El misionero Rafael Marco, natural de Zaragoza, pertenece al conocido como IEME (Instituto de Misiones Extranjeras), una fundación de origen francés, compuesta  por misioneros que tienen como objetivo la primera evangelización. Actualmente, ocupa el cargo de Provincial, y el pasado sábado compartió una charla con el grupo de laicos de la Delegación diocesana de Misiones del Arzobispado de Oviedo.

Tras más de cuarenta años en Benín, en el año 2010 se trasladó a Níger, con dos sacerdotes más, para abrir una misión nueva allí. ¿Por qué se fueron?

Al desatarse la guerra en el Malí, y nosotros estábamos cerca de la frontera, el Ministro del Interior obligó al Obispo a que nos retiráramos y no nos quedó más remedio que cerrar aquella misión.

¿Cómo es la vida de los cristianos en un país de mayoría musulmana, como Níger?

Efectivamente, Níger es un país con más del 90% de población musulmana. Dentro de él, hay una comunidad católica, que tiene casi un siglo de historia. Es muy pequeña, no llega al 1% de la población. Sin embargo, la Iglesia en Níger siempre ha tenido como objetivo fundamental el diálogo con el islam y las relaciones fraternas con los musulmanes.

¿Y cómo viven el día a día los misioneros?

El Niger es un país muy pobre, en su mayoría hay desierto y de manera recurrente sus habitantes sufren grandes hambrunas. Estando allí nosotros, en el año 2012, hubo una hambruna y después, una epidemia de cólera.
A pesar de la discreta presencia de la Iglesia, una presencia como sería la de Jesús de Nazareth en su vida privada, siempre mostramos una actitud de fraternidad, y de colaboración conjunta. Y aunque nuestro objetivo no era hacer proselitismo, lo cierto es que siempre hubo conversiones.

¿Cómo era la relación con el gobierno y las autoridades?

El país tiene una Constitución laica donde tiene cabida todo el mundo, aunque la mayor parte sea musulmana. Sin embargo estos últimos años sí se ha notado una influencia de Boko Haram, que se ha ido infiltrando porque somos vecinos de Nigeria, así como de otros  movimientos fundamentalistas que vienen desde el Malí. Ha habido saqueos de iglesias y otras manifestaciones violentas contra los cristianos.

Si hasta el momento las relaciones eran buenas ¿nadie salió a defender a los cristianos?

Que yo sepa, sí que hubo gente que defendió la Iglesia, y también la casa de los sacerdotes. Pero por otro lado, el musulmán corriente y sencillo es la primera víctima de los movimientos fundamentalistas y hay un miedo muy grande a las consecuencias que pueda tener hacia ellos. Nosotros estuvimos viviendo tres años en una misión de unos 25.000 habitantes y nunca vimos un gesto de rechazo, de repulsa o de agresividad, al contrario.

¿Los cristianos tienen miedo? 

Recibimos, después de Pascua, una comunicación que nos envió el Obispo desde allí. En ella decía que en la celebración de la Pascua, en las distintas parroquias habían puesto toldos, y habían engalanado las iglesias para celebrar la Pascua. Nos dijo que nunca había habido tanta gente como este año en esta celebración. Parece que ha habido una reacción de la comunidad de reafirmación de su fe, mayor que en otros años. Hasta el punto de que 390 personas fueron bautizadas, sabiendo que se juegan la vida.

Por otro lado, el Obispo agradecía la solidaridad de que había sido objeto la Iglesia, una solidaridad por parte de muchos países del mundo.

(Iglesia en Asturias)