Un año intenso, que ha suscitado una renovada atención hacia los temas eclesiales, también de parte de los que no están cerca de la Iglesia. Sobre el primer año de Francisco, reproducimos la reflexión del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, al micrófono de Sergio Centofanti.
«Lo principal de este primer año es ciertamente la gran
atención, la gran atracción de la gente – digo la gente, por no
decir solamente los católicos practicantes, sino todas las
personas del mundo – la gran atención por este Papa, por su
mensaje. Es algo que pienso y espero que se haya arraigado muy
profundamente en el corazón de las personas, que se han sentido
tocadas por una palabra de amor, de atención, de misericordia,
de cercanía, de proximidad, gestos mediante los cuales, el amor
de Dios llega a través del hombre, el Papa. Mencionaría algunos
episodios, que son para mí particularmente tocantes a lo largo
de este año. Naturalmente la primera aparición en el balcón de
la Basílica de San Pedro, con todo aquello que recordamos y que
ha representado, es inolvidable. Después, recuerdo el lavatorio
de los pies a los jóvenes en la cárcel de menores, la tarde del
Jueves Santo. Recuerdo el viaje a Lampedusa, con su gran
intensidad de cercanía a las personas más olvidadas y
abandonadas y a aquellos que han muerto en el viaje de la
esperanza y del dolor hacia un futuro mejor. Recuerdo la Jornada
Mundial de la Juventud en Río, el gran encuentro de la juventud
mundial, en particular latinoamericana, con el Papa en su
continente. Recuerdo Asís. Recuerdo el documento programático –
digamos así – la Exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, en
la que verdaderamente percibimos el corazón del Papa, articulado
de una manera muy clara, muy amplia, como programa de su
Pontificado. Y luego el Consistorio del mes de febrero. Estas
etapas nos dicen cuán intenso ha sido este año y cuántos
aspectos han sido tocados, cuántos encuentros se han realizado».-El
Papa quiere una Iglesia que salga a las calles, habla de
reformas estructurales necesarias. ¿Cómo está cambiando la
Iglesia?
-«Veo a la Iglesia verdaderamente como un pueblo en camino. Ésta
es la cosa más característica: un sentido de gran dinamismo. El
Papa ha dado un gran impulso y camina con una Iglesia que busca
la voluntad de Dios, que busca su misión en el mundo de hoy por
el bien de todos, yendo verdaderamente hacia las periferias,
hacia los confines del mundo. El Papa ha hablado a menudo de los
pastores que están adelante, dentro, detrás del rebaño, para
ayudarlo a caminar, a encontrar su camino. Me parece que él es
verdaderamente así e invita también a toda la Iglesia a ponerse
en camino. Hay un sentido fuerte de dinamismo, que se percibe en
particular en el itinerario sinodal, este largo camino de
algunos años, en los que la Iglesia reflexiona sobre un punto
central de la experiencia humana y cristiana, que es justamente
la familia».
-El Papa Francisco mira hacia los que están lejos y
sacude mucho a los cercanos…
-«Ciertamente, porque Dios mira a todos. Así ha logrado hacer
comprender que el interés de Dios, su mirada, es para todas sus
criaturas, para todas las personas del mundo y no olvida a
nadie. Éste es un punto muy importante y – evidentemente – no lo
inventó el Papa Francisco. Sin embargo, él ha logrado darle un
sentido muy fuerte y muchísimas personas lo han comprendido. Por
lo tanto, las manifestaciones de atención, que provienen de
sedes no habituales, de la prensa, significan que su mensaje ha
llegado. Y por supuesto, todos tenemos que estar en camino,
incluso las personas que tal vez se sentían más tranquilas o más
estables, estabilizadas en su estado, se sienten implicadas en
esta gran misión. Ciertamente, ello también tiene un aspecto
positivo».-¿Qué imágenes significativas recuerda del
primer año de Pontificado?
-«Sobre todo pienso en las audiencias generales de los
miércoles: el Papa que pasa en medio de las personas, el Papa
que saluda, sonríe, encuentra y, en particular, que se detiene
con los enfermos. Me parece muy significativa esta opción
especifica suya, la de saludar en primer lugar a los enfermos,
después de terminar su catequesis, bajando del atrio y yendo
hacia ellos. Los que sufren y los más débiles tienen una
prioridad en el corazón del Papa y de la Iglesia, porque tienen
una prioridad en el Evangelio».
-¿Qué significa ser el portavoz del Papa Francisco?
-«Me parece muy hermoso el hecho de que el protagonista es el
Papa mismo, es decir, el que habla y despierta el interés de la
gente con sus palabras, el que impacta con sus formulaciones. Es
él mismo, por lo tanto no necesita una mediación particular.
Ésta me parece una experiencia muy positiva. Es lo que siempre
desee un poco: que el Papa llegue directamente sin distancias y
sin obstáculos al corazón de la gente, con sus palabras. El
portavoz – llamémoslo así – el director de la Oficina de Prensa,
da las informaciones, que sin embargo, son más informaciones de
complemento, de carácter organizativo, de decisiones que se
toman y que son también importantes, pero la que es la palabra
del Papa para la gente, para el mundo, para la Iglesia llega
directamente. Esto me parece muy hermoso y fundamental».
(CdM, RC-RV)