El número de seminaristas en España ha aumentado un 2,7% respecto al año anterior. En el curso 2014-2015 hay un total de 1.357 seminaristas mayores, lo que supone 36 más que en 2013-2014.

Con esta cifra aumenta por cuarto año consecutivo el número de aspirantes al sacerdocio y se consolida la tendencia al alza que comenzó en el curso 2011-2012 (1.278 seminaristas); 2012-2013 (1.307 seminaristas); 2013-2014 (1.321 seminaristas); y 2014-2015 (1.357 seminaristas). Según estos datos, en estos años se ha producido un 6% de incremento total.

En el curso 2014-2015 han ingresado en los seminarios españoles 311 nuevos seminaristas, 12 más que el curso anterior (299). En el 2012-2013 ingresaron 295, y en el 2011-2012, ingresaron 277.

Según el Presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Mons .Joan Enric Vives, es una “buena noticia vocacional en estos últimos tres años en España. Hemos pasado de 132 nuevos ingresos en el año 2012, a 311 en 2013, y a 347 en 2014, que en números totales significó pasar de 1.307 seminaristas mayores en 2012, a 1.321 en 2013, y a los actuales 1.357 seminaristas del presente curso. Signo real para la esperanza”.

En cuanto al número de ordenaciones, todavía se aprecia la incidencia del descenso vocacional de años anteriores. En el 2014 se ordenaron 117 nuevos sacerdotes; 131 en 2013; 130 en 2012; y 122 en el 2011.

Estos datos se hacen públicos coincidiendo con la celebración del Día del Seminario, el 19 de marzo. Este año en las diócesis en las que no es festivo el día de San José, lo celebrarán el domingo 22 de marzo. El lema, “Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?”

El “Día del Seminario” se viene celebrando desde el año 1935 con un mismo objetivo: suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.

Para ello, la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades prepara unos materiales sobre la Jornada para apoyar al subsidio litúrgico, la reflexión teológico-pastoral, y la catequesis, tanto de adultos como de niños, adolescentes y jóvenes. Además, para hacer presente el V Centenario del nacimiento Santa Teresa de Jesús en el Día del Seminario, se han recogido también unos textos de la santa de Ávila dedicados a la vocación y al ministerio sacerdotal.

En cuanto al nuevo plan de formación para seminarios, propuesto desde esta misma comisión, Mons. Joan Enric Vives dice que ”tendrá su centralidad en la dimensión espiritual, que descansa en la sólida base de la formación humana-comunitaria, y ambas son apoyadas por la dimensión intelectual y pastoral”.

(CEE)

Texto completo de Mons. Joan Enric Vives,  Presidente de la Comisión de Seminarios y Universidades:

«Señor ¿qué mandáis hacer de mí?»

La alegría de ser pastores evangelizadores

Bajo el lema “Señor ¿qué mandáis hacer de mí?”, celebramos en España el ya tradicional Día del Seminario, cerca de la solemnidad de San José. Buen patrono es San José, custodio de Jesús y de María, para nuestros seminaristas, que son los futuros “custodios” de la vida de las comunidades cristianas, desde la total entrega al servicio del Evangelio y de la Eucaristía, de la misericordia y del amor incondicional a los pobres y a todos.

Un lema teresiano

Se nos propone, en este Año teresiano, una de las bellas frases de Sta. Teresa de Jesús, “Vuestra soy, para Vos nací: ¿Qué mandáis hacer de mí?”. Es de un famoso poema suyo en que se ofrece totalmente a su Señor, a quien ama sin reserva ni doblez. Sabe que todo en ella viene de Dios, su Creador y Señor, y quiere devolvérselo con generosidad. Amar, servir, darse sin retener nada… solo deseando y eligiendo ser amada por Jesús, y tener el privilegio de ser “Teresa de Jesús” y que Él sea “Jesús de Teresa”. Amor de intensa amistad, de total intimidad. De este amor, fundamento del ministerio sacerdotal, habrá que hablar a los jóvenes y hacia este amor de Jesús hay que encaminar la pastoral vocacional.

El lema teresiano “¿Qué mandáis hacer de mí?”, nos sitúa en el camino de la obediencia a Dios, y no de los gustos e intereses propios. Nos recentra en Dios, nos saca de toda mundanización que busca la gloria de sí mismo y no la de Dios, nos sustrae de la vida instalada, despistada y sorda a los reclamos y necesidades de los hermanos. Si le decimos a Dios “¿qué quieres de mí?”, Él nos lo irá diciendo, con pequeños o grandes signos, pero no quedará sin respuesta nuestra petición. Así hablaba con pasión de formador el Papa Francisco a los seminaristas y novicios en julio 2013: “Convertirse en sacerdote, no es ante todo una elección nuestra. Más bien es la respuesta a una llamada y a una llamada de amor. Siento algo dentro, que me inquieta, y yo respondo sí. En la oración, el Señor nos hace sentir este amor, pero también a través de numerosos signos que podemos leer en nuestra vida, a través de numerosas personas que pone en nuestro camino. Y la alegría del encuentro con él y de su llamada lleva a no cerrarse, sino a abrirse; lleva al servicio en la Iglesia.” Y el Seminario con el obispo, los formadores y profesores, así como las comunidades cristianas que promueven, acogen y acompañan con afecto la vocación, irán creando un clima favorable a escuchar la llamada con atención, y colaborarán con su apoyo para que la respuesta de los jóvenes sea humilde, comprometida, totalizante y eclesial.

Repunte vocacional al alza

Buena noticia vocacional en estos últimos tres años en España. Hemos pasado de 132 nuevos ingresos en el año 2012, a 311 en 2013, y a 347 en 2014, que en números totales significó pasar de 1.307 seminaristas mayores en 2012, a 1.321 en 2013, y a los actuales 1.357 seminaristas del presente curso. Signo real para la esperanza. Se mantienen aunque ligeramente a la baja las ordenaciones anuales con 133 nuevos sacerdotes en 2012, 131 en 2013 y 117 en 2014. E igualmente se van manteniendo los seminaristas menores, con 1.161 en el año 2012, 1.110 en 2013, y 1.142 seminaristas en este curso 2014-2015. Las tres claves más importantes, a mi entender, continúan estando en las familias que viven y transmiten la fe con paciencia y fervor; en las comunidades parroquiales misioneras, acogedoras y vivas, que practican la caridad y la cultura del encuentro, siempre apoyadas por la escuela; y los mismos sacerdotes y consagrados que son testigos felices del Evangelio con autenticidad y coherencia.

El esfuerzo vocacional en nuestro país ha sido y es constante y de calidad. Se han invertido muchos esfuerzos en ello y se están acogiendo las nuevas tecnologías en multitud de presencias en los medios de comunicación tan influyentes en las nuevas generaciones. Las Diócesis españolas apostamos por la labor vocacional. En 2013 la Conferencia Episcopal Española elaboró un documento sobre las “Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI”, que el Papa citó en su Discurso de hace un año durante la visita ad limina. Y sobre la pastoral vocacional nos recomendó: “Una familia evangelizada es un valioso agente de evangelización, especialmente irradiando las maravillas que Dios ha obrado en ella. Además, al ser por su naturaleza ámbito de generosidad, promoverá el nacimiento de vocaciones al seguimiento del Señor en el sacerdocio o la vida consagrada (…) La pastoral vocacional es un aspecto que un obispo debe poner en su corazón como absolutamente prioritario, llevándolo a la oración, insistiendo en la selección de los candidatos y preparando equipos de buenos formadores y profesores competentes.”

Debemos presentar de nuevo la vida como “vocación”. Es tarea especialmente urgente en la familia, la escuela y la catequesis parroquial, que han de trabajar pastoralmente más conjuntadas. Y enseñar que Dios nos quiere para algo más que para ser felices solos, ricos y egoístas; que la vida se vive de verdad dándola, regalándola, poniéndola al servicio de nuestro prójimo, a ejemplo de Jesús, siendo sus discípulos. Se trata de suscitar deseos grandes en los jóvenes y niños, mostrarles historias reales de gente feliz en su entrega, modelos de vida ejemplar, que merezcan ser imitados. Y ayudarles a concretar algún compromiso de servicio, que gradualmente les sitúe en el camino de la misión.

Un nuevo Plan de formación para los Seminarios

“La formación de los seminaristas es una experiencia discipular, que acerca a Cristo y permite ajustarse cada vez más a Él”, propone el Papa Francisco, y “no puede ser una tarea que se termina, porque los sacerdotes jamás dejan de ser discípulos de Jesús, de seguirlo”. La nueva “ratio” o Plan de Formación de los Seminarios, que por expreso encargo del Papa Francisco está preparando la Congregación para el Clero, quiere servir a este Proyecto formativo y propone que todo Seminario sea comunidad del discipulado hasta llevar al futuro sacerdote a una plena configuración con Cristo Sacerdote, Siervo y Pastor. Un Plan en camino que desea relanzar la identidad sacerdotal y las iniciativas pastorales del Concilio Vaticano II, para que los futuros sacerdotes sean pastores y evangelizadores, que escuchen con atención la voz del Señor, el clamor del Pueblo de Dios y de toda la humanidad, sus hermanos, y especialmente el de los más empobrecidos, y que dé prioridad al estar en medio del rebaño, para hacer presente al Señor a través de la Eucaristía y para dispensar su misericordia.

El Plan de formación tendrá su centralidad en la dimensión espiritual, que descansa en la sólida base de la formación humana-comunitaria, y ambas son apoyadas por la dimensión intelectual y pastoral. El seminarista es un discípulo llamado a ser pastor, siempre en proceso de formación, que se prolongará después de la ordenación. También se remarcan las diversas etapas formativas, sus objetivos y contenidos, bajo el hilo conductor de la Sagrada Escritura como fuente de inspiración de cada etapa formativa, subrayándose que el objetivo final es su opción firme por el sacerdocio, como modo de seguimiento de Cristo. Algunos aspectos serán subrayados: la novedad e importancia del Curso Introductorio; la centralidad de la formación espiritual como eje articulador; la formación intelectual importante pero que no es lo único a valorar; la etapa pastoral, etc. Y siempre una gran atención al discernimiento vocacional. Por ello insistió el Papa al Plenario de la Congregación para el Clero (3.10.2014) en los tres grandes temas importantes para el Seminario y los sacerdotes: vocación, formación y evangelización.

 En el Día del Seminario, más allá de informar y de realizar una necesaria colecta de ayuda, debe ser un haz de iniciativas de intercesión confiada al Amo de la mies.  Puede mucho la oración de la Iglesia; debemos estar convencidos de ello. Sin oración no habrá vocaciones, no se escuchará la voz de Dios que llama, no crecerá la Iglesia, ni los evangelizadores. Sin oración no se formará ni se discernirá evangélicamente.  La evangelización con espíritu, escribe el Papa Francisco, es la que arde en los corazones, provocada por el fuego del Espíritu Santo, que contagia fervor, alegría, generosidad, audacia y amor.

+Joan-Enric Vives

Arzobispo-ob. de Urgell

Presidente Comisión de Seminarios y Universidades