6.02.13

El debut del fiscal “antipederastia”

A las 11:08 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Pederastia en el clero católico

Robert W. Oliver es el nuevo fiscal “antipederastia” del Vaticano. Oficialmente se llama promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Su trabajo es recibir y procesar las denuncias por supuestos abusos sexuales a menores presentadas contra clérigos católicos en todo el mundo. Hasta hace unos meses ese puesto lo ocupaba Charles Scicluna, un bajito sacerdote maltés cuya afabilidad contrastaba sensiblemente con su mano firme. Con la cual sacó adelante casi cuatro mil sentencias, la gran mayoría de culpabilidad contra curas abusadores.

En octubre de 2012, cuando Scicluna fue trasladado sorpresivamente a Malta como obispo auxiliar, los vaticanistas especularon con un cambio de línea en la política de “tolerancia cero” con los casos de abuso, impulsada por Benedicto XVI entre mil dificultades. Debieron pasar dos meses hasta que, en diciembre, se dio a conocer el nombramiento del nuevo promotor de justicia. La designación abrió interrogantes.

Nacido en Nueva York el 7 de abril de 1960, el perfil de Oliver alejó aquellas dudas. Sobre todo por su pasado como juez y fiscal en los tribunales diocesanos de Boston. De hecho él se cuenta entre los personajes clave en la solución de la crisis por los abusos que en 2001 se abatió sobre esa arquidiócesis estadounidense.

Llegó a Roma el pasado viernes y este martes 5 de febrero tuvo su “debut público”, durante una conferencia de prensa en la Pontificia Universidad Gregoriana. Compartimos con los lectores de Sacro&Profano algunos pasajes de su ponencia, en los cuales resulta claro que, lejos de ser un improvisado, el nuevo promotor sabe bien lo que significa la “línea del rigor”.

HEMOS TRÁGICAMENTE FALLADO A LAS VICTIMAS DE ABUSO
Rev. Robert W. Oliver / 5 de febrero de 2013

En esta presentación deseo ofrecer una actualización sobre las “líneas guía” que las conferencias episcopales del mundo están preparando en lo que respecta al tratamiento de los abusos sexuales de menores por parte de clérigos.

La Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) había enviado una “Carta circular” en mayo de 2011 para ayudar a las conferencias a preparar estas líneas. A cada conferencia episcopal se le pidió enviar sus líneas guía a la CDF, que recogerá la información sobre las buenas prácticas ya puestas en acto en varias partes del mundo, ofreciendo a los obispos las sugerencias e indicaciones sobre cómo mejorar y uniformar procesos eclesiásticos.

La circular fue enviada a las 112 conferencias episcopales del mundo, de las cuales 36 se encuentran en Africa, 33 en Europa, 24 en América y 19 entre Asia y Oceanía. Más de tres cuartos de las conferencias han ya mandado a la CDF sus líneas guía. Las más altas tasas de respuesta provienen de Sudamérica, Norteamérica, Europa y Oceanía. Las otras conferencias están en contacto con nosotros para completar este proceso y recientemente iniciamos a enviar observaciones a las conferencias individualmente.

La Carta circular evidenciaba cinco sectores para el desarrollo de las líneas guía, a saber: Asistencia a las víctimas de los abusos sexuales, la protección de los menores, la formación de los futuros sacerdotes y religiosos, el soporte a los sacerdotes, la colaboración con las autoridades civiles.

Es necesario ayudar a las víctimas a encontrar asistencia, curación y reconciliación. El Papa Benedicto XVI exhorta continuamente a la Iglesia a que las voces de las víctimas sean escuchadas y su profundo dolor comprendido. Las líneas guías de las conferencias episcopales deben expresar, por lo tanto, una real voluntad de escuchar a las víctimas de abuso y de sus familias. Deben incluir un claro empeño por su asistencia espiritual y psicológica.

Es evidente que el ejemplo personal del Santo Padre está teniendo un gran efecto, mediante encuentros personales con las víctimas el Papa ha hecho saber que comparte su sufrimiento, ha escuchado sus historias y comprende el sentido de traición, de violación que han experimentado en su cuerpo.

Hablando a la Iglesia, el Papa pide a todos reconocer que nosotros, el pueblo de Dios, hemos trágicamente fallado con respecto a las víctimas de los abusos. Los gritos de nuestros hermanos y hermanas han, demasiado a menudo, encontrado la negación y la falta de apoyo. Este reconocimiento lleva al dolor sincero. Por lo tanto el Santo Padre afirma claramente que debemos reconocer graves errores de juicio y defectos graves en cómo se ha comportado el liderazgo de la Iglesia en muchas ocasiones.

El Papa ha escrito que tales carencias han contribuido, en gran parte, a hacer perder a muchas personas el respeto por la Iglesia y la confianza en sus pastores.

Espero llevar adelante este nuevo servicio al cual he sido llamado, manteniendo la continuidad con los discursos de mis superiores y tomando nota particular del trabajo de monseñor Charles Scicluna en estos últimos10 años. En este propósito una voz se distingue claramente en la Iglesia y de modo realmente único entre los líderes mundiales, con gran claridad el Papa Benedicto XVI afirma que debemos afrontar la situación actual, incluidos nuestros fracasos, con valentía y determinación.

Las acciones para proteger a los niños son un esfuerzo a largo plazo, que requiere un esfuerzo concentrado. El Papa pide al clero y a los religiosos de adoptar una más profunda colaboración en este tema.

La Congregación para la Doctrina de la Fe se encuentra en un lugar único para ofrecer un panorama respecto de la realidad de los abusos sexuales en la Iglesia. El mayor número de casos señalados en un solo año, unos 800, tuvo lugar en 2004. En el curso de los últimos tres años el número de casos es de aproximadamente 600 anualmente, los episodios provienen de diversas partes del mundo sin grandes distinciones. La mayoría de los crímenes se verificó en las dos décadas que van de 1965 a 1985.

Las líneas guía deben tener en cuenta de la necesidad de un mejoramiento continuo de la respuesta a los abusos, con particular atención a lo dicho por el Papa respecto de la integridad, la verdad y la transparencia. El abuso sexual es un delito, también para la ley civil. Pueden incluir referencias específicas a la colaboración con las autoridades civiles, la obligación de notificar a las autoridades así como los derechos legales de la Iglesia, de sus miembros y la responsabilidad. La ley civil, en lo que respecta a la comunicación de los crímenes, debe siempre ser seguida.