CARTA DEL OBISPO

JORNADA MUNDIAL DE LAS MIGRACIONES

Domingo, 19 de enero de 2014

Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor

 

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SANTANDER | 17.01.2014


 

Queridos hermanos en Cristo:

            Celebramos el domingo, 19 de enero de 2014, la Jornada Mundial de las Migraciones, en el contexto del centenario de la institución de esta Jornada. En el año 1914, durante el pontificado de Benedicto XV, se celebraba la primera Jornada Mundial de Migraciones.

            El tema de este año escogido por el Papa Francisco es: Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor. Con los emigrantes y al servicio de ellos ha estado siempre nuestra Iglesia durante estos cien años. Y con ellos queremos seguir estando nosotros en la Diócesis de Santander, compartiendo sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias, acogiendo sus dones, ofreciéndoles el amor y el dinamismo liberador que nacen de Jesucristo y de su Evangelio.

            El fenómeno de las migraciones es complejo. Es “un fenómeno que impresiona por sus grandes dimensiones, por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional”, ya que “todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación” (Benedicto XVI, Caritas in veritate, n. 62).

            El Papa Francisco va delante de nosotros y nos estimula en nuestro empeño no solo con sus luminosas palabras, sino también con el ejemplo de su vida. Fue muy significativo que una de sus primeras salidas del Vaticano fue para visitar la isla de Lampedusa, ese lugar que es el “icono” más expresivo de la tragedia de tantos emigrantes que pierden su vida en el mar y en los caminos.

            Las costas del sur de España saben también de sus tragedias

, donde van quedando enterradas tantas esperanzas, las esperanzas de los más pobres y sus luchas por la supervivencia. En un mundo rico, a pesar de la crisis, que se defiende impidiendo la entrada de los pobres, se necesitan, más que las “vallas”, la solidaridad, la acogida, la fraternidad y la comprensión.

            La Doctrina Social de la Iglesia, que nos recuerda los múltiples rostros de la emigración, refugiados, familias, menores, nos invita a ir más allá de una visión puramente economicista de la persona humana. “Se necesita – en palabras del Papa Francisco-  , el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación  - que, al final, corresponde a la “cultura del rechazo” – a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”.

            Desde esta carta pastoral doy las gracias al Sr. Delegado Diocesano de Migraciones, D. Juan José Ibáñez, y a las personas que trabajan en el campo de las migraciones. Animo a todos los diocesanos a tomar conciencia viva de los problemas del mundo de las migraciones y a participar en los actos programados en torno a la Jornada.

            Con mi afecto, agradecimiento y bendición,

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander