Relaciones entre la Filosofía, la fe y la Teología

Los conocimientos filosóficos pueden ser considerados desde dos puntos de vista distintos: el primero tiene que ver con la relación de la Filosofía con los demás tipos de conocimientos y otro que tiene que ver con la estructura interna de la Filosofía que son las ciencias y los tratados de la misma Filosofía.

En lo que respecta a la relación de la Filosofía con la fe y la Teología, podemos decir que la Filosofía limita con el saber superior de la fe y de la Teología y en su parte inferior con las ciencias humanas y las ciencias particulares o experimentales.

En esta breve exposición trataré el tema de la relación de la Filosofía con la fe y la Teología.  Y para ello es necesario iniciar diciendo que la Filosofía tiene que ver con la fe, porque la fe concierne propia e inmediatamente al entendimiento humano. En la Suma Teológica II-II, q.2, a.9 dice Santo Tomás que “creer es el acto del entendimiento que asiente a la verdad divina imperado por la voluntad, a la que Dios mueve mediante la gracia.”

En efecto, es la inteligencia la que tiene la facultad de aceptar o no aceptar una proposición. Pero en el caso de la verdad divina, esta no es evidente por sí misma y por lo mismo, el intelecto no puede aceptarla de una manera espontánea. Pero el hecho de que una proposición no sea evidente por si misma, no significa que sea evidentemente falsa.

Sólo podemos creer lo que no es evidente por sí mismo, ni como verdadero ni como falso. Por eso la aceptación de las verdades de fe supone un impulso de la voluntad sobre el intelecto. De manera que creer es un acto del entendimiento pero querer creer corresponde a la voluntad, y como la fe católica va más allá de lo natural, es necesario que la voluntad sea movida por Dios mediante la gracia.

Tanto la fe como la Filosofía tienen lugar en el intelecto, pero mientras la Filosofía se produce en el intelecto de una manera natural y humana porque su objeto son las cosas alcanzables a la capacidad de nuestro intelecto, la fe necesita la ayuda de que Dios revele esas verdades inalcanzables por la razón y que mueva por medio de la Gracia a la voluntad para que determine a la inteligencia a creer. Lo anterior es porque el objeto de la fe son verdades que van más allá de nuestras capacidades y por lo mismo no se nos pueden presentar como evidentes por sí mismas. De aquí que sean tan distintos los fundamentos de la fe y de la Filosofía, porque mientras la Filosofía se basa en la propia razón humana, la fe se basa en la autoridad divina. De esto se sigue que la fe y la Filosofía no pueden encontrarse en la misma persona respecto de una y la misma verdad.

Pero el problema es que no todo lo que puede ser conocido por la razón, es realmente conocido por ella y por eso muchas cosas que pueden ser conocidas por la razón, tenemos que conocerlas por la fe. Es por eso que en la Revelación Divina se incluyen muchas verdades que pueden ser conocidas por la razón pero que no todos los hombres conocen. Y como son necesarias para la salvación del hombre, Dios las revela para que los que no puedan conocerlas por la razón, las alcancen por medio de la fe.

No todos los hombres tienen la capacidad y el tiempo suficientes para dedicarse a especular filosóficamente, pero la salvación no es asunto de los filósofos sino de todas las personas. Por eso Dios revela no sólo lo que no se puede conocer racionalmente, sino lo que la mayoría de las personas no pueden conocer y que necesitan saber para su salvación.

También hay que añadir que hay verdades de fe que pueden servir a la Filosofía como base para extraer todas las conclusiones que se pueden obtener de esas verdades de fe. Y a esto es a lo que se llama Teología sagrada o sobrenatural. La Teología sobrenatural se distingue de la Filosofía en que supone la fe. La Sagrada Teología supone la fe en el conjunto de datos revelados y la vivencia al creer esos datos.

La distinción entre la Teología filosófica y la Teología sobrenatural es, pues, que la Teología filosófica tiene principios ciertos, racionalmente alcanzables y que son los que le proporciona la Metafísica, mientras que la Teología Sobrenatural se apoya en la fe tanto en su sentido objetivo, es decir, en el conjunto de datos revelados, como en la vivencia subjetiva que resulta de creer esos datos.

Ambas, la Teología Filosófica y la Teología natural son verdaderas ciencias, cada una a su modo. Pero la Teología filosófica sólo llega a Dios como causa última o primera de los existentes finitos. El filósofo no conoce a Dios más que como causa y de una manera indirecta que no le permite penetrar en su intimidad. Para que el hombre conozca la intimidad de Dios, es necesario que Dios se la revele. Por eso la Teología sobrenatural parte de la revelación y así llega a un conocimiento más profundo de Dios.

La Teología sagrada explota los datos revelados, los aprovecha para extraer de ellos sus consecuencias lógicas por medio de la Filosofía. En la Teología sagrada, la Filosofía es movida por la fe para la obtención de las conclusiones teológicas. Lo que el teólogo pretende con la Filosofía no es demostrar la revelación, sino sacar de ella todas sus consecuencias posibles. Tales son las relaciones fundamentales entre la Filosofía, la fe y la Teología.