14.04.14

La mártir del 14 de abril y Cristiada

A las 12:05 AM, por Santiago Mata
Categorías : Lugares: Castellón, Meses: 04. Abril

Una persona asesinada en el aniversario de la proclamación de la II República -el de 1937- ha sido proclamada mártir por la Iglesia: la capuchina castellonense Isabel Calduch Rovira. Ayer puso Telemadrid la película Cristiada, y aprovecho esa ocasión para comentarla.

Isabel Calduch Rovira, de 54 años y natural de Alcalá de Chivert (Castellón), era religiosa capuchina del monasterio de Castellón de la Plana, convento donde entró en 1900 previa ruptura de su noviazgo. Hizo la profesión perpetua en 1904 y fue maestra de novicias. Al estallar la guerra marchó a su pueblo, donde vivía su hermano sacerdote Manuel. El 13 de abril de 1937 fue arrestada y llevada, junto con el franciscano Manuel Geli, al comité de Cuevas de Vinromá, que los fusiló al día siguiente junto al cementerio. Su hermano fue asesinado poco después. Fue beatificada en 2001.

Cristiada

La película refleja tanto a los mártires que se dejaron matar como a los cristeros que respondieron a la persecución religiosa con las armas. En el caso de Anacleto González Flores, su muerte fue mucho más violenta (por las torturas) de lo que muestra la película. En cualquier caso, una película interesante, correcta en lo histórico y bien construida en lo artístico. Al comparar con el caso de España, me parece claro que, junto a la repetición de lo esencial común a todas las persecuciones, hay notables diferencias, lo cual no es más que el reflejo de que nada en lo humano y lo divino es mera repetición. En ese sentido, englobar a todas las persecuciones bajo la denominación de “persecuciones del siglo XX” puede implicar una injusticia. Lo que se repite es ese Cristo Rey y ese no poder negar en conciencia la soberanía de Dios, que comprende hasta un niño al que ofrecen la libertad a cambio de gritar “Muera Cristo Rey y viva el Gobierno Federal". De esos ejemplos que se difundieron durante una década se transmitió sin duda a los mártires españoles el grito de “¡Viva Cristo Rey!” con que morían. En cambio, me parece claro que los revolucionarios españoles no tuvieron necesidad de imitar en nada a los mexicanos, y de hecho el odio a Dios y a la religión es más claro en la revolución española; no solo los números -unas decenas de beatificados y canonizados en México frente a los 1.523 que lleva la revolución española-, sino los casos particulares dan fe de la saña con que en España se daba caza a todos los que, sin haber tomado las armas ni apoyado a quienes las tomaran, se distinguían por ser cristianos.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico“.