En el Aula Pablo VI del Vaticano

El Papa asiste a un concierto de música clásica con el presidente de la república italiana

 

El papa Benedicto XVI dijo ayer que Dios es el único que garantiza «luz, sentido y esperanza» al hombre «incluso en la oscuridad» y que la fe ofrece esa perspectiva, «que no es ilusoria, sino real». El Pontífice hizo esas manifestaciones al término del concierto al que asistió en el Aula Pablo VI del Vaticano junto al presidente italiano, Giorgio Napolitano, en el que la Orquesta del Mayo Musical Florentino (de Florencia, Italia), dirigida por Zubin Metha, interpretó «La Fuerza del Destino», de Giuseppe Verdi, y la Sinfonía Número 3, «La Heroica», de Ludwig van Beethoven.

05/02/13 11:31 AM


(Agencias) Benedicto XVI, reconocido melómano, destacó que «La Fuerza del Destino» era un homenaje «debido» a Verdi en el 200 aniversario de su nacimiento, que se conmemora este año y señaló que la obra representa los dramas del alma humana.

Verdi -precisó el Papa- en cuanto al tema del destino afrontó directamente «el tema religioso, la confrontación con Dios, con la fe, con la Iglesia» y recordó que la obra tiene dos versiones, una de 1862 preparada para San Petersburgo y otra de 1869 para la Scala de Milán y que en la primera, el protagonista, don Álvaro se suicida, invocando el infierno, y en la segunda acepta el perdón de Dios.

«En la obra está diseñado el drama de la existencia humana, marcada de un trágico destino y de la nostalgia de Dios, de su misericordia y de su amor, que ofrece luz, sentido y esperanza, también en la oscuridad», dijo el papa.

El Obispo de Roma subrayó que la fe ofrece esa perspectiva «que no es ilusoria, sino real» y agregó que la fuerza del cristiano nace de la muerte y resurrección de Cristo, «que ha entrado en la historia del hombre no sólo con las palabras, sino encarnándose».

De la Tercera Sinfonía de Beethoven, el Santo Padre dijo que es una obra compleja, que marca la separación de la sinfonía clásica de Haydn y Mozart.

Recordó que estaba dedicada a Napoleón, pero que el compositor alemán cambio de idea después de que Bonaparte se proclamara emperador. También señaló que con ella, Beethoven expresa musicalmente la idea del héroe portador de libertad e igualdad.

El concierto fue ofrecido por la Embajada de Italia ante la Santa Sede en honor del papa, de Napolitano, que este año cumple el último de sus siete años como Jefe de Estado, y el 84 aniversario de los Pactos Lateranenses.

Antes del concierto, Benedicto XVI, de 85 años, y Napolitano, de 87, mantuvieron un encuentro a solas durante 20 minutos, en una sala anexa a la Pablo VI, que se desarrolló en un ambiente de «gran cordialidad y estima recíproca», precisó el Vaticano.

El Pontífice «manifestó su atención por las importantes citas que esperan próximamente al pueblo italiano».

Los italianos acudirán a las urnas en elecciones generales los próximos 24 y 25 de febrero.

El papa y Napolitano también analizaron la situación internacional y mostraron su preocupación por la paz en las regiones «más atormentadas de mundo, como es Oriente Medio y África».

Ya en el Aula Pablo VI y antes de comenzar el concierto, Napolitano recordó las veces que se ha reunido con el papa en este recinto para asistir a conciertos ofrecidos por él al Pontífice y resaltó que éste pone fin a sus siete años de mandato (que cumplen en mayo próximo, cuando se elegirá nuevo presidente de la República).

«Han sido siete años difíciles, difíciles no sólo para mi país en un mundo siempre más interdependiente», dijo Napolitano, que recordó que las veces que se ha visto con Benedicto XVI han hablado de Italia, Europa, la paz, «la política entendida como dimensión esencial del ser humano y sobre las raíces ideales y morales del compromiso político».

También destacó los Pactos Lateranenses, de 1929, que supusieron el nacimiento del Estado de la Ciudad del Vaticano, y resaltó las relaciones «serenas y de cooperación» entre la Iglesia y el Estado al servicio del bien común, «en el pleno respeto de la distinción entre la esfera política y la esfera religiosa».

Al concierto asistieron el primer ministro saliente italiano, Mario Monti, los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados italiana, Renato Schifani y Gianfranco Fini, así como el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, y numerosos ministros.