6.01.14

Otra ración de jaleo mediático a costa del Papa

A las 1:09 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Papa Francisco

 

Resulta que en su reunión con los superiores de las órdenes y congregación religiosas, el papa Francisco sacó el tema de los hijos de parejas homosexuales. Que en realidad, no son hijos naturales, ya que como todo el mundo sabe, para que un niño sea concebido hace falta un hombre y una mujer. Eso, por más leyes inicuas que saquen, nadie lo va a cambiar. Por tanto, estamos hablando de críos que o bien son adoptados o son hijos naturales de uno de los miembros de dichas parejas, mayormente lesbianas. Puede que además sean adoptado por el otro miembro de la pareja.

La transcripción de las palabras del Papa es la siguiente:

“La situación en la que vivimos ahora nos proporciona nuevos desafíos que algunas veces son difíciles de entender para nosotros”

y

“¿Cómo podemos revelarle Cristo a estos niños y niñas?, ¿cómo podemos revelarle Cristo a una generación que está cambiando? Debemos ser cuidadosos de no darles una vacuna contra la fe”

Que de esas palabras determinada prensa y determinados “opinadores” saquen la conclusión de que el Santo Padre está abierto a reconocer las uniones civiles o “matrimonios” homosexuales es una solemne majadería. Son ganas de ver fantasmas donde no los hay.

Es evidente que lo que el Papa se pregunta es cómo tratar pastoralmente a esos niños, que sin duda viven en una situación complicada, contraria a la ley natural, que les ha sido impuesta por unos padres que pisotean la ley de Dios. Pero como bien recuerda la Biblia, los hijos no son responsables de los pecados de sus padres.

Supongo que el Papa se imagina cuál puede ser la situación de esos nenes si se les dice abiertamente que la situación de sus padres o tutores es aberrante desde el punto de vista de la ley natural y la Revelación de Dios. Que te digan que tus padres van mal, muy mal, no tiene que ser fácil. Y además, son situaciones todavía poco comunes. Es decir, hay muchos niños que son hijos de parejas que no están casadas por la Iglesia, ya sea porque no han querido o porque, al haberse divorciado, no pueden. Pero son pocos todavía los hijos de parejas homosexuales.

Pues bien, de la misma manera que a los hijos de padres no casados por la Iglesia no se les recuerda día sí y día también que sus padres están en una situación objetiva de pecado mortal, tampoco hace falta estar diciendo a los hijos de parejas de gays y lesbianas cuál es la realidad espiritual de sus padres. Sin que eso, creo yo, signifique que cuando esos críos reciban clase de religión católica, deban salirse cuando toque hablar de la moral sexual o la institución familiar. Si esos padres llevan a sus hijos a un colegio católico, no pueden pretender que no se les enseñe la fe católica. Con caridad, pero sin faltar a la verdad.

Por otra parte, días atrás hemos sabido que el papa Francisco le dijo al obispo auxiliar de Malta, Mons. Charles Scicluna, que predicara expresamente contra la adopción de niños por parejas homosexuales, dado que en el país de la isla mediterránea se está debatiendo esa cuestión. Sin embargo, la inmensa mayoría de los medios de comunicación han ignorado esa noticia, que curiosamente aparece sobre todo en portales del lobby gay, y en plan absolutamente crítico. En España e Hispanoamérica, que yo sepa, el único medio que se ha hecho eco de esa información ha sido InfoCatólica.

Si a Juan Pablo II y Benedicto XVI les interpretaron retorcidamente algunas de sus declaraciones, era de esperar que con Francisco hicieran lo mismo. A eso se le une el hecho de que el actual Papa tiene una tendencia mucho más acusada a hablar de forma pública o privada con repercusión pública (buscada o no). Él es así y así va a seguir siendo así, porque a los 77 años de edad uno no cambia fácilmente la forma de ser. Eso puede traer algunos problemas, dado el sumo interés mediático que ha despertado su llegada a la Cátedra de Pedro. El cardenal Meisner se lo hizo ver la última vez que se vio con él. Bien está que el Papa sepa lo que ocurre, pero tampoco creo que pueda hacer gran cosa ante casos de manipulación tan patente como el que he comentado en este post.

Hace unos días, escribí un artículo con cinco consejos sobre cómo manejarse en medio de la confusión. El quinto era “Mantener una prudencial distancia respecto al jaleo mediático que nos rodea en estos momentos”. Ni que decir tiene que es lo mejor que un fiel católico puede hacer cuando ve que en los medios aparece una imagen del papado que choca de frente con la fe católica. Eso no puede ser otra cosa que un engaño de Satanás. Seamos sensatos y no demos crédito a esas manipulaciones.

Luis Fernando Pérez Bustamante