NOTA DE PRENSA

LA DIÓCESIS CELEBRA, ESTE SÁBADO 17, LA JORNADA DEL EMIGRANTE 2015 CON ACTOS EN EL CENTRO MARÍA INMACULADA, DONDE SE ATIENDE A INMIGRANTES CON NECESIDADES


.- El sociólogo de la universidad de Cantabria, Juan Carlos Zubieta hablará a las 17,00 h. sobre “La Inmigración: un reto y una oportunidad”
.- La camerunesa Rolanda Tiewessie que colabora con el centro social de María Inmaculada, narrará cómo unas misioneras la salvaron siendo bebé


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SANTANDER | 16.01.2015


Con motivo de la Jornada del Emigrante y del Refugiado que la Iglesia celebra este fin de semana, el centro de María Inmaculada (Canalejas, 28) acogerá este sábado 16 una conferencia del sociólogo de la universidad de Cantabria, Juan Carlos Zubieta Irún, con el título, “La inmigración: Un reto y una oportunidad”.

La intervención se iniciará tras una oración que se celebrará, a las 17,00 horas, en la capilla del centro religioso de María Inmaculada.

Concluida la conferencia, la camerunesa Rolanda Tiewessie, narrará una experiencia que vivió siendo niña bajo el epígrafe, “El sueño: devolver lo que he recibido”. Ella, gracias al apoyo prestado por unas misioneras de los Sagrados Corazones de Camerún, pudo recibir alimento siendo bebé al quedar su madre incapacitada para amamantar. Este suceso, motivó que estas religiosas crearan un orfanato para sacar adelante a niños y niñas desnutridos y después darles una educación.

Ahora, este centro necesita de ayuda económica para ir ampliándose, para lo cual se ha creado una asociación que con el patrocinio de la parroquia de San José, está recaudando fondos.

Rolanda Tiewessie es la encargada de esta asociación en Cantabria, labor que combina mediante su colaboración, desde hace ocho años, con el centro social de las religiosas de María Inmaculada que atiende a las inmigrantes que se hallan en situación de precariedad y desorientación.

Este año, la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado tiene como lema, "Iglesia si fronteras, Madre de todos".

Mensaje

Con motivo del Día de las Migraciones, el responsable de esta pastoral en la Diócesis de Santander, Juan José Ibáñez, señaló que la realidad de la emigración constituye para la Iglesia “un signo elocuente” de nuestro tiempo, que evidencia “la vocación de  la humanidad a formar una sola familia” y evitar las divisiones.

En su comentarios destacó la necesidad de “no perder la esperanza” y de “orar juntos a Dios, Padre de todos, para que nos ayude a ser, a cada uno en primera persona, hombres y mujeres capaces de relaciones fraternas”.

Ibáñez agradeció a los emigrantes “la valiosa aportación” que realizan en favor de nuestra sociedad, de nuestra Iglesia, así como “hacia tantas personas a las que atienden en su enfermedad”. Igualmente, ensalzó “los cuidados que los inmigrantes prestan a la ancianidad, colaborando, incluso, en la educación de la familia con la que trabajan”.

 

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