La Iglesia abandona la Antártida

Casi 60 años después echa el cierre la Capilla de las Nieves, en la Estación McMurdo (zona neozelandesa). El número de feligreses ha disminuido tanto que no hay necesidad de sacerdote católico.

National Science Foundation, el grupo que dirige el Programa Antártico de los Estados Unidos donde está la capilla, pidió a la diócesis de Nueva Zelanda el fin del convenio con puesto en la Antártida. Se mantendrá la capellanía militar de la base, no más. Proporciona servicios interconfesionales.

El padre Dan Doyle, estadounidense, coordinador de la Iglesia Católica en la Antártida, y que ha pasado 14 veranos allí desde 1984 declaró que:

Hay una disminución gradual en la religiosidad, también hay una disminución en el número de personas que trabajan en la estación McMurdo y el Polo Sur y recortes presupuestarios, por lo que todos estos factores han llevado a la decisión de que es necesario sólo un capellán.

Antes de esta era digital la gente se sentía muy aislada y solitaria; estaban siempre bajo mucha presión. Yo tuve que ejercer mucho asesoramiento y brindar apoyo a todos. Fue una gran experiencia el prestar servicios ministeriales en el fin del mundo.

Queda lejos la época en la que el P. Doyle atendía a más de 2.000 fieles repartidos en las McMurdo, Amundsen-Scott y en la base Scott.

Desde luego no tengo los datos suficientes para valorar la situación. Pero me han venido rápido a la cabeza muchos párrocos de mi querida España, que atienden como pueden, gastándose hasta el final, comarcas enteras, con parroquias dispersas y despobladas, casi tanto como la Antártida. Como cuenta Don Jorge, por propia experiencia.

Me gustaría abrazar a cada uno. Ojalá que todos los lectores de estas líneas no se queden con la anécdota o con una insensata envidia por «las temperaturas» y encomendemos al Señor a todos esos sacerdotes y la labor que desarrollan.