17.12.12

Luis Fernando en carne mortal

A las 9:09 AM, por Jorge
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Ayer conocí a nuestro director, Luis Fernando, en carne mortal. Verdad es que desde que amablemente me invitó a formar parte de esta locura llamada Infocatólica hemos charlado, en ocasiones muy ampliamente, por teléfono, nos hemos intercambiado en twitter unos cuantos mensajes directos (unos cuantos, je, je…) y el correo nos ha prestado sus buenos oficios. Pero no es lo mismo.

Aprovechando su presencia obligada en Madrid para celebrar el centenario del abuelo, tuve a bien invitarle a pasar por la parroquia de un servidor por la cosa del saludo personal y el abrazo de hermano. Luis Fernando, que no se achica ante guante alguno, aceptó el reto y decidió presentarse en la parroquia.

No es difícil llegar hasta aquí. Bien es verdad que esto no es la Puerta del Sol, pero en Madrid todo lo que tiene metro en la puerta es cercano. Somos así. Y tuvo la suerte de que coincidiera la salida del metro con el toque de campanas llamando a misa de 11:30. Miel sobre hojuelas: no había pérdida. Lo habíamos hablado: sin problemas, el metro y puedo oír misa en la parroquia.

Yo sé que nuestro director es hombre de sólida formación, seriedad probada y poco amante de veleidades litúrgicas. Así que le avisé: es la misa con niños… te va a tocar ejercitar la virtud de la paciencia. Misa normalita de domingo con una presencia especial de críos. Al acabar mi pregunta: ¿qué tal? Su respuesta: bien, venía a misa y he estado en misa. Perfecto.

No sé de dónde hemos sacado que una misa con niños tiene que ser una especie de show con consagración y palmas. Los niños son niños, no gilipichis. Y una cosa es adaptar el lenguaje en la homilía, o darles un protagonismo un poco especial, y otra cargarte el invento con la disculpa de que son niños.

Tras la celebración un paseíto por las dependencias. Los despachos, la sala de los mayores, el salón donde presentamos el último libro de Vita Brevis, y donde espero que se pueda presentar ese suyo que nunca acaba de escribir, las aulas, lo que será la capilla de adoración perpetua… Y la sensación de estar con un amigo al que conoces desde hace tiempo.

Se me hizo muy corto, Luis Fernando, pero que mucho. Me hubiera gustado hablar contigo muchas más cosas de la Iglesia, de Infocatólica, de la vida, de lo que se nos hubiera ocurrido. Otra vez será.

Le vi alejarse calle abajo hacia el metro camino de la fiesta con el abuelo centenario. Qué curioso. La primera vez que nos saludamos físicamente y qué sensación de ser amigos de siempre. Qué cosas.