17.04.13

Adoración perpetua. Hoy, dos meses

A las 8:30 AM, por Jorge
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Hace un par de días. Salgo a pasear al perro y en ese momento abandonaba la capilla José Antonio. Pasadas las diez de la noche.

- ¿Qué tal, hay gente en la capilla?
- ¿Gente? Más que en la guerra…

Claro que depende de momentos, pero es así la cosa.

Los turnos se van cubriendo con bastante facilidad. Un 90 % son gente fija que semana tras semana acude a su cita con el Señor y que saben buscar suplencias y apoyos en caso de dificultad. El resto, sobre todo las horas centrales del día de sábados y domingos, sale adelante semana a semana a base de fe y generosidad. Es lo que más me asombra: la generosidad de los adoradores a la hora de cubrir huecos.

Estremecedor el trasiego constante de personas a la capilla. Si estás una hora, serán varias las veces que la puerta se abra dando paso a gente que viene a hacer su visita, un rato de oración, meditación, rezo del rosario. Especialmente las tardes son momentos a veces incluso de “overbooking”. No sería la primera vez que entro a las ocho, las nueve, las once! de la noche y me encuentro hasta doce o catorce personas rezando. Un domingo, a la una de la madrugada, éramos once. Cosas de Dios.

Un sencillo cesto, a los pies del Santísimo, recoge las peticiones que los adoradores dejan por tantas cosas: salud, problemas laborales, y de manera especial, por la fe y la conversión de los que quieren. Las peticiones no se tocan. Solo un servidor de vez en cuando porque en ocasiones, entre ellas, aparecen fichas de adoradores e incluso alguna petición que hay que resolver de forma inmediata. Emociona revisar papeles colocados ante el Señor y encontrar por ejemplo esto: por D. Jorge y D. Óscar (mi compañero) para que sean santos…

Notamos los frutos abundantes. Confesiones desgarradoras. Más gente en las misas de la parroquia, y, sobre todo, noto un ambiente especial. La parroquia está como más honda, más madura, más de Cristo, más de Dios.

No somos unos inconscientes, así que sabemos que hay que cuidar nuestro especial tesoro. Dios nos ha concedido un privilegio y no es cosa de dejarlo perder. Imaginamos las dificultades del futuro, especialmente nos da miedo el verano. Pero Dios proveerá.

Dos meses especiales. Dos meses de regalos de Dios. Un lujo que ha querido dejar entre nosotros.

Gracias a todos los amigos de Infocatólica por el apoyo, en la oración y echando horas. Que Dios os lo pague. He vuelto a dejar el planning de esta semana con los huecos libres en blanco. Si alguien puede echar una mano, se lo agradeceremos mucho.