15.04.13

 

Ayer el blog “La cigüeña de la torre” nos daba una noticia de esas que a uno le tocan un poquito y le hacen algunas preguntas. Los jesuitas, según carta del provincial, Juan Antonio Guerrero, han tomado la decisión “de cerrar, al final de este curso, la comunidad de Santa María del Pozo y entregar a la diócesis la gestión de la Parroquia de San Raimundo de Peñafort.”

Triste noticia, porque como bien sigue diciendo el provincial, es una “decisión particularmente dolorosa y significativa”. Pues sí. Ambas cosas.

El P. Llanos llegó al Pozo el año 1955 para compartir su vida con los más pobres. Y desde el año 1962 allí ha existido una comunidad de jesuitas bajo el título de Santa María del Pozo. Una presencia, como ahora se dice, “emblemática”, “icono de la preocupación por los pobres” y que se ha mostrado al mundo como signo de presencia entre los desfavorecidos y contrapeso cuando se les echaba en cara a los hijos de San Ignacio su aparente exclusiva dedicación entre los más, más que con los menos. Una presencia especial que recogía el tesoro de entrega y fe del P. Llanos. Pues se acabó. Triste realidad.

No debería ser noticia que una congregación religiosa abandone una parroquia y la entregue a la diócesis. Cada vez son menos los efectivos y los provinciales se apañan como pueden y son muchos cestos los que hay que hacer cada vez con menos mimbres. En esta ocasión lo es porque es el Pozo, son los jesuitas, son los hermanos del P. Llanos los que abandonan. Y eso es, en primer lugar, doloroso.

Pero el provincial se dirige a sus hermanos y además de dolorosa califica a la decisión de “significativa”. Pues sí, lo es y mucho. Es significativa de la escasez de hermanos para atender tantas obras institucionales. Pero también es significativo conocer, cuando las fuerzas escasean, qué casas se mantienen, y cuáles se cierran.

El provincial nos lo explica. Se quedan en Madrid con cuatro núcleos: Maldonado (que comprende la parroquia de San Francisco de Borja, en lo mejor de Madrid), Comillas (con el campus de Cantoblanco y Alberto Aguilera, ICAI, ICADE), Chamartín (enorme colegio del Recuerdo) y La Ventilla. Pues sí, muy significativo. Porque si andan mal de personal, en lugar de entregar a la diócesis la parroquia del Pozo, podían entregar San Francisco de Borja, total qué más da una parroquia que otra.

Me gustaría conocer la opinión por ejemplo de González Faus, Masiá o Estrada, que tanto nos recuerdan que el lugar del cristiano está entre los pobres. O del mismo Castillo, que fue de la compañía y ahora goza de mayor libertad. Quisiera saber qué opinan los seguidores de Sobrino, los amigos de la UCA de El Salvador. La opinión de la Forcades o la Caram, lo que piensan tantos amantes de los pobres. Ya ven. Una parroquia tan querida por los jesuitas, nacida entre los pobres, regada con el amor y la entrega del P. Llanos, viviendo hoy entre los sencillos y los humildes, y van los jesuitas y se la entregan a Rouco que no quiere saber nada de los pobres y a nada que te descuides nombrará párroco a un cura conservador o incluso de los kikos. Pero claro, no van a desprenderse de San Francisco de Borja, en la calle Serrano. Pura cuestión de logística.

Pues nada, a la espera estoy. Bien sentado, por supuesto.