Algunas ventajas eclesiales de cumplir sesenta años

 

Ni molesto, ni enfadado, ni deprimido. Tampoco eufórico ni como un envío de castañuelas. Más bien diría que en estado de shock. Dicen que los cumpleaños son especialmente significativos cuando se cambia de década, y eso es lo que me está pasando en esta mañana.

Cumplo hoy sesenta años y estoy impresionado, porque la década de los sesenta es la de la jubilación, la del abono transporte reducido, el cine a bajo precio y las ofertas para mayores. La década en la que de cuando en cuando lees en la prensa eso de que han encontrado a un anciano de sesenta y algunos años. Jorge… no es que te estés haciendo mayor, es que estás entrando en ser mayor, que es distinto.

Ahora, eso sí, pensando, pensando, me doy cuenta de que tener sesenta años ofrece muchas ventajas. Por ejemplo, para un sacerdote.

- Cada vez te importa menos quién sea tu obispo.

- Y menos y menos que te busquen para un cargo especial. Se te va pasando la edad.

- Quizá por eso mismo hay más libertad a la hora de expresar opiniones y menos necesidad de ser políticamente correcto por si acaso.

- Tienes experiencia sobrada de vida parroquial y aún fuerzas de sobra para ponerte manos a la obra.

- Ante la gente, tus fallos y manías son ya las rarezas de D. Fulano que ya sabemos cómo es.

- Te sobran muchos libros. Con el breviario, la Biblia, el catecismo y el misal te basta y te sobra.

- En la predicación ya no tienes ganas de florituras ni de andarte por las ramas: oración, sacramentos, mandamientos y en caso de duda de rodillas ante el Santísimo.

- Vives una extraña mezcla de firmeza doctrinal y comprensión con la gente de tanto como llevas escuchado.

- Eclesialmente intentas vivir en paz. Total pase lo que pase en definitiva nunca pasa nada. Pues si en las alturas hay impasibilidad, en la bajura de un cura de parroquia ni te cuento.

- No hay prisas. Total, si en veinte siglos el Reino aún no ha llegado del todo, tampoco tiene que ser este curso. Menos urgencias.

- A los sesenta años las reuniones son solo eso, reuniones. Pensar que por reunirnos más seremos pastoralmente más eficientes pasó a la historia. Pero está bien juntarse con los compañeros.

- Te permites reírte de muchas cosas y reírte de ti mismo.

- Sabes dar a los documentos oficiales la importancia que tienen. Vamos, que están bien. Y ya.

Por ejemplo… y algunas cosas más que me guardo.