17.04.13

 

El PSOE ha vuelto a demostrar que por sus venas corre la sangre del totalitarismo. En su ADN está el anticlericalismo de baja estofa que llevó a esta nación a un enfrentamiento civil el siglo pasado. A Dios gracias, no parece posible que pueda repetirse semejante desgracia, pero lo que subyace en las declaraciones de los dirigentes de la izquierda parlamentaria -jaleados curiosamente por la derecha pagana del PNV- es el mismo espíritu de odio hacia todo lo que representa el catolicismo en este país. Que cada vez es menos, pero les sigue pareciendo mucho.

Para esos neo-fascistas de izquierda, la Iglesia en general, y los obispos en particular, es la única institución que no tiene derecho a dar su opinión sobre las leyes de ingeniería social que han convertido esta nación en uno de los estercoleros morales de Occidente más putrefactos. Solo nos ganan países donde las leyes sobre eutanasia van cumpliendo el papel de empresa de eliminación de los ancianos enfermos.

Si los obispos piden que se cambie la ley del aborto, se les acusa de imponer su moral a la sociedad. Si los obispos piden que se defienda el verdadero matrimonio, se les acusa de imponer su moral a la sociedad. Si los obispos piden que se respete verdaderamente el derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos, también en materia de formación religiosa, se les acusa de querer imponer su moral a la sociedad. Y si el partido gobernante osa anunciar que va a cambiar algo en las leyes, sin acercarse ni de lejos a los deseos de la Iglesia, el PSOE asoma para amenazar con exigir la ruptura de los acuerdos del Estado español -no Concordato- con la Santa Sede.

Pues miren, señores socialistas, váyanse a amenazar a los pingüinos del Polo Norte. Pueden coger esos acuerdos y usarlos como papel higiénico en los WC de los despachos de sus diputados y senadores. La Iglesia en España no va a dejar de proponer lo que crea oportuno para el bien común de la sociedad. Si lo que pretenden es callarnos mediante bravatas fascistoides, están muy equivocados.

Si quitan la X de la declaración de la Renta, si fríen a impuestos a la Iglesia, si eliminan la asignatura de religión, choteándose del artículo 27.3 de la Constitución española, da lo mismo. Si no queda más remedio, la Iglesia dejará de prestar buena parte de la labor social que lleva a cabo para poder dar un suelo digno a sus sacerdotes y a los seglares que trabajan para ella. La caridad empieza por la casa propia. No vamos a dejar tirados a nuestros curas mientras ustedes siguen arruinando la nación y persiguiéndonos por pensar lo que pensamos y por defender a los más desprotegidos, a quienes se hace pedazos antes de nacer.

La Iglesia lleva más de veinte siglos enfrentándose a todo tipo de tiranos. Que ahora esos tiranos tengan el respaldo de una urnas no cambia la cosa. Quien se plantó delante del César, quien no cede ante la dictadura comunista más poderosa del planeta -China- no dudará en plantarse delante de un Rubalcaba o una Valenciano de tres al cuarto.

Luis Fernando Pérez Bustamante