Servicio diario - 29 de abril de 2016


 

El Papa pide que el lucro no impida la investigación de las enfermedades raras
Sergio Mora | 29/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco recibió en audiencia este viernes por la mañana en el Vaticano, a los participantes de la III Conferencia Internacional de Medicina Regenerativa, que lleva como título “Cellular horizons: how science, technology, information and communication will impact society” .
El congreso organizado por el Pontificio Consejo de la Cultura se celebra en el Aula Nueva del Sínodo, en el Vaticano, con la colaboración de diversos entes entre los cuales la “Stem For Life Foundation”, y ve hoy en el Aula Pablo VI el punto culminante, con la audiencia pontificia.
El Santo Padre agradeció este encuentro dedicado a las enfermedades raras que afectan a millones de personas en todo el mundo, “porque a estos pacientes muchas veces no le dan la debida atención, dado que no se vislumbra un consistente retorno económico a las inversiones hechas en favor de ellos”.
“Este encuentro asume –añadió el Papa– un valor aún más significativo en el horizonte del Jubileo Extraordinario de la misericordia” y despierta esperanza ya que involucra a diversas personas e instituciones de diferentes partes del mundo.
El Pontífice señaló tres ideas principales durante su discurso: sensibilización, investigación y acceso a los tratamientos médicos.
Sensibilización: “Tiene una importancia fundamental –aseguró Francisco– promover que en la sociedad crezca la empatía para que nadie se quede indiferente al pedido de ayuda del prójimo, también cuando sufre una enfermedad rara”. Y cuando no se encuentran soluciones hay que responder con rapidez a estas personas, porque la sensibilidad humana “debería ser universal, independientemente del credo, posición social o contexto cultural”.
La segunda idea es ‘investigación’ en sus dos aspectos, “la educación y la investigación científica propia”. Junto a las facultades intelectuales de los estudiantes es necesario garantizar una adecuada formación humana, asegurando el máximo nivel profesional, con recorridos interdisciplinarios, que den preparación humana y ética. “Porque la investigación hoy requiere una constante atención a los temas morales para ser instrumento de tutela de la vida y de la dignidad de la persona humana”.
El tercer concepto es ‘acceso a los tratamientos médicos’. El Santo Padre recordó que en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium ha señalado “el valor de los progresos de la humanidad en este momento” en el “ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación”. Entretanto lamenta “una economía de la exclusión y de la iniquidad”, cuando “el mecanismo del lucro prevalece sobre el valor de la vida humana”. Por este motivo “a la globalización de la indiferencia hay que contraponer la globalización de la empatía”. Esto nos invita a “volver evidente el problema de las enfermedades raras en escala mundial” a invertir en formación y recursos así como a “promover la adecuación legislativa” para que “sea promovida la persona humana”.
El Papa concluyó invitando a los médicos e investigadores en este Año Jubilar, a ser cooperadores cualificados y generosos de la misericordia del Padre.





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El Papa en Sta. Marta: ‘Los cristianos caminen en la luz y no tengan doble vida’
Redaccion | 29/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Un cristiano no recorre “caminos oscuros” porque allí no está “la verdad de Dios”. Pero incluso si cayera, puede contar con el perdón y la dulzura de Dios, que lo restituye a la vida de la “luz”. Así lo ha asegurado el papa Francisco en la homilía de esta mañana en Santa Marta.
Límpios, como Dios. Y sin pecado, porque no hay error reconocido que no atraiga ternura y perdón del Padre. “Esta es la vida cristiana”, ha observado el Santo Padre al comentar el pasaje de la Carta de san Juan, esa en la que el apóstol pone a los creyentes frente a la seria responsabilidad de no tener doble vida –luz de fachada y tinieblas en el corazón– porque Dios es solamente luz.
Asimismo, ha precisado que “si decimos que no tenemos pecado, Dios sería un mentiroso”, subrayando la eterna lucha del hombre contra el pecado y por la gracia.
“¡Si tú dices que estás en comunión con el Señor, camina en la luz! ¡Pero no en la doble vida! ¡Esa no!” Esa mentira que estamos tan acostumbrados a ver y también a caer. Decir una cosa y hacer otra ¿no? Siempre la tentación… La mentira sabemos de dónde viene: en la Biblia, Jesús llama al diablo ‘padre de la mentira’, el mentiroso. Y por eso, con tanta dulzura, con tanta mansedumbre, este ‘abuelo’ dice a la Iglesia ‘adolescente’, a la Iglesia joven: ‘¡No seas mentirosa!’ Tú estás en comunión con Dios, camina a la luz. Haz obras de luz, no digas una cosa y hagas otra, no a la doble vida”.
El Santo Padre ha recordado que cuando pecamos no tenemos que desanimarnos. porque “tenemos un paráclito, una palabra, un abogado, un defensor ante el Padre: es Jesucristo, el Justo. Él nos justifica, Él nos da la gracia”.
La misericordia y la grandeza de Dios –ha precisado el Papa– es que Él sabe que “somos nada”, que solamente “de Él” viene la fuerza y por tanto “siempre nos espera”.
El Pontífice ha insistido: “caminemos en el luz, porque Dios es Luz. No ir con un pie en la luz y otro en las tinieblas. No ser mentirosos”. Por otro lado, ha recordado que todos hemos pecado y nadie puede decir: “este es un pecador, esta es una pecadora. Yo gracias a Dios, soy justo”. El único Justo –ha aseverado– es Él, que ha pagado por nosotros.
Así, el Papa ha concluido su homilía indicando que si alguien peca “Él nos espera, nos perdona, porque es misericordioso y sabe bien de qué estamos hechos y recuerda que somos polvo”. Que la alegría que nos da esta Lectura –ha exhortado– nos lleve adelante en la sencillez y en la transparencia de la vida cristiana, sobre todo cuando nos dirigimos al Señor. Con la verdad.





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La reforma de la comunicación del Vaticano la volverá más eficiente
Sergio Mora | 29/04/16

(ZENIT – Roma).- La reforma de los medios de comunicación de la Santa Sede en la era digital está en marcha, los volverá más eficientes, concluirá en el 2018, y en este proceso serán fundamentales los datos sobre quiénes y cuántos son los usuarios de la información del Vaticano.
Lo indicó este viernes el prefecto de la Secretaría de la Comunicación del Vaticano, monseñor Dario Edoardo Viganò, en una conferencia de prensa en la Associazione Stampa Estera en Italia.
“A través de Google y de otros motores e informadores de datos debemos entender lo qué es más correcto para el público al cual nos dirigimos, y sus diversas categorías y target. Contrariamente es como escribir un libro pero no tener a quien lo distribuye”.
Además se tratará de favorecer, aseguró Mons. Viganó, la información “en los países que sufren restricciones a la libertad religiosa o donde las Iglesias son muy pequeñas”. Y será importante poder estar por ejemplo, en la red china QQ, como en Facebook en nuestros países.
Señaló también que “la reforma no contempla despidos” entre los más de seiscientos empleados que trabajan en los medios de comunicación de la Santa Sede: técnicos, periodistas, personal administrativo, fotógrafos, camarógrafos, etc.
“El ahorro será gracias a la congregación de servicios –dijo– lo que hace entrar todo en una economía de escala”, por ejemplo “el servicio internet ahora está en el edificio de la Radio Vaticano, lo que significa ahorrar en porteros, administración y otros servicios”.
También se tendrán dos grandes portales, uno ya existente vatican.va y otro que tendrá un nombre tipo news vatican o info vaticano, o algo por el estilo.
Allí se podrá conocer el número de visualizaciones o de escucha que tienen los programas y esto permitirá entender qué redacciones es necesario potenciar y cuales no. “Lo que podrá traducirse en desplazar personas pero no en licenciamientos”. Hay que tener en cuenta también que en el tiempo algunos irán en pensión, factores que irán reduciendo el número del personal.
Sobre el trabajo de la radio y de la televisión, señaló que “la Radio Vaticano no puede pretender ser una radio global, por lo que es importante buscar sinergías con los programas diocesanos y desde allí llegar al público”. O sea, “no se trata de una competición sino una cooperación”, dijo.
Señaló por ejemplo “la Radio Coope en España, a la cual nuestro programa llega via web y ellos lo ponen cómo quieren y cuando quieren”. En cambio en la transmisión directa, comentó Mons. Viganó, recibieron indicaciones de que preferían hacer los comentarios en los propios lugares en los que se difundía porque serían diversos de los que hacía la redacción en español en Roma.
El prefecto de la Secretaría de la Comunicación del Vaticano señaló también que actualmente hay cinco direcciones en la comunicación de la Santa Sede: el Departamento teológico pastoral que es el ex dicasterio de las Comunicaciones sociales; la comunicación institucional que comprende la sala de prensa de Santa Sede; la editorial; y los asuntos generales con las oficinas legales.
En la dirección editorial, precisó, estarán los referentes de los diverso medios, del Osservatore Romano, del la radio y televisión, de los social media, más el portal. De aquí saldrá el flujo de información que será adaptada por cada medio.





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El Real Madrid forma entrenadores en los campos de refugiados palestinos
Redaccion | 29/04/16

(ZENIT – Roma).- El Patriarcado Latino de Jerusalén y la Fundación Real Madrid han firmado esta semana un acuerdo “que tiene como objetivo implementar cursos de capacitación para entrenadores en las escuelas del Patriarcado Latino, con la esperanza de promover valores positivos en los alumnos, presentes en el deporte”.
La Fundación Real Madrid se define como un instrumento presente en la sociedad “que desarrolla sus programas de sensibilización social y cultural”. Su principal objetivo es promover, tanto en España como en el extranjero, “los valores inherentes en el deporte y el papel de este último como una herramienta educativa, capaz de contribuir al desarrollo integral de la personalidad de quienes lo practican”. Además, “como un medio de integración social de las personas que se encuentran sufriendo de cualquier tipo de marginación, así como para promover y difundir todos los aspectos culturales relacionados con el deporte”.
Como parte de su proyecto de divulgación –ha informado el Patriarcado– la Fundación Real Madrid ha estado ayudando en las zonas donde existe riesgo de exclusión social y conflicto. Por otra parte, “han estado trabajando con las escuelas y los programas socio-deportivos, en beneficio de los estudiantes de todo el mundo, para entrenar a los entrenadores en la metodología de la fundación, a través de programas de fútbol y de baloncesto”.
La Fundación –han explicado– ha puesto en marcha este programa en cuatro escuelas del Patriarcado Latino de Jerusalén, en los últimos dos años y ahora se ha decidido ampliar el programa a otras nueve escuelas en Palestina, Israel y Jordania. Las escuelas que forman parte del nuevo programa son: Beit Jala, Beit Sahour, Jaffa Nazaret, Reineh, Ramallah, Zababdeh, Madaba y dos escuelas de Gaza.
Durante su visita a Tierra Santa, la Fundación ha realizado un curso de formación de 3 días para todos los entrenadores del PLJ, en el programa Real Madrid, que tuvo lugar en las instalaciones de la UNRWA de Qalandia.
Finalmente, el Patriarcado Latino de Jerusalén asegura que la firma del acuerdo, representa “un importante paso adelante en la expansión del Programa de Escuelas Socio-Deportivas de la Fundación Real Madrid en Tierra Santa”, y “el fortalecimiento de la colaboración con el Patriarcado Latino de Jerusalén, en su misión social y educativa hacia las comunidades que sirven”.
De este modo la Fundación Real Madrid y la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina (UNRWA) continúan juntas con su proyecto: “Escuelas sociodeportivas en los centros educativos de UNRWA en el territorio Palestino ocupado (Gaza y Cisjordania)”.
En el marco del proyecto que desde 2011 ambas organizaciones vienen desarrollando, la Fundación Real Madrid renueva así su compromiso con la infancia refugiada de Palestina que asisten a las escuelas de UNRWA en la franja de Gaza y Cisjordania.
Tal y como precisa UNRWA “las actividades sociodeportivas del proyecto tienen ahora más valor porque destinadas a los niños refugiados de Palestina, debido a la dramática situación que sigue afrontando la infancia de la franja de Gaza tras la ofensiva del verano de 2014″. Las actividades promovidas por la Fundación y UNRWA –aseguran– ayudarán a la infancia refugiada a superar el trauma que supuso afrontar su tercera ofensiva militar en 5 años.
Por su parte UNRWA explica que en esta tercera edición, las escuelas sociodeportivas reciben a 1.182 estudiantes, 602 en Cisjordania y 580 en Gaza ampliando su impacto en la realidad de unos menores que no cuentan con actividades fuera de la escuela y dándoles una alternativa de ocio y creando un espacio para escapar de la realidad de pobreza y violencia en la que viven.





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Venezuela: Recolectan firmas para destituir al presidente Maduro
Redaccion | 29/04/16

(ZENIT – Roma).- La recolección de firmas para convocar un referéndum que acorte el mandato del actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, inició este miércoles 27 de abril. El día anterior, el Consejo Nacional Electoral (CNE) autorizó la iniciativa que es realizada por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que controla el Legislativo.
Al concluir la primera jornada de recolección de adhesiones, el vicepresidente del Parlamento, Enrique Márquez, declaró: “Recogimos más del triple de las firmas que necesitábamos para respaldar el primer paso del referendo revocatorio. Cifras extraoficiales (…) hablan de más de 600.000 solamente el día de ayer (miércoles), es un número sumamente alto tomando en cuenta que el CNE sólo pide poco menos de 200.000”.
Márquez añadió que tienen un plazo de 30 días para recoger las firmas, aunque serían entregadas a la Consejo Nacional Electoral (CNE) ya a inicios de la próxima semana para su verificación.
“A quienes han firmado esta voluntad –señaló el diputado Márquez– les recordamos que vendrá un proceso en el que tendrán que movilizarse para validar su firma en los sitios que acordemos con el CNE”.
Una vez que las firmas recolectadas hayan sido verificadas, se activa la primera parte del referéndum. La oposición deberá entonces recolectar unos cuatro millones de firmas para que el CNE lo convoque. Si logran obtenerlas y el CNE autoriza la consulta popular, todos irán a votar. Para destituir a Maduro la oposición deberá obtener al menos un voto más de los 7.587.532 que consiguió el sucesor del presidente Hugo Chávez.
Por su parte el presidente Maduro indicó a sus partidarios que “nada de lo que están haciendo tiene viabilidad política, y la revolución aquí se va a continuar y va a tener a este presidente por lo menos hasta 2018”.
La oposición en cambio señaló que el presidente repite lo que decía antes de las elecciones de diciembre pasado, cuando la oposición ganó las legislativas, interrumpiendo los 17 años de mayoría chavista.





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El Papa recibirá un ejemplar de El Quijote
Rocío Lancho García | 29/04/16

(ZENIT – Roma).- El santo padre Francisco recibirá un ejemplar de “El Quijote” en una edición del Instituto Cervantes y cuidada por Francisco Rico, con motivo del IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes.
La entrega tendrá lugar el lunes 2 de mayo, en una audiencia privada del Santo Padre con el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha; el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva; y el académico Francisco Rico, acompañados por Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, Embajador de España ante la Santa Sede.
En 2016 se cumplen 400 años de la muerte del célebre escritor Miguel de Cervantes, conocido a nivel internacional por haber su obra ‘Don Quijote de la Mancha’. El novelista y dramaturgo español, dejó un gran legado y será conmemorado a lo largo de todo el año con tal motivo.
Soldado y poeta, el ‘Manco de Lepanto’, el más célebre escritor en lengua española de todos los tiempos, falleció en Madrid el 22 de abril de 1616, a la edad de sesenta y ocho años. El Quijote, que es uno de los libros más traducidos de la historia, es la obra de mayor destaque de la literatura española y una de las más importantes de la literatura universal.





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Dios vive en mi alma
Redaccion | 29/04/16

(ZENIT – Madrid).- Publicamos a continuación la carta pastoral del obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández.
“Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23), nos dice Jesús en el Evangelio de este domingo. Con lo cual nos está abriendo un horizonte precioso de nuestra relación con Dios: Dios vive en mi alma. Las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo han puesto su morada en el corazón del hombre, se han convertido en mis huéspedes, se ha roto la soledad que aísla, tengo cobertura permanente para la comunicación con tales personas divinas.
De esta manera, Dios lleva a su plenitud lo que tenía proyectado desde el principio: acercarse al hombre, entablar con cada uno de nosotros una relación de amor para hacernos partícipes de sus dones, de su misma vida. Ya en la travesía del desierto, el pueblo de Dios contaba con la tienda del encuentro, donde Moisés hablaba con Dios como un amigo habla con su amigo. Cuando el pueblo se asentó en la tierra prometida, construyó un Templo, una casa para Dios en la que los hombres pudieran encontrarse con él y con toda la asamblea litúrgica. El destierro a Babilonia supuso la destrucción del Templo de Salomón en Jerusalén, que fue reconstruido, y en el que Jesús subía a rezar en tantas ocasiones. Los judíos tenían un gran respeto y cariño hacia el Templo de Jerusalén, del que sólo queda un muro (el muro de las Lamentaciones).
Jesús es el nuevo templo de Dios, porque en él habita la plenitud de la divinidad (Col 2,9). En Jesús Dios se ha acercado plenamente al hombre y el hombre encuentra a Dios sin otras mediaciones. Y al enviarnos su Espíritu Santo, Jesús nos ha introducido en ese círculo de la intimidad de Dios, nos ha hecho confidentes de Dios. La oración consiste en caer en la cuenta de esa presencia en el alma de las tres Personas divinas, con las que podemos entablar coloquio, sentirnos seguros y protegidos, amar porque somos amados.
Los místicos nos lo explica desde su experiencia de Dios. Santa Teresa acude a su confesor consultando que se siente como “habitada” por las Personas divinas, y el confesor letrado le explica que es así ciertamente. San Juan de la Cruz llega a decir que en “su aspirar sabroso” (Cántico, 39) el alma entra en el torbellino de amor del Padre al Hijo, haciéndose partícipe del Espíritu Santo. Santo Tomás de Aquino explica que las Personas divinas se nos han revelado “para que las disfrutemos” en esa relación y trato de amor.
Muchas veces pensamos que la oración es algo externo a nosotros, y sin embargo la oración es el trato con Dios en sus tres Personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), haciéndonos conscientes de que viven en el alma por la gracia santificante. Para los que conocen esta verdad que salva, no existe la soledad insoportable que encierra en uno mismo. Dios es lo más íntimo de nuestro ser. San Agustín repetía que Dios es más íntimo a mí mismo que yo mismo (intimior intimo meo). Estamos llamados a esta relación de amor con las Personas divinas, a la oración y al trato con ellas, a sentirnos acompañados continuamente, a vivir ese atractivo de amor, que enamora.
Esta inhabitación de las tres Personas divinas en el alma en gracia permanecerá para siempre, incluso en el cielo. La mediación de la presencia de Dios a través de su Palabra y a través de la Eucaristía y los demás sacramentos desaparecerá en el cielo, donde tendremos cara a cara la presencia de Dios, sin ninguna mediación temporal. Sin embargo, la presencia de las tres Personas divinas en el alma continuará en el cielo, como el amado está en el corazón del amante recíprocamente. Precisamente en esa posesión gozosa consistirá el cielo: Dios en nuestro corazón y nosotros totalmente de Dios, y esto para siempre.
El actor de todo este proceso es el Espíritu Santo, cuyo envío Jesús nos anuncia en el tiempo de Pascua y recibiremos plenamente en Pentecostés. El don del Espíritu Santo será la plenitud de la Pascua: Jesús pasa por nuestra vida y nos deja el don de Dios Amor, para enseñarnos a amar.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández





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Su última voluntad
Enrique Díaz Díaz | 29/04/16

Hechos de los Apóstoles 15, 1-2. 22-29: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las necesarias”
Salmo 66: “Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya”
Apocalipsis 21, 10-14. 22-23: “Un ángel me mostró la ciudad santa, que descendía del cielo”
San Juan 14, 23-29: “El Espíritu Santo les recordará todo cuanto yo les he dicho”
Hoy, primero de Mayo, día de San José Obrero, nuestro recuerdo y oración por todos los obreros.
Ha luchado contra todo y contra todos. Algunos la admiran, otros la envidian y muchos la tiran a loca. Ella lo único que trata es de cumplir la voluntad que sus padres le expresaron antes de fallecer. Al ser hija única, todo le pertenecería pero sus papás dispusieron que una parte considerable de la herencia fuera destinado a los pobres y a instituciones que velaran por los derechos de los demás. Los parientes cercanos no están de acuerdo pues esperaban una “partecita” de aquellas posesiones, otros le dicen que se debe quedar con todo, que por qué tiene que andar repartiendo. Sin embargo ella siempre responde: “Es la voluntad de mis padres y la voy a cumplir. Sus últimos deseos son sagrados para mí”. Hoy se nos presentan unas sentencias de Jesús, recogidas como testamento, como parte de las últimas palabras que comunicó a sus discípulos en la última cena. Así escuchemos, meditemos y guardemos en nuestro corazón las palabras de Jesús.
Empieza Jesús a hablar de amor, pero un amor traducido en obras, un amor que cumple, un amor que es realidad: “El que me ama, cumplirá mis palabras”. Quizás a alguno le pudiera sonar como que “habría que cumplir las leyes” y con eso bastaría. De hecho, muchas traducciones dicen “el que me ama cumplirá mis mandamientos”. Pero es todo lo contrario, no se trata meramente de cumplir leyes, sino de amar y de amar de verdad. Muy en sintonía con lo que nos dice la primera lectura sobre el concilio de Jerusalén: no es imponiendo una carga pesada de leyes como se alcanza el Reino de los Cielos. Sino cumpliendo lo estrictamente necesario (Hch 15).
Al suscitarse una fuerte discusión sobre si a los paganos se les debe exigir la circuncisión y con ello la adhesión a todas las leyes y costumbres de los judíos, la primera comunidad opta por “dejarse llevar por el Espíritu” y se cuestiona qué es lo más importante del “nuevo camino” que ha enseñado Jesús. Descubren que es más importante el espíritu que la ley. Para los cristianos la circuncisión ya no es ni será importante. Este rito y tradición ha perdido toda vigencia. Ya no es necesario hacer ritos externos alejados de la justicia y del amor misericordioso de Dios. En el cristianismo hombres y mujeres somos iguales, y en el Bautismo adquirimos todos la dignidad de hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Creemos necesario realizar una constante “circuncisión del corazón” para que tanto hombres como mujeres logremos purificarnos del egoísmo, del odio, de la mentira y de todo aquello que nos degenera. Hay que quitar los ídolos del corazón.
A San Pablo le queda muy claro y, cuando platica de este primer concilio, recuerda con gusto que, después de discutir sobre la obligación de la circuncisión, “solamente nos pidieron que tuviéramos muy en cuenta a los pobres, cosa que siempre he tratado de hacer”. Cristo quiere que actuemos igual que él: la señal de la presencia de su reino, no eran los grandes milagros o los grandes ritos, sino el Evangelio vivido y predicado por y con los pobres. Los pobres reciben la gran noticia de que Dios está de su lado. ¿Qué señas damos nosotros de que el Reino de Jesús está en medio de nosotros? ¿Cómo cumplimos la palabra de Jesús?
La segunda palabra viene a darnos la seguridad de una presencia dentro de nosotros, la experiencia del Dios Trino en cada uno de nosotros: “Vendremos a él y haremos en él nuestra morada”. Ser cristiano no es cuestión de leyes ni ritos, sino fundamentalmente vivir la presencia de Dios, experimentar su amor, ser expresión de su amor. A veces nos empeñamos en mantener o imponer ritos o signos que no son necesarios o buscamos una uniformidad a ultranza en cosas no centrales y ahogamos esa presencia de Dios en cada uno de nosotros y en nuestra comunidad. Tendríamos que descubrir, a la luz de la voluntad de Dios, qué cosas son más importantes y qué cosas no lo son y están destinadas a cambiar sin que cambie el verdadero sentido de nuestro cristianismo. Ojalá no ahoguemos con nuestras reglas la presencia del Dios Trino en medio de nosotros.
En este nuestro mundo donde la violencia se ha adueñado de todos los ámbitos, donde se justifican las guerras más crueles y pasan desapercibidas las muertes de tantos hermanos nuestros, donde corremos el riesgo de perder la paz, de acobardarnos, Cristo no invita a que fortalezcamos nuestro corazón: “No pierdan la paz, ni se acobarden”. ¿Cómo no tener miedo a los horrores del narcotráfico cuando se han metido a todos nuestros pueblos y a todas las comunidades? ¿Nos quedaremos cruzados de brazos viendo cómo nuestros jóvenes se corrompen y se contagian de la ambición del poder y del dinero? Escuchemos la palabra de Jesús y miremos las verdaderas causas y ataquemos, no con las ametralladoras que no sirven de nada, sino yendo al fondo de los problemas. Si logramos dar valores y fortaleza de corazón a los niños y a los jóvenes, no caerán en la garras del vicio. Pero si descuidamos su educación y nosotros mismos no somos ejemplo de coherencia y de perseverancia ¡qué fácil caerán los ingenuos jóvenes!
Nunca el cristiano debería sentirse huérfano. El vacío dejado por la ausencia física de Jesús, será llenado plenamente por la presencia viva del Espíritu, que está en nosotros y nos enseña el arte de vivir en la verdad: “El Espíritu Santo, el Paráclito, les enseñará”. Lo que configura la vida del verdadero creyente no es el ansia del placer, ni la lucha por el éxito, ni la obediencia a una ley. El verdadero creyente no cae ni en el legalismo ni en la anarquía, sino que busca con el corazón limpio la verdad. Su vida no está programada por prohibiciones, sino que viene animada e impulsada positivamente por el Espíritu. Ser cristiano no debe ser un peso que oprime o atormenta, sino la emocionante aventura de dejarse guiar por el amor creador del Espíritu que vive en nosotros y que nos hace vivir con alegría y libertad el camino del amor.
Guardemos en el corazón estas palabras de Jesús, son su tesoro y su testamento. Dejémonos guiar por el Espíritu creador que suscitará nuevos caminos para hacer presente su fuerza en este mudo de cambios e inseguridades. Pidamos al Señor que cada uno de nosotros descubramos y vivamos con libertad, pero con seriedad, “lo esencial del evangelio”.
Señor Jesús, que nos dejas como herencia y mandato el amor a ti y a los hermanos, transforma nuestro corazón para que dejándose guiar por el Espíritu, se inflame en tu mismo amor. Amén





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San José Benito Cottolengo – 30 de abril
Isabel Orellana Vilches | 29/04/16

(ZENIT – Madrid).- Los «cottolengos» impulsados por José quizá sean más conocidos que él mismo. Nació el 3 de mayo de 1786 en localidad italiana de Bra, Cuneo. Fue el primogénito de doce vástagos nacidos en medio de los trágicos sucesos de la Revolución francesa que afectó también al Piamonte. En medio de la clandestinidad impuesta a los creyentes, cursó estudios para ordenarse. Y viendo que revestían gran dificultad para él, se encomendó a santo Tomás de Aquino a quien atribuyó haber aprobado todos los exámenes. El 8 de junio de 1811 recibió el sacramento del orden en la capilla del seminario de Turín. Allí había conocido a san Juan Bosco.
Siendo vicepárroco de Corneliano d’Alba dio muestras de su celo apostólico. Celebraba la misa a las tres de la madrugada para que los campesinos pudieran participar en ella antes de iniciar su jornada laboral. Les animaba diciéndoles: «La cosecha será mejor con la bendición de Dios». Al doctorarse en teología en 1816 se integró en la congregación de canónigos de la iglesia del Corpus Domini en Turín, pero su camino sería otro. El testimonio de su ardiente caridad indujo a los feligreses a denominarle el «canónigo bueno», juicio compartido por los miembros del cabildo. Uno de ellos manifestó: «Hay más fe en el canónigo Cottolengo que en todo Turín».
El ejemplo de san Vicente de Paúl, que le impresionó al leer su biografía y enseñanzas, supuso una gran transformación para él. Y el hecho luctuoso que sucedió el 2 de septiembre de 1827 selló su vida. Una mujer francesa, Juana M. Gonnet, que viajaba desde Milán a Lyón junto a su esposo y a tres hijos, gestante en sexto mes de embarazo, requería inmediata atención por hallarse gravemente enferma. El santo la condujo a un cercano hospital, pero le negaron el auxilio. Primeramente por cuestiones burocráticas, ya que era extranjera, y después por carencia elemental de medios para costearse el tratamiento. Rápidamente la trasladó al hospicio de maternidad con los mismos resultados. Impotente y apesadumbrado, José intentó que la vieran en otros centros, pero la mujer falleció en sus brazos en medio de muchos sufrimientos. Profundamente desolado, se dijo: «Esto no puede volver a ocurrir. Debo hacer algo para que la gente desamparada tenga un sitio al que acudir».
Se desprendió de todo lo que tenía, incluido el manto, y comenzó su acción caritativa el 17 de enero de 1828 en una habitación que alquiló ex profeso. Puso en ella cuatro camas y abrió el hospital «Volta Rossa». En su empeño le ayudaron el Dr. Lorenzo Granetti, el farmacéutico Pablo Anglesio, y Mariana Nasi Pullini, viuda y con muchos recursos, que rigió el centro y le proporcionó los medios para ponerlo en marcha. Dio a esta obra el nombre de Damas de la Caridad. En tres años había 210 internados y 170 asistentes, aunque después fundó una congregación dedicada expresamente a la atención de personas desvalidas, designando superiora a Nasi.
En 1831 el hospital fue clausurado por las autoridades de Turín temerosas de que se propagase a través de él la epidemia de cólera que devastaba el país. Esta decisión era un contratiempo. Pero José, seguro de que la voluntad de Dios está detrás de cualquier circunstancia que rodea a la vida, pensó: «¿Por qué esta orden, que parece absurda y sin piedad no puede ser providencial?». Y como era un santo, lejos de venirse abajo, sintiéndose fortalecido no perdió el tiempo. Al ver que nuevamente los pobres y enfermos se veían en el más absoluto desamparo, se estableció en otro barrio, en Valdocco y fundó la Pequeña Casa de la Divina Providencia. Con el tiempo se convertiría en un magnífico hospital en el que serían atendidos hasta 10.000 pacientes. Por orden suya en la puerta se esculpió: «La caridad de Cristo nos anima». Su excelsa labor y sus grandes virtudes fueron de gran influjo para la vida de san Luís Orione.
En 1833 fundó la congregación de Hermanos de San Vicente, actuales Hermanos de José B. Cottolengo. Instituyó también los ermitaños del Santo Rosario y los sacerdotes de la Santísima Trinidad. El diablo quiso poner coto a su desmedida entrega. Pero su fe en la divina Providencia espoleaba su admirable caridad y así inauguró nuevos pabellones donde podía acoger a enfermos sumidos en extrema pobreza. No dejaba a nadie desamparado. En sus centros recibían atención y cariño enfermos mentales, huérfanos, inválidos, abandonados y sordomudos. Dios le proporcionaba lo preciso para mantenerlos, cuidando a quienes los asistían a través de hechos ciertamente prodigiosos. Sabía de sobra que entrega y confianza, en Él unidas, revertían en grandes milagros. «Si falta algo es porque confiamos poco o nos hacemos indignos», hacía notar a los cercanos. Actuaba con sagacidad evangélica: «¡Aceptaremos más pobres!». Era como un lance dirigido al cielo: «si la divina Providencia nos ha de dar, es necesario que la casa esté vacía». Y su fe atraía la gracia que jamás tiene fondo: «el banco de la divina Providencia no conoce la bancarrota». El dinero o bienes materiales surgían no se sabe de dónde en el momento preciso, hecho que se produjo hasta unos días antes de morir. Él lo atribuía a María: «No tengan miedo, nuestra Señora está con nosotros nos protege y defiende».
En su oración no había más intenciones que el Reino de Dios y la santidad. Lo demás lo dejaba al arbitrio de Él. De hecho, un día en que más faltos de todo se hallaban, sus súplicas no eran que llegasen a la casa alimentos o medicinas, sino: «Señor: que se cumpla siempre tu santísima voluntad. Que te amemos. Que te obedezcamos. Que te hagamos amar y conocer». Su mucho trabajo e intensa dedicación debilitaron su salud. «El asno no quiere caminar», decía con humor al verse limitado. En 1842 el tifus se extendió sobre Turín afectando de lleno al santo, que falleció el 30 de abril de ese año. Benedicto XV lo beatificó el 29 de abril de 1917. Pío XI, que lo denominó «un genio del bien», lo canonizó el 19 de marzo de 1934.





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Santa Catalina de Siena – 29 de abril
Isabel Orellana Vilches | 28/04/16

(ZENIT – Madrid).- Tuvo un papel excepcional en la historia –e insólito para una mujer de su tiempo– al defender la sede de Pedro y luchar por la unidad de la Iglesia. Nació en Siena, Italia, el 25 de marzo de 1347. Le urgía tanto la entrega de su vida a Dios, que le consagró su virginidad a los 7 años mediante voto privado. Lapa, su madre, ignoraba el fuego que latía en las entrañas de su pequeña, la penúltima de los veinticuatro hijos que daría a luz. Cuando Catalina tenía 12 años, ella y otra de sus hijas hicieron lo posible para encaminarla al matrimonio, aconsejándole que cuidase su aspecto. Entonces la santa realzó su indumentaria luciendo diversos aderezos conforme a la moda del momento. Pero enseguida se arrepintió de esta muestra de vanidad y quiso purgar su flaqueza con actos penitenciales. Los contratiempos, la rudeza de los trabajos que le impusieron y el rígido trato que recibía incrementaron su paciencia. Nadie podía penetrar en el recóndito espacio interior que ardía de amor a Dios, sino Él mismo que lo inundaba con su inmensa ternura.
A los 15 años ya era conocida por su heroica caridad con los pobres, prisioneros, enfermos y desahuciados. Todo lo asumía como vía de expiación de sus culpas. Al año siguiente tomó el hábito de la tercera Orden de Santo Domingo. Intensificó la oración y la penitencia realizada en la habitación que había convertido en una especie de eremitorio. Fueron tres años intensos de los que solo sabía, además de Dios que todo lo conoce, su confesor. Punzantes tentaciones contra la castidad que brotaban de su mente de mil formas distintas le produjeron gran turbación y desasosiego. A ello siguió una profunda oscuridad que constituyó para la santa una prueba aún mayor. Le sostuvo su humildad y confianza en Dios. Al final de este túnel, cuando vislumbró el rostro resplandeciente de Cristo, le preguntó: «¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?». Él respondió: «Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia». Cristo crucificado le tendía los brazos y se esforzaba por asemejarse a Él. Este inefable amor fue singularmente correspondido en 1366 con su místico desposorio sellado con una alianza, que siempre era visible para ella pero no para el resto de mortales.
A lo largo de su vida fue agraciada con numerosos éxtasis, así como dones de lágrimas, milagros y profecía. En una de sus visiones, narra su confesor y biógrafo san Raimundo de Capua, tuvo la impresión de que Dios se había llevado su corazón. Y pocos días más tarde, viéndose envuelta en una luz que provenía del cielo, se le apareció el Salvador portando en sus manos un rojo corazón del que emanaba intenso fulgor. Se acercó a ella y abrió su costado izquierdo introduciéndoselo, al tiempo que le decía: «Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre». Le cerró el pecho, pero la cicatriz fue ostensible. A partir de entonces solía decir: «Señor, te recomiendo mi corazón».
En 1369 inició una intensa vida apostólica. Pasando por alto el gravísimo riesgo que corría de contraer la lepra, atendía a los enfermos. Doblegó su voluntad venciendo su natural repulsión en un hecho que la asemejó a san Francisco de Asís al aplicar sus labios a las llagas purulentas de uno de aquellos infelices. Su acción durante la peste que asoló el país fue también admirable. Tan ardiente caridad fue recompensada por Dios a través de varios milagros. Convirtió a muchos pecadores incapaces de sustraerse a sus exhortaciones, con las que les encaminaba a una vida de penitencia. Muchos la seguían porque les reportaba paz y consuelo abriéndoles el camino del amor a Dios. Había quienes la calificaban de hipócrita y fanática, y otros la consideraban santa. El 1 de abril de 1375 fue bendecida con los estigmas de la Pasión, que en su caso no fueron de sangre sino de luz.
Fue una gran conciliadora en su entorno familiar y a otras escalas, como hizo cuando supo que Florencia estaba adherida a una liga contra la Santa Sede. Sus componentes desoyeron las demandas de Gregorio XI, residente en Avignon, y aceptaron la mediación de Catalina, que convenció a los magistrados. El papa, admirado por su prudencia y virtud, le dijo: «No deseo nada más que la paz. Dejo esta cuestión totalmente en sus manos; solo le recomiendo el honor de la Iglesia». Con todo, persistieron las gravísimas desavenencias. Pero quizás el hecho más significativo fue su papel dentro de la Iglesia. Arreciaron las quejas de los romanos por la ausencia de los últimos pontífices de la Sede de Roma, que duraba ya sesenta y cuatro años de residencias en Avignon, y con ello las amenazas de cisma. Gregorio XI se propuso regresar, pero este sentimiento confiado prudentemente en la corte no obtuvo su beneplácito. Consultó a Catalina quien, conocida por revelación la íntima decisión del pontífice, le dijo: «Cumpla con su promesa hecha a Dios». Su determinación y ternura calaron en el Santo Padre. Le había llamado «dulce Cristo en la tierra», diciéndole: «¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar». El papa quedó impresionado y se propuso volver a Roma. La santa logró que en 1378 Florencia admitiera la autoridad del pontífice Urbano VI sucesor de Gregorio XI. Cuando aquél la llamó a través de su confesor para que fuese a Roma, al comienzo del gran cisma en el que estuvo implicado junto a Clemente VII, Catalina se trasladó allí, donde murió el 29 de abril de 1380, ocho días después de haber sufrido un ataque de apoplejía. Tenía 33 años.
Le había costado aprender a leer, y pudo escribir siendo adulta. Ente otras obras maestras, ha legado «El Diálogo de la Divina Providencia», dictado en su celda de Siena. Pío II la canonizó el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto a san Francisco de Asís. El 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia. El 1 de octubre de 1999 Juan Pablo II la designó copatrona de Europa.