Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

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Nº 263

25 de Dic. 2012

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: EL FIN DEL MUNDO DEL 21 DE DICIEMBRE (II)

 

1. Así han hablado los obispos iberoamericanos sobre el fin del mundo.

2. Tres millones de norteamericanos, preparados para el fin del mundo.

3. Las Águilas, una fortaleza construida por italianos en México para esperar el final.

4. El fallo de la profecía maya y de otros anuncios catastróficos.

5. Guatemala y México acogieron una gran multitud de visitantes el 21 de diciembre.

6. ¿Cuánto cuesta salvarse del fin del mundo? El lado económico y comercial.

7. Sociólogo chileno: “hay muchos que necesitan gente dependiente y atemorizada”.

8. El miedo al apocalipsis en México, Estados Unidos, Rusia y China.

9. Cuando la profecía falla: las sectas y la disonancia cognitiva.

10. El 21 de diciembre en los enclaves mayas: entre el espectáculo y el negocio.

 

 

1. Así han hablado los obispos iberoamericanos sobre el fin del mundo.

FUENTE: Varios medios

 

 

Después de haber informado en el boletín Info-RIES anterior sobre lo que se ha celebrado en Iberoamérica en torno al 21 de diciembre, con las profecías mayas sobre un cambio de era y la angustia generalizada por el supuesto fin del mundo, en todo este ambiente que ha oscilado entre el temor por el final y las ceremonias de la nueva religiosidad que pretende recuperar las espiritualidades indígenas, los medios de comunicación se han acercado a diversos obispos y sacerdotes para recabar una palabra alternativa. Recogemos algunas de las declaraciones que ha publicado la prensa.

Mons. Ulises Macías: “Dios es el que rige la vida

“El fin del mundo no tiene que ser catastrófico”, afirmó el arzobispo de Hermosillo (Sonora, México), Ulises Macías Salcedo, al preguntarle su postura sobre el término de una era en el calendario Maya y la asociación de esto con el supuesto “fin del mundo”. Un posible término de la humanidad, pero en manos de Dios y no basado en vestigios de culturas ancestrales, pronosticó el prelado al llegar la supuesta fecha del fin de la humanidad, según la interpretación de algunos arqueólogos sobre el calendario de la cultura Maya.

“Qué bueno que la gente pudo comprobar que Dios es el que rige la vida, y que el mundo está en sus manos, Él es el único que puede decir y nos lo dirá cuándo acabará el mundo”, enfatizó, tal como recoge El Imparcial.

Mons. Luis Bambarén: “aparecerán falsos profetas”

Tras el anuncio sobre un supuesto fin del mundo, el obispo emérito de Chimbote (Perú), Luis Bambarén Gastelumendi, desmitificó estas creencias apelando a la fe. “Solo Dios, autor del universo y de la vida, puede revelarnos el origen de la creación y su final”, comentó el 21 de diciembre, fecha del presunto final de todos.

Agregó que Jesús nos descubre cómo será el fin del mundo: “Habrá señales en el Sol, la Luna y la Tierra, los pueblos estarán llenos de angustia por el estruendo del mar embravecido, la gente se morirá de espanto, porque las fuerzas de la naturaleza serán sacudidas… estén vigilando y orando en todo momento para librarse de lo que va a suceder y estar de pie ante el Hijo del Hombre, cuando llegue” (Lc 21,25-36).

Sobre la pregunta de los apóstoles de cuándo sucederá el fin del mundo, Bambarén vuelve a citar a Jesús: “Eso lo sabe solo mi Padre, y no para revelarlo. Estén sobre aviso y no se dejen engañar, porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán prodigios capaces de engañar. ¡Estén atentos!”. Es más, el obispo precisa que quienes viven hoy angustiados porque creen que ya llegará “que se pongan en paz con Dios y sirvan con amor a los pobres. Jesús nace y nos trae la paz. Que renazca la esperanza y alegría, desterrando todo falso temor. Feliz Navidad”.

Mons. José Luis Dibildox: “no tiene caso buscar fechas”

El obispo de la Diócesis de Tampico (Tamaulipas, México), José Luis Dibildox Martínez, atajó las versiones sobre el fin del mundo como se han propalado profusamente a través de las redes sociales, al indicar que las Sagradas Escrituras no son precisas en este tema, según informa Hoy Tamaulipas.

“"No, obviamente es una mala interpretación, las Sagradas Escrituras lo que dice es que estemos siempre preparados, nadie sabe ni el día ni la hora, entonces no tiene caso estar buscando alguna fecha sino estar siempre preparados para el día que Dios nos llame””, precisó monseñor Dibildox. Agregó que este tipo de ideas logran difundirse de manera generalizada porque la gente siente curiosidad de si en verdad vaya a ocurrir un final de los tiempos, lo que también refleja un temor entre la sociedad.

“A lo largo de los años se han puesto muchas fechas, hay quienes han hecho sus cálculos y que tal día se va a acabar el mundo, pero en el Evangelio lo encontramos con mucha claridad: Jesús nos dice que nadie sabe el día ni la hora, estemos preparados, entonces no tiene caso buscar fechas”, completó monseñor Dibildox Martínez.

El obispo de Tampico abundó que la gente se inclina por este tipo de ideas debido a que siente un temor hacia lo desconocido, pero principalmente que son aquellos quienes temen que el mundo se acabe y tienen familia e hijos y no se han realizado plenamente en esta vida, “y como que esperan más tiempo para ello y caen en ese temor”, reiteró el prelado.

En este tenor, monseñor recordó que para estar preparados para asistir ante Dios, las personas deben crecer en la fe, como lo reitera el Papa Benedicto XVI, y por ello se promueve desde el Vaticano el Año de la Fe. “Tenemos que madurar en nuestra fe para darle un sentido a nuestra vida, para darle un sentido a nuestra esperanza cristiana también, necesitamos madurar en nuestra fe, y así veremos con mayor optimismo y con mucha esperanza la vida y el futuro”, citó.

Cardenal Cipriani: “no tiene ningún asidero”

Desde Manchay, a donde acudió para compartir un almuerzo con los niños de la zona, el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima (Perú), rechazó cualquier insinuación sobre la posibilidad de producirse el 21 de diciembre el fin del mundo. En declaraciones a la prensa, el primado de Perú indicó que tales profecías, basadas en una interpretación del calendario maya, no tienen ningún asidero ni fundamento.

“Yo creo que el periodismo aprovecha estas profecías para levantar su rating, pero no tiene ningún asidero, ningún fundamento, lo único que hace es confundir a la gente y tal vez a unos cuantos graciosos que se ríen de nosotros, pero no tiene más sentido”, manifestó, tal como informa RPP.

Mons. Felipe Arizmendi: “es una interpretación errónea”

El obispo mexicano Felipe Arizmendi Esquivel pidió a la gente hacer caso omiso de quienes afirman que el viernes 21 se acabaría el mundo porque supuestamente así lo predijeron los mayas. En entrevista, el obispo de San Cristóbal de las Casas (México) sostuvo que “es una interpretación errónea decir que los mayas predijeron para esa fecha el fin del mundo”.

Refirió que varias personas le preguntan si este 21 de diciembre se acabaría el mundo, si el sol no brillaría, si sucedería un terremoto y otras calamidades, dudas que atribuyen a partir del calendario maya, que concluye su cuenta larga precisamente ese día. Nada hay de eso, indicó, aunque añadió que en efecto el calendario maya es muy preciso porque se basa en una observación cuidadosa del movimiento astral, incluso es más exacto que el calendario juliano que utilizamos, pues hay meses que tienen 31 días, incluso uno 28 o 29.

Detalló que los mayas medían el tiempo en 13 bloques de 400 años, llamados ‘Baktun’. Precisó que el 21 de diciembre termina su cuenta larga de años, pero nunca predijeron catástrofes, mucho menos el fin del mundo. “Su calendario termina en esa fecha, como terminó el siglo XX el 31 de diciembre de 1999 y empezamos el siglo XXI el 1 de enero del 2000. Nada pasó con ese cambio de siglo”, apuntó.

Pero los vaticinios que ahora se hacen tienen otro fin, “como el caso de que algunos protestantes anunciaron que al concluir el siglo pasado sería el fin del mundo”, pero por enésima ocasión lo hicieron en forma fallida y atemorizante y solamente perseguían el interés de que los ignorantes se afiliaran a su religión. “Lo mismo pasa ahora con el calendario maya. Termina una contabilidad que llevaban de los años y empieza otra, que no escribieron en sus registros. Nadie sabe cuándo será el fin del mundo, pues Jesús dijo que eso sólo Dios Padre lo sabe”, expuso.

Monseñor Arizmendi añadió que el 21 de diciembre de cada año empieza el solsticio de invierno, cuando el sol empieza a vencer la oscuridad de la noche, y empezarán poco a poco a ser más largos los días, hasta que lleguemos al verano con predominio del sol. Por ello, los antiguos celebraban en esas fechas de diciembre las fiestas en honor del sol, como si fuera un dios, mencionó.

También recordó que los cristianos, a partir de los siglos IV y V, cambiaron el sentido de esas fiestas paganas en honor al sol, y empezaron a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, “considerando que el verdadero sol que vence la oscuridad del pecado y de la muerte es Jesucristo”.

Asimismo, afirmó que en la Biblia no se precisa el día ni el mes del nacimiento de Jesús, “pues lo más importante en la revelación de Dios es la muerte y sobre todo la resurrección de Jesús. Posteriormente escogieron el solsticio de invierno como fecha simbólica para la Navidad”. Lo importante de estas fechas es vivir en paz y armonía en la familia y en la comunidad, “para que gocemos de la paz que Jesucristo nos trae. No nos dejemos atemorizar por ignorantes y predicadores. Jesús es nuestra paz, nuestro sol, nuestra vida”, recalcó.

Mons. José Guadalupe Galván: “una oportunidad para tener más esperanza”

La idea de que el mundo se va a acabar es una idea mal fundada que proviene de corrientes paganas, con muchos propósitos que repercuten de manera negativa, dijo el obispo de Torreón (México), monseñor José Guadalupe Galván Galindo. La cultura maya entendía un fin de era, pero son muchas las imprecisiones por lo que lejos de hablarse de un fin apocalíptico de la humanidad, “el fin del mundo” puede tomarse como el inicio de una nueva era, de valores, paz y unidad, según leemos en El Sol de La Laguna.

El obispo reconoció que actualmente se vive una nueva época, pero el mundo no se va a acabar, “es una oportunidad para tener más esperanza y sobre todo el cambio que se necesita, preguntarnos en qué debo de cambiar yo para que el mundo cambie, por lo tanto en lugar de atemorizarnos nosotros debemos celebrar santamente la Navidad”, dijo.

Pero además dijo que es un buen momento para que las personas busquen estar en paz consigo mismos, estar en paz con Dios y con quienes los rodean. Recordó que según los estudios antropológicos que revelan la medición del tiempo de los observatorios de la cultura maya en la época prehispánica, hablan del 21 de diciembre como fecha final de una era.

“Un cambio en nuestra vida, en nuestra sociedad, en éste mundo globalizado donde desde hace tiempo estamos pensando en qué va a pasar mañana, el mundo no se va a acabar”, precisó. Sin embargo, dijo el obispo que el fin de una era a la que se refieren las corrientes paganas, puede ser aprovechada por los católicos cristianos como el momento preciso para generar un cambio, ese cambio que “hemos esperado de las instituciones y de los gobernantes”. A Teresa de Calcuta le preguntaron que por qué no cambiaba el mundo, y ella le contestó: “cuando cambiemos tú y yo, cambiará el mundo”.

Mons. Jonás Guerrero: “apostamos a la vida eterna”

El obispo de la Diócesis de Culiacán (México), Jonás Guerrero Corona, llamó a los fieles a no hacer caso de las versiones de que el mundo se acabaría el 21 de diciembre, porque son charlatanerías que pueden quitarles a las personas la paz interior, tal como informa Línea Directa. Recordó que Jesucristo dijo que nadie sabe el día ni la hora en que regresará el Hijo del hombre a hacer justicia, y recomendó que en lugar de que cunda el miedo, sepamos que el tiempo de Adviento y la Navidad es la época propicia para renovarnos y prepararnos espiritualmente. “De quienes le apuestan al fin del mundo, nosotros los que creemos en Cristo le apostamos a la vida eterna, cuando Dios quiera”.

“El Evangelio nos dice nadie sabe el día ni la hora; yo invito a todos los que creemos en Cristo a que le creamos de verdad”. “Que no haya charlatanes de ninguna especie que nos quiten la paz interior, la paz de los hogares, el fin del mundo vendrá cuando Dios quiera, y Jesús nos aseguró: nadie sabe el día ni la hora”, expresó.

Mons. Rutilo Muñoz: “todavía hay una historia muy larga”

Ante el supuesto de que el 21 de diciembre fuera el fin del mundo, el obispo de la Diócesis de Coatzacoalcos (México), Rutilo Muñoz Zamora, llamó a la población a conservar la calma y no caer en psicosis. Por el contrario, según recoge el medio Veracruzanos, dijo que todo eso es totalmente falso, son rumores que se han escuchado tantas veces, “pero sabemos que no es cierto”, y dijo, “todavía hay una historia muy larga” y conminó a seguir avanzando en el camino de la fe.

Al recordar que el 2012, para la grey católica, ha sido denominado “el año de la fe”, dijo que es una oportunidad que tenemos para renovar nuestra confianza con Dios, para poder comunicarla a los demás, conservando las buenas tradiciones, como son; la convivencia, la oración, el nacimiento, las posadas “bien celebradas”. “Realmente que la navidad sea un motivo de esperanza en éste tiempo tan difícil que estamos viviendo”.

Para monseñor Muñoz Zamora, desde su apreciación, la inseguridad que se vive hoy en día es producto de dos razones; primero, haber abandonado la fe en Dios, y segundo, el descuido que hemos tenido de nuestras familias, al no inculcar valores. Al no tener a Dios en nuestro corazones, mucha gente sin importar si son católicos o no, ya no profesan ninguna religión.

Para la Iglesia Católica, el 2012 fue un año en donde ha habido luces y sombras, han sido más los desafíos, por lo que dijo, en este tiempo de adviento, es el momento de perseverar en el camino de la fe. “El hombre justo es aquel que confía en Dios, y es como un árbol plantado junto a un río, que tiene siempre fertilidad, cuando la persona se aparta de Dios, se va debilitando y queda estéril, en su actuar”.

Mons. Luis Felipe Gallardo: “es una cuestión mediática”

El obispo de Veracruz (México), Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, aseguró que la población no tiene porqué temer ante el presunto anuncio del fin del mundo. “Ya se ha venido comentando lo que dicen tanto los científicos, como los antropólogos, y todo este tema es una cuestión mediática, de gente interesada en el comercio, en el rating, en todas estas cosas, hay que solo se quieren promover para vender más”.

“Yo pienso que no, según lo que dicen los científicos le quedan muchos años al sol, a la tierra, pero hay que tomar en cuenta lo que venimos escuchando al terminar el año litúrgico, y desde el primer y segundo domingo de adviento que al final de los tiempos, que no sabemos cuándo, ni siquiera de nuestra muerte sabemos (…) vendrá el hijo del Hombre a juzgar a los vivos y a los muertos, entonces que estemos preparados”, expuso el obispo.

En entrevista aseveró que no hay que alarmarse porque es falso que se vaya a acabar el mundo. Monseñor Martín del Campo señaló que los ciudadanos se deben preocupar por llevar una vida en paz, plena, de amor y de cordialidad. Precisó que hay que estar “preparados”, pues nunca se sabe cuándo será nuestro día final.

Mons. Ramón Castro: “no se acaba el mundo, ni tampoco mejora”

El obispo de Campeche (México), Ramón Castro Castro, señaló que el “fin del mundo”, que achacan al calendario Maya, el día 21 de diciembre, es un falso temor, una “efímera” psicosis colectiva que asusta pero no transforma, pues no modifica la existencia, según leemos en el medio digital Noroeste. En la celebración del tercer domingo del tiempo de adviento, el prelado recordó que “pasó otra de las profecías del 12 del 12 del 12 y nada”.

Por lo tanto, dijo, “seguramente pasará el 21 de diciembre, cuyo solsticio es el último en el calendario Maya, y nada. No se acaba el mundo, y lo que es peor, tampoco mejora”. Afirmó que el alboroto que se suscita en torno al fin del mundo, haciendo mancuerna con ciertas fechas enigmáticas, no logra cambiar en nada el mundo, expuso, y afirmó que es la vida del hombre la que aguarda la llegada en plenitud del Señor.

“Si queremos que la Navidad no se reduzca a una fecha de calendario que una vez vivida nos despierta a la cruda realidad de siempre, no dejemos de escuchar con el corazón abierto y sin barreras la Palabra que Dios nos dirige”, planteó. “Escuchemos la constante voz que clama en nuestros desiertos urbanos, las interrogantes que nos lanza certeramente para confrontar la vida”, pidió el prelado en la homilía dominical.

Hay una abismal brecha entre los pocos ricos y los muchos pobres que hace que la miseria azote con fuerza a vastos sectores desprotegidos y vulnerables, por lo aciago de la situación de la economía mundial, lamentó. Por esa razón, llamó a quien tenga dos túnicas para que regale una al que no tiene, y quien tenga comida que comparta.

“El individualismo galopante hace creer que lo único importante somos nosotros mismos y nuestros intereses, porque el egoísmo aberrante nos hace indiferentes y fríos ante el hermano necesitado y deja de dolernos el sufrimiento ajeno”, consideró.

Agregó que “la mejor manera de estar preparados, lo mejor que podemos hacer para no vernos excluidos de la salvación que nos trae Jesucristo, es acostumbrarnos a vivir en la justicia y la virtud, según las cuales se da y se reconoce a cada uno lo que corresponde”.

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2. Tres millones de norteamericanos, preparados para el fin del mundo.

FUENTE: El Mundo

 

 

En Estados Unidos se calcula que cerca de tres millones de personas se preparan para lo peor. Se llaman a sí mismos 'preparacionistas' -'preppers', en inglés- y hay quienes, además, se 'apellidan' 'supervivientes'. Lo cuenta Rui Ferreira, corresponsal en Miami del diario español El Mundo, en un artículo titulado “Preparados para lo peor”.

La raíz del fenómeno va mucho más allá del asunto de la profecía maya y los que creían que el pasado 21 de diciembre el mundo se acababa. Los 'preppers' creen que el cataclismo mundial es inevitable, ya sea por un colapso económico global o un desastre natural de proporciones catastróficas, el hundimiento de la corteza terrestre tragada por gigantescos volcanes o una apocalíptica guerra en Oriente Próximo.

La única solución es prepararse para la eventualidad, dicen. Para ello han construido refugios subterráneos y hacen acopio de armas, grandes cantidades de víveres y agua, gasolina y todo tipo de parafernalia que les permita sobrevivir en un hipotético futuro mundo hostil. "Esta gente cree que va a haber cambios de grandes proporciones y que ellos han sido los elegidos para sobrevivir. Dicen que por su dios, pero lo cierto es que esto va más allá de la irracionalidad, porque nadie sobrevive al fin del mundo", explica a El Mundo Daniel Álvarez, profesor de Teología de la Universidad Internacional de Florida.

Hay dos tipos de 'preparacionistas': los que se organizan para hacer frente al fin del mundo sin la certeza absoluta de que vaya a haber un cataclismo pero con la creencia de que, aun así, es mejor ser precavidos; y los fundamentalistas, más conocidos como 'supervivientes', que asumen abiertamente la necesidad de prepararse porque están llamados, por un ente desconocido, a ser los únicos a 'sobrevivir' al cataclismo. Están seguros de que ese es su destino.

"Lo creen de verdad. Miran hacia el futuro del mundo como si la llegada de un anticristo destructor fuera inevitable. Son los más peligrosos porque están poniendo en riesgo su familia y hasta a la sociedad", enfatiza Álvarez.

Entre los 'preparacionistas' se encontraba, al parecer, Nancy Lanza, la madre y víctima del joven de 20 años que hace unos días asesinó a sangre fría a 20 niños y seis adultos en una escuela de Newtown en el estado de Connecticut. "Esa mujer tenía un arsenal en casa porque creía que iba a sobrevivir al Apocalipsis. Estaba tan obcecada con ella misma que no percibía la paranoia de su hijo", dice este experto de la Universidad de Florida.

Nancy, según ha relatado su cuñada a diversos medios anglosajones, había transformado su residencia en una fortaleza. "Nancy tenía la filosofía de una 'superviviente'. [Por eso] se dedicaba a almacenar armas para la defensa. Hacía acopio de comida. Creció en la campiña de New Hampshire, era diestra en el manejo de las armas y hablaba constantemente sobre los 'preppers' y la necesidad de estar lista para el colapso de la economía", detallaba Marsha Lanza a un diario británico.

"El mundo se va acabar y tenemos que defendernos, porque sobrevivir es la única alternativa que nos queda. A mí no me interesa si nos entienden o no. Lo que quiero es que mi familia sobreviva", dice Michael, un 'preparacionista' que vive en el estado de Montana, a El Mundo. Insiste en mantener su identidad oculta, "para que no me jodan la existencia. Ustedes los europeos no nos entienden", explica en una conversación salpicada de palabras malsonantes. Michael no tiene claro cuándo se va a acabar el mundo. Pero tampoco parece importarle mucho. "Toda especie, humana o no, nace y muere. No somos diferentes. Pero como seres racionales, debemos estar listos y preparados por si alguien, o un desastre natural, nos quiere destruir", explica.

En general, Michael está a la defensiva: "Joder, amigo. No me acorrale. Todo el mundo está contra nosotros. La naturaleza y la política", contesta cuando se le pregunta si no cree que sus postulados puedan parecer 'ridículos' para el resto del mundo. Es posible que, en parte, gente como Michael se sienta estimulada por la difusión que ha tenido últimamente su peculiar forma de afrontar el futuro. Todas las semanas en al menos en dos programas de televisión el público tiene oportunidad de ver como los 'preppers' se preparan para el fin del mundo.

Uno de ellos se centra en mostrar cómo acumulan avituallamiento, construyen refugios y entrenan a sus familias para 'sobrevivir', incluso recurriendo al manejo de armas. Otros, con un ángulo más comercial, les enseñan a construir y comprar mecanismos de 'defensa', como los refugios subterráneos pre fabricados. Se han transformado en estrellas de televisión.

"Todo esta preocupación se ha transformado en un negocio. A causa de ellos han surgido decenas de empresas que se aprovechan de sus temores", apunta Álvarez. 'Preparacionistas' y 'supervivientes' se organizan y comunican a través de las redes sociales. Han creado innumerables páginas en Internet donde convocan reuniones para intercambiar experiencias, aunque el mundo no se haya terminado, en todas ellas se promociona la venta de todo tipo de parafernalia diseñada para la supervivencia. "Venden de todo. Desde refugios subterráneos hasta pastillas para el agua [...] Es un negocio", insiste Álvarez.

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca ha contribuido a la radicalización de los 'preparacionistas'. "En este movimiento no he visto ningún negro. Son todos blancos, campesinos blancos poco educados, con una mentalidad muy extremista", señala a El Mundo el analista Alejandro Armengol. Pero, además, el fenómeno tiene un antecedente histórico: la amenaza atómica y el miedo a los 'rojos'.

Todo comenzó en la década de los años 1950, cuando la Guerra Fría comenzó a 'calentarse' y la propaganda estadounidense esgrimió el 'peligro soviético'. En esa época, revistas como Mecánica Popular publicaron los planes de cómo construir refugios atómicos y los niños en las escuelas aprendían a protegerse bajo los pupitres para protegerse de la supuesta deflagración de una bomba nuclear.

Hoy día, como recuerda Álvarez, los miedos se mantiene. "Con el final de la Guerra Fría, esa gente apenas ha cambiado de temores. No hay amenaza atómica, pero les queda el fin del mundo. Es la misma mentalidad. Ridícula, pero peligrosa. Hemos institucionalizado la estupidez", sentencia.

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3. Las Águilas, una fortaleza construida por italianos en México para esperar el final.

FUENTE: Excélsior

 

 

Al calor de las profecías mayas, Yucatán (México) ha recibido desde hace varios años la llegada de visitantes y turistas foráneos que buscan en la entidad una explicación sobre las versiones que vaticinan catástrofes naturales. El reflejo de estas inquietudes se plasman en extrañas construcciones en la entidad que los lugareños han bautizado con diversos nombres: “Arcas de Noé”, “Fortalezas”, ya por su diseño arquitectónico o bien por su ubicación en medio de la selva peninsular. Lo cuenta Eduardo Cabrera en Excélsior.

Una de estas construcciones es un misterioso conjunto habitacional llamado “Las Águilas” que se localiza en el poblado de Xul, a más de 100 kilómetros al sur de Mérida. Xul, o Xúul, en lengua maya significa fin, final, fenecer, límite o extremo. De acuerdo a las leyendas de los habitantes del lugar, una mujer tuvo una vez un sueño; un “ser de luz” le dijo que debía construir un nuevo lugar cerca de un pequeño poblado yucateco llamado Xul, sobre cerros, entre la selva, y en un punto cercano a Kiuic, un antiguo asentamiento maya.

Ahí se construyó en años recientes esta mini ciudad de 800 hectáreas llamada Las Águilas, habitada por italianos, que tiene todo lo necesario para que una familia viva ahí de una forma autosostenible: cuenta con bodegas de alimentos, instalaciones para generar energía solar, una laguna y área de cultivo de sus propios frutos. Vecinos de los poblados de alrededor aseguran que la construcción fue creada para soportar el fin del mundo y las catástrofes que se avecinan en 2012.

Además, las 16 viviendas de la colonia tienen paredes de 60 centímetros de ancho con materiales especiales para soportar catástrofes climáticas como temperaturas extremas, fuego e inundaciones. Según los habitantes de la zona, las casas de los italianos serían capaces de soportar radiaciones, pues fueron construidas con doble muro, que las hace ver como una fortaleza. El núcleo central, además, tiene mayores dimensiones.

Simona Novelli, de relaciones públicas del lugar, confirmó a un medio local que, en efecto, el sitio tiene habitaciones concéntricas de doble pared, pero que no es un búnker para el Fin del Mundo, sino “un homenaje a la arquitectura de las chozas mayas” y el efecto de los dobles muros de 60 centímetros, rellenados con fibra neumática se debe a una alternativa térmica, en un sitio en el que, por lo general, se vive a una temperatura de 36 grados centígrados a la sombra.

Alexandra Guerbeta, masajista del lugar, indicó que también hay tratamientos especiales de belleza facial y relajamiento físico, todo acorde a la naturaleza y en un plan ambientalista, con productos elaborados a base de plantas de la región. Se trata, dijo, de mantener una congruencia con la finalidad de las construcciones concéntricas, para ser un hotel eco turístico muy distante a edificios inteligentes, aunque tiene novedades tecnológicas.

Según Simona Novelli, la especulación surgió cuando empezaron a construir, a puerta cerrada, sin interactuar con el mundo exterior, lo que derivó en una “publicidad no esperada de alcance internacional”, por medio de la cual tienen muchas fechas vendidas y alta ocupación, principalmente entre quienes huyen del estrés. En términos generales, es un hotel con 21 habitaciones, spa, alberca, gimnasio, servicio de internet satelital, paneles solares que permiten autosuficiencia aún en casos de desastres naturales que en la zona son principalmente, ciclones.

Pese a la nueva campaña de “Las Águilas” para desmentir que son una secta apocalíptica, un Arca de Noé o algo parecido, su versión de ser solamente un hotel-spa ambientalista y bien planeado contradice a las autoridades mexicanas. Apenas unos meses atrás, la delegación Yucatán del Instituto Nacional de Migración (INM) reportó que los italianos asentados en la comisaría de Xul, Oxkutzcab, están inscritos como investigadores ecológicos ya que trabajan en proyectos de biocombustible con plantas locales como la jatrofa y la llamada “campanilla”. En otros términos, que buscan producir biodiesel.

En condición de investigadores, el INM señaló a 13 de un total de 21 que permanecen en Yucatán. De estos, siete ya se nacionalizaron como mexicanos y seis se encuentran en trámite de hacerlo. Los trámites migratorios de estas personas en México datan de 1994 y se verificó la adquisición legal de 820 hectáreas en Xul.

La pirámide de la Selva

A 20 kilómetros de Yaxcabá y nueve de Sotuta, a más de 150 kilómetros de Mérida, en medio de la selva, se construyó una pirámide de mampostería y piedra labrada de 30 metros de alto, en cuyo interior hay cuando menos ocho habitaciones, a las que se accede mediante escaleras de mármol negro, además de que en la parte superior edificó una enorme piscina. La pirámide cuenta también con un túnel que conduce a un cenote ubicado a 15 metros de la monumental estructura de piedra.

La moderna obra se asienta en cientos de hectáreas, colindantes con la zona arqueológica de Chichén Itzá. La extensa superficie se ubica en un predio identificado como rancho “Santa María”, a donde se llega a través de un camino de terracería que se encuentra a nueve kilómetros de Sotuta rumbo a Tixcacalcupul. Después de unos dos kilómetros por la vereda ya no se puede continuar, en vista de que se topa con rejas de madera y una cerca de alambrada custodiada por vigilantes durante las 24 horas.

El acceso está estrictamente controlado y sólo se permite el paso a los trabajadores previa identificación. En las maderas de la reja está un letrero que dice: “Rancho Santa María, Cenote Luz de Agua. Propiedad privada, prohibido el paso”. La enorme pirámide de mampostería y de piedra labrada prefabricada con base en figura de óvalo de aproximadamente 30 metros y también 30 metros de altura. Se asemeja de sobremanera a la estructura de la pirámide maya de “Kinich-Kakmó” ubicada en Izamal, una de las más grandes que hay en México y cuyos orígenes se remontan al período clásico mesoamericano.

En su interior, se construyeron habitaciones con ventanas triangulares y altas que circundan la estructura que de lejos da la apariencia de una enorme nave espacial de tres niveles. Los cuartos están diseñados de tal manera que la luz del sol penetra a través de una especie de “tragaluz” óvalo en la parte superior de cada cuarto, ornamentado también con material parecido al mármol.

Los arquitectos diseñaron un túnel principal que conecta con los accesos a los cuartos y desemboca al cenote que se encuentra afuera. También se tienen construidos tres entradas más al cenote, pero en la parte de afuera, uno de ellos con escaleras en espiral. En la parte superior de la pirámide, se trabaja en la conclusión de una enorme piscina al aire libre, lo que permitiría para quienes se ubiquen en ese lugar, una espléndida vista de toda el área.

Los trabajadores han reportado que “el dueño” arriba cada tres semanas o cada mes a bordo de un helicóptero. La mayoría de los trabajadores son de Sotuta, aunque los hay también de Tixcacalcupul. La pirámide se ubica a unos 30 a 40 kilómetros de Chichén Itzá y en la zona se registran más de 30 cenotes, casi todos abandonados.

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4. El fallo de la profecía maya y de otros anuncios catastróficos.

FUENTE: La Vanguardia

 

 

El 21 de diciembre de 2012 ha generado una gran cantidad de especulaciones basándose en el calendario maya, que anunció para hoy el fin de una era. Así lo señalan científicos y expertos en la cultura ancestral. Según cuentan, los Mayas pronosticaron que a finales de diciembre del año 2012 habría un cambio de ciclo denominado Baktun, y que tiene lugar cada 400 años. Laura Pous y Oriol Dotras lo cuentan en La Vanguardia.

Esta tendencia de predecir -o interpretar- el fin del mundo o catástrofes parecidas no es algo nuevo. Un profeta italiano del siglo XlV llamado Leonardo Aretino anunció que el mundo se destruiría el 15 de noviembre de 1881. Aretino elaboró un programa que señalaba diferentes catástrofes durante 45 días, donde anunciaba, por ejemplo, que el primer día el mar inundaría las orillas, o que en el décimo, todos los hombres se volverían mudos.

En 1962, los habitantes de la India y Nepal se prepararon para el fin del mundo, que debía producirse entre el día 3 y 4 de febrero de ese mismo año. Según los astrólogos, el motivo de tal catástrofe venía producido por la conjunción de los planetas Júpiter, Saturno, Marte, Venus y Mercurio, cinco de los planetas más brillantes durante esos dos días.

Otra profecía muy popular es la creencia de que el paso de un astro con cola supone desgracias para la humanidad, como se habló en su día por la trayectoria cercana del cometa Halley. Se trata del astro más popular que existe, con fama de provocador de desastres, catástrofes y calamidades. Cada 76 años aproximadamente –tiempo que tarda en recorrer su trayectoria- pasa cerca del planeta Tierra. Tanto en 1910 como en 1986 ocasionó alarma a nivel mundial, hasta al punto que se generaron fármacos paliativos a las posibles dolencias que podía ocasionar el astro.

El Cometa Kohoutek también tuvo su momento de gloria cuando en 1974 se predecía el fin del mundo en el momento en que el astro chocara con la Tierra. Según los más catastróficos, el cometa y el planeta quedarían desechos en pedazos y la humanidad quedaría esparcida por el espacio.

“El efecto Júpiter” tuvo como protagonista -de nuevo- otra conjunción astronómica. Según explicaban los científicos John Gribbin y Stephen Plagema, en el primer trimestre de 1982 tendría lugar la alineación de los nueve planetas del Sistema Solar ocasionando así un imán cósmico que provocaría erupciones solares sobre la Tierra y los humanos. Su efecto: erupciones de volcanes, terremotos, cambios climáticos y epidemias de locura colectiva.

En agosto de 1999, un eclipse solar provocó la alarma en México. Aunque desde el país ni siquiera se llegó a ver el fenómeno, entre los ciudadanos se extendió la creencia de que durante tres días habría oscuridad total, y el temor a que porciones del planeta llegaran a desaparecer entre bolas de fuego. Esta convicción llevó a los vecinos a proveerse de alimentos y bebidas, y al Gobierno del país a tranquilizar a los mejicanos con una nota oficial anunciando que “El sol saldrá hoy como de costumbre”.

Múltiples han sido las profecías que han vaticinado el fin de la historia de la humanidad, pero fue con la llegada del año 2000 cuando el pronóstico tomó más fuerza. Todo empezó con la profecía de San Malaquías, que en el siglo XII fijó que el año 2000 sería la fecha del juicio final. A la idea se sumó el importante físico, Isaac Newton, o el físico norteamericano Edgar Cayce, quien en 1934 pronosticó que el año 2000, California se partiría en dos y que un maremoto infundaría Nueva York y Japón a causa de un desplazamiento en la Tierra.

La creencia de que el mundo finalizaría con la llegada del 2000 llevó al modisto Paco Rabanne a anunciar que la estación espacial rusa Mir se desplomaría sobre París el 11 de enero de 1999. Rabanne, basándose en las profecías de Nostradamus, advirtió que, a pesar de su errar en su pronóstico, “un acontecimiento dramático” ocurriría en la capital francesa.

Por su parte, la NASA se encargó de desmentir unas semanas atrás las profecías de los mayas y el supuesto impacto del planeta ficticio Nibiru. El astrobiólogo David Morrison se vio obligado a calmar a los internautas preocupados por el apocalipsis, y que en otras casos ha ocasionado suicidios masivos.

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5. Guatemala y México acogieron una gran multitud de visitantes el 21 de diciembre.

FUENTE: Varios medios

 

 

México: Chichén Itzá

¿Morbo o creencia?, algo difícil de dirimir. Grupos étnicos de diferentes partes del país, con vestimentas blancas o inspiradas en otro tiempo, en el de los mayas, con penachos y tambores, deambularon por este legendario lugar mexicano: Chichen Itzá. Según leemos en Informador, una antigua ciudad, que hoy está tan cerca, pero a la vez tan lejos, ya que el Instituto Nacional de antropología e Historia (INAH), y el Patronato Cultura —responsables de las zonas arqueológicas— prohibieron acercarse y, mucho menos, subir a la pirámide principal, la Kukulkán, o a cualquiera de los monumentos.

Antes del 21 de diciembre de 2012, fecha convertida por la especulación y mala interpretación de las profecías mayas en el día del fin del mundo, la expectativa reunió a poco más de cinco mil turistas, la mayoría extranjeros. En esta ocasión se esperaba que los visitantes impusieran un récord y se reunieran en torno a los mayas más de 45.000 personas. Desde las primeras horas del 20 de diciembre, en los alrededores de la Zona Maya, una de las Siete Maravillas del mundo moderno, se desplegó un amplio operativo policiaco para cuidar los monumentos.

Los fatídicos pronósticos, supuestamente sustentados en el calendario maya, fueron rechazados nuevamente por funcionarios del INAH, por astrónomos e investigadores. Todos ellos, consideran que “es una ofensa para la civilización maya” interpretar que profetizaron en el fin del mundo, cuando en realidad sólo terminará un ciclo de cinco mil 200 años. Incluso el gobernador de Yucatán, Rolando Zapata, se dijo optimista con el cambio de era: “Todo esto nos deja muy en claro un mensaje de optimismo, de visión hacia el futuro y no de catástrofe, como se ha querido hacer creer”.

Al igual que en Chichén Itzá, en otras zonas mayas, como Uxmal, Dzibichaltún y la llamada ruta Puuc, llegaron turistas en busca de “energía”. En medio de las versiones acerca del fin del mundo, la Conagua anticipó un frente frío que podría ocasionar nublados, cuando muchos esperaban que “El dios Sol siga iluminando”. Día ajetreado, en donde mucha gente demostró que para ellos la cultura maya sigue vigente, ataviados con ropa típica, con plumajes y pintas simulando jaguares, danzando a ritmo de tambores. Mucho extranjero en el lugar, como Christopher Loydes, un australiano, quien dijo que en su país causó gran expectación la fecha, pero que no muchos creyeron en que se acabaría el mundo.

Guatemala: Tikal

Por otra parte, en Guatemala, en las majestuosas ruinas de Tikal, enclavadas en un espeso bosque, se iniciaron ayer las ceremonias del cambio de era en el calendario maya, una maratónica jornada que culminaría el día 21 al amanecer, y que tenía a medio planeta revuelto por las interpretaciones de un fin del mundo inminente.

El 21 de diciembre, en el solsticio, los mayas cerraron una era de 5.200 años y dieron la bienvenida a un nuevo ciclo, acontecimiento que dio lugar a interpretaciones apocalípticas, impulsó a crédulos alrededor del mundo a refugiarse en montañas o búnkers y llevó a gobiernos a tener que explicar una y otra vez que el mundo —y su carga de seres humanos— seguiría allí al día siguiente.

La fiebre apocalíptica, desatada por Hollywood y sus superproducciones habituales, fue aprovechada por empresarios y gobiernos para atraer turistas a los sitios arqueológicos de Guatemala, Sur de México, Belice, El Salvador y Honduras, territorios donde se asentó el imperio maya, una cultura con vasto legado de conocimientos de impacto mundial que llevaba siglos en decadencia cuando llegaron los conquistadores españoles.

Frente a la pirámide de la Gran Plaza del Parque Arqueológico de Tikal, el pasado 20 de diciembre al atardecer arrancó la celebración oficial, encabezada por el presidente Otto Pérez, y concluyó tras un programa que incluyó danzas y rituales autóctonos, con una gran ceremonia maya el 21 al amanecer, en saludo al Sol. Policías y militares, apoyados por vehículos artillados vigilaron las cercanías de Tikal, a 560 kilómetros al norte de Ciudad de Guatemala, y los poblados próximos, reflejo de un país golpeado por violencia del narcotráfico.

Declarado Patrimonio Mundial Mixto (cultural y natural) de la Humanidad por la Unesco, Tikal tiene una extensión de 576 kilómetros cuadrados, de los cuales 16 corresponden a la ciudad, donde están abiertos al público 150 edificios ubicados en 12 plazas.

Guatemala: Iximché

Del eje apocalíptico a otro de esperanza y amor, ahora resulta que el mensaje difundido por los antiguos mayas en realidad era una nueva época para la humanidad que se iniciaría el 21 de diciembre, y sobre la que, según sus seguidores, se augura "un cambio de conciencia a nivel cósmico" y "el reciclaje de la humanidad". Todo esto fue recibido ayer en Guatemala con celebraciones a la vida y ruegos por la paz. Pues, según relata el diario argentino La Nación, no era el fin sino el comienzo...

El Oxlajuj Ak'abal, o "nuevo amanecer", según la traducción al español, con el que se inició una nueva era de 5200 años contemplada en el calendario maya de larga cuenta, llegó a este país centroamericano contemplado por el fuego sagrado e invocaciones al Ajaw, el creador y formador del universo, según la cosmovisión maya.

Miles de indígenas descendientes de esta milenaria cultura que habitó hace más de 2000 años la mayoría de lo que actualmente es Guatemala, y partes de México, El Salvador y Honduras, participaron en las ceremonias místicas en las que despidieron el 13 B'aktun y dieron la bienvenida a la nueva era. Alrededor de una inmensa fogata en la que veneraron el fuego sagrado, el cual era alimentado con azúcar, canela e incienso, sacerdotes y líderes espirituales indígenas dirigieron las ceremonias religiosas de invocación y agradecimiento en al menos trece antiguas ciudades mayas.

En Iximché, la ciudad maya precolombina, "Árbol de Maíz" según la traducción al español, antigua capital del reino kakchiquel, sobre la cual fue construida la primera capital del reino de Guatemala por parte de los conquistadores, más de 300 personas se unieron a la celebración. Los "tatas" y "nanas", ancianos y guías espirituales, consejeros y cuidadores de la moral y las tradiciones de las comunidades del departamento de Chimaltenango, en el oeste del país, se congregaron en la plaza de esa ciudad para dirigir la ceremonia.

Bolivia: el fin del capitalismo

A su vez, el presidente boliviano, Evo Morales, proclamó el pasado 21 de diciembre el "inicio del fin del capitalismo salvaje" y criticó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al celebrar el solsticio de verano austral. "Este 21 de diciembre es el día del inicio del «Pachakuti», que se traduce en el despertar del mundo a la cultura de la vida. Es el inicio del fin del capitalismo salvaje", dijo Morales en un discurso pronunciado en la Isla del Sol, en el lago Titicaca, situado a unos 3800 metros sobre el nivel del mar y compartido por Bolivia y Perú. Según Morales, este día también supone una "transición" de un tiempo de "violencia entre los seres humanos y con la naturaleza" a "un nuevo tiempo donde el ser humano constituye una unidad con la Madre Tierra".

Las difundidas profecías sobre el fin del mundo que promovió la edición de libros y la realización de películas alegóricas durante todo 2012 quedaron por lo menos desactualizadas. Hubo de todo: en EE.UU. se vendieron refugios para esperar el fin del mundo, en China, un Arca de Noé y hasta llegaron a comercializarse kits para afrontar el Armagedón, un acontecimiento que en la historia se pronosticó al menos 57 veces. La primera vez en el año 90 después de Cristo y así hasta el día 21.

Argentina: el fin de una era

La Argentina no estuvo ajena a todo esto. Cientos de personas con sillitas de camping se sumaron a una especie picnic cósmico en el cerro Uritorco para vivir un encuentro espiritual y celebrar que "hoy empezó un mundo nuevo". Lejos quedaron los temores por un suicidio masivo y demás premoniciones... Es más, lejos del temor generado por un "fin del mundo", argentinos y extranjeros se concentraron en el camping municipal de Capilla del Monte, después de que el intendente Gustavo Sez dispusiera prohibir el acceso a la mítica montaña, por razones de seguridad.

La gente se reunió en los predios del balneario para asistir a la celebración del fin de una era marcada por el calendario maya, que se extenderá hasta la noche con la intención de que "todos sientan en sus corazones que un nuevo mundo nació", según uno de los organizadores. El encuentro incluyó música, charlas, disertaciones y la actuación de músicos, además del concierto de cuencos que se realizó en forma simultánea en 35 países.

En la pintoresca localidad serrana, conocida como "capital nacional no designada de los cultos esotéricos y las creencias en la vida extraterrestre", todos se sumaron en buena forma a las celebraciones mundiales. Y no hubo quejas respecto del cambio de planes sobre el fin del mundo, cabe añadir.

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6. ¿Cuánto cuesta salvarse del fin del mundo? El lado económico y comercial.

FUENTE: Negocios

 

 

Con el título “¿Cuánto cuesta salvarse del 'fin del mundo'?” el medio español económico Negocios publicó un interesante artículo firmado por Alberto Peña. En él leemos que los más emprendedores han visto en el 'inminente apocalipsis' un negocio a cuenta de las escasas posibilidades para salvarse a precios para todo el mundo.

Ante el 'inminente apocalipsis' que se esperaba sobre la Tierra el pasado 21 de diciembre, según ha advertido y vaticinado una más que interpretable e interpretada profecía Maya, es importante saber que, por un módico precio, hay diversas formas de sobrevivir al 'fin del mundo' que acabaría con la humanidad. Muchos 'iluminados' a lo largo y ancho de todo el planeta han visto una oportunidad de negocio en el 'final de los tiempos' y se han apresurado a proporcionar diversas y variadas alternativas, maneras o lugares donde, por precios para todos los bolsillos, sobrevivir a la debacle.

Desde un kit de supervivencia, hasta un viaje para escapar de la Tierra, pasando por obsoletos silos nucleares de la Guerra Fría en Kansas, EEUU, que han sido reformados para albergar a los millonarios afortunados que adquieran uno de los 15 habitáculos existentes. Escapeearth2012.com es una web que ofrece billetes al módico precio de 18 euros por persona para un viaje a bordo del USS Ark 2012, con destino a un nuevo planeta donde huir del 'apocalipsis terrestre'. El pasaje incluye un lugar donde dormir y un pasaporte interestelar personalizado.

En medio de la ciudad de Kansas, EEUU, un hombre ha comprado un refugio millonario para protegerse del 'fin del mundo' que pronosticaron los Mayas. "Trato de no pensar mucho en el final", dice el promotor de la empresa constructora, Larry Hall, quien afirma que la lista de amenazas al planeta sigue creciendo. Las siete plantas subterráneas tienen una capacidad total de 70 personas, cuentan con una biblioteca, un centro médico y un área de crecimiento para poder sostener a una supuesta sociedad clandestina .

En el pueblo francés de Bugarach, que recibe su nombre del monte que gobierna la zona, están de suerte. Los más 'iluminados' profetas vaticinaron que esta montaña 'bendita' se salvaría de la devastación del 'fin del mundo'. Los desplazamientos al lugar se han multiplicado en los días anteriores al 21, hasta el punto que los precios para alquilar las habitaciones en algunas casas de los vecinos de la dichosa localidad superan los 1.000 euros al día.

En Serbia se ha detectado a última hora otro monte señalado como 'lugar de salvación' ante el 'inminente' cataclismo augurado por la 'interpretable' profecía Maya. Se trata del monte Rtanj, con forma de pirámide y 1.565 metros de altura, las leyendas y la magia rodean a este enclave ubicado a 200 kilómetros de Belgrado. Las peticiones de reserva de habitaciones en los establecimientos próximos a la zona se han aumentado según se acerca la fatídica fecha.

En Rusia se podía disfrutar del 'fin del mundo' en un lugar histórico en el centro de Moscú por 1.500 dólares, con la garantía de conseguir un reembolso del 50% de la cuantía si finalmente no acontecía nada. Estar en el refugio de Stalin esperando el 'momento crítico' a 65 metros de profundidad fue una 'última' gran experiencia para los 1.000 afortunados que reservaron su plaza.

Para los bolsillos más ajustados, que no puedan permitirse la estancia en un búnker, en México y Rusia han sacado a la venta packs con los elementos necesarios para sobrevivir al 'apocalipsis'. En México la empresa Menosunocerouno ha sacado a la venta "Just in case" (sólo por si acaso) y contiene cerillas, un cuchillo, agua para diez días, chocolate con canela, un cuaderno, un lápiz y algo de licor maya "para llegar al límite".

La versión rusa del kit de supervivencia cuenta con medicinas, incluyendo medicamentos para el corazón, jabón, velas, una lata de pescado, un paquete de trigo sarraceno, una botella de vodka, un bloc de notas, un lápiz y una cuerda. Por unos 890 rublos, 28 dólares, puedes hacerte con el material necesario para el 'día del juicio final'.

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7. Sociólogo chileno: “hay muchos que necesitan gente dependiente y atemorizada”.

FUENTE: Publimetro

 

 

Compra de kits de supervivencia, aguas envasadas agotadas en los supermercados, ausencia laboral y hasta la construcción de búnkers, fueron algunas de las cosas que hicieron los chilenos para esperar el 21 de diciembre. Sin duda, la “apocalíptica” fecha afectó al cotidiano de muchas personas y la sociedad chilena de alguna manera se vio alterada. Así lo relata el diario Publimetro.

“Nosotros somos el fin del mundo, estamos en el fin del mundo, cómo no nos va a gustar este concepto”, señaló a Publimetro el académico y director del Instituto de Estudios Humorísticos de la Universidad Diego Portales, Rafael Gumucio, al explicar el porqué los compatriotas siguieron tan de cerca este tema.

Consultado respecto de la construcción de búnkers y la adquisición de elementos de su­pervivencia, el académico sos­tuvo que “estamos muy entrenados para este tipo de eventos, nos remite a nuestras catástrofes, nuestros terremotos y tsunamis”, puntualizó. Asimismo, señaló que él piensa que el fin del mundo llegó el 2010. “Para mí fue un cambio de era, estamos viviendo otra desde ese entonces”, ironizó.

Respecto a las personas que hoy están leyendo este diario y que pensaban que se acababa el mundo, el guionista y realizador de programas de televisión como “Plan Z” o “Gato por Liebre”, hizo un llamado a “esperar tranquilos…  el fin de mundo es algo que va a ocurrir o al menos el fin de su mundo va a ocurrir”, sentenció.

Por su parte, el sociólogo y académico de la Universidad San Sebastián Carlos Livacic manifestó que algunos medios de comunicación, sobre todo la televisión, ha sido constante en exhibir esta información, influyendo en el actuar de los chilenos. “El 83% de las personas se informa a través de la televisión, es decir claramente la formación de ideas surgen de ahí”, puntualizó a este medio.

Además, el profesional aseguró “antes había cierta institucionalidad que era la Iglesia católica determinante en estos procesos sociales pero eso ahora ha cambiado”. A su vez, Livacic sostuvo que actualmente “hay individuos atomizados, sin aprendizajes colectivos muy susceptibles a este tipo de informaciones”.

También, puntualizó que en la sociedad actual la gente entrega valorizaciones inadecuadas producto de muchos factores. “Con mucho respeto, pero hoy la gente le cree más a un periodista de matinal que a un científico o Premio Nobel”, ejemplificó el sociólogo. En tanto, aseguró que son muchos los que ganan creando situaciones ficticias como el fin del mundo y otras situaciones desesperanzadoras.

“Hay muchos que necesitan gente dependiente y atemorizada, por ejemplo, aquí ganan los medios de comunicación que obtienen más rating hablando de estos temas”, puntualizó. Finalmente, sostuvo que en sus “casi 50 años de vida, vengo escuchando no sé cuántas profecías todas de ellas que no se cumplen y eso va a seguir pasando”.

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8. El miedo al apocalipsis en México, Estados Unidos, Rusia y China.

FUENTE: El País

 

 

“Señora”. La señora no escucha. “Señora, disculpe”. Ahora la señora escucha y deja de mirar su cubo de agua sucia. María Bautista tiene los ojos saltones y viste de uniforme, con una camisa holgada que le cuelga hasta los muslos como a un muchacho rapero. Es una empleada de la limpieza del metro de la ciudad de México. El vagón aún no ha llegado. Estamos a 17 de diciembre. “¿Usted qué opina de lo del fin del mundo?”. La señora responde: “Pues mire, yo creo que ahoritita estamos aquí y al ratito quién sabe, eso depende del Señor”.

La empleada de la limpieza, de pie con una fregona, no se cree la supuesta profecía apocalíptica de los mayas. “Ellos que digan lo que quieran”, dice en contra de la civilización que inventó el número cero, “pero el de arriba es el que lo sabe todo. Como dice el dicho, el árbol no se mueve si no es por la voluntad de Dios”. El metro ha llegado. María Bautista se queda fregando el andén. Así comienza el reportaje escrito desde México por Pablo de Llano en el diario español El País.

De la profecía maya a la ciencia

Dos inscripciones iconográficas de los antiguos mayas han despertado de nuevo las ansias de los adoradores del cataclismo universal. Una se labró en el siglo VII en el Monumento 6 de Tortuguero, en el Estado mexicano de Tabasco. Y otra en La Corona, Guatemala. En las dos está señalado el 21 de diciembre de 2012 como un fin de ciclo que los apocalípticos ven como el día del Armagedón y los estudiosos de los glifos mayas como un simple cambio de época anunciado por un pueblo que jamás concibió la idea de un gran estropicio planetario. En el código maya ese día se cumple el decimotercer b’aktun —término que para ellos demarcaba periodos de 394 años— y se completa un círculo astronómico que comenzó en el 3114 antes de Cristo y que ahora se cierra para dar paso a otra era de su calendario.

Pero las explicaciones científicas no han calmado a los fatalistas, que se han animado a anunciar toda clase de catástrofes para el día 21. Un cometa se empotrará en la Tierra. No, la abrasará una tormenta solar. Será un extraordinario terremoto el que lo quiebre todo de una vez por todas. O una inversión de los polos magnéticos del planeta. Y si no, será un rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia el que nos convierta en polvo interestelar. La NASA ha recibido miles de mensajes de ciudadanos preocupados. Pese a que se trata de temores individuales, no de pánico colectivo, ha hecho una declaración negando todos los terroríficos supuestos de los intérpretes esotéricos. “El 21 de diciembre no será el fin del mundo como lo conocemos”, ha sentenciado la agencia espacial estadounidense. Es decir: esto no se acaba. El árbol no se mueve si no lo avisa la NASA.

“Los mayas no creían en el fin del mundo”, reflexiona el investigador Dirk van Tuerenhout, comisario de una muestra sobre las profecías mayas inaugurada recientemente en el Museo de Ciencias Naturales de Houston. “Esta idea viene del mundo occidental. Somos nosotros los que estamos obsesionados con la idea del apocalipsis”. El ensayista mexicano Ignacio Padilla, que ha publicado este año La industria del fin del mundo (Taurus), también considera que estos miedos son un producto de tradición occidental actualizado por neuras contemporáneas. “Nuestra cultura y nuestros días son tan sensibles al milenarismo que basta combinar un par de locos con la seudociencia para encender la llama apocalíptica”.

Él cree que “la revolución cibernética” ha sido un acicate para la difusión de absurdos. Padilla afirma que Internet ha creado “una anemia crítica y un titubeo de los métodos de verificación histórica”, “un pandemonio óptimo para el florecimiento desordenado del miedo”. En su obra, afirma que la subcultura del fin del mundo es de raíz judeocristiana y se asienta sobre el Apocalipsis de Juan de Patmos, un texto antiguo que en su día fue calificado por el dramaturgo Bernard Shaw como “un curioso registro de las visiones de un drogadicto”.

El inicio: José Argüelles

Entre los continuadores modernos de las elucubraciones de Juan de Patmos está un mexicano-estadounidense llamado José Argüelles, que falleció en 2011. Fue la cabeza de una cosa autodenominada Movimiento Sincronario de las 13 Lunas. En un reportaje publicado por la revista mexicana Gatopardo se cuenta que Argüelles era un hijo del hippismo con un cociente intelectual de “genio” -convenientemente sazonado con ácido lisérgico en sus años mozos-  y que definía su estilo como “maya galáctico”.

Su libro El factor maya (1987), traducido a una docena de idiomas y leído en 90 países, ha sido una referencia en la interpretación deformada de las proyecciones astronómicas de la antigua civilización mesoamericana. Enrique Serna, columnista del diario mexicano El Universal, se remonta más atrás y señala que la “charlatanería” viene de las ideas de un gurú suizo llamado Erich von Däniken. “Él sostuvo que los mayas habían alcanzado una sorprendente sabiduría matemática y astronómica gracias a la influencia de los extraterrestres, una idea bastante racista en el fondo, pues demeritaba la capacidad intelectual de los viejos sacerdotes”.

Con todo, el actual fenómeno maya no ha tenido una repercusión intensa en la vida real. Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, considera que la paranoia apocalíptica fue mayor en el reciente cambio de milenio, cuando entre otras cosas se anunciaba un fatídico colapso de las telecomunicaciones. “Aquello fue impresionante. Me paraban los vecinos por la calle y me preguntaba si de verdad se iba a acabar el mundo”.

Ignacio Padilla coincide en que este ha sido “un apocalipsis más bien descafeinado”. Él afirma que actualmente las perspectivas de un cataclismo “tienen más de deseo que de temor”. Desde su punto de vista, el siglo XXI, desprovisto de los grandes relatos del pasado, el bien contra el mal, el comunismo contra el capitalismo, las bombas atómicas de Estados Unidos contra las soviéticas, nos deja sin argumentos para justificar la posibilidad del colapso. “A la humanidad le queda solo el goce descarnado de la fantasía crepuscular, el deleite masoquista de la hecatombe como espectáculo”.

De Rusia a Estados Unidos

Los brotes de pánico ante la llegada del decimotercer b’aktun maya han sido puntuales y debidamente registrados por los medios. El diario Pravda, fundado por Lenin en 1912, contó en noviembre —en un artículo titulado con mesura “El mundo se prepara para el día del juicio final”— que en Rusia se esperaba un aluvión de matrimonios para el día 21. En la ciudad rusa de Novokuznetsk, según el diario británico Daily Telegraph, se ha dado entre los ciudadanos un súbito aprovisionamiento de sal. El propio primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, ha considerado oportuno dirigirse a la opinión pública para disipar temores. “Yo no creo en el fin del mundo”, ha sentenciado. “Al menos, no en este año”.

La prensa también afirma que en Estados Unidos han aumentado las ventas de búnkeres. El Grupo Vivos ofrece lujosos silos subterráneos con cabida para 1.000 personas en los que se cuenta hasta con clínica dental. En China la preocupación ha motivado que en la provincia de Sichuán se multiplique la venta de velas para tener con qué combatir la oscuridad que extenderá el fin del mundo sobre la faz de la Tierra.

Los chinos, además, lideran la estadística del miedo. Según una encuesta realizada en marzo por Ipsos para la agencia Reuters, a la que respondieron unas 16.000 personas de 21 países distintos, uno de cada diez encuestados por todo el globo dio crédito a la suposición del fin del mundo maya, cifra que alcanzó su cima en el país asiático, en el que respaldó esa posibilidad un 20%.

En México, el acabose maya ha invitado al “turismo de la catástrofe”, en palabras del escritor Juan Villoro. Según los datos que se han conocido hasta ahora, el repunte de las visitas nacionales y extranjeras a la zona maya mexicana ha sido moderado. Los datos proporcionados a este diario por el Gobierno del sureño Estado de Yucatán, cuna de la civilización maya, indican que entre noviembre y diciembre llegarán a este lugar unos 250.000 turistas “con pernocta” y que desde enero hasta noviembre el tráfico de curiosos por las zonas arqueológicas de la zona ha sido un 9,3% mayor que en 2011.

Pero el imán turístico maya es el vecino Estado de Quintana Roo, donde se encuentra Cancún. Basta telefonear a un hotel para que a uno le pongan los dientes largos con un paquete completo con “desayuno, comida, cena, bebidas alcohólicas nacionales e internacionales y snacks” y que luego se lleve el chasco de que no queden habitaciones libres para la madrugada del 22 de diciembre. La Asociación de Hoteles de Cancún ya se ha congratulado de un aumento de la ocupación del 9% con respecto al año pasado.

En cuanto al enfoque público de los fastos mayas, cabe mencionar que en el epicentro del fenómeno, Yucatán, las autoridades no han agitado el remolino catastrofista. En una entrevista en la Ciudad de México con este diario, el antropólogo yucateco Iván Franco, miembro del Instituto Nacional de Antropología e Historia, afirmó que el Gobierno de su región le ha dado “un contenido respetuoso” a la fecha del decimotercer b’aktun.

Franco reconoce que las instituciones públicas han explicado correctamente que se trata solo del cambio de una era, y no de un final cósmico, aunque lamenta que, por lo general, la política cultural del Estado prima un enfoque de “exaltación de lo maya vinculado al turismo, más que a factores educativos como la enseñanza local de la lengua o como el autoconocimiento histórico”. Según sus observaciones, en este Estado de 1.900.000 habitantes en el que el 51% de la población es de etnia maya, los indígenas siguen siendo discriminados por su forma de vestir, por su aspecto “bajo, bronceado, de nariz un poco aguileña y de cara redonda”, y por su lengua nativa, que entremezclan como buenamente pueden con el español.

Iván Franco explica que los mayas han sufrido el empobrecimiento del campo por las reformas agrarias, que según su versión han pasado en muchos casos de una forma de propiedad comunitaria a otra privada, y que este factor, sumado a su crecimiento demográfico, los ha movido a la emigración a Estados Unidos o a los centros hoteleros de la Riviera Maya. Se calcula que en California hay unos 120.000 yucatecos, el 80% de origen maya, de acuerdo con datos de la delegada en Yucatán de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Diana Canto. En San Francisco incluso hay una calle llamada Mission Street que recibe el apodo de Mayatown. Desde su cargo oficial, Diana Canto corrobora la realidad del empobrecimiento del pueblo maya, su degradación lingüística y su progresiva desconexión de sus raíces, mayor en zonas urbanas que en el campo, según matiza.

Los mayas del siglo XXI viven más pendientes de superar el día a día que del movimiento de los astros, y en ocasiones la ignorancia de sus raíces los puede llevar a escenas tragicómicas. Armando Escalante, antiguo reportero del Diario de Yucatán, cuenta por teléfono una anécdota reciente que le ocurrió a su hermana con una empleada doméstica de origen maya. La trabajadora, escamada por el continuo runrún en la radio y en la tele sobre las profecías del fin del mundo, le preguntó a su jefa: “Señora, ¿y esos mayas existen?”.

El escritor Juan Villoro, que ha recorrido en 2012 diversas zonas arqueológicas mexicanas para realizar un documental de televisión, confirma igualmente el estado declinante de esta etnia. “Los mayas viven en una pobreza lamentable”, opina en una entrevista por correo electrónico. “Y además de vivir en la miseria, han perdido el contacto con la cultura de sus ancestros”. En un artículo previo publicado en el diario mexicano Reforma, Juan Villoro, de madre criolla yucateca, se burlaba de los miedos al fin del mundo y llevaba la cuestión del velo del espectáculo mediático al tuétano de la marginación social y cultural. “El auténtico desafío no es el fin de la Tierra sino de una cultura. Quienes aún hablan maya viven un apocalipsis cotidiano. Venerados como piezas de museo, carecen de presente. El apocalipsis no es lo que puede ocurrir, sino lo que debe terminar”.

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9. Cuando la profecía falla: las sectas y la disonancia cognitiva.

FUENTE: BBC

 

 

Pese a la atención que han recibido las predicciones sobre el fin del mundo basadas en el calendario maya, la vida en la Tierra sigue su curso sin más. ¿Qué harán ahora los que creían que todo se iba a acabar este 21 de diciembre? Se lo pregunta la BBC, y contesta uno de sus redactores, Jon Kelly. Según explica, en el transcurso de la historia, el fin del mundo ha sido pronosticado en numerosas ocasiones y, en cada una de ellas, un grupo de fervientes creyentes ha quedado decepcionado ante la ausencia de muerte y destrucción.

En esta última ocasión, miles de personas habían tomado precauciones en todo el planeta. En la provincia china de Sichuan se informó de la compra masiva de velas. En Rusia, se disparó la venta de fósforos y comida en lata, y el primer ministro Dimitri Medvedev urgió a sus conciudadanos a mantener la calma. Por su parte, las autoridades francesas tuvieron que lidiar con decenas de personas que se acercaron a una montaña de la pequeña localidad de Bugarach, convencidos de que unas naves voladoras iban a rescatar a los seres humanos allí concentrados.

Lo cierto es que nada de esto es nuevo. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha estado fascinada con el fin del mundo. Los habitantes de Roma fueron presa del pánico ante las predicciones que aseguraban que su ciudad sería destruida en el año 634 a.C. y el temor al nuevo milenio se propagó por Europa ante la llegada del año 1000 d.C.

Ya en nuestros días, los seguidores de las profecías de Nostradamus se prepararon para el advenimiento del "Rey del Terror" en 1999. Mientras, el telepredicador estadounidense Pat Robertson pronosticó que "algo similar a un ataque nuclear" ocurriría a fines de 2007. Por su parte, el predicador radiofónico californiano Harold Camping ha establecido una fecha para el fin del mundo en por lo menos seis ocasiones, siendo la última el pasado 22 de octubre.

Para aquellos que creían en sus predicciones, darse cuenta de que la vida seguía su curso tras el supuesto día del apocalipsis debió ser una experiencia traumática. Según explica Lorne Dawson, experto en sociología de la religión de la Universidad de Waterloo, en California, los grupos que han pronosticado el fin del mundo suelen seguir adelante sin problema una vez se incumplen las profecías.

De los 75 grupos identificados por Dawson que predicaban el fin del mundo, todos excepto seis continuaron existiendo después de que la catástrofe no se materializase. De hecho, algunos incluso han ganado adeptos. Los Testigos de Jehová han esperado el apocalipsis en varias ocasiones y cuentan con siete millones de seguidores. La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene unos 17 millones de miembros en todo el mundo. Este grupo surgió del movimiento milenarista, cuya fallida predicción del fin en 1844 se conoció como "La gran decepción".

"Cuando la profecía falla"

Uno de los mejores estudios sobre estos casos es "Cuando la profecía falla", en el que el psicólogo Leon Festinger explica cómo él y sus estudiantes se infiltraron en un grupo que pensaba que el mundo se iba a acabar y que iban a ser rescatados en un platillo volador. Cuando las naves espaciales no llegaron, el líder del grupo aseguró que sus seguidores que habían "irradiado tanta luz" que Dios había perdonado al planeta. Entonces, los apocalípticos se dedicaron a dar a conocer la buena noticia entre los no creyentes, en lo que para Festinger fue un claro caso de disonancia cognitiva.

En un ejercicio similar, el psiquiatra Simon Dein pasó un tiempo con miembros de la comunidad judía Jabad-Lubavitch en Stanford Hill, en el norte de Londres. Durante años, los integrantes de esta organización creyeron que su líder espiritual, Menachem Mendel Schneerson, conocido como "El Rebe", era el mesías. Según sus creencias, él anunciaría el fin de la civilización y los guiaría a una nueva era. Su fe sería puesta a prueba en 1994, cuando el "El Rebe" murió.

"Yo estaba allí cuando falleció", explica Dein. "Lloraban, se lamentaban, no podían aceptarlo, no podía morir; ¿iba a manifestarse?". Pero pese a todo, los miembros de la comunidad no abandonaron su sistema de creencias y se dividieron entre los que creían que "El Rabi" seguía vivo pero no podía ser visto y los que pensaban que, de que algún modo, regresaría de la muerte. "Hay mucha tensión entre los que creen que está muerto y los que creen que está vivo, pero su fallecimiento no parece haber disminuido el número de seguidores", explica Dein.

Según Lorne Dawson, las 200 familias de la comunidad Jabad-Lubavitch de Stanford Hill contaban con uno de los rasgos imprescindibles para mantener al grupo unido tras un fallido apocalipsis: un fuerte sentimiento de comunidad. "Si el grupo ha estado cohesionado y libre de disidencia, puede seguir adelante", explica. Dawson también cree que es importante la presencia de un liderazgo fuerte que pueda dar una explicación. "Si la racionalización llega pronto, el grupo puede soportar que los ridiculicen desde afuera", asegura.

Cambio de fecha

Cuando pasa la fecha señalada, la mayoría de los grupos que creen en el fin del mundo suelen adaptarse a la realidad sin más. Muchos líderes lo que hacen es dar una nueva fecha para el apocalipsis. Otros se disculpan ante sus seguidores por haberse equivocado de día. Tristemente, algunos toman medidas más drásticas. En 1997, 39 miembros de la secta Heaven's Gate (Puerta del Cielo) se quitaron la vida, creyendo que así se subirían a una nave espacial que seguía la estela del cometa Hale-Bopp.

Pero pese a estos casos trágicos, la mayoría de los grupos que creen en el fin del mundo suelen adaptarse a la realidad sin más. "Cuando se ha invertido tanto en una creencia, se tiene un interés en conservar algo de ella", asegura Philip Jenkins, historiador de las religiones de la Universidad Baylor, en Texas, EE.UU. Según Jenkins, la atracción que despiertan los líderes que predican un cataclismo va más allá del contenido de sus profecías.

"Es una especie de rechazo a la manera en la que el mundo está hecho. Tiene que ver con la necesidad de imaginar algo mejor. Cuando se hace evidente que el nuevo orden no va a llegar, siempre se encuentran maneras de ajustar el mensaje", afirma Jenkins. Parece que los que pronosticaron el fin del mundo para este 21 de diciembre deberán hacer precisamente eso.

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10. El 21 de diciembre en los enclaves mayas: entre el espectáculo y el negocio.

FUENTE: Vanguardia

 

 

Conforme trascurrieron las horas se registraron nuevas escenas en el supuesto fatídico 21 de diciembre: los auténticos herederos de la cultura maya, artesanos de apellidos autóctonos, arribaron a Chichen Itzá con sus cargamentos de artesanías típicas elaboradas a mano, prendas de vestir, figuras de dioses mayas talladas en madera, vasijas de barro, entre otras, tal como leemos en el medio mexicano Vanguardia.

Todos ellos convirtieron este día de cánticos y bailables, en un tianguis que les abrió la esperanza de ganar en el multitudinario evento algunos pesos de más para la Navidad, como bien confesaron ellos mismos. Día entre sol y nublados, con fuertes vientos, pero que no fueron impedimento para que miles de asistentes se “irradiaran” de energía, de la luz solar y del embrujo de las pirámides.

Desde las primeras horas y hasta al filo de las 10:00 horas del 21 de diciembre, una hora antes del presagio de que acabaría el mundo, que para los expertos en realidad hacía referencia a la conclusión de una era de cinco 5.120 años, la gente siguió llegando, ataviada con trajes blancos, algunos con mantillas en la cabeza, con sombreros y penachos; extranjeros barbudos y mujeres de clara pinta, los de extracción humilde, los artesanos que no dejaban de pregonar sus productos.

“Véalo, es auténtico de madera, de los verdaderos mayas”, gritaban algunos comerciantes sin hostigar a los turistas, condición que se les impuso para dejarlos pasar. Uno a uno se colocaron y a lo lejos la principal pirámide de la zona maya, que por momentos lucía sus triángulos isósceles con los insipientes rayos solares, ya que existía un frente frío en región.

Fin de era maya

En punto de las seis de la mañana y ante los augurios del supuesto “fin del mundo”, un cielo nublado pero imponente, la pirámide de Kukulkán comenzó a recibir gente, creyentes y no creyentes de las profecías mayas. Visitantes de todo el mundo, prensa nacional y extranjera, narraron los pormenores de esta fecha en el alba. En el pueblo más cercano a esta zona maya, Pisté, decenas de indígenas mayas vestidos de blanco con velas celebraron a la cultura maya, más no el fin del mundo, porque dicen que mienten quienes calumniaron a su civilización. La incógnita se mantenía respecto a si saldría el Dios Sol conforme avanzara el día y por la tarde previsto el solsticio de invierno.

Mérida, capital del estado ubicado en el principal enclave de la cultura maya, amaneció sin mayores sobresaltos, aunque con muchos nublados este 21 de diciembre. No parecía en Mérida el inicio del fin del mundo, sino la continuación de la vida normal que sus pobladores, herederos de la milenaria y rica cultura maya, vivieron como siempre lo han hecho. El único inconveniente fue que el tradicional buen clima y el sol, o Dios Kin, como fue conocido por los mayas, escondió detrás de nublados. De tal manera, al no concretarse las presunciones del “fin de los tiempos”, tampoco fue necesario el cumplimiento de aquel refrán que refiere que “cuando el mundo se acabe, me voy a Mérida”.

Detrás de él, una laguna; de frente, la mitad de la luna y 24.700 personas que acudieron a cantar con él, lo mejor de su repertorio para iniciar el cierre del ciclo de 5.250 años o 13 Baktun. Juan Gabriel, el” Divo de Juárez”, apareció en escena a las 22:00 horas del 20 de diciembre, vestido de blanco y cantando “Buenos días, señor sol”. De inmediato se dijo agradecido.

Durante cinco horas, el artista hizo las delicias del público, entre ellos, del gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, quien a la medianoche no sólo intervino para lanzar un mensaje en maya, luego lo repitió en español. Borge Angulo, a las dos horas, casi para terminar el recital, se aventó un “palomazo” de cuatro canciones, con “Juan-Ga”.

El mandatario estatal, famoso por su afición al mundo de la farándula y su amistad con artistas y deportistas, cantó —en dueto con el Divo o solito a momentos— canciones como “Insensible”, “Enamorado” o “Querida”, que durante la introducción confundió con “Amor Eterno”. El artista le agradeció la invitación para protagonizar los festejos artísticos del cambio de Era en Cancún, del que dijo “es como sacarse la lotería sin comprar boleto”.

Niegan augurio

Estudiosos e investigadores de la cultura maya lamentaron que se hayan utilizado las supuestas profecías y el calendario maya para augurar el “fin del mundo”. “Es lamentable que en los medios de comunicación pseudo científicos difundan el fin del mundo tomando en cuenta supuestas profecías y el calendario maya”, señaló el historiador y astrónomo Marte Trejo Sandoval. Sostuvo que en ninguna estela o en el calendario se profetizó tal evento para el 21 de diciembre de este año.

Expresó que los mayas fueron grandes astrónomos y que sus ciudades fueron construidas para observar y estudiar el movimiento de los astros del cielo. Dijo que también empleaban esta ciencia para conocer lo que vendría a largo plazo. “La conocida ‘cuenta larga’ del calendario maya inició hace 5 mil 125 años, y finaliza este año 2012, para darle entrada a otro nuevo año. No se trata de la extinción de la humanidad como algunos se han empeñado en difundir”, indicó.

‘Fin del mundo’, un gran negocio

El 21 de diciembre de 2012 cientos de turistas abarrotaron Chichén Itzá, Uxmal, Tikal, Tulum y otros sitios mayas en espera de una señal que marcara “el fin del mundo”, provocado por un hoyo negro que alteraría nuestro sistema solar y causaría grandes catástrofes en la Tierra. Aunque los más optimistas esperaron el presunto amanecer de una “nueva era” de paz, fraternidad, entendimiento y “conciencia superior entre los hombres”.

Catastróficas o esperanzadoras, esas interpretaciones erróneas atribuidas a los antiguos mayas fueron alimento para la industria del espectáculo y la mercadotecnia, que logró atraer a miles de turistas nacionales y extranjeros a los sitios mayas, además de que puso en el centro de atención a esta civilización milenaria. Académicos y especialistas de la cultura maya opinaron sobre las supuestas profecías mayas, originalmente difundidas en los años 80 por el estadounidense José Argüelles.

El especialista en escritura maya Érik Velásquez García, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, sostuvo que las llamadas profecías mayas no son más que falsas interpretaciones posmodernas sobre el pasado mesoamericano y que en los únicos dos textos jeroglíficos mayas en los que se basan los que predican la llegada del fin del mundo, nada se dice sobre el 21 de diciembre de 2012.

“Los mayistas y académicos sabemos que no hay verdades absolutas. Pero la gente que no es académica, que sólo está interesada en el sensacionalismo y en el negocio, sí quiere una fecha exacta, y además, como cae en pleno solsticio de invierno, mucho mejor, porque suena más impactante”, dice el epigrafista.

Velásquez García y también el arqueólogo Rafael Cobos, responsable de las obras de rescate y conservación en Chichén Itzá, coincidieron en que las ideas catastróficas fueron solamente falsas interpretaciones hechas por la sociedad occidental, cuya tradición judeocristiana hace referencia a un inminente Apocalipsis.

“Nuestra cultura occidental está fascinada con los fines del mundo, no es algo nuevo. Cuando llegó el año mil, hace mil 12 años, en la Edad Media, se decía también que iba a venir Jesucristo. Es algo que viene de tiempos bíblicos, porque es algo de la religión judía y cristiana. Muchas sectas han puesto fechas al fin del mundo y lo seguirán haciendo porque es una necesidad de la cultura occidental, pero para otros es también una oportunidad para hacer negocio”, finalizó. (El Universal)

Expertos e investigadores se empeñaron en desmentir las versiones que hacían pensar que el fin del mundo llegaría este 21 de diciembre. Sostuvieron que se trató de “un chisme sin sustento”, porque en realidad el calendario maya jamás pronosticó un apocalipsis, ni mucho menos la desaparición del mundo. En medio de esta ola de especulaciones, hubo quien de alguna forma sacó provecho de las leyendas y los augurios, particularmente los integrantes del sector turismo en Yucatán y a nivel nacional.

La Secretaría de Turismo del Gobierno del Yucatán, hoteleros, guías de turistas y restauranteros hicieron de esas creencias una posibilidad de explotación adicional. Ocho de los mejores chefs de México y del mundo, encabezados por René Redzepi, considerado como el mejor cocinero del planeta, prepararon “La Cena del Fin del Mundo” en Yucatán.

El secretario de Turismo de Yucatán, Saúl Martín Ancona Salazar, señaló que aprovechando las condiciones en torno al año 2012, trabajaron de común acuerdo con hoteleros y prestadores de servicios en general, para explotar esos hechos. Se esperó una ocupación hotelera sin precedentes en el estado. De hecho, desde hace una semana, 95% de los hoteles de la zona maya reportaban llenos y reservaciones confirmadas.

El gobierno de Yucatán organizó el Festival del Arte y la Cultura Maya, que incluyó exposiciones y conferencias. En las zonas arqueológicas se recibieron miles de turistas nacionales y extranjeros que llegaron a “llenarse de energía y a escuchar las profecías”. Ancona Salazar reconoció que estas versiones evidentemente alimentaron un mayor interés por Yucatán y las costumbres mayas.

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