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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 10 de mayo de 2015

La frase del día

"No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás". Benedicto XVI

 


El papa Francisco

El Papa en el Regina Coeli: 'El amor de Dios se realiza en el amor al prójimo'
Texto completo. Francisco recuerda que el corazón de Cristo acoge a todos, adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores. Además, muestra su gratitud y afecto a las madres

Francisco a Tawadros II: 'Crezcamos en el amor y la comprensión'
El Santo Padre envío este domingo un mensaje al Patriarca con motivo del segundo aniversario de su encuentro fraterno en Roma. Por su parte, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Copta llamó por teléfono al Pontífice

Papa y Santa Sede

Concluye la visita 'estrictamente privada' de Raúl Castro al Papa
El Santo Padre al regalarle el medallón de San Martín de Tours le ha indicado que es necesario "cubrir la miseria de nuestra gente y promover a las personas y su dignidad"

Noticias del mundo

EEUU piensa que los cristianos afrontan una de las peores persecuciones de la historia (Vídeo)
"El diagnóstico del Papa Francisco es correcto”, dicen sobre la amenaza en Medio Oriente

Casi mil católicos llegan al Vaticano de uno de los países menos creyentes de Europa (Vídeo)
Venían de la diócesis de Haarlem, en Amsterdam, para estar con Francisco en la audiencia general

Espiritualidad y oración

San Ignacio de Láconi - 11 de mayo
«El padre santo, así era conocido este virtuoso lego capuchino, originario de Cerdeña, que se sobrepuso a su débil salud poniéndose bajo el amparo de María. Fue agraciado con numerosos dones, en particular, el de milagros»


El papa Francisco


El Papa en el Regina Coeli: 'El amor de Dios se realiza en el amor al prójimo'
 

Texto completo. Francisco recuerda que el corazón de Cristo acoge a todos, adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores. Además, muestra su gratitud y afecto a las madres

Por Redacción

Ciudad Vaticano, (ZENIT.org)

Este domingo, el papa Francisco rezó la oración del Regina Coeli desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy --Juan, capítulo 15-- nos conduce al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús, dice así: “Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, añade: “Nadie tiene un amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. Estas palabras, pronunciadas durante la Última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él ha hecho: Jesús dio la vida por sus amigos. Amigos que no le habían entendido, que en el momento crucial le abandonaron, traicionaron y renegaron. Esto nos dice que Él nos ama, a pesar de no merecer su amor. Así nos ama Jesús.

De esta manera, Jesús nos muestra el camino para seguirle, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que siempre es algo abstracto o ajeno a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él fue el primero en realizarlo, le dio carne, y así la ley del amor se escribe una vez y para siempre en el corazón del hombre. Y ¿cómo está escrita? Está escrita con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo Espíritu, que Jesús nos da, también podemos caminar nosotros por este camino.

Es un camino concreto, un camino que nos lleva a ir más allá de nosotros mismos para llegar a los demás. Jesús nos enseñó que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Los dos van juntos. Las páginas del Evangelio están llenos de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores, todos han tenido acogida en el corazón de Cristo.

Por lo tanto, esta Palabra de Dios nos llama a amarnos los unos a los otros, aunque no siempre nos entendamos, no siempre estemos de acuerdo... pero es precisamente ahí donde se ve el amor cristiano. Una amor que se manifiesta aunque haya diferencias de opinión o de carácter, pero el amor es más grande que estas diferencias. Y este es el amor que nos enseñó Jesús. Es un amor nuevo, porque está renovado por Jesús y su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo. Un amor que da alegría a nuestro corazón, como Jesús mismo dice: “Os he dicho estas cosas para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo”.

Es precisamente el amor de Cristo, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones, el que cumple cada día prodigios en la Iglesia y en el mundo. Son muchos pequeños y grandes gestos que obedecen el mandamiento del Señor: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Gestos pequeños, de cada día, gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y en dificultad, sin hogar, sin trabajo, inmigrante, refugiada... Gracias a la fuerza de esta Palabra de Cristo, cada uno de nosotros puede ser cercano al hermano y a la hermana que se encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad. En estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos enseñó.

Que nuestra Madre Santísima nos ayude, para que en la vida cotidiana de cada uno de nosotros el amor a Dios y el amor al prójimo siempre estén unidos.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del Regina Coeli. Y al concluir la plegaria mariana, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Papa:

Queridos hermanos y hermanas,

Saludo a todos ustedes, familias, grupos religiosos, asociaciones y peregrinos provenientes de Italia y de muchas partes del mundo, en particular de Madrid, de Puerto Rico y de Croacia. Saludo a los fieles de Guidonia y Portici; a los grupos escolares de Carrara, Bitonto y Lecco. Un pensamiento especial para los jóvenes de la diócesis de Orvieto-Todi, acompañados por su pastor, monseñor Tuzia: ¡sean cristianos valientes y testigos de esperanza!

Saludo al Cuerpo Forestal del Estado, que organiza la fiesta nacional de las Reservas Naturales para el redescubrimiento y el respeto de las bellezas de la creación; a los participantes en el congreso promovido por la Conferencia Episcopal Italiana en apoyo de una escuela de calidad y abierta a las familias; a la delegación de mujeres de la “Komen Italia”, una asociación para la lucha contra los tumores del pecho; y a cuantos han participado en la iniciativa a favor de la vida que tuvo lugar esta mañana en Roma: es importante colaborar juntos para defender y promover la vida.

Francisco también quiso dedicar unas palabras de gratitud y afecto a todas las madres:  

Y, hablando de vida, hoy en muchos países se celebra el día de la madre. Recordamos con gratitud y afecto a todas las madres. Ahora me dirijo a las madres que están aquí en la Plaza. ¿Hay? ¿Sí? ¿Hay madres? ¡Un aplauso para ellas, para las madres que están en la Plaza! Y que este aplauso abrace a todas las madres, a todas nuestras queridas madres: aquellas que viven con nosotros físicamente, y también aquellas que viven con nosotros espiritualmente. Que el Señor las bendiga a todas, y que la Virgen, a quien está dedicado este mes, las custodie.  

Como de costumbre, el Pontífice concluyó su intervención diciendo:

Les deseo a todos un buen domingo, un poco caluroso... Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

(Texto traducido y transcrito del audio por ZENIT)

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

(IDV)

 

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Francisco a Tawadros II: 'Crezcamos en el amor y la comprensión'
 

El Santo Padre envío este domingo un mensaje al Patriarca con motivo del segundo aniversario de su encuentro fraterno en Roma. Por su parte, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Copta llamó por teléfono al Pontífice

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha enviado este domingo un mensaje al patriarca Tawadros II con motivo del segundo aniversario del encuentro que ambos mantuvieron en Roma el 10 de mayo de 2013. En el texto en inglés, difundido hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Santo Padre advierte que “los cristianos de todo el mundo se enfrentan a retos similares, que requieren que trabajemos juntos para enfrentar estos problemas”. 

Así, el Pontífice destaca que “hoy más que nunca estamos unidos por el ecumenismo de la sangre, lo que nos anima aún más en el camino hacia la paz y la reconciliación”. “Le aseguro a usted y a la comunidad cristiana en Egipto y en todo el Medio Oriente Medio mi oración incesante, y recuerdo en particular a los fieles coptos recientemente martirizados por su fe cristiana. Que el Señor los acoja en su Reino”, añade.

“Dando gracias al Señor --prosigue el Papa--, recuerdo nuestros avances en el camino de la amistad, unidos como estamos por el bautismo”. “Aunque nuestra comunión es todavía imperfecta, lo que tenemos en común es mayor que lo que nos divide”, indica. En este sentido, desea “que podamos perseverar en nuestro camino hacia la plena comunión, y crecer en el amor y la comprensión”.

Además, Francisco afirma estar seguro de que “Su Santidad comparte mi esperanza de que este diálogo vital continuará y dará frutos abundantes”. Y el Obispo de Roma concluye su escrito intercambiando con Su Santidad “un abrazo fraterno en Cristo el Señor”.

Por su parte, la más alta autoridad de la Iglesia Ortodoxa Copta ha llamado esta tarde por teléfono al Santo Padre. “En la larga y cordialísima conversación se han tratado principalmente dos temas: la voluntad de seguir adelante con el compromiso compartido a favor de la unidad de los cristianos y una propuesta de acuerdo para la celebración de la Pascua en una fecha común”, ha informado el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Papa y Santa Sede


Concluye la visita 'estrictamente privada' de Raúl Castro al Papa
 

El Santo Padre al regalarle el medallón de San Martín de Tours le ha indicado que es necesario "cubrir la miseria de nuestra gente y promover a las personas y su dignidad"

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

-- El papa Francisco recibió este domingo por la mañana en el Vaticano al presidente cubano Raúl Castro, un encuentro de particular importancia ante el viaje que el Santo Padre desea realizar en Cuba, antes del programado a Estados Unidos, del 23 al 28 de septiembre.

Una visita 'estrictamente privada' como indicó el director de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, cuando la misma fue anunciada. El Pontífice ha recibido al mandatario cubano en su estudio, contiguo a la sala de las audiencias, el Aula Pablo VI.

El Papa lo esperó adentro y le dijo "bienvenido". Raul Castro inclinó la cabeza al darle la mano y entraron en el estudio donde se quedaron 55 minutos conversando en español. A continuación pasaron a la sala contigua en donde el Santo Padre saludó a la delegación, entre los cuales estaban el Ministro de Exteriores de Cuba.

Raúl le regaló al Papa una medalla de plata pequeña en un estuche, por los 200 años de la fundación de la catedral de La Habana, de las cuales solamente hay 25 ejemplares. Y un cuadro del artista cubano Kcho, presente en la delegación, que le explicó al Papa que pintó barcos con forma de cruces, recordando los desembarques y tragedias en Lampedusa. A lo que el Santo Padre respondió: 'gracias por la inspiración'.

El Pontífice al regalarle el medallón de San Martín de Tours recordó que con su capa cubrió a un indigente. Y añadió que es necesario "cubrir la miseria de nuestra gente y promover a las personas y su dignidad". Le regaló también la exhortación apostólica Evangelii Gaudium le indicó que además de la parte religiosa tiene una parte social.

Dejando el Vaticano el mandatario cubano comentó a algunos periodistas: "Le he agradecido al papa Francisco por su labor para favorecer el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos".

Es la segunda vez que un Castro visita el Vaticano, la primera fue Fidel que encontró a Juan Pablo II, es la tercera vez que un papa visita Cuba en los últimos 15 años.

El 21 de abril el Vaticano confirmó que el papa viajará a Cuba, con una escala anterior al viaje apostólico a Estados Unidos. El programa aún no ha sido confirmado, y se habla o de una escala de algunas horas en La Habana, o de un periplo de un par de días visitando algunos lugares de la Isla.

El 30 de abril, al concluir la 144 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Cuba, se indicó la constitución de una comisión para preparar el viaje apostólico. La misma está presidida por Mons. Dionisio García Ibáñez, presidente de la Conferencia de Obispos y arzobispo de Santiago de Cuba. Además la integran el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega Alamino; el obispo de Santa Clara, Mons. Arturo González Amador; el obispo de Holguín, Mons. Emilio Aranguren Echeverría; el secretario de la COCC y obispo auxiliar de La Habana, Mons. Juan de Dios Hernández Ruiz S.J. y Mons. José Félix Pérez Riera, secretario adjunto de la COCC.

El cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero, ex-nuncio en Cuba entre 1993 y 1999, realizó un recorrido pastoral en dicho país del 22 al 28 de abril. Allí tuvo reuniones con el clero, ha visitado los tres seminarios cubanos y se ha reunido con los obispos cubanos. También encontró al presidente Raúl Castro. Indicó que sería importante que “los católicos cubanos, que puedan ir, que puedan moverse, que puedan viajar hacia los puntos de encuentro con Francisco”. Además, el purpurado define este viaje como “una visita verdaderamente pastoral, deseada por el Papa hace mucho tiempo”.

De otro lado en Cuba, el pasado 26 de abril, fue inaugurada la nueva sede del secretariado de la Conferencia de Obispos, inmueble que fue ex nunciatura, pasó a las Carmelitas descalzas, fue nacionalizado por el comunismo y devuelto el 16 de junio de 2008.

 

Cronología del deshielo

Las reuniones para preparar el 'deshielo' iniciaron en Canadá, país que tenía relaciones diplomáticas con Cuba y que es el principal socio comercial de Estados Unidos. La primera reunión secreta se realizó en el 2013. En marzo de 2014, fue el encuentro en el Vaticano, entre Francisco y Obama.

La diplomacia de la Santa Sede se activa y llegan cartas a Raúl Castro y a Obama invitando a resolver la situación del ciudadano estadounidense Alan Gros, detenido con la acusación de espionaje, y de tres cubanos presos en Estados Unidos, con cargos similares.

El 9 de diciembre de 2014, en Johannesburg durante los funerales de Nelson Mandela, los presidentes Barack Obama y Raul Castro se dan un apretón de mano.

El 15 de diciembre fue el encuentro entre el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín, y el responsable de relaciones exteriores de Estados Unidos, el Secretario de Estado John Kerry. Entre los temas oficiales, Guantánamo.

El 17 de diciembre: los presidentes de Cuba y EEUU anunciaron un acuerdo para iniciar el proceso de restablecimiento de las relaciones.

«Hoy, Estados Unidos anuncia que cambia su relación con el pueblo de Cuba (...) EEUU elige liberarse de las cadenas del pasado para buscar un futuro mejor». A la misma hora, desde La Habana, Raúl Castro se dirigía a la nación cubana por televisión e indicó: «Es posible encontrar solución a muchos problemas. Debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias».

El 18 de diciembre: El papa Francisco a los embajadores acreditados les indicó: “Hoy todos estamos contentos, porque hemos visto como dos pueblos que se habían alejado hace tantos años, ayer han dado una paso para acercarse. Y esto ha sido realizado por embajadores de la diplomacia”.

El 10 de abril de 2015 los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de EEUU, Barack Obama, se han saludado durante la apertura de la VII Cumbre de las Américas en Panamá.

Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, uno desde La Habana y el otro desde Washington, indicaron la intención de acabar con el bloqueo. Agradecieron también la mediación del papa Francisco en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU. La secretaría de Estado del Vaticano difundió un comunicado en el que confirmaba que “en el curso de los últimos meses” el Pontífice había escrito a ambos mandatarios “invitándolos a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes”.

Este 7 de mayo el secretario de estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolín, indicó en un tweet: “Se están dando pasos en la dirección correcta”. 'Es importante que los cubanos puedan ir donde estará Francisco'

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Noticias del mundo


EEUU piensa que los cristianos afrontan una de las peores persecuciones de la historia (Vídeo)
 

"El diagnóstico del Papa Francisco es correcto”, dicen sobre la amenaza en Medio Oriente

Por Rome Reports

Roma, (ZENIT.org)

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Casi mil católicos llegan al Vaticano de uno de los países menos creyentes de Europa (Vídeo)
 

Venían de la diócesis de Haarlem, en Amsterdam, para estar con Francisco en la audiencia general

Por Rome Reports

Roma, (ZENIT.org)

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Espiritualidad y oración


San Ignacio de Láconi - 11 de mayo
 

«El padre santo, así era conocido este virtuoso lego capuchino, originario de Cerdeña, que se sobrepuso a su débil salud poniéndose bajo el amparo de María. Fue agraciado con numerosos dones, en particular, el de milagros»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Este humilde lego, que fue un dechado de virtudes, nació en Láconi, Cerdeña, el 18 de diciembre de 1701. Era el segundo de nueve hermanos. Crecieron en un hogar falto de recursos materiales, pero de gran riqueza espiritual. En el bautismo le impusieron tres nombres: Francisco, Ignacio y Vicente, prevaleciendo en su familia éste último. Del cielo llovieron a través de él tal cúmulo de gracias que, como han dicho algunos de sus biógrafos, se convirtieron también en su martirio en vida, y «estorbo» tras su muerte para el reconocimiento de su santidad. Su madre, devotísima de san Francisco, le narraba su biografía y milagros, y Vicente se entusiasmó con él, haciendo sus pinitos para imitarle. Una vez más, las enseñanzas maternas eran vía segura para alentar el camino de una gran vocación. Este hijo que la escuchaba embelesado poniendo de manifiesto la sensibilidad y ternura por lo divino no dejaba a nadie indiferente. Llamaba la atención no solo de su familia sino también del vecindario. Le conocían entrañablemente como «il santarello» (el santito). Esta aureola de virtud le acompañaría el resto de su vida. Su padre era labrador y pastor, y él siguió sus pasos. La oración y el ayuno que realizaba eran tan intensos que su organismo decayó y saltaron las alarmas en su entorno porque era de constitución débil y enfermiza.

Al inicio de su juventud barajó la opción de la vida religiosa, pero estaba indeciso y dejó aparcada la idea. Sin embargo, a los 17 años se le presentó una grave enfermedad, que casi le cuesta la vida, y prometió a Dios que si sanaba ingresaría en la Orden capuchina. Recobró la salud, y durante dos años relegó al olvido su promesa. Hasta que un día se encabritó su caballo, y alzó la voz desencajado pidiendo a Dios socorro, al tiempo que renovaba el compromiso que le hizo, que esta vez fue definitivo. Tenía 20 años y un aspecto tan deteriorado que el provincial no quiso admitirle pensando que no soportaría la dureza de la vida conventual. Vicente no se desanimó. Por mediación de sus padres obtuvo la recomendación del marqués de Láconi, y en 1721 se integró en la comunidad de San Benito, de Cagliari, cumpliéndose su anhelo.

El noviciado requería temple, ciertamente. Pero él ya sabía lo que era el ayuno y la penitencia. Ahora bien, tomó con tanto brío las mortificaciones que estuvo a punto de caer desfallecido. No había medido adecuadamente sus fuerzas y acudió a María: «Madre mía, ayúdame, que ya no puedo más». Ella le acogió y le instó a seguir adelante con renovado ímpetu: «Animo, fray Ignacio; acuérdate de la pasión dolorosa de mi Hijo divino; y lleva tú también tu cruz con paciencia». El hecho fue que en sesenta años de consagración no volvió a experimentar tal fatiga. Emitió los votos en 1722 y siguió progresando en el amor a base de oración continua, silencio y vivencia de las virtudes evangélicas. En su día a día no hubo hechos extraordinarios, pero se distinguió por su heroicidad en la perfección buscando la unión con Dios. Vivía maravillosamente la pobreza. Tan desasido estaba de todo que hasta le delataba el penoso estado del hábito y de sus maltrechas sandalias que le provocaban sangrantes heridas en los talones.

Pasó por varios conventos y al final fue trasladado al de Buoncammino, en Cagliari. Había sido antes cocinero, y en este último destino comenzó trabajando en el telar, hasta que los superiores le encomendaron la labor de limosnero, recolector de alimentos y proveedor de las necesidades materiales de la comunidad. La gente le estimaba porque veían en él al verdadero discípulo de Cristo. Se mezclaba con los que estaban en las tabernas y plazas del puerto movido por el afán de socorrer a los pobres, y ayudar a tantos pecadores que se convirtieron con su ejemplo. Era paciente, agradecido, amable; poseía las cualidades del buen limosnero. Con su prudencia conquistó el alma de un rico usurero y prestamista que se sorprendió de que nunca le pidiese nada, pasando reiteradamente por alto ante su puerta. Un día, cuando el santo acudió a casa del comerciante, como le indicaron sus superiores, recogió un cargamento de bienes que por el camino se convirtieron en una masa sanguinolenta. Al llegar al convento, dijo: «Vea, reverendo padre, vea la sangre de los pobres amasada con los robos y con la usura de aquel hombre: esas son sus riquezas...». Extendiéndose el prodigio por la ciudad, el especulador se arrepintió de su avaricia, se desprendió de sus bienes y no comerció más con los ajenos.

Ignacio intentaba ocultar las gracias que Dios le otorgaba con estratagemas que, seguramente, dieron lugar a que muchos le consideraran una especie de mago. A veces, recurriendo incluso a remedios naturales hacía creer que las curaciones milagrosas eran en realidad fruto de las últimas fórmulas de la medicina. En medio de los hechos sobrenaturales que se le atribuyen, su vida, como la de todos los santos, estuvo amasada de íntimas renuncias; por su conducta cotidiana fue reconocido como hombre de Dios. Los ciudadanos de Cagliari lo denominaron «el padre santo», un calificativo atestiguado por contemporáneos suyos. José Fues, pastor protestante que residía en la isla, en una misiva enviada a un amigo germano le decía: «Vemos todos los días dar vueltas por la ciudad pidiendo limosna un santo viviente, el cual es un hermano laico capuchino que se ha ganado con sus milagros la veneración de sus compatriotas».

En 1779 perdió la vista y llenó su quehacer con la oración. Supo de antemano la hora de su deceso, lo cual le permitió dispensar a los religiosos de su presencia ante su lecho, rogándoles que fuesen a Vísperas. Falleció a los 80 años el 11 de mayo de 1781 con fama de santidad entre las gentes que le habían aclamado por sus numerosas virtudes. Los prodigios, que tan bien conocían, se multiplicaron tras su muerte. Pío XII lo beatificó el 16 de junio de 1940, y lo canonizó el 21 de octubre de 1951.

 

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