Ayer lunes por la mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
tenía lugar la presentación del Evento del Año de la Fe
“Día de la vida contemplativa”, que tendrá lugar
el 21 de noviembre, y las celebraciones para el final del
Año de la Fe: encuentro de los catecúmenos con el
Papa Francisco (23 de noviembre) y la
Santa Misa de clausura (24 de noviembre). Lo hacía el
Arzobispo Mons. Rino Fisichella, Presidente del
Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización; Arzobispo Mons. José Octavio Ruiz
Arenas y Mons. Graham Bell, secretario y
subsecretario del mismo dicasterio.
“Finaliza un año dedicado completamente a reavivar la fe de los
creyentes, pero ahora continúa el deseo de mantener viva la
enseñanza que estos meses hemos recibido -ha dicho monseñor
Fisichella, recordando los más de 8 millones y medio de peregrinos
que este año se han desplazado a la tumba de San Pedro para
profesar su fe-. Asimismo ha destacado que “para la clausura del
año hemos pensado en un conjunto de diferentes signos para
demostrar la continuidad de la fe y el camino que tenemos que
seguir para evitar que se vuelva algo obvio en la vida cotidiana”.
El primer acto será la visita del Papa Francisco el próximo 21 de
noviembre al Monasterio Camaldolese del Aventino donde se
encontrará con la comunidad. Ese día, que coincide con el
aniversario de la entrada al monasterio de Sor Nazarena Crotta,
última reclusa que vivió dentro de esos muros, estará dedicado a
quienes han elegido la vida de clausura como dedicación
privilegiada a una vida de oración y contemplación.
Con el lema “preparados para pasar por la Puerta de la Fe”, el
sábado 23 de noviembre, tendrá lugar el segundo acto dedicado a
los catecúmenos. El testimonio irá de la mano de 500 catecúmenos
acompañados por sus catequistas, provenientes de 47 países
diferentes de cinco continentes. El Papa recibirá a 35 de ellos en
la entrada de la Basílica de San Pedro y les realizará las
preguntas tradicionales del rito.
Por último, el Año de la Fe concluirá con una Santa Misa el
domingo 24 de noviembre en la Plaza de San Pedro a las 10.30 horas
y se caracterizará por tres señales que desean evidenciar el valor
de este momento: la exposición de las reliquias de San Pedro, la
entrega del Papa Francesco de su Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium y un gesto de caridad a favor del pueblo de Filipinas.
Durante la Eucaristía se realizará una colecta como contributo de
los peregrinos del Año de la Fe a los afectados por las
calamidades que padece el pueblo de Filipinas.
Monseñor Fisichella ha concluido destacando que “a menudo,
acostumbrados como estamos a poner de relieve los factores de
crisis, nos olvidamos de mirar también los muchos signos positivos
de esperanza que están realmente presentes en la Iglesia. El Año
de la fe nos ha permitido experimentarlo. Sostenidos por un
testimonio tan impresionante, entusiasto y confiado, que se
expresa principalmente en el silencio de la vida cotidiana,
miramos hacia el futuro con más serenidad, gracias a la
experiencia adquirida en este año, del que esperamos que sus
efectos positivos se extiendan durante mucho tiempo”.