Tribunas

Los bolos de monseñor Iceta

José Francisco Serrano Oceja

El obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta, está estos días haciendo bolos a cuenta de la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia”. Bueno, también el cardenal Blázquez pasa no poco tiempo de conferencia en conferencia explicando el texto papal. Incluso van a  coincidir los dos, el cardenal como conferenciante y monseñor Iceta como anfitrión en Bilbao.

Lo que no se puede negar es que aunque la “Amoris laetitia” se entiende muy bien –inaugura un nueva forma de lenguaje en la Iglesia-, necesita una adecuada presentación, en la línea de la carta que los obispos recibieron no hace mucho con propuestas para la difusión de este texto magisterial. En no pocas ocasiones, y por causa de los medios, la Exhortación se ha complicado y se ha enredado en disquisiciones escolásticas.

Innegable es que el escrito plantea más de un reto a la inteligencia de la fe. De esto saben mucho los obispos, máxime si colocan algunos de sus párrafos en forma sinóptica, por ejemplo, con la “Veritatis splendor”, por citar alguna.

Volvamos a don Mario, que fue de los primeros en hablar de la Exhortación. Y lo hizo con la autoridad de quien fue miembro de pleno derecho del último Sínodo de los obispos. El vídeo con el que habló por primera vez de esta aportación significa a la alegría del evangelio del matrimonio y de la familia fue un acierto comunicativo y eclesial. Sin lugar a dudas.

Don Mario ha estado, por ejemplo, en Sevilla, que tiene un color y un calor especial y que cuida de la salud de su arzobispo, que está en plena forma. Atentos al tándem Asenjo-Iceta. Allí, a la sombra de la Giralda, don Mario dijo cosas tan interesantes como que “los esposos tienen que aprender a contemplarse como un fin en sí mismo”. Además, subrayó “el valor institucional y público” del matrimonio. En este sacramento destacan tres palabras, según el papa Francisco: permiso, gracias y perdón.

Añadió, por ejemplo, que “la mujer embarazada es un instrumento de Dios para traer una vida al mundo”, por eso, las invitó a vivir su estado con “sereno entusiasmo”.

Monseñor Iceta destacó a la parroquia como lugar de encuentro para las familias y para la formación permanente de los novios y matrimonios. Y no esquivó los temas peliagudos. Acompañamiento, discernimiento y la participación en la comunidad. Capítulo octavo inactiva, pasiva, media y perifrástica.

Da gusto escuchar a don Mario Iceta en Sevilla, Madrid, Jérez de la Frontera o Guadalajara, por ejemplo.

 

 

José Francisco Serrano Oceja