El Papa Francisco, antes de la audiencia general del día 4 de marzo, se encontró esta mañana en el Aula Pablo VI con sesenta prelados, procedentes de treinta y cinco países, que participan en Castelgandolfo en el 38º Congreso de los Obispos Amigos del Movimiento de los Focolares, inaugurado ayer martes y que concluirá el viernes 6 de marzo. El tema del congreso es ”Eucaristía, misterio de comunión”. También estaban presentes en el Aula Pablo VI la presidenta de ese Movimiento, Maria Voce, y el copresidente Jesús Morán. Tras el saludo del cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok (Tailandia) el Santo Padre les dirigió unas breves palabras.

”Os ha reunido en Roma la amistad con este Movimiento y el interés por la espiritualidad de comunión -dijo el Santo Padre- Efectivamente el carisma de la unidad, propio de la Obra de María, está fuertemente unido a la Eucaristía que le otorga su carácter cristiano y eclesial. Sin la Eucaristía la unidad perdería su polo de atracción divina y se reduciría a un sentimiento y a una dinámica meramente humana, psicológica, sociológica. En cambio, la Eucaristía asegura que en el centro esté Cristo y que sea su Espíritu, el Espíritu Santo, el que mueva nuestros pasos y nuestras iniciativas de encuentro y comunión”.

”Como obispos -prosiguió- reunimos a nuestras comunidades en torno a la Eucaristía, a la mesa doble de la Palabra y del Pan de vida. Este es nuestro servicio y es fundamental. El obispo es principio de unidad en la Iglesia, pero esto no sucede sin la Eucaristía: el obispo no reúne al pueblo en torno a su persona, o a sus ideas, sino en torno a Cristo presente en su Palabra y en el Sacramento de su Cuerpo y Sangre. Y, siguiendo a Jesús, el buen pastor que se hizo cordero inmolado y resucitado, el obispo reúne las ovejas que le han confiado con la oferta de su vida, asumiendo él mismo una forma de existencia eucarística”.

El Santo Padre tuvo palabras de agradecimiento especial para los prelados venidos a Roma ”desde las tierras ensangrentadas de Siria e Iraq, así como de Ucrania”. ”En el sufrimiento que vivís con vuestra gente experimentáis la fuerza que procede de Jesús Eucaristía, fuerza de progresar unidos en la fe y en la esperanza. En la celebración diaria de la Misa, estamos unidos a vosotros, rezamos por vosotros ofreciendo el Sacrificio de Cristo y, a partir de allí, adquieren también fuerza y significado las múltiples iniciativas de solidaridad en favor de vuestras Iglesias”.

”Queridos hermanos -terminó- os animo a continuar vuestro compromiso diario en favor del camino ecuménico y del diálogo interreligioso. Y os doy las gracias por la aportación que dais a una mayor comunión entre los diversos movimientos eclesiales”.