18.04.14

La evolución religiosa reciente de América Latina y particularmente de Uruguay

A las 2:25 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Teología pastoral

A través de esta noticia del diario “El País” de Montevideo me enteré de la publicación de los resultados de la última encuesta de Latinobarómetro sobre la religión en dieciocho países de América Latina: http://www.elpais.com.uy/informacion/uruguay-pais-mas-agnostico-region.html

Con respecto a Uruguay, el título y el copete de esa noticia son muy ilustrativos, aunque contienen un error importante: “Uruguay, el país más agnóstico de la región; casi igualan a católicos.” “Uruguay es el país más agnóstico de América Latina y con el menor porcentaje de católicos en su población. Además, es el único país de la región en el que se da un proceso “acelerado de secularización"”. El error consiste en que la categoría utilizada por la encuesta no es “agnóstico”, sino “ateo/agnóstico/ninguna (religión)”. Esta categoría, además de a los ateos y los agnósticos, probablemente agrupe a panteístas, deístas, masones y seguidores de la New Age y también a muchos “creyentes sin religión”.

El informe de Latinobarómetro se titula “Las religiones en tiempos del Papa Francisco” y se encuentra completo en esta página: http://www.latinobarometro.org/latNews.jsp

Latinobarómetro hizo encuestas sobre la religión en América Latina en forma anual desde 1995 hasta 2013, con una sola excepción (el año 2012). Según Latinobarómetro, el porcentaje de quienes, ante la pregunta “¿Cuál es su religión?”, se declararon católicos, ha descendido del 80% en 1995 al 67% en 2013: un descenso del 13% en 18 años, que equivale a un 0,7% anual. Si esta tendencia se mantuviera en el futuro, dentro de unos 25 años el catolicismo dejaría de ser la religión mayoritaria de América Latina.

Cabe preguntarse cómo calcula Latinobarómetro el porcentaje de católicos de América Latina. Me inclino a pensar que utiliza un promedio simple de los 18 países incluidos en la encuesta, no un promedio ponderado con base en la población de cada país. El promedio simple distorsiona la realidad, porque asigna el mismo peso a cada país independientemente de su población. Así, el país menos poblado de los 18 considerados (Uruguay, con unos 3,3 millones de habitantes) tiene la misma incidencia que el país más poblado (Brasil, con unos 195 millones de habitantes). Considerando los datos de 2013, mis cálculos dan un 66% de católicos en América Latina utilizando el promedio simple y un 70% utilizando el promedio ponderado. Latinobarómetro indica un promedio del 67%, lo que me lleva a sospechar que emplea el promedio simple. La diferencia con mi 66% quizás se deba a errores de redondeo. De todos modos, la diferencia entre un 67% y un 70% de católicos, aunque no es despreciable, tampoco cambia demasiado el panorama general.

No dispongo de datos estadísticos anteriores a 1995 para esta variable, pero pienso que se puede asumir razonablemente que los católicos rondaban el 98-99% de la población de América Latina hacia 1900 y el 85-90% hacia 1960. Por lo tanto, resulta claro que la disminución del porcentaje de católicos se ha acelerado en las últimas décadas.

Volviendo a los datos de Latinobarómetro, de los dieciocho países estudiados en 2013, el país con mayor porcentaje de católicos era Paraguay (con un 88%) y el país con menor porcentaje de católicos era Uruguay (con un 41%). Entre 1995 y 2013, el porcentaje de católicos disminuyó en 16 de los 18 países analizados. La máxima disminución se dio en Nicaragua: una caída del 30% (del 77% al 47%). En Uruguay, la caída del porcentaje de católicos en esos 18 años fue del 19% (del 60% al 41%). De continuar esa tendencia descendente, de un 1,1% anual, dentro de 20 años sólo un 20% de los uruguayos serán católicos.

En Uruguay, a diferencia de lo que ocurre en otros países latinoamericanos, la importante disminución del porcentaje de católicos no se debe a un crecimiento de las comunidades evangélicas. De hecho, considerando los promedios de los últimos cinco años, se ve que el porcentaje de evangélicos en el Uruguay se mantuvo casi constante en el entorno del 5-6% durante un período de catorce años (1999-2013).

Además, la categoría que Latinobarómetro llama “Otros”, que puede incluir a pentecostales, mormones, testigos de Jehová, fieles de las Iglesias protestantes “históricas” (luteranos, metodistas, valdenses, etc.), “cristianos sin Iglesia”, judíos, musulmanes, budistas, umbandistas, etc., tiene una tendencia decreciente en Uruguay: pasó del 16% en 1995 al 13% en 2013.

Con respecto al porcentaje de católicos de Uruguay, los datos de Latinobarómetro permiten dividir el período analizado en tres subperíodos claramente diferentes:
• Durante el quinquenio 1995-1999 el porcentaje de católicos se mantuvo bastante estable, en el entorno del 59%.
• Durante el subperíodo 1999-2007 ese porcentaje tuvo una tendencia decreciente muy marcada y casi continua, descendiendo del 59% al 43% (16% en 8 años: un 2% anual).
• Durante el sexenio 2007-2013 se producen extrañas turbulencias, con grandes aumentos y disminuciones de un año a otro. El dato del último año es el menor de todo el período, pero considerando los promedios de los últimos cinco años la tendencia decreciente, aunque permanece, se suaviza bastante.

El porcentaje de los ateos, agnósticos o sin religión es bajo (del orden del 5, 10 o 15%) en casi todos los países de América Latina. Sólo dos países escapan de ese patrón: Uruguay (38%) y Chile (25%). Sin embargo, se trata de dos casos muy distintos entre sí. En Uruguay, el porcentaje de ateos, agnósticos o sin religión superó siempre el 20% desde 1996 (salvo en 2001) y superó siempre el 30% desde 2003 (salvo en 2011). En los años 2009 y 2010 llegó al 46 y 47% respectivamente, superando incluso (aunque sólo en esos dos años) al porcentaje de católicos. En cambio en Chile el porcentaje de ateos, agnósticos o sin religión tuvo un comportamiento bastante similar al del resto de América Latina durante casi todo el período analizado, pero subió bruscamente en los últimos dos años (2011 y 2013).

Uruguay (48%) y Chile (44%) son también los únicos dos países estudiados en los que la confianza en la Iglesia era menor que el 50% en 2013. En todos los demás países esa variable se ubica entre el 64% (México) y el 87% (Paraguay y Honduras). La confianza en la Iglesia repuntó bastante en la última medición, subiendo del 64% en 2011 al 73% en 2013. Esto probablemente tenga mucha relación con la elección del Papa Francisco, el primer Papa latinoamericano. Cabe señalar que la confianza en la Iglesia era aún mayor que hoy en el período 1996-2000 y que todavía hoy la Iglesia es la institución que suscita más confianza en los latinoamericanos, con mucha ventaja. La Iglesia ocupa el primer lugar en una lista de doce instituciones, con un 72% de confianza. En segundo lugar vienen las radios con un 53%. El último puesto de la lista es ocupado por los partidos políticos, con un 22% de confianza.

Uruguay (33%) y Chile (27%) son también los dos países estudiados donde menos personas se consideraron como “practicantes” de su religión en 2013. En Uruguay los “practicantes” (según la auto-declaración del encuestado) son el 24% de los católicos (10% de la población total) y el 57% de los evangélicos (5% de la población total). La auto-calificación de muchos católicos uruguayos como “practicantes” parece ser muy generosa, si se compara con otros datos que permiten deducir que la actual participación en la Misa dominical ronda en el 3% de la población. Sobre esto, véase: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1307291205-reflexiones-sobre-el-descenso#more21008

En resumen, se trata de datos muy preocupantes, que deberían conducir a una rápida, profunda y seria revisión de las estrategias y tácticas pastorales que han predominado en la Iglesia Católica de nuestro país y nuestra región en los últimos 50 años. El llamado del Papa Beato Juan Pablo II (que será canonizado dentro de pocos días) a una “nueva evangelización” (nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión) de las naciones de antigua tradición cristiana es más actual y urgente que nunca.

Daniel Iglesias Grèzes