CARTA DEL OBISPO

SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

 

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SANTANDER | 04.10.2013


Queridos hermanos en Cristo:

El día 4 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de San Francisco de Asís. Nació en Asís el año 1182; después de una juventud frívola se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Inició también una nueva Orden de monjas y un grupo de penitentes que vivían en el mundo, así como la predicación entre los infieles. Murió el año 1226.

La actualidad de su vida y mensaje está reflejada en las oraciones litúrgicas de la Misa de su fiesta, que diseñan su fisonomía espiritual en estas virtudes: humildad y pobreza; amor a la cruz; caridad y celo apostólico.

Humildad y pobreza. Dios otorgó a San Francisco de Asís la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza. Aceptando la condición de los minores, es decir de los últimos y sin privilegios, sin poder, Francisco inauguró hace ocho siglos un modelo de Iglesia pobre. Desde esta minoridad, según la cual “Dios le concedió la gracia de ser el último”, Francisco canta su alegría en el Cántico de las criaturas, que es el amor a la paternidad de Dios y a la fraternidad de Cristo.

Amor a la cruz. San Francisco vivió el misterio de la cruz, a la que se consagró con el corazón abrasado en el amor de Dios. El “juglar de Dios” sustituyó el cinturón de cuero por el cordón de cáñamo, ajustado a la cintura como un cilicio del amor propio; por ello recibió el último sello de los estigmas, que él mismo había preanunciado a Fray León, que eran “cosa nueva que Dios no había hecho a ninguna criatura de este mundo, que le convertían en imitador de Cristo y en “mártir de deseo” en el seguimiento de Cristo, llevando la cruz detrás de él.

Caridad y celo apostólico. San Francisco se distinguió por la caridad y el celo apostólico. Así exhorta Francisco en la Carta a todos los fieles, que encontramos en el oficio litúrgico de lecturas: “Nunca debemos desear estar por encima de los demás, sino, al contrario, debemos, a ejemplo del Señor, vivir como servidores y sumisos a toda criatura, movidos por el amor de Dios”. Su fervor apostólico, demostrado más tarde en las misiones de Oriente y en la predicación itinerante, es también hoy, en nuestro contexto socio-religioso, una invitación a realizar la nueva evangelización.

Felicitamos a la gran familia franciscana y pedimos a Dios por los frutos de la peregrinación del Papa Francisco a la ciudad de Asís.

            Con mi afecto, agradecimiento y bendición,

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander