que fundó en Echternach, mientras que Bonifacio regresó a Nursling. Después viajó a Roma para entrevistarse con Gregorio II. El pontífice le dio la carta de investidura confiriéndole la facultad de evangelizar Alemania, le impuso el nombre de Bonifacio en honor a un mártir del mismo nombre del siglo IV, y le abrió su paternal corazón esperando que expusiera cualquier dificultad que pudiera surgir en su delicada tarea.
Llegó a Friesland para alegría del anciano obispo Willibrord que le acogió con los brazos abiertos. Permaneció junto a él tres años, pero aspirando a predicar la fe a otras gentes viajó al interior de Alemania. Desde Hesse fue avanzando en su labor misionera, y comenzaron las fundaciones. Willibrord pensó en él para que le sucediera, pero Bonifacio se negó. Sin embargo, cuando volvió a Roma para informar a Gregorio II supo que tendría que acoger la voluntad del pontífice y asumir la sede episcopal. Previamente había debido corroborar su fe redactando una profesión. Fue consagrado obispo en noviembre del año 722. Después partió a Hesse.
En esta zona, cerca de la actual ciudad de Fritzl, se produjo la tala del roble considerado sagrado para las tribus germánicas, hecho que la iconografía se ha ocupado de reproducir profusamente. Bonifacio se dispuso a derribar con un hacha este árbol que representaba a Thor, dios del trueno. Y en un intento de demostrar la supremacía del auténtico Dios sobre la superstición, retó a esta profana deidad a fulminarle con un rayo si lograba echarlo abajo. Al ver en el suelo el roble, y al santo indemne, los paganos se convirtieron. El primer biógrafo de Bonifacio, Willibaldo, atribuyó a un milagroso golpe de viento el derribo definitivo del corpulento árbol. Sea como fuere, la gente se bautizó. Después, con la madera Bonifacio hizo construir una capilla dedicada a san Pedro.
Puestos los pilares de la evangelización, se trasladó a Turingia, donde permaneció hasta el año 731. Contó con la ayuda de reyes y poderosos, y erigió monasterios para hombres y mujeres formándoles en una genuina vida monástica. Gregorio III lo consagró arzobispo y, como tal, durante los nueve años que permaneció en Baviera, elaboró y siguió el excelente plan apostólico que había proyectado. Logró llevar el evangelio a los centros neurálgicos de Alemania. En otro de sus viajes a Roma el año 738 asistió a un concilio. Fue obsequiado con numerosas reliquias para las fundaciones. Soñó erigir un monasterio en el centro de Alemania, y junto a su discípulo san Sturmi en el año 741 comenzó a construir la abadía de Fulda, un Montecassino germano, en el terreno cedido por Carlomagno. Culminó la obra el 12 de enero de 744. Bonifacio no vivía con la comunidad de Fulda, pero viajaba para instruirla; fue para él lugar de reposo y recogimiento. A su muerte este centro espiritual tenía 400 monjes.
El papa Zacarías le concedió el privilegio de la inmunidad pontificia al objeto de evangelizar Alemania con sus hermanos. Fue característico del santo su afán por mantener incólume la unidad de la Iglesia. Para ello impulsó varios sínodos. Nunca se desalentó. A Cuthbert, arzobispo de Canterbury, le escribió el año 747: «Luchemos con decisión en el día del Señor, pues han llegado días de aflicción y miseria. (…) No seamos perros mudos, ni observadores taciturnos, ni mercenarios que huyen frente a los lobos. Al contrario, seamos pastores solícitos que velan sobre la grey de Cristo, que anuncian tanto a las personas importantes como a las sencillas, tanto a los ricos como a los pobres, la voluntad de Dios (…) a tiempo y a destiempo». El año 753 seguía misionando, y al dirigirse a Utrecht fue asaltado por un nutrido grupo de iracundos paganos. El 5 de junio del año 754 un golpe de espada segó su vida en Dokkum junto a 52 monjes. Antes les infundió ánimo, diciéndoles: «No temáis. Todas las armas de ese mundo no pueden matar el alma». Sus restos se veneran en el monasterio de Fulda, cumpliendo la voluntad que expresó al presentir su muerte.