“Los seres humanos estamos hechos para tener una relación personal con el Creador”, afirma el astrofísico Manuel María Carreira Vérez


 

El astrofísico Manuel María Carreira Vérez ha inaugurado la Primera Jornada Universitas sobre Ciencia, Razón y Fe, que durante hoy viernes, 14 de diciembre, se está realizando en el Salón de Actos de la Facultad de Educación de la Universidad de Castilla-La Mancha en Albacete, y su conferencia titulada “Del Origen del Universo al Hombre-Física, Metafísica y Teología de la Creación y de la Vida”, ha acaparado un enorme interés en el público asistente.

En un discurso razonado y lógico, lleno de referencias científicas muy relevantes y argumentadas, ha explicado que el conocimiento nos aporta una razón sobre el origen del Universo y de la Creación y de la Vida, que está de acuerdo con la Fe como revelación de Dios.

“El Universo está hecho para el ser humano, es decir, nosotros somos la razón de ser del Universo, y el ser humano está hecho para tener una relación personal con el Creador”, afirmó de manera concluyente este astrofísico.

Los tres niveles de conocimiento: la física, (que responde al qué de las cosas); la metafísica (que responde al por qué); y la teología, que se centra en el para qué de la realidad, “nos ofrecen una visión total de la creación y de la vida humana, pues dan respuesta a las preguntas más importantes que todos nos hacemos, de si tiene sentido o no la vida humana, y para qué existimos”, señaló.

“Y nada de esto va en contra de los datos científicos, pero no se puede quedar en ese nivel –añadió-. La ciencia sólo habla de aquello que puede comprobarse en un experimento, pero no del valor de un pensamiento, de su contenido, ni tampoco nada del valor y de la fuente de una actividad humana libre. La Ciencia exige la posibilidad de comprobación experimental, si no, no es ciencia, y la razón debe comprobarse más allá de lo que es un experimento”.

Manuel María Carreira habló de dos modos de conocer: por la razón (buscamos las razones de por qué las cosas ocurren), y por la fe, en el sentido de que casi todo lo que conocemos es por transmisión cultural, es decir, por fe humana, porque nos lo han dicho, y como fuente natural de cuanto conocemos.

“Pero la fe referida también al nivel de existencia que va más allá de nuestra experiencia diaria y de nuestra comprobación científica, tiene que transmitirse por medios humanos, pero basada en una revelación primitiva, que es la existencia y predicación de Cristo mismo, y luego, de sus apóstoles. Es la fe que va al sentido de la vida: por qué el hombre existe”.

“El modo de razonar –indicó-, nos lleva desde los datos meramente cuantitativos, a la metafísica y a la teología y eso es aplicable a la pregunta del Universo y al origen del ser humano. ¿Por qué lo que hay tiene las propiedades que tiene y no otras? Este razonamiento lleva al principio antrópico-cosmológico. Nadie sabe explicar cómo apareció la primera célula viviente en el Universo. Tiene un programa genético, un ADN, que ninguna reacción físico-química puede producir. Por tanto, nadie sabe explicar cómo ha aparecido la vida”.

Aseguró Manuel María Carreira que “hablar de que la vida aparece espontáneamente siempre que aparezcan las condiciones adecuadas no tiene base científica, y si no hay esta base para que aparezca la vida, todavía menos para que aparezca la vida inteligente, Todo lo que actúa con un fin”.

“Tenemos que hablar de temas en que la ciencia se queda corta y la razón también se queda corta y tenemos que aceptar realidades del ámbito superior, que pertenecen al ámbito de la fe. ¿Por qué hay algo en lugar de la nada?. Esta no es una pregunta tonta. John Archibald Wheeler, físico teórico estadounidense que realizó importantes avances en la física teórica, decía que era la pregunta más importante de todas”.

Aquí entra en juego el concepto de creación (el paso de la nada a algo), destacó este astrofísico. “¿Por qué puede haber algo en lugar de la nada? Porque hay una potencia infinita de un orden no material que es la única posibilidad de que se dé un paso drástico de la nada a la realidad que observamos. Es decir, un ser de infinita potencia y de infinito conocimiento, que tiene que especificar hasta el último detalle qué es lo que va a existir y tiene que escoger una entre todas las posibilidades de existencia. Y todo lo que actúa inteligentemente actúa con un fin. Entonces, ese creador elige un ser inteligente y libre, que tiene las características de una persona.