18.12.12

Un amigo de Lolo - Orar es estar con Dios

A las 1:34 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

14 El resultado de mantener un escrúpulo es, sin duda, algo malo para quien lo mantiene: se es menos creyente pero, a cambio, se obtiene el vacío.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación

Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Orar es estar con Dios

“La oración es un generoso camino de devolución de la visita de Dios”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (585)

Los hijos de Dios que somos conscientes de que lo somos sabemos que podemos mantener una relación con nuestro Padre que puede ser mejor o peor según sea nuestro espíritu. Miramos hacia arriba deseando una respuesta del Creador y esperamos, además esperamos, que ponga en nuestro corazón un responder que ansiamos y anhelamos.

Nuestro Creador, cuando en la eternidad creyó importante tener una semejanza y la creó, puso en su corazón una semilla de relación que llevaba, directamente, a sus mismas entrañas, de misericordia hechas. Miró por su descendencia y lo hizo de la única manera que podía hacerlo y que no era otra que dejándonos dicho, profetas mediando, que podíamos dirigirnos a Quien tanto había hecho, todo, por nosotros.

En realidad, Dios nos visita siempre que queremos porque lo tenemos con nosotros, está en nosotros y no siendo, sin embargo, nosotros mismos Dios, sí es más que cierto que su cercanía es tan profunda que llega hasta el rincón más recóndito de nuestro corazón, también creado por Él.

Lo hace, el Creador, a través de un canal espiritual que, a veces, mantenemos cerrado pero que es accesible siempre y las veinticuatro horas del día. La oración muestra la posibilidad de ser hijos que quieren estar, cercanos, a su Padre y mantener un especial sentido de relación.

Oramos, seguramente, porque queremos pedir. También, más conveniente por la verdad que encierra, para dar gracias a Quien todo lo puede pero que, por eso mismo, esperó de nosotros, hijos suyos, un querer tenerlo a través de la oración. Y oramos, por qué no decirlo, porque evitamos, así, la soledad que tantas veces nos ofrece, gratuitamente, el mundo en el que vivimos y también porque, en cierto modo, sabemos que siempre nos escucha Quien nos creó.

Además, la oración nos permite caminar con la seguridad de vernos amparados por Dios y, aunque haya muchas personas que no tienen la seguridad de que les escucha porque no son conscientes de las mociones de Su Espíritu y tienen cerrado el oído del corazón, es seguro que otra cosa no puede venir de Dios que no sea cercanía y dicha hacia nosotros. Creó y, luego, mantuvo y mantiene a sus criaturas y tal mantenimiento se riega con la necesaria Agua Viva que es, para que nosotros, una segura y espiritual salvación.

Oramos, pues, y esperamos Su gracia porque sin ella nuestro andar sería mero perderse en una existencia vacía; oramos y espera, porque Él también espera que oremos y con paciencia infinita sonríe nuestros pequeños acercamientos ante un Padre Nuestro y goza cuando ahondamos, buscándole, en la contemplación de su Amor en nosotros. Y, aunque somos limitados y no damos de sí más de lo que damos de nosotros mismos, no es poco cierto que gozamos reconociendo que Dios, que todo lo puede, se relaciona con su semejanza cuando así lo expresa la voluntad de la misma. Y es que Dios nunca se deja ganar en esperanza.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán