‘Diálogo, escucha y tener paciencia con un estudio profundo’, es la fórmula del Papa Francisco para el diálogo islámico-cristiano, así, abordó estos términos durante la audiencia con el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI), a quienes recibió la mañana del pasado sábado día 24. Con la también participación del cardenal Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y en el marco de la celebración del 50 aniversario del instituto, el Santo Padre aseguró que en los últimos años se han dado pasos adelante en el diálogo interreligiosos, con excepción de algunas dificultades, y para ello insiste “es esencial el escuchar”.

Citando la Exhortación Apostólica Evangelli Gaudiaum, Francisco habla de la importancia que tiene la convivencia y la recíproca comprensión “capaces de reconocer los valores de los demás, de comprender las inquietudes que subyacen a sus reclamos y de sacar a la luz, las convicciones comunes”. Recordando la historia del PISAI, el Papa afirma que ellos no se conforman con lo dicho superficialmente, cosa que daría lugar a los estereotipos, sino que indaga las fuentes y analiza la etimología. Así que asegura que la Iglesia Universal, después del Concilio Vaticano II, fue consciente de la necesidad de un Instituto Pontificio como éste, dedicado a “la búsqueda y la formación de trabajadores del diálogo con los musulmanes”. Y asegura que “ahora más que nunca, hay esta necesidad, porque el antídoto más eficaz en contra de cualquier forma de violencia, es la educación ante el descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fecundidad.

Finalmente el Papa les transmitió su deseo de que este instituto siga siendo un punto de referencia para la formación de los cristianos que trabajan en el ámbito del diálogo interreligioso y les pide que “no olviden nunca el deber primario de escucha y diálogo, fundado sobre la identidad clara, sobre la búsqueda apasionada, paciente y rigurosa de la verdad y de la belleza, esparcidas por el Creador en el corazón de cada hombre y cada mujer, y realmente visible en cada auténtica expresión religiosa”.

(MZ-RV)