Vicario Apostólico de Aleppo para los católicos de rito latino

Mons. Abou Hazen: «las potencias extranjeras planifican nuestro suplicio»

 

La negativa de las fuerzas anti-Assad a la tregua humanitaria en Aleppo propuesta por el Enviado de la ONU Steffan De Mistura representa «un asunto grave», y demuestra una vez más que el conflicto sirio «no terminará hasta que lo deseen todas las fuerzas que los están impulsando desde el extranjero». Así lo asegura el obispo Georges Abou Khazen OFM, Vicario Apostólico de Aleppo para los católicos de rito latino, quien añade que EE.UU y Turquía ya han programado «que la guerra durará otros tres años más, y la gente aquí seguirá sufriendo y muriendo por otros tres años».

5/03/15 7:57 AM


(Fides) El mismo enviado de la ONU De Mistura ha dicho que el gobierno de Damasco había mostrado su disponibilidad para una tregua de seis semanas. En el otro frente, la galaxia de las oposiciones militares – incluidos los acrónimos yihadistas como al-Nusra y los grupos minoritarios e irrelevantes de “rebeldes” reconocidos y apoyados por los países occidentales – ha respondido mostrándose dispuesto a considerar el plan, si además implicaba la salida final de la escena de Assad y de los hombres de su gobierno, para ser sometido a juicio por crímenes de guerra.

Los grupos de oposición conectados en la Comisión revolucionaria de Aleppo hasta ahora se han negado a reunirse con De Mistura, argumentando que una tregua prolongada sólo tendría como efecto el permitir que se fortalezcan las posiciones del ejército gubernamental. «La claridad del rechazo - enfatiza al dialogar con la Agencia Fides el Obispo Abou Khazen - confirma, a su manera, lo que todos venimos viendo desde hace tiempo: la guerra continuará mientras que las potencias extranjeras quieran alimentarlaEstados Unidos y los turcos acaban de declarar que tienen un plan de apoyo y formación para los grupos rebeldes de una duración de tres años. Así que ya han puesto en programa que la guerra durará otros tres años más, y la gente aquí seguirá sufriendo y muriendo por otros tres años... Antes de las revueltas, los 900 kilómetros de frontera con Turquía estaban vigilados, y si por casualidad un pastor cruzaba la frontera para atrapar una oveja que se le había escapado, le disparaban y lo mataban. Ahora miles de milicianos entran en Siria con armas pesadas, mientras que los refugiados de Siria que tratan de ir a otros lados para escapar de la violencia de los yihadistas son rechazados».

Frente a esta trágica escena - dice el obispo franciscano – nos queda solo la esperanza que nace de la fe «como San Pablo, esperamos contra toda esperanza. Porque sabemos por experiencia que nuestro Señor es grande y bueno. Nuestro destino está en sus manos, y no en las maniobras interesadas de una u otra de las potencias del mundo, no importa lo grande sean».