16.04.14

 

Cuando Hilarión de Volokolasmk, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, dijo hace un par de días en Madrid que “la crisis moral es muy actual en los últimos años” y que se observa en todo el mundo, sobre todo en Occidente, cómo “se derrumban” los fundamentos morales tradicionales, quizás se quedó corto. Esos fundamentos ya han sido aniquilados por completo y solo quedan algunos vestigios en las familias cristianas que se resisten a dejarse llevar por la corriente de apostasía que se ha instalado, ¡quién sabe si para quedarse!, en el Viejo Continente.

El último bastión en caer ha sido Malta. La muy católica Malta. La por siempre católica Malta. Ayer acaba de aprobar la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio, con derechos de adopción incluidos. Es posible que muchos católicos tibios -especie muy abundante en esta época- crean que basta con no llamar matrimonio a ese engendro para que sea aceptable. Es ese tipo de católicos que, en su versión española, se convierten en proselitistas de leyes abortistas como la que quiere aprobar el gobierno del señor Rajoy. Es ese tipo de católicos que son cómplices del príncipe de este mundo, que gobierna ahora bajo el disfraz de democracia liberal. Viven más o menos felices en medio de la Sodoma y Gomorra y se conforman con decir cuatro obviedades de vez en cuando.

Dijo también el prelado ortodoxo ruso que el relativismo provoca “hechos inaceptables para un creyente” como “las uniones entre personas del mismo sexo, la prostitución, el aborto y la eutanasia” y abogó por trabajar junto a la Iglesia Católica en España para enfrentar “las amenazas del mundo moderno“.

Las palabras del metropolita Hilarión indican, según mi parecer, varias cosas:

1- Que los ortodoxos rusos no tiene miedo de llamar a las cosas por su nombre.

2- Que saben perfectamente lo que está en juego en Occidente. Y en no pocas ocasiones avisan con más contundencia, al menos en la terminología, que la propia Iglesia Católica. Creen que Moscú es la tercera Roma y actúan como si verdaderamente lo fuera.

3- Que vista la deriva moral de Europa es lógico que, cuestiones nacionalistas y políticas aparte, no quieran que su país tenga nada que ver con ese engendro en que se ha convertido la Unión Europea. Ese factor es más importante de lo que pueda parecer en la crisis ucraniana.

¿Cuál es la alternativa que ofrece la Europa “conservadora"? Pues decir que uno de los logros de la Unión Europea es el fácil acceso a la pornografía. Esos son los valores que nos transmite el Partido Popular Europeo. La derecha “moderada".

Es mi opinión que la Iglesia Católica en Europa debería convertirse en profeta de calamidades. Sé que afirmar esto es ir contracorriente dentro de la propia Iglesia, pero es que, ¡qué quieren que les diga!, mi madre me parió así. Creo que una vez constatado -el que diga otra cosa delira- que se equivocó el Papa que afirmó esto

En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas. No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida. Cada día se convencen más de que la dignidad de la persona humana, así como su perfección y las consiguientes obligaciones, es asunto de suma importancia. Lo que mayor importancia tiene es la experiencia, que les ha enseñado cómo la violencia causada a otros, el poder de las armas y el predominio político de nada sirven para una feliz solución de los graves problemas que les afligen.

es hora de que muchos cambien de discurso. No podemos profundizar en ese buen rollismo oficialista, que consiste en cumplir el expediente afirmando las verdades pero sin la energía suficiente como para preocupar demasiado a los gobernantes apóstatas. Una de las cosas buenas que tiene el papa Francisco es que le gusta llamar a las cosas por su nombre cuando habla de la pobreza, el drama de la inmigración, la delincuencia organizada, el aborto, etc. Ese es el camino. No podemos consentir que la Iglesia sea un elemento decorativo más en la Europa apóstata. Y mucho menos podemos consentir, como ocurre en algunas iglesias de países centroeuropeos, que esa apostasía se convierta en un cáncer que destroce el catolicismo, con la pretensión además de infectar al resto de la Iglesia en todo el mundo. Ese peligro es hoy latente. No hace falta que les diga ningún nombre. Ustedes saben de qué y de quién hablo. Que las iglesias más secularizadas, entregadas al adulterio espiritual con la Europa de la pornografía, el aborto y el lobby gay, pretendan marcar el paso de la pastoral al resto de la Iglesia es una locura. No lo permita Dios.

Luis Fernando Pérez Bustamante