Presentación en Madrid de «Manzana para dos»

Mons. Munilla, sobre el ataque del diablo al matrimonio: «El enemigo no es la esposa sino Satanás»

 

«El matrimonio era el paraíso: Dios, Adán y Eva» pero «el diablo está consiguiendo en el siglo XXI que parezca el infierno» afirman Alfonso Basallo y Teresa Díez, que llevan 30 años casados y tienen siete hijos, en su libro «Manzana para dos (La verdadera historia de Adán, Eva y el matrimonio)», publicado por la editorial Planeta.

14/06/15 7:37 PM


(InfoCatólica) Se trata de la segunda parte del exitoso bestseller «Pijama para dos», que con ocho ediciones, se ha convertido en referente en materia de matrimonio y noviazgo. Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, ha presentado en Madrid «Manzana para dos», subrayando lo acertado del enfoque: «detrás de las crisis matrimoniales están las potencias del diablo» y su juego de mentiras: «Es importante no equivocarse de enemigo, porque el enemigo no es la esposa sino Satanás».

El obispo donostiarra elogia «Manzana para dos», tanto por su sentido del humor como por su trasfondo. Explica que tomando como referencia «Cartas del diablo a su sobrino» de C.S. Lewis, el matrimonio formado por Basallo y Díez «desenmascara las trampas de Satanás contra la unidad conyugal», pero matiza que aunque es «astuto es previsible, y no es invencible».

Y un arma para derrotar al diablo es el sentido del humor, como el que hacen gala los autores de «Manzana para dos». «Satanás es incapaz de reírse de sí mismo, tiene una seriedad mortal, debido a su soberbia», a diferencia de los seres humanos que tienen la facultad de no tomarse en serio, afirma Munilla. Y cita al teólogo Von Balthasar: «El sentido del humor es un carisma propio de lo católico». Y añade: «quien tiene sentido del humor tiene esperanza, y gana batallas, porque el sentido del humor gana batallas que la voluntad o la razón pierden».

Respecto al trasfondo de «Manzana para dos», el obispo Munilla subraya la pertinencia de un libro como éste, dado que «la primera quiebra tras el pecado original de Adán y Eva, fue el matrimonio». En su intervención, Alfonso Basallo y Teresa Díez explicaron que muchos de los problemas de la vida en pareja tienen su origen en esa «desconfianza» que introdujo la serpiente entre hombre y mujer. «Pero hemos olvidado lo que pasó en el Paraíso –añade Teresa Díez- tenemos Alzheimer de Génesis, y el diablo lo sabe y se aprovecha».

Es el diablo quien, en última instancia, está detrás de los mayores ataques que ha sufrido nunca la unión conyugal, y que han puesto en jaque a la familia en Occidente: «la mentalidad divorcista, generada por las leyes divorcistas; y la revolución sexual de los años 60» afirman Basallo y Díez. Comparan a esta con la Revolución rusa del 17, pero con un agravante: «aquella buscaba una sociedad sin clases, pero la revolución sexual busca una sociedad sin familia». Como la marxista, la revolución sexual ha traído un sistema totalitario, la ideología de género, «mucho más sutil que los 75 años de dictadura soviética», pero no menos destructivo, porque borra la diferencia varón-mujer, destruye hogares, destruye vidas en el seno materno, impone nuevas formas de censura y trata de transformar la realidad.

Los autores de «Manzana para dos» añaden que, como la dictadura soviética, la ideología de género terminará cayendo, «porque no es natural», pero que antes hará mucho daño. «Afortunadamente, el mal no tiene la última palabra, aunque lo parezca. Y el diablo sabe que ha nacido para perder. Y porque sabe que no tiene nada que hacer, recurre a la mentira, presentando lo blanco como negro»

El obispo de San Sebastián cita como una de las causas de las crisis matrimoniales, la desaparición del noviazgo como tal, y la sustitución de la palabra «novio» o «novia» por la de «pareja». «Cuando se utiliza no se sabe si es una pareja del mismo sexo, o marido y mujer», porque «pareja» lo «homologa todo», carece de «diversidad», a diferencia de «novio y novia» o «esposo y esposa» que si «poseen diversidad, que es lo que permite la comunión».

De ahí la importancia de recuperar el noviazgo, como un periodo previo al matrimonio, en el que se elige a la persona con la que se va a compartir toda la vida, se conocen a fondo, y se preparan para la unión conyugal, con respeto, delicadeza, exigencia, sinceridad.