ARZOBISPADO DE ZARAGOZA

Mons. Vicente Jiménez Zamora ya es arzobispo de Zaragoza


  • La toma de posesión se ha realizado según el antiguo ceremonial de la Seo de Zaragoza.

 

 

SANTANDER | 22.12.2014


La cuarta vela del adviento llamea encendida en el Altar Mayor de la catedral de El Salvador en Zaragoza. Las puertas, abiertas de par en par, guardan del cierzo al Colegio de Consultores y al Cabildo Metropolitano. Enfrente, las autoridades municipales esperan. El reloj de La Seo da las cuatro y media de la tarde. Se abren las puertas del palacio episcopal y sale don Vicente Jiménez Zamora, arzobispo electo de Zaragoza. Sonríe. Es el comienzo de su ministerio episcopal en la ciudad Cesaraugustana. Tras saludar a las autoridades de la ciudad, se dirige a la Seo forma aragonesa de llamar a la sede del obispo primer escenario de su toma de posesión. Canónigos y demás sacerdotes le besan la mano honrando al sucesor de los apóstoles. El Arzobispo venera el Lignum Crucis, la reliquia de la cruz, que se le ofrece y bendice al pueblo al tomar el agua bendita.

Suena el órgano. La procesión, encabezada por la cruz y los infanticos de la Escolanía del Pilar, se dirige a la capilla del Santísimo Sacramento. Arrodillado, reza bajo la amorosa mirada de un Cristo que con los brazos abiertos desde la cruz, y agonizando, parece decirle: Nadie lleva la Cruz solo. La oración del pastor que respondiendo a la llamada, asiente.

La comitiva se dirige al Altar. Don Vicente, de rodillas ante el Sagrario jura sobre los Evangelios, con una fórmula de los antiguos ceremoniales de la catedral zaragozana: “Yo, Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de la Archidiócesis de Zaragoza, juro y prometo sobre estos evangelios guardar la inmunidad de la iglesia Cesaraugustana y mantener y defender los privilegios, la libertad, los estatutos, la bula de unión, los acuerdos y las loables costumbres de dicha iglesia, siempre que no sean contrarios a las disposiciones de los sagrados concilios y del derecho común. Que me ayude Dios y estos santos Evangelios”. Se sienta en la sede episcopal unos instantes, para acto seguido pedir la protección e intercesión de San Valero y San Vicente, el primero, obispo, confesor de la fe; el segundo, su diácono mártir. Al finalizar, el alcalde, Juan Alberto Belloch, rompiendo la fórmula establecida, con palabras amables y espontáneas, le agradece su sí y le da la bienvenida.

La procesión arranca de nuevo. Tras la toma de posesión, el nuevo Arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez Zamora, parte a la otra catedral zaragozana. A saludar, a la patrona de la Hispanidad, la patrona de esta, nuestra ciudad, su madre, la Virgen del Pilar.

Marta Oria
Delegación de Medios de Comunicación